lunes, 30 de enero de 2012

Un intento, frustrado, de ocupar Radio Coruña


Radio Coruña fue ocupada por fuerzas de asalto y milicianos del Frente Popular el 20 de julio de 1936. A las cuatro de la tarde [La Voz de Galicia, 24 de julio de 1936] de ese mismo día la tomaron fuerzas de la Guardia Civil al mando del teniente José González. Esto es más o menos conocido a través de diversos autores. Pero con anterioridad, en las primeras horas de ese 20 de julio en el que se declararía el estado de Guerra, hubo un intento de ocupar EAJ 41-Radio Coruña. Un grupo capitaneado por un "D. Álvaro Cornide" (¿Quiroga, Ferrant?) se presentó de madrugada en el domicilio del propietario, Pancho Hervada, instándole a que abriese la puerta y que fuese a los estudios para poder hablar a la población. D. Pancho se negó, amenazaron con derribarle la puerta si no abría, no abrió y los asaltantes parece que no fueron a más. El tribunal no encontró debidamente justificada la perpetración de los delitos de coacción y amenazas denunciados y la causa se cerró con un auto de sobreseimiento.

Hace poco leía una breve historia de Radio Coruña, y casi se queda uno con la impresión de que D. Pancho Hervada fue un represaliado... En absoluto. No entro en los excesos de la propaganda izquierdista de la época, que lo dibuja con rasgos estridentes, pero de ahí a casi dejar caer que fue un perjudicado por el régimen... hombre, no. Ya vimos en otra anotación que en noviembre de 1935 Radio Coruña cerró la emisión con la marcha Real del Borbón, que escandalizó a las fuerzas vivas republicanas y hasta se pidieron para D. Pancho las penas del purgatorio. Al mes, la Gaceta publica la resolución de un expediente por el que se sanciona a Pancho Hervada, aunque por otro motivo ¿Coincidencia? Iniciada la guerra, fue un elemento civil de máxima confianza para las nuevas autoridades. Ya dice Díaz Pardo que era alguien importante en aquellos tiempos. En un BOP de principios de marzo de 1937 consta que se le concede una licencia de arma corta gratuita como Delegado de incautación de efectos para hospitales de sangre. En otro BOP de 13 de noviembre de 1937 se le otorga una nueva licencia gratuita para el uso de arma corta de fuego al Delegado divisionario, Francisco Hervada y García S. Pedro. Lamela documenta su presencia en la incautación del mobiliario de algunas sociedades clausuradas. Carlos Fernández en su Alzamiento y guerra civil en Galicia (p. 151, n. 22) publica una carta suya en la que rememora la ocupación de los estudios con fervor. Vamos, de represaliado, en absoluto. Era alguien completamente identificado con el nuevo régimen. Y de lo anterior, ni mu...



jueves, 26 de enero de 2012

Un contrabandista evita ser detenido llamando fascista a un inspector de Tabacalera


Ya me ocupé en alguna que otra ocasión de este asunto. Como me deja el cuerpo según se ve arriba porque da idea de como estaba el país con el Frente Popular en el poder, me vuelvo a ocupar del tema para ampliar información, y seguramente no será la última vez que lo haga. Cuando los demagogos agitan con que el Ejército se levantó contra el pueblo --como si los militares no fuesen pueblo o la media España que los apoyaba tampoco fuese pueblo-- recuerdo este caso en el que los animalitos que lo protagonizan constituían ese mismo pueblo ¿o era el populacho, el de la barbarie, zafiedad, soecidad, malos instintos, y lo que era peor para Unamuno, el de la estupidez?

El relato de hoy tiene algún paralelismo con noticias de actualidad. Parece que entre lo que en Galicia se denomina esquerdallada, que por fortuna no engloba a todas las personas de izquierdas, sino más bien a las que agitan, los ciberpepiños de la red, los que se creen que la gente es, básicamente, imbécil, digo que entre esa esquerdallada no se entiende o no se quiere entender que en España la justicia no se aplica por tribunales revolucionarios en los que la ley y las garantías procesales son una cuestión menor ante las convicciones apriorísticas. En España contamos con un sistema judicial que ampara y ofrece una serie de garantías al reo. Al final de la causa, cuando un juez, tribunal o jurado popular dicta la resolución correspondiente lo hace formando estado de conciencia sobre el asunto, e in dubio... El sistema judicial español (y el de cualquier país civilizado, ¿no?) se da de bofetadas con la posibilidad de condenar en función de simpatías o antipatías y convicciones apriorísticas e incluso morales, como las que pueden tener los ciberpepiños ante determinadas noticias de actualidad. Si ellos estuviesen en el banquillo también pedirían que se les condenase con pruebas suficientes, y no mediante convicciones apriorísticas amplificadas por los medios, convicciones morales, o amistades y enemistades particulares. Vamos, digo yo...

El 31 de marzo de 1936 el inspector de la Compañía Arrendataria de Tabacos y jefe del Servicio de vigilancia, Bernardo Gómez Revuelta, hizo una aprehensión de tabaco de contrabando que portaban dos individuos: Antonio Díaz San Isidro y Ricardo Meizoso Veiga. Puso a disposición del juez de instrucción del Distrito de la Audiencia de La Coruña a Meizoso, porque Antonio Díaz se dio a la fuga. El 23 de abril siguiente, mientras el inspector paseaba por el Cantón Grande, vio a Meizoso Veiga otra vez en compañía de Antonio Díaz San Isidro, y quiso detener a este último. Parece que los contrabandistas llamaron fascista al inspector, lo que dio pie a ese pueblo que se mitifica vanamente, a echarse sobre el inspector que se libró de una agresión refugiándose en un estanco del mismo Cantón. También salió ileso porque lo protegieron varios cabos y soldados del Ejército, y hasta intervino al final un teniente al mando de un grupo de guardias de Asalto ¿Qué tendrá que ver este pueblo, el real, el de la calle, intolerante, violento, primario, con el tópico que los describe como gentes que sólo querían vivir en libertad, democracia, solidaridad y harmonía con el resto de la sociedad? Vamos, hombre, vamos...

Como quiera que una cosa es tener la convicción apriorística y hasta moral, de que los hechos ocurrieron como acabo de relatar, y otra distinta demostrarlo ante los tribunales, cuando se juzgó esta causa, la Audiencia Provincial no encontró pruebas suficientes para condenar por insultos y amenazas a los contrabandistas, estos se fueron de rositas, y la causa se cerró con un auto de sobreseimiento. Que le vamos hacer...

El Ideal Gallego da cuenta del hecho en su número de 24 de abril de 1936:

Un contrabandista acusa a un inspector de la Tabacalera de ser fascista

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Desorientado el público, un grupo pretende agredir al inspector.-- El contrabandista logra huir

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En ocasión en que ayer, a las siete y media de la tarde, perseguía por el Cantón Grande a un contrabandista con el fin de detenerlo, fué acusado de fascista por el perseguido, con el objeto de desorientar al público y poder huir, estando a punto de ser víctima de una agresión por un grupo de extremistas, el inspector de la Compañía Arrendataria de Tabacos, jefe del servicio de vigilancia, don Bernardo Gómez Revuelta.

Protegido por el escándalo que se provocó, el contrabandista pudo eludir su detención, mientras el inspector de la Tabacalera se vio obligado a refugiarse de las iras del grupo agresor, en el estanco del Cantón Grande.

Y por una vengativa acusación, pudo ocurrir un grave suceso, si no intervienen oportunamente varios cabos y soldados del Ejército, prestando su protección al señor Gómez Revuelta, quien, así, y más tarde con la cooperación de los guardias de Asalto al mando de un teniente previamente requeridos, se vio libre de una agresión.

ANTECEDENTES DEL SUCESO

El señor Gómez Revuelta hizo el día 31 de marzo último, una aprehensión de tabaco de contrabando que llevaban dos individuos, y consiguió detener a uno de ellos, llamado Ricardo Meizoso Veiga. El otro individuo se había dado a la fuga.

En aquella fecha, el tabaco apresado se remitió a la Tabacalera, y Meizoso Veiga fue puesto a disposición del juez de instrucción de la Audiencia, cuya autoridad incóo el correspondiente sumario.

SURGE EL INCIDENTE

Ayer tarde, en ocasión en que don Bernardo paseaba por el Cantón Grande, estando de servicio, se encontró con el Meizoso Veiga y con el individuo que se había dado a la fuga el día 31 de marzo.

Quiso el inspector de la Arrendataria de Tabacos requerir a los guardias para que detuviesen al que estaba incurso en el delito de contrabando, y como no encontrase cerca ningún agente, pretendió detenerlo él.

Dichos individuos se dieron cuenta de la actitud del señor Gómez Revuelta, y el Meizoso acusó a gritos a aquél, de fascista. ¡¡Y así ocurrió un suceso que pudo tener fatales consecuencias!! ¡Eso es todo!

El diario La Voz de Galicia, correspondiente también al 24 de abril de 1936 lo cuenta así:

UNA AÑAGAZA

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El inspector de la Compañía Arrendataria de Tabacos, D. Bernardo Gómez Revuelta, jefe del servicio de vigilancia en esta provincia, denunció ayer en la Comisaría de Policía que al pasar anoche por el Cantón Grande, cuando más transitado se hallaba, fue insultado por dos sujetos, quienes además, para atraer hacia él con mala intención y torpes fines la atención y aun el enojo del público, le acusaron a gritos, falsamente, de estar afiliado a determinado sector político.

El denunciante añade que los referidos sujetos quisieron hacerle objeto de una venganza, toda vez que tuvo que vérselas con ellos por contrabando de tabaco, aprehendiéndoles una partida de cierta importancia.

La estratagema de los tales surtió efecto de momento y el escándalo que se formó en el Cantón Grande fue mayor, teniendo necesidad el señor Gómez Revuelta de ser auxiliado y de cobijarse prudentemente. El público impresionable, juzgó mejor ponerse de parte de los matuteros, que huyeron aprovechando el revuelo.

Varios agentes de la autoridad acompañaron luego al citado funcionario hasta el Hotel donde se aloja y de donde salió para ratificar su protesta y la denuncia.





lunes, 23 de enero de 2012

Una carta de Juan Canalejo


Un poco de dèjá vu para ampliar info. Recordaréis que el domingo 19 de enero de 1936, tras el mitin de Renovación Española una nutrida colección de socialistas y comunistas intenta asaltar el local de Falange. El conserje sale del local y avisa a Canalejo. Cuando este va camino de la sede para comprobar lo sucedido, en el cruce de Sol con Orzán se encuentra con los de Lejía, entre otros, grupo del que salen disparos hacia Juan y Antonio Canalejo que repelen la agresión disparando al aire, con lo cual los agresores huyen. Recordaréis igualmente que ese día el juez, en vista de lo evidente de la persecución de que era objeto Juan Canalejo y de lo proporcionado de su respuesta, le devuelve el arma. No debió satisfacer lo anterior al entonces gobernador civil, José Cobreros de la Barrera, que envía a una pareja de la Guardia Civil al domicilio del jefe falangista para notificarle que debía entregar armas, licencias y guías. No sabemos si el gobernador llegó a intervenir el armamento, o Juan Canalejo en la entrevista con el gobernador se negó a devolver una pistola que esa misma semana el juez de instrucción le había entregado para su defensa. La entregase al gobernador o no, lo cierto es que el 12 de febrero siguiente portaba la misma arma, que de nuevo otro juez le interviene en un primer momento y le devuelve.

Al ir Canalejo a quejarse o a pedir explicaciones por la actitud del gobernador, se ve tratado como un ser nocivo, sin que se sepa --más bien se sabe todo lo contrario-- que este gobernador tratase cuando menos con igual dureza la violencia sindicalista o de izquierdas que era notoriamente superior en volumen e intensidad. El bueno de Juan Canalejo, en vista de que se protegía a los que perturbaban el orden público y se perseguía a quienes estaban en contra de los anteriores, envía una carta a El Ideal Gallego. Otro ejemplar lo cursó a La Voz de Galicia, pero este diario no la publicó. La carta en cuestión sirvió para que el propio gobernador se sintiese injuriado, es de suponer que oficiaría al fiscal de la Audiencia, que a su vez se dirigiría al juez decano de los de La Coruña para que incoase sumario sobre el hecho. Por suerte para el jefe falangista, no es que le comprendiese el decreto de amnistía que promulgó el Frente Popular cuando llegó al poder, es que la acusación carecía de base y la causa se cerró con un auto de sobreseimiento porque el juez instructor, tras la investigación sumarial, no debió encontrar motivos suficientes para procesarlo.

La carta a la que aludo se publicó en El Ideal Gallego de 24 de enero de 1936:

Una queja contra el gobernador

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Recibimos la siguiente carta:

Sr. Director de EL IDEAL GALLEGO.

Presente.

Muy Sr. mío: Anteayer fui sorprendido por la notificación oficial que me hizo una pareja de la Guardia civil por orden del gobernador civil en la cual se me ordenaba hiciese entrega de las armas, licencias y guías que tuviese en mi poder. Todo esto era consecuencia de los sucesos habidos en esta ciudad el domingo pasado y en los cuales hube de ser víctima de las salvajadas de unos cuantos individuos; armas y guías que el domingo habían sido ya intervenidas por el juez.

Ayer me presenté ante la primera autoridad civil de la provincia a pedir aclaraciones de tal medida, encontrándome con que no sólo no se me dieron de modo que me satisficiesen sino que desabridamente se me echó del despacho como si fuese un ser nocivo, ya que con calificativos parecidos fui así acusado por el Señor Cobreros.

No me extrañan tales atropellos. Mi gestión clara y abierta a todas luces, despierta la enemiga de los perturbadores del orden, de los enemigos de España. Lo que sí me produce verdadera estupefacción es que el gobernador civil que es el llamado a velar por la tranquilidad y seguridad de los ciudadanos consienta en ser instrumento de media docena de indocumentados y perturbadores de garlito entregándome franca y absolutamente inerme ante mis enemigos que no son otros que los enemigos de mi patria para que éstos puedan despacharse a su gusto, quizás por que estorbemos a los que tratan de repartirse impúdicamente las vestiduras de una España crucificada.

Para que la opinión coruñesa se haga cargo de lo sucedido y juzgue a unos y otros, ruégole, señor Director, dé publicidad en el periódico de su digna dirección a estas líneas, que también con esta fecha dirijo al señor Director de "La Voz de Galicia".

Por ello le anticipa gracias y queda de usted affmo. y seguro servidor q. e. s. m.

JUAN CANALEJO (hijo).



miércoles, 18 de enero de 2012

Batallón de modistillas poniendo petardos



En un tiempo en el que no existía la ropa de confección, toda ella se hacía a medida, así que cualquiera comprende que eran muy comunes modistas y sastres. Las modistas coruñesas eran la aristocracia de las artesanas locales. Hijas de un estibador o de una cigarrera, o de una tratante de pescado, solían ser dueñas de su jornal. Esta independencia económica las hacía unas niñas muy chic, vestidas y peinadas a la última aunque la tela fuese de percal o le hubiesen dado la vuelta al vestido para aprovechar la buena apariencia del tejido en su revés. Un canto y una enternecedora hipérbole a ellas, acompañada de magníficas fotografías, se encuentra en el artículo En la modista coruñesa hay una princesa que cantar...

Esta imagen tan cool se viene abajo en el episodio que me da pie para hacer la anotación de hoy. El 29 de junio de 1936 la sección de modistas y similares del Sindicato de la industria del vestido con toda probabilidad afecto a la CNT (nada de Sindicato de la Aguja como se lee en algunas fuentes) plantea un conflicto a las maestras de los talleres [El Ideal Gallego, 30-6-1936]. Reivindicaban la jornada semanal de 44 horas trabajando el sábado sólo cuatro y por la mañana, pero cobrando el jornal completo. Como no podía ser menos durante la II República, acudieron a la violencia y así pusieron cinco petardos en otros tantos talleres, estallando tres de los artefactos, que fueron los últimos explosivos de la temporada en la ciudad. No hay para qué decir que las maestras de los talleres de costura eran unas muy modestas trabajadoras.

Cuatro de los petardos se colocaron el 8 de julio: en el taller de costura de Filomena Ferreiro Castro, sito en Panaderas 36-1º, que no llegó a explotar porque una pareja de Seguridad lo vio y pudo cortar a tiempo la mecha encendida; en el taller de modistas de Carmen Buján Barreiro, sito en la Fuente de San Andrés (oficialmente General Mola) 9-1º, que tampoco estalló porque alguien le apagó la mecha; en el dintel de la puerta de entrada al domicilio de Antonia Núñez Méndez, sito en la calle Real nº 23, que estalló causando pequeños desperfectos; por último, hizo explosión otro petardo en San Andrés 115-3º, domicilio y taller de sombreros de Avelina Siso Suárez.

El 10 de julio estalló un petardo más en el taller de modistas de Saladina Álvarez, establecido en la calle de Vera 13-1º.

Ante la contundencia del método empleado y la alarma que debió causar en las maestras de los talleres, el conflicto se da por terminado el 11 de julio. Como siempre, os dejo mis notas en las que comprobareis que una vez más los delitos no pudieron castigarse cerrándose las causas con los consabidos autos de sobreseimiento.

Se lee en El Ideal Gallego correspondiente al 9 de julio de 1936:


Estallan dos petardos y son recogidos otros dos sin estallar

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Todos ellos fueron puestos en viviendas de maestras de talleres de costura

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A las seis de la tarde de ayer y casi simultáneamente, estallaron en La Coruña dos petardos: uno, en la puerta del piso tercero de la casa número 115 de la calle de San Andrés, domicilio de doña Avelina Siso Suárez, maestra del taller de costura allí establecido, y otro, en el primer piso de la casa número 23 de la calle de Fermín Galán, donde reside y tiene su taller la modista doña Antonia Núñez Méndez.

Ninguno de los dos causaron más que la consiguiente alarma, ya que los daños producidos fueron de poca importancia.

A la misma hora fue hallado otro petardo, pero con la mecha apagada, en la puerta del domicilio de la modista, doña Carmen Buján Barreiro, en Fuente de San Andrés número 9.

Pocos minutos más tarde la pareja de Seguridad que prestaba servicio en la calle de Panaderas, vio que, en la casa número 36, domicilio de la maestra de costura doña Filomena Ferreiro, había un artefacto con la mecha ardiendo. Dichos guardias acudieron rápidamente y, con evidente exposición personal, lograron cortar la mecha del artefacto, evitando así que el petardo hiciera explosión.

Los artefactos recogidos fueron presentados en la Comisaría de Policía al dar cuenta de lo ocurrido. Seguidamente se procedió a practicar las oportunas diligencias en averiguación de quien o quienes hayan podido ser los autores de estos atentados.

Es de suponer que tengan relación con los conflictos que sostienen actualmente las obreras modistas y sastras.

Informa El Ideal Gallego de 10 de julio de 1936:


Ha quedado resuelto el conflicto de la aguja

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Se ha accedido a la implantación de la jornada de 44 horas

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Tenemos noticias de que ayer quedó resuelto el pleito que las oficialas modistas sostenían con sus maestras.

Estas se reunieron ayer y acordaron acceder a la solicitud de aquellas, concediéndoles la jornada de 44 horas, con sólo 4 de trabajo en la mañana del sábado y pagándoles el jornal íntegro de dicho día.

En vista de esta solución hoy se reanudará inmediatamente el trabajo en todos los talleres.

También se lee en El Ideal Gallego de 12 de julio de 1936:


TERMINA LA HUELGA DEL VESTIDO

Según nos comunica el Sindicato de la Industria del Vestido, ayer quedó resuelto el conflicto que tenían planteado los obreros del mencionado ramo. Las maestras modistas que aún quedaban por dar su conformidad a las nuevas bases de trabajo propuestas las han aceptado, y mañana, lunes, los mencionados obreros se reintegrarán a sus talleres a la hora de costumbre.












viernes, 13 de enero de 2012

Boicot y bombazo a la barbería de Ramos


La barbería de José Benito Ramos se encontraba instalada en un primer piso del Pórtico de San Andrés con fachada al jardín lateral de la capilla, aquí. El Sindicato de barberos y peluqueros mantenía un conflicto con el propietario porque había despedido a un oficial debido a que el negocio no le proporcionaba ingresos suficientes. Como consecuencia de lo anterior le plantean un boicot y parece que el otro oficial se marcha. El primer anuncio de boicot aparece en el semanario anarquista Solidaridad, de 18 de enero de 1936:

Sindicato de Barberos y Peluqueros

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Este Sindicato pone en conocimiento de los trabajadores todos y del pueblo en general, que la BARBERÍA RAMOS, sita en el Pórtico de San Andrés, piso 1º, sostiene un conflicto con nuestro organismo.

Por lo tanto esperamos que sabreis todos llevar a cabo la solidaridad, para que nuestras justas reclamaciones puedan triunfar.

La Directiva.

Como quiera que Ramos no podía admitir al despedido y además sólo trabajaba con la ayuda que le prestaban sus hijos, el 14 de mayo de 1936 le colocaron una bomba. El artefacto se situó en el rellano del primer piso, junto a la puerta de entrada a la barbería, originando un boquete en el suelo que hizo caer una viga sobre el bajo. En este se encontraba el Bazar Caramés de 0,95, una tienda en la que se vendían juguetes, todos a 0,95 pts. Los daños fueron tasados por peritos judiciales en una cantidad superior a dos mil pesetas. Una vez más, el atentado quedó impune y la causa abierta se cerró con un auto de sobreseimiento.

Como vemos, no le ponían bombas a un banquero --al menos yo no me encontré ningún ejemplo-- sino a autónomos muy modestos que cualquiera puede suponer que acabaron, si se me permite, hasta las gónadas, de que no se les dejase vivir; y claro, para esta media España el Alzamiento fue una liberación del acoso y persecución que venían sufriendo por parte de las izquierdas o el sindicalismo violento con la complicidad por inhibición de las autoridades del Frente Popular que no ponían en su sitio a aquellos que los habían llevado al poder.

A falta de sumario, que se devolvió al juzgado instructor y se expurgó, os dejo unas cuantas noticias sobre el hecho. Se lee en El Ideal Gallego correspondiente al 15 de mayo de 1936:

Estalla una bomba en una peluquería de la calle de San Andrés

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Los daños causados a la barbería, se aumentan con los sufridos en un bazar del bajo de la misma casa

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A las tres y diez de la tarde de ayer, estalló una bomba de gran potencia, en la casa número 40 de la calle de San Andrés, en cuyo primer piso tiene establecida una peluquería de señoras y caballeros, José Benito Ramos.

La bomba había sido colocada en el rellano de la escalera, al lado de la puerta de entrada a la referida peluquería, y por efecto de la explosión, se hizo un gran boquete en el piso, hundiéndose una viga que cayó en el bazar existente en la planta baja.

Al hundirse la viga, rompió uno de los escaparates del bazar e hizo grandes destrozos en las mercancías allí almacenadas.

El artefacto, al estallar, desencajó todas las puertas de la peluquería, tiró el techo del piso y rompieron espejos y muebles de la industria en cuestión.

También quedó desencajada la puerta de entrada al segundo piso. Los cristales del inmueble, así como otros de las casas inmediatas, quedaron convertidos en añicos.

Según nuestros informes, el señor Ramos había despedido hace algún tiempo a uno de los operarios por falta de trabajo, y en su vista, abandonó el establecimiento el otro oficial que tenía. Dada la escasez de clientela, el peluquero se vio en la imprescindible necesidad de adoptar la determinación referida, y parece ser que por esta causa se le planteó un boicot.

La policía trabajaba ayer activamente para descubrir al autor o autores del atentado.

Los daños causados por la explosión de la bomba en la peluquería y en el bazar del piso bajo, son de bastante consideración.

Por su parte La Voz de Galicia, también de 15 de mayo de 1936 relata así lo sucedido:

EL SUCESO DE AYER

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Explosión de una bomba

En la "Peluquería Ramos", instalada en el primer piso de la casa núm. 40 de la calle de San Andrés, hizo explosión ayer a las tres de la tarde una bomba, produciendo el hecho la consiguiente alarma en todo aquel vecindario.

El citado "salón de barbería" es propiedad de don José Benito Ramos.

Había sido colocado el explosivo en el descansillo de las escaleras junto a la puerta de entrada al citado piso.

La explosión ocasionó desperfectos de consideración en las puertas, tabiques, lunas, lavabos y muebles de la peluquería.

También causó algunos desperfectos en el "Bazar Caramés" de 0,95, que está instalado en la planta baja de la misma casa, y en los demás pisos de la finca.

El citado peluquero, don José Benito Ramos, de 44 años, casado, natural de Zamora, y con domicilio en la calle del Sol, 11, segundo, estaba comiendo con sus familiares en su mentada vivienda, y al oír la detonación salió a la calle para enterarse, recibiendo la desagradable noticia, de que la explosión había sido en el local de su negocio.

Atribuye lo ocurrido a que tiene actualmente planteado un conflicto obrero, por haber tenido necesidad de despedir a dos oficiales, porque no ganaba lo suficiente.

Los dos oficiales están actualmente establecidos en la mencionada calle.

El perjudicado trabaja con sus hijos, únicos que le ayudan.

La foto de Cancelo aparece publicada en El Ideal Gallego de 15 de mayo de 1936.



martes, 10 de enero de 2012

Dio trabajo a un obrero no sindicado y le colocaron un petardo


Vamos con un ejemplo de lo que era un petardo y los daños que ocasionaba. La calle de Vera desapareció con la construcción del viaducto de la avenida de Alfonso Molina en San Pedro de Mezonzo debido a la necesidad de anchear la calle en ese tramo. Comenzaba en la travesía de Vera y concluía en la calle de Castro Chané. Como veis, la nueva construcción de la antigua calle de Vera --hoy un tramo más de Caballeros-- no está en línea con el edificio de la Escuela del Trabajo, sino algo más retrasada. La travesía de Vera se llama hoy calle del alcalde Puga y Parga y descendía desde esa esquina de la imagen hasta Cuatro Caminos.

Precisamente en esa esquina que ocupa hoy Casa Cuba tenía un modesto inmueble Enrique Longueira Pérez, de 81 años, que tampoco parece un potentado porque vivía en un bajo del entonces humilde lugar del Borrallón. Estaba reformando una casa de dos alturas y había empleado a un obrero que no estaba afiliado a la UGT ni a la CNT, así que sobre las once y media de la noche del 6 de mayo de 1936 le lanzaron un petardo por una ventana del edificio que ocasionó escasos desperfectos. Los petardos generaban alarma social, llamaban la atención y constituían un violento aviso de males mayores en caso de que la víctima no se plegase a las exigencias sindicales. Es de suponer que el propietario del inmueble habría sido primero amenazado, no atendió a los requerimientos de las organizaciones sindicales y sufrió las consecuencias de los que hoy venden como defensores de la libertad, la república, la democracia, y no sé qué más. Los daños fueron pericialmente valorados en 145 pts. de la época y tan sólo parece que ocasionaron la apertura de un boquete de unos 20 cm en el suelo y el resquebrajamiento de algún tabique.

Como quiera que, para variar, el hecho quedó impune, el sumario se expurgó, así que de este atentado sólo conocemos el auto de sobreseimiento y unas cuantas noticias de la prensa local.

Dice La Voz de Galicia correspondiente al 7 de mayo de 1936, en un suelto que parece querer hacer énfasis en minimizar el hecho (destaco en negrita ese énfasis):

UN PETARDO

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A las once y media de la noche de ayer estalló un petardo en una casa deshabitada, en la cual se realizan al presente algunas obras de reparación, situada en la calle de Vera número 1, de la que es propietario D. Enrique Longueira.

La casa consta de dos cuerpos.

Los daños causados por la explosión carecieron de importancia. Sólo se resquebrajó el tabique de una de las habitaciones y se abrió en el suelo un pequeño agujero.

Se desconoce a que obedece la colocación del pequeño artefacto.

Por su parte, El Ideal Gallego también de 7 de mayo de 1936 ofrece una información más neutra:

Estalla un petardo en una casa en reformas de la calle de Vera

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Cerca de las doce de la noche de ayer estalló un petardo que había sido colocado en el piso bajo de la casa número 1 de la calle de Vera, propiedad de don Enrique Longueira.

El artefacto al hacer explosión causó ligeros desperfectos en uno de los tabiques del inmueble, cuyos pisos están deshabitados por las obras de reparación que en él se están realizando desde hace escaso tiempo.

Al estallar el petardo se produjo alguna alarma entre el vecindario. Acudieron varias personas al lugar del suceso, donde se encontraban ya los agentes de la autoridad instruyendo las oportunas diligencias.

Se ignora quien fue el autor del atentado al que busca la policía.

Si La Voz de Galicia pecaba a la hora de minusvalorar el hecho, El Ideal Gallego al ampliar la información el 8 de mayo de 1936, parece destacarlo, aunque no emplea el sibilino énfasis de La Voz, al menos en esta ocasión:

Detalles del atentado a una casa en reparación de la calle de Vera

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El artefacto que estalló anteanoche en la casa número 1 de la calle de Vera, esquina a la travesía del mismo nombre, cuyo inmueble es propiedad del vecino del lugar del Borrallón, letra C, bajo, Enrique Longueira Pérez, de 81 años, fue arrojado al interior del edificio por una ventana y además de hacer en el piso un hoyo de unos 20 centímetros, causó desperfectos en dos tabiques y en la pared que separa la casa contigua, valorándose los daños que produjo el atentado en más de mil pesetas.

La casa está en reparación y por lo tanto no habita nadie en ninguno de los pisos.

Las obras las está efectuando un obrero que no está sindicado.


viernes, 6 de enero de 2012

Dos atentados contra una panadería en menos de un mes


La propaganda de ciertos departamentos de Historia contemporánea --a alguno que me queda cerca le acaban de ingresar en prisión por presuntos actos de terrorismo a un profesor--, no digamos ya las boberías de los señores de la memoria histórica, suele indicar que el Alzamiento estuvo patrocinado y apoyado por los potentados, multimillonarios y terratenientes. Pura propaganda. Media España no se resignó a ser asesinada, a vivir aterrorizados, o a que las izquierdas y sindicatos impusiesen su criterio violentándolos. En esa casa de tócame Roque (dicho sea con eufemismo) que era en mi opinión España durante el gobierno del Frente Popular, quiero recordar que en Santander el propietario de un bar se vio obligado a readmitir a un camarero que lo había herido de un disparo. Aquí no llegamos a tanto, pero contamos con un volumen estimable de ejemplos en los que se evidencia lo grotesca que resulta esa misma propaganda cuando repite de forma machacona que la mayor parte de las izquierdas o el sindicalismo luchaban en la guerra por la libertad, la democracia y demás en donde los hechos demuestran que no creían en tales conceptos, sino que se comportaban como meros terroristas cuando la ley no les permitía imponer su criterio.

Jesús Beriguiain Vicuña poseía una modesta panadería en el viejo número 22 de la calle de San Roque. Había despedido a un obrero por lo que tenía pendiente un pleito ante los tribunales y los sindicatos querían que lo readmitiese, a lo que no se avenía. Es sabido que los obreros, para tener trabajo, debían estar sindicados, y de no estarlo en ninguna organización o no estarlo en la CNT o UGT, eran perseguidos. También los patronos. Jesús Beriguiain no sólo no se plegaba a la imposición sindical de readmitir a un trabajador, sino que había empleado a uno que no estaba sindicado. Como consecuencia de lo anterior sufrió dos atentados en menos de un mes, que para variar, quedaron impunes... antes de iniciarse guerra.

Este panadero se encontraba en una situación de opulencia tal, que vivía en un bajo sin ventanas a la calle y tenía a su hija Sofía, de 14 años, despachando pan tras el mostrador. Sobre las 8 de la noche del 3 de abril de 1936 paró un coche frente a la panadería de Jesús Beriguiain, Viena en Coruña. Del vehículo descendieron tres o cuatro animalitos que penetraron en el establecimiento cubriendo el rostro con pañuelos; amenazaron con pistolas a la niña para que no gritase y en el pasillo de la tahona derramaron algún líquido inflamable sobre un carro de mano y unos cestos de pan, que provocaron el incendio. Este no parece haber afectado a los pisos altos debido a la pronta llegada de los vecinos y bomberos. Se incóo sumario por este hecho, que no pudo averiguar quienes fueron los autores y el caso se cerró con un auto de sobreseimiento.

En vista de que el panadero no se debió avenir a las exigencias sindicales, a las doce y cuarto de la noche del 24 de abril de 1936 le colocaron una bomba cuya explosión se oyó en gran parte de la ciudad. La insurgencia de los sindicalistas era tal, que una pareja de Seguridad venía prestando servicio en esa calle para prevenir atentados contra el panadero. A la hora indicada, pasó un coche ante la tahona que lanzó una bomba de dinamita. Al percatarse de lo anterior el agente Antonio Carreira Vila, hizo ademán de ir hacia el artefacto, seguramente para apagar la mecha. No le dio tiempo porque estalló y un casco de la metralla lo alcanzó y le ocasionó lesiones en un muslo, un orificio de entrada y salida con fuerte hematoma que fue calificado con pronóstico reservado en el Hospital. La bomba ocasionó grandes destrozos en la puerta-escaparate de la tahona, en todo el interior con rotura de algún muro, en las casas colindantes también con rotura de cristales, y en la habitación contigua en donde tenía su vivienda el panadero. La metralla mató a un "perro lobo", un pastor alemán o similar, que dormía junto a la puerta de la vivienda. Del mismo modo la metralla pasó por encima y por debajo de la cama en donde dormía el panadero con su esposa, destrozando un "armario de luna", armario ropero con espejo, que se encontraba en el dormitorio. De nuevo el juzgado incóo sumario, que no logró averiguar quienes fueron los autores del hecho y se cerró con el consabido auto de sobreseimiento. Nuestro ya conocido Manuel Abelenda Catoyra, socialista, había amenazado al panadero y fue detenido, pero no se logró demostrar que estuviese tras el atentado. También se detuvo al panadero Antonio Vidal González, sin que se lograse probar tampoco su participación en el hecho. Este individuo intentó escapar en 1937 en la famosa fuga del Portiño, siendo uno de los que fueron pasados por las armas tras consejo de guerra.

Os dejo unas cuantas noticias sobre estos hechos que publican La Voz de Galicia y El Ideal Gallego.

La Voz de Galicia, 4 de abril de 1936:

El incendio de anoche

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¿UNA VENGANZA?

Anoche, a las ocho aproximadamente, ocurrió un incendio en una tahona propiedad de don Jesús Beriguiain Vicuña, establecida en el bajo de la casa número 22 de la calle de San Roque.

Hay quienes, por lo visto, afirman que se debió lo sucedido a una venganza.

Parece ser que un automóvil de turismo pasó por dicha calle y se detuvo a inmediaciones de dicho establecimiento descendiendo del coche tres o cuatro individuos.

Según declaró la hija del dueño de la tahona, Sofía, de 14 años, hallándose ella sola detrás del mostrador, los desconocidos individuos entraron allí tapándose media cara con pañuelos y la amenazaron con pistolas para que no chillase.

Se dirigieron por el pasillo del establecimiento vaciando unas botellas de líquidos inflamables, sobre un carro de mano y unos cestos de pan, produciéndose así el incendio.

Los aludidos sujetos, consumado el atentado, se dieron a la fuga en el coche que les esperaba.

Los daños se calculan en unas mil pesetas.

Acudieron presurosos al lugar del siniestro los vecinos y el servicio de bomberos, quedando sofocado el fuego a poco de iniciarse.

Versión de El Ideal Gallego, también de 4 de abril de 1936:

Incendio intencionado de una panadería de la calle de San Roque
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Lo provocaron cuatro individuos enmascarados que arrojaron al establecimiento, botellas de líquido inflamable

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Ayer noche, cuatro individuos enmascarados, que descendieron de un automóvil, penetraron, pistola en mano, en la panadería que en la calle de San Roque número 22 bajo, posee Jesús Beriguiain Vicuña, en ocasión en que se encontraba en el establecimiento una hija del dueño del mismo llamada Sofía, de 14 años, y arrojaron hacia el interior, unas botellas de líquido inflamable.

Al romperse las botellas, se inició el incendio en unas cestas, en un carro de mano y en las maderas del mostrador, amenazando con propagarse al resto de la tienda.

Los enmascarados, después de cometer el atentado, huyeron en el mismo automóvil que habían utilizado para llegar a la calle de San Roque.

Inmediatamente se demandó auxilio y acudieron los vecinos de la calle, así como los bomberos, cuya presencia se había solicitado telefónicamente.

No obstante la rapidez con que se realizaron los trabajos de extinción del fuego, éste causó daños cuya valía se ignora de momento, pero que desde luego pasa de 1.000 pesetas.

En el lugar del suceso, se personaron, con los bomberos y los vecinos de la calle, varios guardias de Seguridad, de Asalto y la policía.

Se practican gestiones para descubrir el escandaloso atentado.

Por lo que atañe al bombazo, dice La Voz de Galicia correspondiente al 25 de abril de 1936:

Ayer noche estalló una bomba

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UN ACTO DE SABOTAJE

Ayer, a las doce y cuarto de la noche, se oyó una gran detonación en gran parte de la ciudad.

Partía del Campo de la Leña
[hoy plaza de España], hacia la calle de San Roque. Lo ocurrido fue que desde un automóvil de turismo que por allí pasó a dicha hora, lanzaron una bomba contra la puerta de la tahona y establecimiento de pan, denominado "Pan de Viena", situada en dicha vía, número 22, bajo, propiedad de don Jesús Veregaisa Vicuña.

En la casa esquina a la calle del Tren, donde hay un establecimiento de lechería, estaba a la sazón estacionada una pareja de guardias de Seguridad que vigilaba precisamente dicha tahona.

Uno de los guardias vio lanzar el artefacto e hizo intento de lanzarse a recogerlo.

Antonio Carreira Vila, que así se llama el celoso agente, no pudo atajar la explosión contra la panadería, como procuró aún con riesgo de su vida, porque la bomba --ya que de una bomba se trataba-- hizo súbita explosión y un casco de metralla fue a herirle de consideración en una pierna.

Le auxilió su compañero, y se le condujo a la Casa de Socorro del Hospital, donde fue asistido por el médico y practicante de guardia señores López del Castillo y Quián.

Presentaba una herida por casco de metralla, con orificio de entrada y salida en la cara posterior del tercio inferior del muslo derecho, con gran hematoma. Su estado fue calificado de pronóstico reservado. Quedó ocupando una cama en el Hospital municipal.

La explosión de la bomba originó grandes destrozos en la puerta-escaparate del citado establecimiento, en todo el interior de la tienda y en la habitación contigua a ésta, donde tiene su dormitorio el mencionado industrial, que resultó ileso por milagro lo mismo que su esposa. El matrimonio se hallaba acostado en aquel momento.

La metralla mató a un hermoso perro lobo que estaba tumbado en el quicio de la puerta de la habitación de referencia.

Los cascos de la bomba pasaron por debajo y por encima de la cama, yendo a destrozar un armario de luna que estaba al fondo del cuarto.

Calculen los lectores el susto de los esposos y el riesgo corrido.

Una hija suya, de unos 18 años, dormía en otra habitación de otro lugar de la casa y tampoco experimentó daño.

Las pérdidas son de importancia relativa.

La casa tiene tres pisos, todos ellos están habitados por conocidas familias que sólo tienen relación de vecindad con el perjudicado industrial.

Este, como se sabe, tiene pendiente un pleito de carácter social por no readmitir a un operario, y parece que tiene empleado a otro sin asociar.

Acudieron rápidamente al lugar del suceso fuerzas de Asalto y Seguridad con sus jefes el comisario jefe de Policía con agentes a sus órdenes y Guardia civil, y más tarde el Juzgado de instrucción de guardia.

Se incoaron activas diligencias.

El automóvil, con los autores del atentado, que no se sabe cuantos sean, desapareció velozmente. Llevaba el faro piloto apagado y no llegó a detenerse.

Como se recordará no hace mucho que desde otro automóvil lanzaron contra la tahona unas botellas de líquido inflamable.

Versión de El Ideal Gallego correspondiente al 25 de abril de 1936:

Anoche estalló una potente bomba en una panadería

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Resultó herido un guardia de Seguridad

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A las doce y cuarto de la noche de ayer, estalló una bomba que había sido colocada al lado de la puerta de entrada a la panadería que en la calle de San Roque, 22, posee don Jesús Beriguiain, causando el artefacto grandes destrozos en el inmueble, y heridas a un guardia de seguridad.

Varias casas de los alrededores sufrieron las consecuencias de la explosión, resultando rotos todos los cristales de galerías y ventanas, en un radio bastante extenso.

Hace mes y medio, poco más o menos, se cometió otro atentado en la panadería referida, a la que arrojaron botellas de líquido inflamable desde un automóvil, varios enmascarados.

En este nuevo atentado, además de los serios desperfectos que la bomba causó en la casa (rotura de dos puertas y derrumbamiento de parte de la pared), resultó herido de consideración el guardia de Seguridad Antonio Carreira Vila, que con su compañero Darío Fernández Guitián, estaba de servicio por aquellos alrededores, hallándose cerca del lugar del suceso al estallar el artefacto.

El señor Carreira Vila, que fue llevado a la Casa de Socorro del Hospital, ha sido curado de urgencia por el médico de guardia señor López del Castillo y practicante señor Quián, los que le apreciaron una herida de metralla, con orificio de entrada y salida, en un trayecto de cuatro centímetros, en la cara posterior, tercio inferior del muslo derecho, y fuerte hematoma en la misma región.

Después de asistido de urgencia, el guardia fue trasladado en la ambulancia municipal a su domicilio, sito en la calle de Moreno Barcia
[hoy Ramón del Cueto], número 9, tercero, derecha.

A los pocos momentos de haber estallado la bomba, se personaron en el lugar del suceso fuerzas de la Guardia civil, Seguridad, Asalto y Agentes de Investigación y Vigilancia, con sus respectivos jefes. Se ignora quien fue el autor de la colocación de la bomba, al que busca la Policía.

El motivo del atentado parece ser que es por cuestión social, pues el señor Beriguiain tiene un conflicto en su panadería desde hace algún tiempo.

La explosión del artefacto se oyó en toda la población y causó gran alarma en el vecindario.

Las personas que se encontraban en los cafés se echaron a la calle, y en un principio corrían desorientadas de un lado para otro, pues mientras unos decían que el estallido había sido hacia la parte de la Estación, otros manifestaban que el ruido procedía del Campo de la Leña.

Al saberse que el atentado se cometiera en este último lugar, fueron muchas las personas que se trasladaron allí, pero no han podido acercarse a la casa número 22 de la calle de San Roque, porque las fuerzas tenían acordonada dicha vía.

De momento se ignora la cuantía a que ascienden los daños que la bomba produjo en la panadería, aunque se calcula son bastante elevados.

Amplía El Ideal Gallego el 28 de abril de 1936 informando que se detuvo al socialista Manuel Abelenda Catoyra y a Antonio Vidal González:

Del atentado a la tahona de la calle de San Roque

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Prosiguiendo las diligencias correspondientes al atentado que a las doce de la noche del viernes último se efectuó en la panadería que en la calle de San Roque número 22 posee don Jesús Beriguiain Vicuña, la policía detuvo y puso a disposición del juez de instrucción de la Audiencia, a Manuel Abelenda Catoyra, de 26 años, vecino de la calle del Tren.

A este individuo se le acusa de haber hecho personalmente al señor Beriguiain objeto de amenazas.

--Al saber que se le buscaba como complicado en dicho acto de sabotaje, se presentó espontáneamente a la policía, Antonio Vidal González, de 32 años casado, con domicilio en la calle del Orzán 203 primero.

También fue puesto a disposición del Juzgado de instrucción del distrito de la Audiencia, cuya autoridad está encargada de la práctica del oportuno sumario por dicho suceso.


La imagen de Cancelo fue publicada en El Ideal Gallego de 26 de abril de 1936.



domingo, 1 de enero de 2012

El bombazo del café Iberia: un muerto y tres heridos


Durante la II República hay que distinguir tres tipos de artefactos explosivos: bombas, que ocasionaban graves daños y podían producir muertos y heridos como en el caso del ejemplo que veremos; petardos, que generaban alarma social por el estruendo, pero escasos daños materiales y lesiones en las personas que por lo común eran compatibles con la vida; petardos infantiles, que eran lo que hoy conocemos por petardos.

Sobre las diez y media de la noche del 23 de mayo de 1936 estalló una bomba en el vestíbulo del café cantante, Iberia, instalado en los bajos de los números 15 y 17 de la avenida de Fernández Latorre, bajos que entonces se comunicaban. Además de los daños materiales valorados en 1.200 pesetas de la época, el bombazo produjo lesiones tan graves a Juan Abeledo Galán, de 22 años, camarero, que determinaron su muerte; Amaro Babío Baldomir, de 21 años, peón, presentaba lesiones que obligaron a amputarle la pierna izquierda por su tercio medio y una parte del pie derecho. Los otros dos heridos José Sexto Sánchez, de 18 años, empleado, y Manuel Varela Sande, de 24 años, peón, presentaban heridas leves y fueron curados en la Casa de Socorro de Santa Lucía pasando a sus respectivos domicilios, aunque parece que el juez dispuso su ingreso en el Hospital. Como no podía ser menos, el sumario no logró averiguar quienes fueron los autores del hecho y la causa se cerró con un auto de sobreseimiento; por otra parte, los estudiosos de este período tuvieron sumo cuidado en silenciar este y otros hechos, unos por compasión acrítica hacia los represaliados durante la guerra, y otros sin duda para construir esa imagen de Arcadia feliz, paraíso de libertades y democracia que durante años colaron de forma incontestada sobre aquella república.

Os dejo con varias noticias que publica El Ideal Gallego, y no transcribo las de La Voz de Galicia porque alguna mano torpe arrancó un fragmento de la noticia que publica este periódico en el ejemplar digitalizado correspondiente al 25 de mayo de 1936, que consulté en una biblioteca. De lo que quedó sin rasgar, se colige que el sindicato de camareros La Herculina, con toda probabilidad anarquista, se desmarca del hecho y manifiesta que no tenían ningún conflicto con los propietarios del café Iberia. Por su parte, Radio Comunista de La Coruña, cuyas notas de prensa y actividades eran prácticamente desconocidas, aprovecha la ocasión para agitar atribuyendo el hecho a una provocación fascista ¿Sería en realidad un atentado comunista? Si tuviese que atribuirlo a alguna organización yo apostaría por los comunistas, por lo inédito de su nota de prensa, o tal vez por la FAI, al menos a juzgar por otras bombas también potentes que en estas fechas se colocaron en una panadería de la calle de San Roque, artefacto que ocasionó lesiones graves a un guardia de Asalto y la muerte de un "perro lobo"; o la que se hizo explotar en una barbería de la calle de San Andrés que produjo grandes daños, incluso el desempotramiento de una viga. Ya nos ocuparemos de esto. Tal vez se les fue la mano. El silencio del semanario anarquista Solidaridad, tanto por lo que se refiere a la explosión y sus resultados, como sobre el traslado del fallecido al cementerio --al que acudieron representaciones del Ayuntamiento, organizaciones obreras y juveniles, según La Voz de Galicia de 30 de mayo de 1936-- el silencio del semanario anarquista, digo, me parece significativo.

Por último, se da el caso de no haberse tributado ningún homenaje o reconocimiento público, (placa, calle, monumento, etc.), al fallecido o a los heridos en este atentado, ni durante la República ni en el Franquismo; y ya sería extraño que habiendo sido pasados por las armas durante la guerra aquellos individuos más exaltados y peligrosos para el mantenimiento del orden público en la ciudad y su entorno, creo posible y casi me atrevo a decir que probable, que los asesinos aparezcan en el monumento que los señores de la memoria histórica dedicaron a los que dicen represaliados por el Franquismo. El mundo el revés. Sea todo por la pasta de las subvenciones, por ocupar los correspondientes carguitos (remunerados, of course) y por deslegitimar la democracia y el estado de Derecho bajo el que vivimos.

Se lee en El Ideal Gallego de 24 de mayo de 1936:

Estalla una bomba en un cafe
de esta capital

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Resultan cuatro heridos

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Poco después de las diez y media de la noche de ayer, estalló una bomba en el café cantante denominado "Iberia", establecido en la avenida de Fernández Latorre número 15, cuyo artefacto había sido colocado en la parte derecha del vestíbulo y a causa del atentado resultaron heridos cuatro jóvenes que se encontraban cerca de la puerta de entrada.

Se llaman estos, Amaro Babío Baldomir, de 21 años, peón, vecino de la calle de la Falperra letra B; Juan Abeledo Galán, de 22 años, camarero, de la Falperra letra M; José Sexto Sánchez, de 18 años, empleado, vecino de la calle de Juan Castro Mosquera, 35 bajo, y Manuel Varela Sande, de 24 años, peón, de la calle de Sinforiano López 19.

El café sufrió grandes desperfecto quedando rotos todos los cristales, y completamente destruida la puerta de entrada, así como el vestíbulo. También rompieron por efecto de la explosión, los cristales de las casas inmediatas y los de las casas de la acera de enfrente.

Los cuatro jóvenes heridos fueron trasladados a la Casa de Socorro de Santa Lucía, y en aquel centro fueron curados por el médico de guardia señor Lastres y practicante señor Quintanilla, auxiliados por los médicos señor Losada y don Javier Sánchez, y practicantes señores Dopico, Contreras, Cabanillas y Martínez Martínez, que al enterarse del suceso acudieron a la Casa de Socorro por si eran necesarios sus auxilios.

A Babío Baldomir se le apreciaron grandes desgarros por metralla en el pie derecho con pérdida de tejidos blandos y óseo: pérdida de parte del astrágalo del pie izquierdo y pérdida de los tendones del mismo, y heridas en la cara cabeza y cuello.

Abeledo Galán, presentaba erosiones en piernas y muslos; herida por fragmento de metralla en la región glútea izquierda con 15 centímetros de profundidad; herida con orificio de entrada y salida en el brazo izquierdo y schock traumático.

Estos dos heridos, cuyo estado se calificó de grave, pasaron al Hospital de Caridad, donde quedaron hospitalizados.

José Sexto Sánchez, presentaba erosiones en las piernas y una herida por metralla, que interesa piel y tejido en la parte posterior de la pierna izquierda, en su tercio inferior. Leve salvo complicaciones.

Varela Sande presentaba herida por proyección de fragmento de metralla en el tercio inferior, cara interna del muslo izquierdo. Leve salvo complicaciones.

Estos dos heridos pasaron a sus respectivos domicilios.


DILIGENCIAS JUDICIALES

Desde los primeros momentos de ocurrido el suceso se personó en el café "Iberia" el Juzgado de instrucción de guardia para llevar a la práctica las diligencias propias del caso.

También se personaron allí varios números de la Guardia civil, de asalto, de seguridad y de la policía con sus respectivos jefes.

Dichas autoridades, estuvieron también en la Casa de Socorro, donde tomaron declaración a los heridos, y a numerosos testigos. La labor judicial en dicho centro benéfico terminó entrada ya la madrugada.

El "Café Iberia" lo había comprado en los primeros días de este mes don Juan Castro en compañía de sus hermanos.

Por ahora se ignora la cuantía a que ascienden los desperfectos causados por el atentado, así como los autores del mismo.

El gobernador parece que demostró su interés en que el hecho no quede impune.

Uno de los heridos, Juan Abeledo Galán, camarero, había regresado hace tres días de África, donde cumplió sus deberes militares.

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En el Hospital de Caridad hubo necesidad de amputarle a Babío Baldomir la pierna izquierda por su tercio medio y el pie derecho por el muñón, operación que realizaron los doctores Rey Grimaldos, Cuñarro y Castillo y el practicante señor Fuentes Otero.

Sigue informando El Ideal Gallego, el 26 de mayo de 1936:

Los heridos por la bomba del café Iberia continúan en el Hospital

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[El titulín que ocupaba este espacio fue eliminado por la censura republicana]
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Dentro de su estado de gravedad, continúan en el Hospital, obteniendo cierta mejoría, Juan Abeledo Galán y Amaro Babío Baldomir, heridos por efecto de la explosión de la bomba que estalló el sábado por la noche en el "Café Iberia", de la avenida de Fernández Latorre, número 15.

También están en el Hospital los otros dos heridos en el suceso, José Sexto Sánchez y Manuel Varela Sande.

El estado de estos dos jóvenes había sido calificado de leve, salvo complicaciones, y ambos, después de ser curados de urgencia, habían pasado
[sigue línea y media recortada por la censura republicana] al Hospital a órdenes emanadas del juez de instrucción que entiende en las diligencias propias del suceso referido.

Con el fin de ampliar dichas diligencias, estuvieron ayer mañana en dicho Centro benéfico, tomando declaración a los cuatro heridos, el teniente fiscal de esta Audiencia señor González Villamil y el juez de instrucción del distrito del Instituto, señor Roberes García, con el secretario señor Otero Calviño y oficial don Manuel Pena Vila.

También prestaron declaración ante dichas autoridades, los tres hermanos señores Castro, propietarios del café objeto del atentado, así como algunos vecinos de la Avenida de Fernández Latorre, y otras personas.

De las diligencias judiciales se guarda gran reserva.

[Siguen tres líneas en blanco, recortadas por la censura republicana].

Última noticia de El Ideal Gallego sobre este hecho, que publican en su número de 30 de mayo de 1936:

Uno de los heridos por la bomba del Café Iberia, falleció ayer en el Hospital

A las cuatro de la madrugada de ayer falleció en el Hospital de Caridad Juan Abeledo Galán, de 22 años, soltero, camarero, vecino de la calle de la Falperra, letra M, que había resultado gravemente herido por efecto de la bomba que estalló días pasados en el café Iberia, de la avenida de Fernández Latorre, número 15.

El cadáver del infeliz joven estuvo en el Depósito del Hospital, velado por sus familiares y algunos amigos, hasta las seis de la tarde, hora en que se verificó el entierro.

Por orden judicial, el cadáver quedó en el anfiteatro de la Necrópolis, hasta hoy al mediodía, que se le practicará la autopsia.

Juan Abeledo, cuando resultó herido por la bomba, hacía dos días que había regresado de África de cumplir sus deberes militares.

Por efecto de la explosión de dicho artefacto, Abeledo había sufrido diversas heridas en piernas y muslos; una herida de quince centímetros de profundidad, producida por fragmentos de metralla, en la región glútea izquierda; una herida por metralla, con orificio de entrada y salida, en el brazo izquierdo, y shock traumático.

Su estado se había calificado en la Casa de Socorro, al practicarle la cura de urgencia, de carácter grave.

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Los otros tres heridos en el mismo suceso, Amaro Babío Baldomir, Manuel Varela Sande y José Sexto Sánchez, continúan en el Hospital de Caridad.

A Babío Baldomir como recordarán nuestros lectores, se le había amputado la pierna izquierda por su tercio medio superior, y el pie derecho, por el muñón, y también se calificara de grave su estado



¡FELIZ AÑO NUEVO! (para casi todos)

San Martín, Rogelio Blanco y una medalla militar colectiva


Ya conté en cierta ocasión que tenía yo una parienta que cuando se cogía un dedo con una puerta, en lugar de hacer lo que haríamos algunos bajando todos los santos y santas de la corte celestial, o soltando una horrible blasfemia que diría Gil Robles :-) ventilaba el dolor tan sólo con un ¡Virgen Santísima de los Dolores! Cuando se iba a bañar en las aguas de Riazor, que no son las del Mediterráneo, en lugar de salir con el habitual aaaaaaaaaaay que fríiiiiiiiiiiiiaaaaaaaa, se zambullía exclamando ¡por España!

En el día de ayer, vencidos y derrotados los (mamarrachos) de la memoria histórica, fue destituido Rogelio Blanco, que se lo tenía muy creído y muy merecido. La guerra ha terminado. Como creo que en esta campaña el mérito ha sido de la mayoría, me permito otorgar la Medalla Militar Colectiva en Sanidad --que es la que tengo en casa--, a todos los lectores de mi blog.

¿Que van congelar los sueldos? ¡Por España! ¿Que hay que pagar más impuestos? ¡Por España! ¿Que habrá que trabajar más? ¡Por España! Como le dijo D. Juan al Rey: Majestad, ¡por España! ¡Todo por España! O lo que es lo mismo: por nuestros conciudadanos; por nuestra prosperidad y sobre todo por los que pasan momentos de dificultades. Por lo que nos une y contra lo que nos separa; y también contra los que, como Rogelio Blanco, pusieron todo su nefando empeño en separarnos buscando miras personales o de partido y no el bien común.