La parroquia de Santa María de Rutis se encuentra en el término municipal de Culleredo, sin salir del partido judicial de La Coruña. En el lugar de Vilaboa, en el solar que ocupa esa casa, aquí, se encontraba la casa rectoral de esta parroquia. Tenía su frente, como la actual, a la carretera nacional 550 de La Coruña a Tuy, y contaba con una buena huerta por su parte posterior. Aún hoy la parroquia de Santa María de Rutis cuenta con locales en los bajos del nuevo edificio. De acuerdo con los informes que exhumó J. Ramón Hernández Figueiredo del Archivo Secreto Vaticano:
6 de mayo [de 1936] – Vilaboa – Rutis: un grupo de unos trescientos obreros asaltó la casa rectoral, que ha sido convertida en Casa del Pueblo, y así continúa en la actualidad. Informe del Arzobispado de Santiago al nuncio, cardenal Tedeschini. Santiago, 8 de junio de 1936.
Por su parte, el Boletín Oficial del Arzobispado de Santiago indica que el 1 de mayo de 1936 se produjo la incautación de la casa parroquial de Santa María de Vilaboa. En el mismo Resumen de los desmanes y atropellos de carácter antirreligioso cometidos en esta Diócesis desde el 16 de febrero hasta el 28 de julio de 1936, consta que el 25 de mayo prohibieron al párroco de Santa María de Vilaboa celebrar la misa. Y finalmente el 30 de mayo, prohibieron la celebración de todo culto en la iglesia. Si la incautación de la casa se produjo el uno o el seis de mayo es algo que no he podido precisar. La prensa, como no podía ser menos, no dice ni mu. Me comentan que en el archivo parroquial no hay la menor mención a lo ocurrido, que todo lo que se sabe en el lugar es por tradición oral. Si tuviese que mojarme, apostaría por el primero de mayo, ya no sólo por su simbolismo, sino porque el Resumen de los desmanes... es un trabajo concienzudo y creo que preciso. Además, en el informe del Arzobispado de Santiago a Tedeschini hay un desorden cronológico llamativo: en primer lugar aparecen desmanes producidos el 5 de mayo, a continuación el 2, luego el 6 de mayo a los que siguen los del 4 del mismo mes. Si en el informe del Arzobispado a Tedeschini se indica al final que los titulares de varias parroquias tuvieron que salir de ellas debido a las coacciones de elementos extremistas, sin indicar cuándo se produjo la expulsión, el Resumen indica las fechas de forma precisa.
Sea como fuere, lo cierto es que el 1 o el 6 de mayo de 1936 se produjo el asalto. Tuve ocasión de entrevistar a un abuelo entrañable, de 91 años, que conserva una mente lúcida, humilde labrador que compaginó las tareas agrícolas con un trabajo como cobrador de recibos de una compañía de seguros. A lo largo de la charla, en la marquesina de una parada de autobús :) me dijo que no había nadie en la parroquia que pudiese contarme lo que me contaba él, y que además lo que él decía lo sabía seguro, que era cierto. No lo pongo en duda. Señalaba con toda naturalidad que a los cuatro años sus padres lo llevaron por primera vez a misa, y desde entonces le gusta ir cuando puede.
Según este hombre la iglesia parroquial de Santa María de Rutis --conocida hoy como la capilla de A Laxe y empleada como templo que da servicio al cementerio para funerales-- fue objeto de tres intentos de quema; que antes lo habían hecho con las iglesias de Elviña, Perillo (sic) y Almeiras ¿Quiénes fueron? Para él unos fariseos. Le pregunté si se trataba de socialistas, comunistas o anarquistas y me respondió que no lo sabía, que eran sólo unos fariseos. Los intentos de quema siempre se impidieron por los cuidadores, vecinos de la parroquia que hacían guardia en torno a su iglesia para que no se la quemasen. Ya vimos un caso en Santa María de Cambre en donde también consta que al menos un vecino hacía guardia para evitar que incendiasen la iglesia. Uno de los cuidadores de Santa María de Rutis era el padre de mi entrevistado. La última vez que lo intentaron, ya estaban los fariseos a punto de quemar la puerta pero les hicieron frente los cuidadores, llegaron a desafiarse, y hubo bastonazos fuertes.
Con respecto al asalto a la casa rectoral de Rutis en Vilaboa, cuenta que llegaron los fariseos ante el inmueble y dijeron que querían quemar la casa con el cura dentro, pero se presentaron los cuidadores que al ser menos tan sólo pudieron sacar al cura por la parte posterior del edificio y ponerlo a salvo. Entraron luego los fariseos que rompieron tabiques, que robaron todo lo que pudieron, hasta las gallinas de la huerta. Para dar a entender la clase de gente que asaltó la rectoral comenta que el cura tenía un banco de carpintero, que no robaron por lo que pesaba pero de las herramientas no quedó ni una; también le robaron la ropa al sacerdote y para este hombre lo más triste era recordar que ¡algunos de los fariseos eran vecinos!, que incluso uno de una casa cercana a donde estábamos iba calzado con los zapatos del cura, que se llamaba D. Faustino. Este estuvo viviendo un tiempo en casa de una familia en una parroquia inmediata pero luego se trasladó a la parroquia de San Nicolás de La Coruña y ya nunca más ejerció su ministerio en Rutis. Esto lo sabía porque su madre cuando iba a La Coruña solía visitarlo. Vino a sustituirle para el culto dominical, entierros y demás atenciones, el párroco de San Esteban de Culleredo, pero un día se presentaron de nuevo los fariseos y dijeron que no querían cura allí, ocasión en la que se les enfrentó la madre de mi informante diciéndoles que si en todo el mundo había curas, a ver porqué en Rutis no iban a tener cura.
No volvieron a tener cura hasta que comenzó la guerra en que vino destinado D. José Acuña Fandiño, que procedía de Betanzos y años después fue párroco de San Vicente de Elviña. El nuevo cura tuvo que hacer grandes reparaciones en la casa rectoral y en el tejado de la iglesia parroquial, dañado por las pedradas, porque también tiraban piedras contra las campanas.
A modo de conclusiones. El uno o seis de mayo de 1936 un grupo de unos 300 animalitos asaltan y se incautan de la casa rectoral de Santa María de Rutis. El párroco se aloja en la vivienda de unos vecinos en una parroquia inmediata aunque sigue acudiendo a su templo; el día 25 de mayo le impiden celebrar la misa y sale de Rutis de forma definitiva. Lo sustituye el párroco de San Esteban de Culleredo al que también expulsan el día 30 de mayo y quedan los 3.000 feligreses sin sacerdote.
¿Democracia? El gobernador civil podía haber enviado a la Guardia Civil para desalojar a los revolucionarios de la casa rectoral y devolver al cura a SU casa. Pudo evitar los incendios o que los vecinos tuviesen que hacer de cuidadores, con elementos de la Guardia Civil, de Asalto o en su caso del Ejército. Pudo hacer cumplir la Ley para no deslegitimarse en el ejercicio del poder al mirar para otro lado ante las ilegalidades y atropellos que cometían quienes se creían los amos de la calle; lo cual supondría enemistarse con los extremistas que habían votado al Frente Popular y no convenía desde un punto de vista electorero.
Me cuentan también, en este caso fuentes eclesiásticas, que al comenzar la guerra fueron detenidos muchos de los extremistas que habían expulsado al cura de su rectoral y la habían usado como casa del pueblo. El cura que echaron se enorgullecía de haberlos sacado de la cárcel; que a él lo habían echado de SU casa, pero él movió todas sus influencias y consiguió sacarlos de la cárcel: los saqué yo --decía.