jueves, 28 de febrero de 2013

Cristales rotos

En el día de hoy... 10 de marzo de 1936 2013, amplío esta anotación con varias referencias de prensa.

Contaban los viejos para dar a entender el grado de degradación social a que se había llegado en aquella república, que una de las acciones que llevaban adelante aquellas buenas gentes anarquistas y de izquierdas, era la rotura de lunas de escaparates. Al parecer terminaba un mitin en el teatro Rosalía de Castro y los comerciantes cerraban sus persianas para evitar que la concurrencia hiciese el bestia rompiéndoles las lunas de los escaparates. Contaban también que le tenían particular afición a romper la luna del Anglo-South American Bank, situado en donde hoy está el edificio de Banesto en el Cantón Pequeño y que contaba con un cristal de grandes dimensiones. No pude documentar esto último aunque me suena haber leído en prensa algún incidente, al que respondió el guarda jurado del banco disparando contra el agresor, que huyó por los jardines de Méndez Núñez. Si llega el caso, ya lo documentaremos en forma.

No pretendo hacer un repertorio exhaustivo de lunas rotas, en primer lugar porque si para los años 1934 a 1936 pocas causas se me habrán pasado sin vaciar, para años anteriores puede decirse que casi no empecé. Por otra parte, es de suponer que algunos de los daños no constituirían delito sino falta, ventilándose las responsabilidades ante el juzgado municipal correspondiente en el oportuno juicio verbal de faltas. Como quiera que desde mediados del siglo XIX --y siguen-- los miembros de la carrera judicial no se caracterizaron precisamente por el aprecio de sus riquísimos archivos, por ponerlos en valor, sino más bien por destruirlos, las actas de los juicios verbales de faltas se expurgaron, así que difícilmente se va a lograr esa exhaustividad.

Año 1933

Sólo puedo documentar dos casos, relacionados con el terrorismo anarquista y sus movimientos revolucionarios, aunque repito que puede haber otros. El 14 de noviembre de 1933 rompieron la luna al escaparate de la librería de Manuela Pérez Rodríguez, tal vez la librería de Lino Pérez en la calle Real. Mis notas; también la prensa informa de la rotura de lunas en el ultramarinos Casa Cabanela, en General Mola, en el actual edificio de La Base. También se documenta el rayado de lunas en La Villa de París y El Bebé Ideal, ambos comercios de San Andrés.

Lo cuenta La Voz de Galicia correspondiente al 15 de noviembre de 1933:

El suceso de anoche

----

Acto seguido de oírse anoche en la ciudad --entre ocho y nueve-- una  sorda detonación lejana, se apagó parte del alumbrado público y faltó la corriente para los tranvías.

Se oyeron aún tres o cuatro estampidos más, también a distancia. Pudo colegirse que los petardos, ya que de bombas o petardos se trataba, habían sido colocados en algún transformador eléctrico o al pie de los cables de alta tensión hacia San Cristóbal o Vioño.

La luz volvió enseguida. Las Fábricas Coruñesas de Gas y Electricidad, utilizando sus propios e importantes medios supletorios para casos de avería restableció la normalidad a los pocos minutos. Sin perjuicio, claro es, de que operarios adecuados saliesen a recorrer la línea para ver donde se produjo el daño.

El apagón --a medias-- fué, pues, brevísimo, pero lo aprovecharon sin embargo algunos malintencionados que se situaron estratégicamente en las bocacalles para arrojar dos gruesas piedras contra los escaparates de la librería y centro de periódicos de la simpática y laboriosa Manolita Pérez --"Casa de Lino"--, en la calle Real, y del comercio de ultramarinos de don Juan Antonio Cabanelas, en la Fuente de San Andrés, 21. Rompieron las lunas, causando un daño que nada justifica.

En otros escaparates de la calle de San Andrés --como del elegante comercio del señor Boedo "La Villa de París", "El Bebé Ideal" y acaso algún otro-- las lunas fueron rayadas con un diamante o un instrumento adecuado.

Anoche lució "agiorno" el alumbrado público, hasta el amanecer. Y se adoptaron medidas y precauciones.

Año 1934

Puedo documentar un sólo caso, relacionado en principio con terrorismo socialista. El 25 de septiembre de 1934 se tiró una piedra contra la luna del escaparate de la librería de Lino Pérez porque al parecer tenía expuesto el periódico Manos limpias, radical socialista, en el que se hacía campaña contra los núcleos de izquierda, que frente a la razón, responde con violencia. Fue acusado del hecho, aunque salió absuelto, France García García, uno de los más peligrosos hermanos de la Lejía, que fue fusilado al poco de comenzar la guerra según ya vimos. Lo afianzó Antonio Naya López, chocolatero de Santa Catalina, destacado socialista, al que no debieron considerar con dignidad suficiente para pasar ante un consejo de guerra y fue fusilado sin formación de causa. Mis notas.

Versión de La Voz de Galicia correspondiente al 26 de septiembre de 1934:

Rotura de un escaparate

----

En la noche de ayer, una mano desconocida lanzó una piedra contra el cristal del escaparate de la popular librería "Casa de Lino Pérez", de la calle del Capitán Galán, rompiendo la luna.

Al señor Pueyo, gerente de la casa, le habían dirigido un anónimo, que presentó en la Comisaría de Policía, en el que le amenazaban, indicándole que retirase del escaparate el periódico titulado "Manos limpias", órgano del diputado a Cortes radical señor Pérez Madrigal, en el que se viene haciendo una campaña contra los núcleos de izquierda.

La Policía realiza pesquisas para descubrir a los autores del hecho.

En marzo se rompe una luna en el establecimiento de Álvaro Crego Hermida, en la calle de los Olmos, aunque el hecho no parece tener un matiz político o social, y sí un despiste a la hora de dar un puntapié al balón. Mis notas.Versión de La Voz de Galicia correspondiente al 20 de marzo de 1934:

El industrial de la calle de los Olmos, 4, don Álvaro Crego Hermida, denunció en la Comisaría de policía, que con un balón de fútbol le han roto la luna del escaparate de su establecimiento valorada en 125 pesetas.

El perjudicados señala como presuntos autores del hecho a varios individuos, que niegan el hecho.

Año 1935

En este años se pueden documentar otro episodio. En la tarde del 21 de mayo fue rota al haberle lanzado una piedra la luna del escaparate de la Cooperativa Cívico Militar, no aclara el documento si en el despacho de la estrecha de San Andrés, en el conocido como palacio de la Cooperativa, o en María Pita. Mis notas.

Versión de La Voz de Galicia para este último suceso en su número de 22 de mayo de 1935:

Como presunto autor de la rotura de una de las lunas de los escaparates de la Mercantil Cívico Militar, fué detenido y denunciado el rapaz de 14 años, Víctor Pedreira Raimúndez, que se hallaba en unión de otros muchachos que se dieron a la fuga.

Del hecho dio conocimiento en la Comisaría de Policía en representación de dicha entidad comercial don Francisco Cuba Martínez, que calculó el valor de la luna rota de 400 a 500 pesetas.

El muchacho detenido niega el hecho que se le atribuye.

Año 1936

Llegamos al año en el que todo se desborda. El 1 de enero se celebró aquel mitin comunista que acabó como el rosario de la aurora, con el acto suspendido por el delegado del gobernador y los oradores detenidos. En las primeras horas del día 2 rompieron de una pedrada la luna del escaparate de la farmacia de Vigil, entonces en el Cantón Grande. Mis notas.

Versión de La Voz de Galicia el 3 de enero de 1936:

En la madrugada del miércoles al jueves, dos sujetos que se ocultaban tras un macizo del Parque de Méndez Núñez, lanzaron una piedra que fue a romper la luna de la farmacia de don Víctor Vigil, situada en el Cantón Grande. La valora en unas 300 pesetas.

Como presenciase el hecho el sereno de comercio de aquella demarcación Luis Brey Rey, salió en persecución de los dos aludidos sujetos e hizo sonar el silbato de alarma para intimidarlos.

Como no se detuviesen tampoco, disparó un tiro al aire; mas también sin éxito.

Lo autores de la hazaña acabaron por desaparecer.

Es muy lamentable lo sucedido y ayer se censuró vivamente el hecho, ya que el señor Vigil, nuestro particular amigo, no tiene ni tuvo ningún conflicto social de que pudiera derivarse lo ocurrido.

El 12 del mismo mes surge una colisión entre falangistas y socialistas, que meten en el escaparate del bazar El Capricho, de la calle Real, al conserje de Falange y vendedor de ¡Arriba! Avelino Méndez Núñez, según vimos.

En la madrugada del 20 de marzo rompieron la luna del escaparate al comercio de Manuel Boedo Yáñez, tal vez un hecho relacionado con el estado de subversión que provocó la muerte que se buscó el anarquista Luis Ambogage. Mis notas.

El mes de julio resulta ser algo así como el mes de los cristales rotos en La Coruña, con la particularidad que aquí los agresores debían ser anarquistas o de izquierdas, y que los comerciantes, para los primeros unos burgueses, enemigos del proletariado, hacían el papel de judíos. En la noche del tres de julio arrojan un fragmento de plomo contra el escaparate del establecimiento que Javier Freijido García tenía al principio de la calle Real. Mis notas.

Versión de El Ideal Gallego correspondiente al 5 de julio de 1936:

Ayer tarde, y con un pedazo de plomo, fue rota la luna del escaparate del comercio establecido en la calle del Capitán Galán, número 4, propiedad de D. Javier Freijido García.

Se ignora quien haya podido ser el autor. El dueño, por su parte, no puede tampoco precisar la causa origen del suceso, pues no tiene ningún conflicto pendiente, si bien sospecha que haya podido ser por tener abierto por la tarde, siendo sábado.

El día 6 revientan a pedradas las lunas del escaparate y puertas del bajo que ocupaba la Casa Singer en el Cantón Grande. Mis notas.

 En la noche del 10 al 11 de julio rompen una luna del comercio que tenía Dolores Gómez Segura en la calle de San Andrés. Mis notas. También apedrean la casa de una vecina, perseguida por hacer demostración sus ideas católicas. Si vivía en el Recodo del Hospital y eran jóvenes, sería extraño que no anduviesen por medio las Juventudes Socialistas y los de Lejía en particular que vivían a dos pasos. Lo cuenta El Ideal Gallego correspondiente al 12 de julio de 1936:

Una persecución que no se puede tolerar

-------

Le apedrean la casa por hacer demostración de sus ideas católicas

Desde hace algún tiempo un grupo de jovenzuelos viene haciendo objeto de tenaz persecución a la vecina de Recodo del Hospital, doña Josefa Róo Vargo, de 40 años, a la que insultan groseramente y arrojan piedras

Estos hechos tuvieron repetición ayer, y los cascotes alcanzaron a Josefa, aunque, por fortuna, no le causaron lesiones de importancia.

Ante la pedrea de que era víctima la perseguida tuvo que guarecerse en su casa, hasta donde la siguieron los agresivos rapaces.

Los perseguidores apedrearon el domicilio de Josefa y rompieron los cristales de las ventanas.

En un momento en que pudo salir de su casa, la mujer se encaminó a la Comisaría de Vigilancia y allí presentó la consiguiente denuncia.

Las diligencias instruidas se cursaron al Juzgado municipal del distrito de la Audiencia.

Josefa cree que se le hace víctima de tal persecución por los chicos del barrio, por hacer pública demostración de fe católica.

En la del 11 al 12 rompen la luna de un escaparate en el comercio que tenía Jaime Suárez Noya en la Estrecha de San Andrés. Mis notas.

Versión de El Ideal Gallego del 14 de julio de 1936:

 ROMPEN LAS LUNAS DE DOS ESCAPARATE

Estos días, han sido rotas a pedradas las lunas de los escaparates de los comercios que en la calle de San Andrés, número 17, y Estrecha de San Andrés, número 5, poseen, respectivamente, doña Dolores Gómez Segura y don Jaime Suárez Noya.

Los desperfectos ocasionados en el establecimiento primeramente citado, han sido valorados en 550 pesetas, y los del segundo, en 400.

Se ignoran quienes fueron los autores de ambos atentados, de los que se dio cuenta a la policía.

Los industriales perjudicados atribuyen el hecho al conflicto planteado en torno a la jornada de cuarenta horas.

La policía busca a los autores de la rotura de las indicadas lunas.

En la noche del 14 de julio, ni que festejasen el asesinado de Calvo Sotelo, rompen lunas en cuatro establecimientos: en la sombrerería Dandy, propiedad de José Piñón; en el Fénix, comercio de Faustino Fernández Manzano situado en San Andrés; en Casa Boedo y en la confitería La Española, nombre este que no debía resultar muy agradable para quienes por esas fechas daban mueras a España y vivas a Rusia en plena vía pública. Versión de El Ideal Gallego de 15 de julio de 1936:


ROTURA DE LUNAS

En las últimas horas de la tarde de ayer, unos individuos arrojaron varias piedras contra dos comercios establecidos en la calle de San Andrés, frente a la calle de Santa Catalina. En uno de ellos rompieron las dos lunas y, en el otro, una luna.
Las piedras, de regular tamaño, atravesaron el cristal y quedaron en el interior de los escaparates de los comercios objeto del atentado.

No obstante la hora en que se cometió el hecho, propicia a la gran circulación por la calle de referencia, los autores pudieron huir y desaparecieron sin que nadie los detuviese.

Los daños causados son de bastante importancia, pues las lunas rotas, además de su tamaño, son de las curvadas.

Los propietarios de los comercios apedreados atribuyen el hecho al conflicto de la jornada de 44 horas.

Excusamos decir que la policía realiza gestiones para dar con los autores de la rotura de las lunas antedichas.

Versión de El Ideal Gallego sobre las otras dos lunas rotas, correspondiente al 16 de julio de 1936:

SON ROTAS LAS LUNAS DE OTROS DOS COMERCIOS

Después de las doce de la noche de ayer, fueron rotas a pedradas las lunas de los establecimientos existentes en las casas número 15 y 25, de la calle de San Andrés, sin que se sepa quien o quienes fueron los autores de los atentados.

En la casa número 15, se halla el comercio del señor Boedo, que ya en otras ocasiones fué objeto de hechos análogos, y en la casa número 25 hay una confitería. Al ruido ocasionado por la rotura de ambos escaparates, acudió al lugar del suceso el sereno de aquella vía, Antonio Blanco Marzoa, pero no pudo ver a los autores del hecho, porque éstos ya habían huido.

El sereno se limitó a denunciar el caso en la Comisaría de Vigilancia.

Los daños causados en ambos establecimientos, son de bastante importancia.

En la noche del 18 al 19 de julio rompen dos lunas en el café Galicia que se encontraba en el Cantón Grande esquina Santa Catalina; el 19 de julio ya vimos que se rompió una luna en el café Rosalía; y por último, por si tuviese relación con alguno de los focos revolucionarios que podían resistir, el 22 de julio se rompió una luna en el café Marineda de la calle Real --hoy el Vecchio-- robando fiambres. A la altura del 22 de julio dudo que se pudiese salir con normalidad a la calle, que se estaban terminando de batir los últimos focos de resistencia en el exterior de la ciudad. No creo que los soldados que patrullaban la ciudad se hiciesen con provisiones a través de un método tan burdo cuando las tenían en el cuartel; un robo común parece un poco osado para perpetrarlo en una ciudad militarizada. Por eso planteo la posibilidad de relacionarlo con algún grupo de huidos, que se escondían en ese entorno y se hicieron con víveres rompiendo una luna del Marineda.

En resumen dos lunas rotas en 1933, otras dos en 1934; una en 1935; y quince en 1936, doce en julio. Cualquiera puede comprender la alarma social que esto podía generar en una ciudad de 81.000 habitantes, de ahí que muchos años más tarde quienes vivieron aquellos días los recordasen por hechos como estos, como una época de caos, de desorden, de vergüenza, o de descontrol del orden público si se quiere.



lunes, 25 de febrero de 2013

¡BOICOT-BOICOT-BOICOT!

Hace pocos días leía la esquela laica de un artista y me reafirmaba en la idea de que ya no hay esquelas laicas, o no son ni tienen el empaque de aquellas que se publicaban en los años 30. Las actuales no van encabezadas por aquello de El ciudadano, fulano de tal ha fallecido, etc. Su compañera, mengana de cual, etc. Al igual que ya no hay esquelas laicas o no militan en el republicanismo --lo cual también es de agradecer y más que comprensible en unos momentos tan delicados--, tampoco hay ya boicots. El último que recuerdo se llamaba boicoz, iba dirigido contra La Voz de Galicia, y dudo que le afectase en lo más mínimo. Vamos con un ejemplo de boicot clásico.

El 9 de mayo de 1936 se publicó en el semanario anarquista Solidaridad la siguiente nota:

Sindicato de Camareros, Barmans y Similares

--------

Ponemos en conocimiento de todos los trabajadores y público en general, que este Sindicato en junta general celebrada el día 27 pasado, acordó implantarle conflicto a las siguientes casas: Café Bar "Pepe-José", sito en la calle de la Barrera y Café "Rosalía", en el Riego de Agua.

El motivo de implantarle el conflicto a esas casas es debido a negarse a la admisión de los trabajadores.

El Pepe-José debió claudicar ante las coacciones sindicales, pero el Rosalía resistió; y a partir de este anuncio la prensa sindical, por ejemplo Solidaridad, publicó de forma reiterada el típico anuncio de boicot:

Sindicato de Camareros, Barmans y Similares

Pueblo: No olvidéis que el café "Rosalía" está en conflicto con este Sindicato ¡Boicot! ¡Boicot!

El porcentaje que ganó en franca y valiente lucha este Sindicato, entra en las insaciables arcas de esos explotadores.

¡Boicot al "Rosalía"! ¡Boicot!

El Rosalía se encontraba frente al edificio del teatro Rosalía de Castro, tal vez se corresponde con el primer toldo que aparece en la imagen. Al parecer el dueño, al igual que Blanco Villar, panadero del Portazgo, al igual que el barbero de la calle de San Andrés al que colocaron una bomba, no contrataba empleados, seguramente porque la crisis de entonces se lo impedía y atendía el establecimiento con su familia, cosa inaceptable para aquellos sindicatos totalitarios. El de Camareros se quejaba de que los precios del Rosalía eran "al tenor de aquellos que pagan el 20 por 100 a los camareros", y en consecuencia explotaba al público... El boicot se efectuaba mediante diversos actos violentos, corajudos, o ilegales por cualquier otro concepto. Era normal que algunos maleantes informativos del sindicato que efectuaba el boicot se situasen en las inmediaciones del local, llamando esquirol y otras lindezas a quien entrase allí. Por supuesto que quien entraba estaba arriesgándose a integrar las listas negras de "enemigos de la clase trabajadora", que lógicamente serían asesinados en la revolución que condujese al socialismo o al comunismo libertario. Otro de los modos de presionar al autónomo consistía en fijar hojas clandestinas, que carecían de pie de imprenta, como sucedió creo que con el café Rosalía, único del que Solidaridad da noticia por esas fechas de estar boicoteado. Lo cuenta El Pueblo Gallego, de Vigo, correspondiente al 16 de junio de 1936:

--En la calle de García Hernández [San Andrés] fueron detenidas, cuando se dedicaban a fijar unas hojas sin pie de imprenta, recomendando el boicot a un establecimiento, las jóvenes Josefa Carrillo y Pilar Jalón García, de 19 y 16 años, respectivamente, siendo denunciadas al gobernador.

Las denunciaron al gobernador, los falangistas no tenían esa suerte y eran denunciados ante el juzgado. Levantadas ya nuestras tropas de África el 17 de julio, en la noche del 18 al 19, pese a estar el Rosalía frente al Gobierno Civil y Comisaría de investigación y vigilancia, las buenas gentes anarquistas o de izquierdas, que por esas fechas ya hacían guardia al lado del gobernador en el edificio que hoy acoge la biblioteca de la Diputación, teatro Rosalía y otras dependencias, no tuvieron mayores problemas para romperle una luna valorada en 800 pesetas. Tengo que ocuparme también de esto de romper lunas, que contaban los viejos y no mentían que estaba a la orden del día. Mis notas.

viernes, 15 de febrero de 2013

Homicidio en Celas de Peiro (Culleredo)

El sábado 13 de junio de 1936 se celebró una verbena en la parroquia de Celas de Peiro con motivo de la festividad de San Antonio. Parece que Manuel Sande Porto @ Merlo, de 38 año, estibador, fue con unos amigos a la taberna estando en ella hasta las siete de la mañana del domingo día 14. Salió y tuvo un encontronazo con José Reborido García, labrador, de 30 años, al que debió reprochar que se pelease con su hermano Alfredo el viernes anterior al haber entrado las cabras de este último en una finca de Reborido. Lo cierto --me refiero a la verdad judicial-- es que Manuel Sande y José Reborido se enzarzaron y la pistola que portaba el primero se disparó ocasionándose él mismo la muerte. La defensa del procesado corrió a cargo del prestigioso penalista --seguramente el más afamado del momento con Iglesias Corral-- y antiguo alcalde, Manuel Casás Fernández, hombre muy querido en la ciudad que obtuvo una sentencia absolutoria para su patrocinado.

Decía antes verdad judicial, porque me voy a atrever a tener otra convicción moral sobre lo sucedido. En mi opinión, tras haber leído la causa, es muy probable que José Reborido disparase contra Manuel Sande, hombre este de no muy buenos antecedentes, con fama de matón en la parroquia. Hacía como dos años que había entrado en una taberna de Celas Manuel Sande. Subió al piso alto en donde estaban jugando a las cartas varios mozos. Sin tronar ni llover les descolgó la lámpara de carburo con la que se alumbraban. Vino el tabernero y puso otra, a lo que Sande reaccionó retirando de nuevo la luz pero esta vez disparó sobre una puerta y se quedó un rato en la escalera impidiendo bajar a los mozos, pistola en mano. Más tarde bajó y los muchachos hicieron lo propio. Sande se fue a sentar en la piedra de la cocina junto al tabernero, al que dijo que iba a disparar sobre una pota. Como este le respondiese que podía hacerlo, le indicó que haría fuego sobre el hostelero. No llevó adelante su amenaza porque este no le dio mayor importancia. Más tarde se dirigió a Reborido, con cuya familia la suya tenía resentimientos añejos, y de forma despectiva lo invitó a beber vino. Como se negó a hacerlo, Sande le respondió: si no bebes vino vas a beber sangre. Salieron Manuel Sande y José Reborido desafiados a la calle, diciendo este último al primero: tírame si quieres, pero gracias a la intervención de los vecinos, nada sucedió.

Manuel Sande, pese a ser oriundo de Celas, vivía en La Coruña y como comentaba, era estibador. En mi infancia, cuando alguien blasfemaba, se ponía bravucón o no guardaba la compostura, personas más prudentes le solían decir: pero hombre, repórtate, que pareces de la colla. Los de la colla, los estibadores del muelle --colectivo en el que sin duda habría de todo-- tenían mala fama. A este último perfil parece que pertenecía Manuel Sande, entre cuyas ropas se encontró un carné de la asociación "Al 14 de Abril", de la U.G.T. Varios vecinos lo pintaron en sus declaraciones como hombre pendenciero, que promovía incidentes cada vez que iba a Celas de Peiro, con un perfil de matón en definitiva. Me llama la atención que uno de los testigos declare haber oído a Manuel Sande, al charlar sobre el incidente que había tenido el viernes anterior su hermano Alfredo con José Reborido, que "ese individuo nunca pudieron [sic] con nosotros y ahora menos". No creo ir más allá de lo prudente a la hora de interpretar esta frase si digo que Manuel Sande era consciente de que los suyos, los del Frente Popular, estaban en el poder, y si los Reborido nunca se habían impuesto a los Sande, teniendo uno de estos que emigrar al parecer para evitarse problemas, "ahora" que gobernaban los suyos difícilmente iban a poder con ellos, los de izquierdas. Se equivocaba, y parece que su equivocación le costó la vida. El desprecio al adversario político --en realidad enemigo político-- era absoluto. Las izquierdas hacían una política maximalista con la pretensión de acabar con las derechas... y en esto llegaron los militares les pararon los pies. No haber empezado y no los habrían calentado.

HEMORRAGIA INTERNA

Por último, cuando el juez municipal de Culleredo inscribe en los libros de fallecidos del registro civil de su cargo el fallecimiento de Manuel Sande Porto, un 15 de junio de 1936, antes de comenzar la guerra, no da como causa del fallecimiento "disparo de arma de fuego", sino "hemorragia interna". Tal y como comenté en otra anotación la "hemorragia interna" no es un eufemismo de  paseo como quieren los señores de la memoria histórica, sino que de acuerdo con las disposiciones por las que se regía el Registro Civil, cuando una muerte era violenta, ocurría en un establecimiento penitenciario, o era consecuencia de ejecución de pena capital, antes y después de la guerra estaba prohibido dar noticia de ello en las inscripciones que se practicaban en los libros de defunciones del Registro Civil; aunque a veces, en el caso de las ejecuciones capitales, por falta de costumbre, se hiciese constar que fulano o mengano había fallecido fusilado o ejecutado, de lo que más tarde se hacían en ocasiones las correspondientes enmiendas para que en las certificaciones que se expidiesen no constasen tales circunstancias, sino "hemorragia interna", o la causa última --descontada la parada cardiorrespiratoria común a todas-- que había ocasionado el fallecimiento.


Dan cuenta de estos hechos de forma concisa --como media columna-- tanto La Voz de Galicia como El Ideal Gallego. Dejo de transcribir estas noticias porque no añaden nada que no aparezca en las notas anteriores, como no sea que el oficial que acudió a Celas junto al juez y secretario era Manuel Pena Vila.


lunes, 11 de febrero de 2013

Incendio de Santa María de Vigo (Cambre)

En este estado que veis se encontraba la iglesia parroquial de Santa María de Vigo (Cambre) tras el incendio que la calcinó en la madrugada del 12 de junio de 1936. La foto aparece publicada en la obra del P. Cardeso Liñares, Luces y sobras del arte en As Mariñas dos Frades (1993, p. 509). Estamos ante la última iglesia incendiada en el partido judicial de La Coruña antes de iniciarse el movimiento. O tal vez no. Me consta por tradición oral que la iglesia de San Vicente de Elviña se quemó por segunda vez entre febrero y julio de 1936, pero hasta ahora no pude documentar con una fecha precisa esta segunda quema. 

El párroco de Santa María de Vigo se llamaba Ramón Mato Míguez, que lamentablemente no hizo anotaciones en los libros parroquiales sobre la destrucción del templo. De acuerdo con el Resumen de los desmanes...:

Mayo 20, conminan a que salga de la parroquia al párroco de Santa María de Vigo.

Según la tradición oral que pude recoger, en esta parroquia había dos facciones políticas enfrentadas, y tal vez ocurriese como en Santiago de Arteixo, que aquellas buenas gentes anarquistas y de izquierdas usaban los ataques contra todo aquello relacionado con la Iglesia para provocar a las derechas e iniciar el conocido juego de la izquierda radical: primero comienza esta no respetando la Ley; empleando métodos violentos y corajudos trataban de imponer hechos consumados, con lo cual también se imponían a sus adversarios, con toda propiedad enemigos, y quedaban reforzados mediante el terror, mediante el control de la sociedad a través del miedo; pero si no triunfaban y los calentaban siempre se podían presentar como unas pobres víctimas, etc. Los episodios de persecución religiosa en Santa María de Vigo no difieren mucho de los recogidos en otros lugares, así se cuenta que apedreaban la iglesia y que el sacerdote "ten estado dicindo a misa e chegarlle as pedras ao altar". A este cura lo amenazaron con quemar la casa rectoral si no se iba, se fue, y aún yéndose estuvieron a punto de quemarla. Se recuerda cómo les llamaba la atención verlo salir vestido de paisano y cubierto con sombrero, supongo que para ocultar la tonsura que delataría su carácter sacerdotal y evitar así los insultos y posibles agresiones. Al parecer se marchó a pié, entiendo que camino de Carral en donde tomar el Castromil, porque se fue para Santiago de Compostela. Permaneció a salvo en una fonda cierto tiempo, de forma intermitente. Al parecer estaba unos días en Santiago, y volvía a su parroquia; si veía que el ambiente estaba calmado oficiaba la misa, y si no, se volvía para Santiago, siempre vestido de paisano y cubierto con sombrero.

En la casa de O Ferreiro cuentan que se reunía el comité, tal vez anarquista. En una de las reuniones se decidió quemar la rectoral. Entre los asistentes se encontraba un vecino, pariente de uno de los familiares del cura, que vivían con él en la rectoral, y se opuso a la quema porque allí tenía su casa un pariente, y consiguió convencer al comité de que no se quemase la rectoral, y no se quemó. No ocurrió lo mismo con la iglesia, que ardió el 12 de junio. Me dicen que se encontraron los bidones de gasolina en el monte, cerca del templo y que ardió todo salvo una cajonera que se encontraba en la sacristía en donde se guardaba la ropa, que extrajeron y se quemó toda. La cajonera quedó en mal estado.

Al producirse este incendio se incoó un sumario en el Juzgado de instrucción del distrito de la Audiencia, tasándose los daños ocasionados en cantidad superior a 15.000 pesetas. El sumario se sobreseyó de forma provisional por la Sala de Vacaciones de la Audiencia el 8 de agosto de 1936 al no haberse apreciado motivos bastantes para acusar a alguna persona determinada como autora del incendio. No obstante lo anterior fue reabierto en enero de 1938 al encontrarse detenidos como presuntos autores del incendio, José Pazos Martínez y ocho más. El Tribunal Militar Territorial IV depósito en el Archivo Intermedio Militar de Ferrol la causa 78/1938 de la Auditoría de Guerra de la 8ª División orgánica, contra José Pazos Rodríguez, Antonio Castelo Suárez, José Salgado Cambón, Vicente Cacheiro Pena y Antonio Cañas Lens, por auxilio a la rebelión. Según la web Nomes e voces, todos eran vecinos o naturales de Cambre. Como el Juzgado de instrucción del distrito de la Audiencia se inhibe en favor del auditor de guerra de la División, parece que ese José Pazos Martínez era en realidad José Pazos Rodríguez. Según la web mencionada, se dictó auto de sobreseimiento para José Salgado y Antonio Cañas. La tradición oral señala que el cura, pese a saberlo, nunca dijo quien o quienes quemaron la iglesia; que lo visitó la Guardia Civil en varias ocasiones y nunca lo dijo. También cuentan que al comenzar la guerra vinieron a buscar a algunos vecinos con intenciones no muy saludables. D. Ramón se interpuso y logró evitar que se los llevasen. Según Cardeso Liñares (p. 507) "se cuenta que el bondadoso cura defendió a los incendiarios de las consecuencias de su loca aventura".

Desde ese 12 de junio de 1936 hasta el año 1992 el templo permaneció en ruinas. Se usó para hacer sus veces la capilla de San Roque, aquí; las campanas se trasladaron a la rectoral, hoy también en ruinas, y allí sobre unos pilares de hormigón instalados en la huerta se tañeron hasta que se reconstruyó el templo. D. Ramón quería hacer una iglesia nueva, de grandes dimensiones, en donde se encuentra la capilla de San Roque. Parece que hubo oposición del vecindario, no se hizo, y la situación se prolongó hasta 1992. Según Cardeso Liñares la restauración ascendió a 2.265.966 pesetas. De estas, 600.000 se obtuvieron de una subvención, tal vez de la Diputación, pero 1.500.000 pesetas se recaudaron mediante cuotas de los vecinos y colectas parroquiales. De acuerdo con la tradición oral que recogí cada vecino dio lo que quiso, el Ayuntamiento de Cambre adquirió los bancos, un carpintero regaló las puertas, etc. También había albañiles jubilados o que estaban en sus días de descanso, trabajando gratuitamente en las obras. Cuando el párroco, Evaristo Mallón Oróns, se dirigía a estos voluntarios, realmente entusiastas, para agradecerles su dedicación le respondían que no tenía nada que agradecerles, que "estamos traballando para nós". El templo se inauguró --si no leo mal el texto de la placa-- un 17 de mayo de 1992 con una confirmación a la que asistió el obispo auxiliar de la archidiócesis, Ricardo Blázquez; Salvador Fernández Moreda en su calidad de presidente de la Diputación; Antonio Varela Saavedra, alcalde de Cambre, además de los vecinos y amigos de Santa María de Vigo. Y llamo la atención sobre la presencia cordial, natural, de dos socialistas como el presidente de la Diputación o el alcalde de Cambre, que pertenecen a una generación de políticos, tal vez profesionales, pero al menos no eran radicales.

Mis notas.



jueves, 7 de febrero de 2013

Ambiente social en Santa María de Vigo (Cambre)

Antes de dedicarle una anotación al incendio que destruyó la iglesia parroquial de Santa María de Vigo (Cambre), intentaré aproximarme al ambiente social de esa parroquia, y en consecuencia a saber de qué grupo político o social pudo partir la quema.

El 18 de marzo de 1936 parece que José Rodríguez Pan, vecino probablemente de San Vicente de Vigo (Carral) subía con un haz de hierba hacia San Lorenzo de Meixigo cuando fue acometido, según la Guardia Civil, por dos individuos --aunque la Audiencia no consideró debidamente probado que fuesen ellos-- y como consecuencia de esta agresión se le ocasionó una herida abierta que precisaba sutura. Mis notas.

El 21 de mayo de 1936 también se hicieron disparos parece que contra José Rodríguez Pan. Ese día se suscitó una cuestión entre Juan Morales Brandariz y los hijos de Andrés Rodríguez Villaverde, ante su casa de San Vicente de Vigo. Uno de los hijos de Andrés era José Rodríguez Pan. Mis notas.

Si bien no se pudo probar la participación en la agresión de Morales Brandariz, esto tampoco significa necesariamente que no se diese. Pudo haberse dado y no existir pruebas, al igual que no se halló el arma utilizada. Lo que se da como hecho probado es que surgió una cuestión entre Morales Brandariz y Rodríguez Pan, ante su casa o la de su padre. Podrían tener ideas políticas diferentes.

Para aproximarnos a la posible ideología de Juan Morales Brandariz, traigo a colación una causa abierta con motivo de la revolución de octubre de 1934. Precisamente el día 30 de octubre de 1934 el alférez de la Guardia Civil, Jaime Lorenzo Antelo, jefe de la Línea exterior de la capital, se desplazó con fuerzas parece que concentradas en el puesto de La Coruña, a efectuar registros en Cambre buscando armas. No parece que los realizasen al azar sino en función de confidencias previas. En la parroquia de Santa María de Vigo entraron en la vivienda de José Cacheiro Chas, jornalero, según la Guardia Civil socio de la CNT y la sociedad agraria de la parroquia, y al solicitarle que entregase un arma de cuya posesión tenían noticia, lo hizo de un revólver. Al haberse declarado el estado de guerra el día 6, estamos ante un delito de rebelión militar de cuyo conocimiento entendió la Auditoría de Guerra de la 8ª División Orgánica --era auditor accidental el que fue presidente del Deportivo, José María Salvador y Merino--, que acabó inhibiéndose en favor de la jurisdicción ordinaria al no justificarse debidamente que la posesión del arma en cuestión se pudiese relacionar con el movimiento revolucionario.

Lo cierto es que el anarquista José Cacheiro Chas preparó su defensa y sólo aparecen declarando a su favor: su madre, un hermano y Juan Morales Brandariz, del que se dice que era herrero. Como la tradición oral en Santa María de Vigo alude a un herrero "comunista" al que siempre acusaron de ser el autor principal o instigador de la quema; como esa tradición oral también alude a la casa del herrero, que era sede del comité que cometió diversos atropellos, planteo la posibilidad de que aquellas buenas gentes que quemaron la iglesia parroquial de Santa María de Vigo (Cambre) fuesen anarquistas.




lunes, 4 de febrero de 2013

No era un peligro social

En ese Campo de la Leña, hoy plaza de España, estaba instalado el chambo, con sus chambonas y arcones en los que se compraba y vendía de todo, incluso objetos robados. Las propias chambonas salían de sus arcones en busca de mercancías, y así voceaban por las calles de La Coruña:

La chambooooooooooooona. Se compran ropas, muebles, zapatos y potas de porcelaaaaaaaana. La chamboooooooooooooona...

 Sobre las nueve y media de la noche del 7 de junio de 1936 José Sánchez Darriba, herrero de 39 años, que era propietario de uno de los arcones se acercó a él para guardar un perro. De acuerdo con su versión, dos individuos se pusieron a orinar contra el arcón; como el herrero nada les dijo, se mofaron de él y forcejearon. José Sánchez apareció con la camisa rota en la parte superior. Para evitar que siguiesen en la misma actitud, el herrero tomó un revólver que tenía en el arcón sin licencia ni guía de pertenencia. Los intimidó y sus agresores fueron a llamar a una pareja de Asalto, que cacheó al herrero ocupándole el revólver con cinco balas, tres de ellas vacías, y una picada. Sánchez Darriba fue denunciado y pese a que el fiscal solicitó en sus conclusiones provisionales que se le impusiesen cuatro años, nueve meses y once días de prisión menor, más las accesorias y costas correspondientes, en el juicio oral se probó que José Sánchez Darriba no era peligroso en lo social, modificando la Fiscalía sus provisionales para solicitar en las conclusiones definitivas que se le hiciese sufrir la pena de cuatro meses y un día de arresto mayor. El tribunal acabó condenándolo a tres meses de arresto mayor.

Traigo a colación este hecho, además de para documentar, una vez más, el desquiciamiento de aquella sociedad en lo que a uso de armas cortas de fuego se refiere, para que cualquiera pueda constatar que la peligrosidad social no es un invento del franquismo. La legislación republicana, en este caso la Ley sobre tenencia de armas de fuego, en su artículo 5º permitía a los tribunales rebajar en uno o dos grados la pena a imponer a los reos de tenencia ilícita de armas de fuego, si apreciaban en ellos una carencia de peligrosidad social.

Mis notas.


viernes, 1 de febrero de 2013

Robo a la Unión Tabacalera

La casa de las cigarreras fue el local social que levantó la Unión Tabacalera --a partir de 1937 vinculada a la UGT-- que dirigía Severino Chacón, de ahí que a las cigarreras se las conociese en La Coruña como chaconeras. Se trataba de mujeres envidiadas porque, mientras otras tenían una dependencia económica de sus maridos, ellas se podían permitir el lujo para la época de mandarlos a freír churros si les ponían la mano encima, o como se decía, si les daban mala vida. Esta envidia tal vez dio como resultado coplas como aquella que decía:

Fábrica de Tabacos
muchas ventanas,
ventanas muchas. 
Todas las chaconeras,
todas son putas,
todas son putas.

No tengo conciencia de que fuesen especialmente promiscuas, pero sí de que eran mujeres bragadas, con carácter; o que en los 70 soltaban tacos y blasfemaban cuando eso llamaba mucho la atención si eran mujeres. El local social no sólo era un casino en el que se reunían las cigarreras y los tabaqueros en sus horas se descanso; también estaba previsto que allí funcionase un asilo para aquellos trabajadores que no contaban con familia que los cuidase o eran pobres. Con el Franquismo se dieron pensiones de jubilación o de viudedad, pero antes, los ancianos pobres eran exhibidos en las ferias, implorando la caridad pública, mostrando las deformidades del paso del tiempo: este sin un ojo, aquel contrahecho, ese sin una pierna, etc. Quiero recordar que fue en la planta baja donde se instaló una cooperativa en la que las cigarreras podían surtirse de víveres a precios económicos. En el local de esta cooperativa se produjo un robo de 840 pesetas el día 3 de junio de 1936, cantidad que por respetable para la época, resulta llamativa.

Tanto por el volumen de lo robado, y digo robado no de forma coloquial, sino que me refiero al delito consistente en apoderarse de lo ajeno con violencia o intimidación sobre las personas, o fuerza en las cosas, digo que tanto por el volumen de lo robado, como por el hecho de no haber localizado información en la prensa (La Voz de Galicia, El Ideal Gallego y El Pueblo Gallego), --y quede lo que sigue como mera especulación-- todo ello hace pensar en la posibilidad de un robo interno, del que no dieron noticia los medios por lo que podría suponer de menoscabo en la imagen de la Unión Tabacalera y su cooperativa, con las consecuencias que les podría acarrear. A saber.

Mis notas.