lunes, 19 de julio de 2010

¿Alzamiento nacional o sublevación militar?


Es sabido que la izquierda es una maestra de la propaganda. Lo fue con la revolución de octubre de 1934 que había promovido el hoy demócrata de toda la vida P$O€, et alii, a los que no valía la constitución de la república ni aceptaban que gobernasen un año más el centro, con la derecha republicanizada; campaña de propaganda que exageró la represión en Asturias con el fin de sacar a los políticos, delincuentes, de la cárcel.

Pero entrando en el tema que nos ocupa ¿alzamiento nacional o sublevación militar? ¿Hasta qué punto el hecho de designar a los sucesos del 36 como una sublevación militar no es el resultado de una de esas campañas de propaganda que insisten en atribuir un origen únicamente militar al alzamiento de los nacionales, como si una considerable parte del pueblo español no se hubiese sumado a ellos; como si no fuesen un clamor demandado por una buena parte de la sociedad desde que se vio la lenidad con que eran tratados los revolucionarios del 34, o la situación prerrevolucionaria en que vivía el país tras la victoria del (funesto) Frente Popular? ¿Seguro que la designación de estos sucesos como una una simple sublevación militar, al modo decimonónico, no forma parte de una campaña de propaganda por parte de la (supuesta) izquierda actual, que en lugar de mejorar las condiciones de vida de la población, los derechos de los trabajadores, etcétera, se dedica a orientar de acuerdo con sus intereses a la historiografía? Lo malo es que hay quien se presta a regalar los oídos al que paga y subvenciona...

Mañana se cumplen 74 años de la proclamación del estado de guerra en Umbilicus mundi, a la que se quisieron oponer entre otros, los escopeteros de la imagen y que seguramente pagaron muy caro el desconocer que de toda revolución triunfante surge legitimidad, y que el alzamiento de los nacionales no fue excepción en lo que a exigencia de responsabilidades a los perdedores se refiere. Los republicanos también las exigieron, pero perdieron la guerra y con ello la legitimidad para hacerlo. En el umbiliqueño Hotel Europa de la calle de San Andrés, se cargaron de unos tiros por la espalda al magistrado de la Audiencia Territorial, Policarpo Fernández-Costas Valdés. Dice Arrarás, quien sabe si Torrente Ballester, que es uno de los colaboradores del tomo correspondiente a Galicia, dice Arrarás, que en cuanto lo reconocieron pim pam pum. También indica que quisieron llevarlo, herido aún, a la Casa de Socorro, pero las turbas lo impidieron y se desangró y murió en la calle. Eran las mismas turbas que los políticos que en muchos casos no sabrían vivir de otra cosa que no fuese la política, agitaban y excitaban con la esperanza de recoger ellos las nueces, creyéndose seguramente que una vez en el poder podrían sosegar a este pueblo que no era sino el populacho, y ponerlo a su servicio ¿Cómo no explicar que se exigiesen responsabilidades a los dirigentes que en realidad eran los que se encontraban tras los desmanes? ¿O no recordáis el caso del gobernador militar de Málaga, destituido en este puesto tras los incendios del 31, pero ascendido después a general de división (máximo empleo de la época), y nombrado Inspector General del Ejército?

El 20 de julio amaneció con trincheras, barricadas y defensas en las calles, en el entorno del Gobierno Civil sobre todo. Destituidos a media mañana el jefe de la División, general Salcedo y gobernador militar, Caridad Pita, a las dos y media de la tarde avanza junto al Hospital Militar una batería de cañones que había salido previamente del Cuartel de Artillería (Zalaeta), para emplazarse en la denominada plazuela del Alzamiento, frente a la casa de los Rodríguez Losada en el Parrote, enfilando al mencionado Gobierno Civil (*). A la vez, una compañía de Infantería al mando del capitán Areizaga, sale del Cuartel de Infantería (Atocha) para proclamar y fijar el bando declaratorio del estado de guerra en la plaza de María Pita. Mientras tanto, el gobernador civil junto con la "gobernadora" y comunista, Juana Capdevielle, del Cuerpo facultativo de archiveros, bibliotecarios y arqueólogos, salían a los balcones, ella agitaba el puño en alto excitando y crispando a las masas, o hablaba por teléfono con diversas autoridades de la provincia, les pedía explicaciones, etcétera, y al final, cuando el Gobierno Civil es cañoneado, era ella la que, según tradición oral en Umbilicus mundi, llamaba a su marido cobarde por querer declinar el mando. Ella fue la que, en cierta ocasión que la invitó (la chusma de mujeres d)el Centro Femenino Republicano, declinó también la invitación porque ella no era dama republicana, era dama comunista (que, hay que insistir porque parece desconocerse, que no equivale al eurocomunismo civilizado y democrático de hoy, sino que eran filosoviéticos). Debió ser la única esposa de una autoridad gallega que fue paseada. No parece necesario explicar los motivos. Y por cierto, las últimas investigaciones, que incluyen testimonios de vecinos de Rábade o del médico del pueblo que reconoció su cadáver, desmienten, tanto que hubiese sido violada y que le cortasen los pechos, como que estuviese encinta cuando fue asesinada, tal y como se viene repitiendo... por la propaganda.

El bando declaratorio del Estado de Guerra en Umbilicus mundi, fue proclamado y fijado sobre las tres de la tarde del mismo 20 de julio de 1936 en la plaza de María Pita, y decía así:

ENRIQUE CÁNOVAS LACRUZ, COMANDANTE MILITAR DE LA CORUÑA Y JEFE DE SUS FUERZAS ARMADAS, HAGO SABER:


Que secundando el Movimiento iniciado en el resto de España por todas las fuerzas armadas de la nación para salvar su existencia y defender a la República:


ORDENO Y MANDO

1. Queda declarado el estado de guerra en todo el territorio de mi mando y como primera consecuencia militarizadas todas las fuerzas armadas sea cualquiera la autoridad de quien dependían anteriormente, con los deberes y atribuciones que competen a las del Ejército y sujetas igualmente al Código de Justicia Militar.

2. No precisamos intimidación o aviso para repeler por la fuerza agresiones a las fuerzas militares anteriormente indicadas ni a los locales o edificios que sean atacados por aquellos así como los atentados y sabotajes a vías y medios de comunicación y transporte de toda clase y a los servicios de aguas, gas y electricidad y suministro de artículos de primera necesidad. Se tendrá en cuenta la misma norma para impedir los intentos de fuga para los detenidos.


3. Quedan sometidos a la jurisdicción de guerra y se tramitarán en su caso por procedimiento sumarísimo:


a. Todos los hechos delictivos de origen o fin político o social.

b. La autoridad militar podrá inhibirse cuando lo estime conveniente del conocimiento de los expresados delitos a favor de la jurisdicción ordinaria.


4. Queda terminantemente prohibida la tenencia de toda clase de armas utilizables para fines de lucha o agresión y caducadas cuantas licencias se hallan expedidas para su uso. Concede plazo de cinco días a partir de la publicación de este bando para hacer entrega de las mismas en dependencias y centros militares. Quien transcurrido dicho plazo lleve sobre sí o tenga en su domicilio alguna de ellas, será fusilado sin formación de causa.


5. Se garantizará la libertad del trabajo. Las directivas de las Asociaciones Patronales u obreras de los oficios o profesiones que produzcan lockouts o huelgas serán pasados por las armas sin formación de causa.


6. No se podrá hacer uso de ningún medio de publicidad sin someter lo que tenga que publicarse a la previa censura.


7. Serán depuestos en el acto las autoridades o funcionarios que no acaten o secunden con todo celo y diligencia las prevenciones de este mando y las órdenes de mi autoridad.


8. Quedan encargados del mando civil en todos los núcleos de población los jefes más caracterizados o más antiguos de la Guardia Civil o Carabineros.


9. Ante el bien supremo de la Patria y de la República quedan en suspenso todas las garantías individuales establecidas en la Constitución.


10. Para toda clase de efectos, este bando tiene vigencia plena inmediatamente después de publicado.


Quien no secunde lo que anteriormente he prevenido para el bien público, será mi enemigo y como tal será tratado por las fuerzas a mis órdenes.


¡Viva España! ¡Viva la República!

La Coruña, 20 de julio de 1936

Enrique Cánovas




(*) Tuve en mis manos el oficio, ¿del día anterior?, en el que la División ordenaba al Cuartel de Artillería algo así como que en el día de mañana, saldrá una sección de Artillería compuesta de no recuerdo qué piezas; ascenderá por la calle del Hospital, atravesará el Campo de la Leña y enfilará hacia el Campo de la Estrada para tomar la carretera de Circunvalación y llegar al Parrote situándose frente a la casa de D. Eduardo Rodríguez Losada, en donde enfilarán al Gobierno Civil, y no harán fuego sobre él hasta que reciban orden (¿telefónica?) de hacerlo.

Hoy en día el documento está missing, y me parece una sinvergonzada. Hace unos quince años nos encontrábamos dos amigos en la sala de consulta de una institución. Llegó un tercero de bien merecido renombre y prestigio. Mi amigo le comentó que había localizado por casualidad el oficio en cuestión, que iba acompañado de una carta de un miembro de la familia Estrada (Estrada Nerida o Estrada Gallardo), en la que indicaba que haciendo un expurgo en el archivo del Cuartel de Artillería, se había topado con el documento, y como le parecía de un indudable valor histórico, lo cedía a la institución, de la que era miembro. El historiador respondió que era un documento ¡muy importante! e instó a mi amigo a que no lo devolviese a la caja en donde lo había localizado. Déjalo ahí que tengo que echarle un vistazo. Del documento nunca más se supo, y me sigue pareciendo una sinvergonzada.



6 comentarios:

Ramiro dijo...

¡Qué obsesión con la guerra! ¡Lástima que no se deje de preguntas retóricas y afirme lisa y llanamente lo que piensa! Hoy se puede, gracias, sobre todo, a los esfuerzos de los hombres y mujeres del PC, los que más dieron por la implantación de la democracia en España.
¿Que de toda revolución surge legitimidad? Lo pongo en duda, puesto que las cortes franquistas se autodisolvieron. Además, nunca aprobé del todo la Revolución de Octubre ni el régimen al que dio lugar. ¿Usted sí? ¿Encontraba "legítimo" el imperio soviético?
Lo que sí es cierto es que tantos años de de fáciles "verdades", tantos "canutos", tantas películas malas y tan pocos libros en la mano izquierda, han acabado por generar un nervioso hormigueo en la derecha.
Los "escopeteros" hicieron lo que creyeron oportuno; no les tenga lástima. Al menos ellos pudieron elegir, no así la tropa de Marruecos. Y felicidades por el artículo: es de un gusto indudablemente mejor que el del alcalde de Serantes.

Ramiro dijo...

Por cierto, se me olvidó comentar que usted, como todo el mundo, relata los hechos de una cierta manera, en este caso no muy sutil. Justifica claramente el ajusticiamiento de los que llama "escopeteros", aduciendo que de toda "revolución" (sic) emana legitimidad, pero lo dulcifica diciendo algo así como que pagaron cara su ignorancia.
De la esposa del gobernador civil de A Coruña tampoco comenta que, en el momento de su asesinato, estaba embarazada, siendo el de los nonatos una de las formas de existencia más preciadas y queridas por la derecha (y por mí). Claro que ya en otras ocasiones ha hablado de la chusma, la cochambre, la propaganda radiofónica, etc., sin la menor alusión a Radio Sevilla y al humorístico Queipo de LLano, por ejemplo.
Mire, hasta estoy de acuerdo con usted en que en aquella época había mucha chusma en la izquierda, y la sigue habiendo. Pero no distingo entre la chusma que va a ver obras de teatro precedibles y subvencionadas o berrea en las manifas y la chusma ovejuna, adocenada, mononeuronal y, llegado el caso, sangunaria, que se infiltra en las procesiones del Corpus. Será que no soy sectario. O que soy chusma roja, ¿quién sabe?

Ramiro dijo...

¡Vaya! Veo que aún no ha publicado mis comentarios. ¿Hicieron pupa, está ocupado, sigue documentándose?...
Si molesto, no vuelvo a escribir nada. Lo dejo a su albedrío,justificando (sutilmente, eso sí) lo injustificable, y escribiendo para lectores (esto seguro de que los tiene), que, al parecer, no se atreven a hacer un solo escolio. ¿Es lo que prefiere?

David dijo...

No quisiera tener la certeza de que en este blog se practica la censura.

Ramiro dijo...

No le voy a decir exactamente lo que pienso de usted. Es evidente que con sus artículos y su negativa a publicar mis comentarios se ha retratado. Lamento que mi nombre quede grabado y ligado a este blog. Usted no "justifica", pero "explica" el asesinato de personas que tenían nombre y apellidos. Igualito que los proetarras. Ellos hacen como usted, no "justifican", pero comprenden. Y ahora, si quiere, dé rienda suelta a su egolatría y su soberbia en algún otro medio público o en el suyo propio. Quede con Dios y le deseo que Él le dé más luz.

David dijo...

La pregunta que usted formula al principio de esta entrada (y como desarrolla su respuesta) es una falta de respeto a los asesinados, a los represaliados que lograron sobrevivir, a quiénes se escondieron en sus hogares y montañas, a todos aquéllos que fueron a la fuerza a la asesinar al ejército legítimo, obligados por los secuaces de los golpistas, y en definitiva un insulto a la inteligencia y a la memoria de todo el Pueblo Español, tanto de aquellos que aún la conservan, como de quiénes desgraciadamente ya no pueden recordar.
Se lo digo muy claro: usted no diferencia nada. Sólo tiene una visión equivocada, errónea e interesada. A mi me importa un huevo lo que digan Otero Lastres o Leguina en sus articulillos de opinión. Leguina que hable de Economía y resuelva los problemas de la crisis económica mundial,y que no se meta con China... Otero Lastres, ya se lo dije, que hable, pero en su momento y no a toro pasado, y que se dedique al "mercantilismo".
Nunca he leído una palabra suya que hiciese crítica de los asesinatos. Nunca. Y eso lo dice todo de usted, qué siempre se ampara en la "literatura barata" que he (y ha) mencionado. Creo que usted es un perfecto ignorante, además de un atrevido impenitente que ni idea tiene de lo que es pescar en el río, cómo su idolatrado Francisco Franco, caud"illo" de España y general"isimo" de "sus" ejércitos. Todo con minúscula. Usted sabe bien a que se debe el entrecomillado. Cualquier "vividor chulo" que se colocó en la universidad franquista sabe que las cosas con así... Y continuará sin condenar la violencia franquista, imagino...
Mi nombre figura en este blog y sin embargo el suyo no. ¿Porqué será? ¡Dé su cara a conocer!