jueves, 22 de julio de 2010

Situación prerrevolucionaria




Para aquellos que todavía se creen que tras la victoria del (funesto) Frente Popular de Izquierdas resulta exagerado hablar de una situación prerrevolucionaria, yo les sugiero que echen un ojo a este número de El Siglo Futuro (p. 13-17). Recoge una relación publicada en el Diario de Sesiones de las Cortes, de hechos político-sociales ocurridos entre el 16 de febrero y el 2 de abril de 1936 en toda España: sacrilegios, incendios y asaltos de iglesias; agresiones a personas (muertos y heridos); asaltos e incendios a periódicos, centros políticos y casas particulares (de derechas of course) o incendios de archivos, ya sabéis, esos lugares que albergan los títulos de esclavitud de la humanidad.

Entre otros varios, la relación recoge uno de tantos actos de violencia izquierdista, que se dan de bofetadas con la propaganda que nos describe aquella república como un bálsamo, un modelo a seguir en lo que a democracia y libertades se refiere, resultando así incomprensible el alzamiento de los nacionales. El día 18 de marzo se asalta en Umbilicus mundi el local de la CEDA, arrojan los muebles a la calle y los destrozan. Hacen lo mismo en el de Renovación Española. Asaltan el Real Club Náutico y arrojan a la bahía los muebles y enseres.

No estaría yo muy seguro de que en realidad hubiesen tirado todos los muebles al mar... que además de macarras, la chusma de asaltantes, el populacho o sus amigos espectadores (votantes del FP, ¿no?) parece que estaba formado por chorizos. El 1º de abril del mismo 1936 se lee en La Voz de Galicia:

La Guardia Civil de Oleiros practicó un registro en los domicilios de los marineros de Serantes, en aquel distrito, Manuel Meirás, José María Frascaso y Abelardo Portela, habiendo recuperado un piano, muy deteriorado, un tablero, dos sillas y un sofá, todo ello perteneciente al "Club Náutico" de esta capital.

Estos asaltos, atentados, manifas, etcétera, dieron pie a que los vencedores describiesen el comportamiento de sus oponentes asemejándolos a perros rabiosos, y como tales trataron a demasiados tras el 18 de julio. Un asesinato es siempre condenable, pero en algún sitio leí que Azaña escribe en sus diarios con respecto a los sucesos de Casas Viejas, que se hizo una carnicería y demás, pero fue muy necesaria dado el estado del campo en Andalucía, y que a ver cómo se podía hacer de otro modo. Pues aquí, teniendo en cuenta el talante de las izquierdas, de sus bases, esas que crisparon y agitaron como nogales los dirigentes, las mismas que luego no pudieron controlar, yo diría lo mismo que Azaña... o algo parecido. Vaya, que si no fue necesaria la guerra, dado el estado social del país, a ver cómo se podía controlar de otro modo a esas masas violentas, encolerizadas, revolucionarias en definitiva.



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