jueves, 23 de julio de 2009

Revolución de 1934: los archivos, títulos de esclavitud de la humanidad


Aprovechando las vacaciones y un catarro de verano (o la gripe del pollo), me estoy pegando unas panzadas de Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional que no te puedes dar idea. Estas hemerotecas con OCR están aportando unos recursos y una información que hasta hace dos días sólo se obtenía después de rastrear durante muchas horas y días periódicos en papel, o peor, en microforma (yo no aguanto más de dos horas sin marearme).

El caso es que me quieren colar una milonga, y tanto la hemeroteca mencionada como la de La Vanguardia me vienen, pero al pelo oye. Como bien sabes, durante la II República no sólo los de derechas trataron de establecer un estado totalitario. Los de izquierdas también, y a nadie se le escapa que los socialistas participaron y alentaron los sucesos revolucionarios de 1934 en la esperanza de implantar una república popular y socialista, que puede ser más guay, pero no deja de ser una dictadura... No le digas esto a los del PSOE que, o bien te lo niegan, o lo callan como algo molesto e incómodo, o te ponen a caer de un burro.

Con ocasión de aquellos sucesos, las autoridades radicales-cedistas se pusieron en marcha y ¡sorpresa-sorpresa! al registrar la sede de los socialistas coruñeses se encontraron con dos bombas y diversos documentos, entre otros, un plan revolucionario que consideraba a los archivos públicos y sus documentos, vestigios de lo pasado. Bueno, normal ¿no? Lo que no me parece tan normal ni medio normal es que de lo anterior se siguiese necesariamente que los archivos se debían quemar por dar cobijo a los títulos de esclavitud de la humanidad. Vamos, que un poco pasados de rosca estaban ¿o no? Por si alguien no se lo cree, copio un parrafito (aunque os recomiendo que leáis la noticia, entera):

De acuerdo con las manifestaciones del gobernador civil, los revolucionarios pretendían quemar hasta el último vestigio de lo pasado. Entienden por tal los que confeccionaron el plan los conventos, cuarteles, cárceles, juzgados, oficinas administrativas, títulos de la propiedad, actas notariales, acciones y obligaciones y archivos oficiales, todos los cuales se consideran en los documentos como títulos de esclavitud de la humanidad.

No es de extrañar con estos mimbres que durante la Guerra Civil acabasen hechos un páramo los archivos del Ministerio de Hacienda, el de Gobernación, o el 90% del Archivo de la Casa de Alba, sin que se sepa que moviesen un dedo por ellos los mismos que se dedicaron a salvar pinturitas (que está muy bien) y demás bienes culturales con valor venal (€l conc€to €$ €l conc€to), personajes a los que se dedican estudios y exposiciones que para mi se internan peligrosamente en el terreno de la hagiografía.




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