sábado, 25 de febrero de 2012

Asesinato en la calle de Caballeros


La calle de Caballeros se extendía en su recorrido tradicional desde la esquina de Castro Chané con el edificio de la Escuela del Trabajo, pasa por delante de la estación de autobuses, y termina en la glorieta de Monelos. En el primer tramo, casi frente a la Escuela del Trabajo, se produjo uno de aquellos episodios de pistolerismo republicano que me da pie para hacer esta anotación. Dejo el enlace a una imagen actual por si no se reconoce bien la zona.

Ángel Redondo Iriberri contaba 56 años en la noche del 26 de marzo de 1936 cuando le pegaron tres tiros por la espalda. Era un jornalero que vivía en una situación precaria. Castellano, había emigrado a Francia en donde trabajó para sus ferrocarriles. Allí se casó aunque pronto enviudó. Vino a La Coruña en donde contrajo nuevo matrimonio. Tenía alquilada una habitación en la calle de San Luis en donde residía con su esposa. Trabajaba como jornalero eventual en la estación del ferrocarril o en el muelle. En éste, antes de las elecciones de febrero del 36, porque tras ellas se quedó en paro. Él y su mujer recogían despojos de materiales que se cargaban o descargaban en el muelle y parece que recibían ayuda de algún familiar. Ángel Redondo estaba afiliado al Sindicato de profesiones varias (Sección Estación del ferrocarril) afecto a la CNT, y en las elecciones de diciembre del 33 había sido interventor de una mesa por el PSOE. Formaba parte del padrón de pobres de la ciudad.

El 26 de marzo de 1936 se encaminaba para su casa cuando al pasar por la calle de Caballeros, a la altura del nº 28, le dispararon tres tiros por la espalda. Se dio aviso al cercano cuartel de la Guardia de Asalto, que se encontraba en general Sanjurjo esquina Río de Monelos, aquí, desde donde destacaron una camioneta con fuerza al mando de un sargento. Trasladaron al herido a la Casa de Socorro de Santa Lucía, aquí, en donde a los veinte minutos de haber llegado, falleció.

¿Estamos ante un delito común o ante un crimen social? En un primer momento se creyó que podía ser social, pero parece que a las pocas horas dejó la investigación la brigada social de la Policía, y se encargó del asunto la que se ocupaba de los delitos comunes. El 7 de mayo de 1936 la Audiencia Provincial sobreseyó en la causa al no haberse podido averiguar quien o quienes fueron los autores de los disparos. A los pocos días, la Guardia Civil de Pontedeume recibió una confidencia. Se refería a un individuo que llevaba residiendo en la villa unos dos meses y procuraba ocultarse de la gente. En la confidencia se le atribuía un robo de alhajas y un asesinato cometido en La Coruña. El 24 de junio de 1936 se trasladaron miembros de la Guardia Civil del puesto de la capital a Pontedeume, y detuvieron al sospechoso que había tenido en 1935 un juicio de faltas por injurias a los agentes de la autoridad. Puesto a disposición del juzgado, de nuevo se reabrió el sumario, que otra vez fue sobreseído sin poder imputar al sospechoso el asesinato de Ángel Redondo Iriberri.

Os dejo con las noticias que publica sobre este hecho La Voz de Galicia. Por cierto que este medio da la primera noticia --no hay queja por la extensión-- en una discreta parte inferior de su página 5 --plana dedicada a Noticias por teletipos-- admitiendo que el crimen era social. Al día siguiente, tras obtener información de la Policia y haberse entrevistado con el gobernador... desmintió este medio que se tratase de un crimen social. Me vuelve a resultar llamativo que llevan la información sobre este suceso a una inusitada primera página. También me resulta llamativo que el semanario anarquista Solidaridad no diga ni mu sobre este hecho, ni se sepa que acudiesen al entierro las habituales representaciones obreras.

Dice La Voz de Galicia el 27 de marzo de 1936:

El crimen de anoche

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Un hombre muerto a tiros

Un suceso sangriento ocurrió anoche a las nueve y media en la calle de Caballeros, casi frente a la Escuela del Trabajo.

Iba por allí hacia su domicilio, en la calle de San Luis --tras de la fábrica de Senra-- un hombre llamado Ángel Redondo Iribarre, cuando al pasar frente a la casa número 28, en cuyo piso bajo tiene establecida una tienda de comestibles y vinos el industrial Albino Iglesias Rodríguez, sonaron varios disparos de arma de fuego.

Recibió Iribarre, según se vio luego, tres balazos, y cayó pesadamente sobre la acera. Fué una súbita descarga, hecha sin duda por personas que esperaban a la víctima y que parece que le dispararon por la espalda.

Se produjo la consiguiente alarma y corrieron los transeúntes.

A la sazón se hallaban en el citado establecimiento tres individuos, jornaleros, según parece, llamados Lorenzo Campos Ferreiro, Manuel Novo Rodríguez y Benito Landeiro Suárez, quienes fueron los primeros en acudir al lado del agredido.

Estaba echado sobre un gran charco de sangre y su estado era gravísimo a juzgar por el aspecto.

Se dio aviso del trágico suceso al cercano cuartel de los guardias de Asalto, en la Avenida de García Prieto, y de allí salió en el acto para Caballeros un autocar con fuerza al mando del sargento Sr. Abuín.

En el mismo vehículo, para no perder tiempo, se acomodó rápidamente al herido y se le condujo a la Casa de Socorro de Santa Lucía.

Ingresó Ángel Redondo en estado desesperado, no obstante lo cual hicieron lo posible por reanimarle el médico y el practicante de servicio, señores Torrado (D. Julio) y Dopico. Pero todo auxilio fué inútil. A los veinte minutos de hallarse en el benéfico establecimiento Redondo Iribarre falleció, sin haber podido recobrar la palabra.


O

No tardó en comparecer en la Casa de Socorro el juez de guardia interino, D. Luis López Giavina, con el escribano señor Urioste y el oficial señor Paredes, quienes comenzaron a incoar diligencias.

Presentaba el muerto tres heridas de arma de fuego, una en la región renal derecha, otra en la región lumbar y otra en la región lumbo sacra, con orificio de salida por el bajo vientre; desde luego mortales dos de ellas.

Fue prontamente identificado.

Vestía un traje bastante usado y en los bolsillos de la chaqueta guardaba diversos papeles.

Figuraba entre ellos un carnet de afiliado en la Coruña de la C.N.T.; una credencial expedida a su nombre como interventor en las últimas elecciones para diputados a Cortes, en la sección tercera del distrito séptimo; y hay quien dice que otro carnet, pero nos abstenemos de puntualizar tal extremo, porque no nos consta.

Tenía Ángel Redondo cincuenta y seis años, estaba casado y habitaba con Eugenio Suárez Ramos --a quien tenía realquiladas unas habitaciones-- en la citada calle de San Luis o de Mariana Pineda, 36, bajo, desde hace algún tiempo.

De la compañera de Redondo sabemos que se llama Carmen.

O

Hemos oído aseverar anoche que Redondo era o había sido delegado del Sindicato de cajonistas, pero no pudimos comprobarlo.

Lo evidente --según manifestaciones de su vecino Suárez Ramos-- es que antes de las elecciones había trabajado en faenas del puerto, como obrero eventual, en la colla de la Asociación general Patronal. Cuando la lucha electoral cesó, Ángel tuvo que dejar la citada colla, y en la actualidad estaba sin trabajo.

Consta que por la mañana había estado en el Palacio municipal a solicitarlo, toda vez que le dijeron que se estaba facilitando ocupación a los obreros parados.

Por la tarde estuvo paseando por diversos lugares de la población y se daba como rumor que había concurrido al local de algún sindicato, donde también pudo hallar empleo.

Cuando regresaba ya entrada la noche, a su vivienda, fué víctima de la inesperada agresión que le dejó sin vida.

Los jugadores de tute que estaban en la taberna nada saben. Y los contados transeúntes parece que no vieron correr a nadie, ni sospechan de persona alguna.

¿Sigue determinada pista la Policía? ¿Realizará detenciones ajustándose a algunas especies que tal vez circulaban y acerca de las cuales se guardaba absoluta reserva? Lo ignoramos.

O

Desde la Casa de Socorro de Santa Lucía fué trasladado el cadáver por orden del Juzgado al anfiteatro del Cementerio municipal, donde hoy se le practicará la autopsia.

Se hizo el traslado en una ambulancia sanitaria municipal.

Y esto es cuanto anoche se sabía de este crimen, probablemente de carácter social, que aparece rodeado por ahora de misterio en cuanto a los móviles y a los autores.

Amplía información y rectifica la publicada, La Voz de Galicia correspondiente al 28 de marzo de 1936:

Del crimen de la calle de Caballeros

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Ayer a las cuatro de la tarde se practicó la autopsia, en el anfiteatro del cementerio municipal, al cadáver de Ángel Redondo Iribarre, que fue asesinado en la calle de Caballeros en la noche de anteayer, suceso del que ya dimos cuenta a nuestros lectores.

Llevaron a cabo la operación ante el Juzgado de instrucción del distrito de la Audiencia, el médico forense señor Martínez Arnaud y el sustituto señor Villardefrancos, con el practicante Otero.

Después de la autopsia recibió sepultura el cadáver.

La impresión es que se trata de un delito común.

El finado no pertenecía a ninguna colla del Muro, ni nueva ni vieja; únicamente cuando había exceso de trabajo en los muelles y hacía falta algún obrero, el capataz admitía momentáneamente a suplentes que frecuentaban aquel lugar, y uno de éstos era la víctima.

Ángel Redondo --que es castellano--, estuvo en Francia, donde trabajó en ferrocarriles y estuvo inscripto en un Sindicato de alumbrado. Allí se casó con una francesa, que falleció al poco tiempo.

Vino luego a La Coruña donde contrajo matrimonio con Carmen Ramón Catá, de 56 años, con la que vivía en el lugar de San Luis, 36, bajo, en una habitación que había tomado en arriendo a Eugenio Suárez Ramos.

El matrimonio frecuentaba los muelles, dedicándose a recoger despojos de carga y descarga de mercancías.

Un hermano de Ángel vive en Ponferrada, y una hermana, casada, reside en León. Esta le enviaba con frecuencia dinero para ayudar al matrimonio en su vida precaria.

Los carnets que se le encontraron en el bolsillo son dos: uno de la Confederación del Trabajo --Sindicato de profesiones varias. -Sección de la estación del ferrocarril--, con fecha de ingreso en primero de septiembre de 1931, y el otro es francés, de la C. G. T. - Federation de L'Eclairage, y corresponde a los años 1919 y 20.

También se halló en las ropas una cédula de pobreza, expedida por el Ayuntamiento de La Coruña, y una credencial de interventor del partido socialista en las elecciones de diputados a Cortes del año 33.

Confirma la creencia de que no se trata de un crimen social, el hecho de que la Brigada especial de la Policía encargada de asuntos sociales, ha cesado en sus actuaciones en el asunto; continuando los trabajos de aclaración del crimen la Brigada de asuntos criminales comunes.

Hasta ahora nada más se sabe acerca de este crimen, ni de los móviles que impulsaron a sus autores; ni, que sepamos, hay ninguna pista para descubrirlos.

IMPRESIÓN OFICIAL

Hablando ayer al mediodía el gobernador con los periodistas, y refiriéndose al crimen de anteanoche, decía que de los informes que de la víctima obtuvo la Policía en los centros obreros y entre la gente que le conocía, parece comprobado que lo ocurrido no tiene la menor relación con las cuestiones de carácter social.

La víctima, por lo visto, no era, ni mucho menos, un militante activo, ni por consiguiente significado en la actuación obrerista.

No tenía oficio ni trabajo fijo.

Solía trabajar donde le salía en que ocuparse; unas veces en los muelles y otras en la estación del ferrocarril.

También da cuenta La Voz de Galicia el 25 de junio de 1936 de la detención que dio pie a reabrir el sumario:

UNA DETENCIÓN

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Por una confidencia que tuvo la Guardia Civil de Puentedeume hubo de detener ésta en aquella villa a Luciano Fuentes Varela, de veintitrés años de edad, soltero, vecino del lugar del Ventorrillo, letra G., de esta capital, ya que se decía de él que había cometido un robo de alhajas y el asesinato de un hombre en La Coruña.

Hacía unos dos meses que residía en Puentedeume y se advirtió que procuraba ocultarse, sustrayéndose a la vista y trato de las gentes.

Por si, como se afirma, es autor de los delitos que se le atribuyen, ha sido puesto a disposición del Juzgado.




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