jueves, 15 de enero de 2009

Expolio en Castellón: la historia se repite...


Queridos amigos, estoy realmente sorprendido y disgustado ante las noticias que aparecen en el blog de María José Aldaz, archivistica.net, en torno al expolio de documentos militares que se ha desarrollado en Castellón, unos 13.000 expedientes judiciales correspondientes a consejos de guerra celebrados en dicha ciudad a partir de 1938 y que so capa de una digitalización se trasladan a Madrid, es de suponer que como paso previo a su integración en el parque temático :-) de Salamanca. para su integración en el Archivo General e Histórico de la Defensa, que aún no está creado. Creo que cualquier comunidad autónoma que cuente con fondos judiciales de origen militar puede temer un expolio similar, que cuando las barbas del vecino... Y claro, por lo que me queda cerca, estoy pensando en el Archivo Intermedio de la Región Militar Noroeste, que al parecer funciona bien, o eso se lee en foros sobre Memoria Histórica, y algún amigo, coincide ¿Por qué no dejarlo simplemente en Archivo de la Región Militar Noroeste, si al parecer es un archivo que funciona y bien, con carácter intermedio e histórico?

Si de dichos se trata, aquí encaja bien aquello de que la historia se repite. Os copio dos escritos publicados en sendos periódicos que hacen bueno este aserto. En 1887 se pasó por Galicia un expoliador oficial enviado por la Dirección General de Instrucción Pública, José Villaamil y Castro, que recogió cuanto documento eclesiástico encontró en las oficinas de Hacienda en Lugo, Ourense y Pontevedra, y no entró en A Coruña porque por aquí había un archivero, del mismo Cuerpo Facultativo, Andrés Martínez Salazar, que pese a ser astorgano, se opuso con todo vigor y tenacidad a lo que era una notoria injusticia con el pueblo gallego y su patrimonio cultural. Lo curioso del caso es que el bueno de Villaamil, pese a ser miembro del Cuerpo Facultativo de Archiveros del Estado, no entregó esos documentos al AHN, sino que se los quedó y sus descendientes sacaron, quiero recordar que cinco mil pesetas del año 1912 cuando se los vendieron al propio Estado que los depositó en el AHN... Vamos con lo prometido:

OTRA EXPOLIACIÓN (sic)

¡Gallegos, a defenderse!
Ha llegado a la Coruña un erudito gallego, el Sr. D. José Villa-amil y Castro, que trae la misión que le ha sido conferida por la Dirección General de Instrucción Pública, de arrebatar a su patria los códices, los documentos históricos, los tesoros escriturarios que, procedentes de los monasterios, yacen depositados en esta capital en el palacio de la Intendencia a disposición de la Administración de Propiedades e Impuestos de la provincia. Hace ya bastantes años, otro acaparador oficial, el Sr. D. Pascual Gayangos, privó también a Galicia de los tumbos de sus más famosos conventos. Nos llevan, pues, las fuentes de la historia regional, impidiendo así que ésta, gloriosa cual pocas, pueda escribirse y publicarse. Y nos las llevan hasta sin inventario, al peso quizás, de modo que no podrá ser factible hacer constar, el día de las grandes reparaciones, o, si se quiere más claro, de las grandes restituciones, lo que era nuestro, lo que lo es todavía, pero que, por las trazas, corre riesgo inminente de ser metamorfoseado… ¡Oh! ¡No consintamos tal, gallegos! Opongámonos al expolio de nuestras riquezas históricas, de nuestras tradiciones, de nuestras leyendas; gestionemos para impedirlo, pidiendo, exigiendo porque tenemos derecho para ello que –por lo menos, si por la centralización vencidos somos– se forme previamente detallado inventario. E sinon non. El que se lleva un objeto está en el deber de extender cumplido resguardo del mismo. Nada más por hoy, como no sea dar la voz de alerta al país, deplorando, por último, que todo un D. José de Villa-amil y Castro acepte, a pesar de ser gallego, y gallego distinguido, el tristísimo y lamentable papel que se le hace ejecutar en su propia patria. ¡Siquiera Gayangos no era hijo de las cuatro provincias gemelas!

***
Después de escrito lo referente a la expoliación de nuestros documentos históricos, sabemos que las autoridades locales y las corporaciones populares telegrafiaron ayer tarde a los señores ministro de Fomento y director general de Instrucción Pública, en súplica de que se revoque la orden de centralización, cesando el buen gallego Sr. Villa-amil en la repulsiva tarea de incautación… llamémosle así. Seamos cultos. Sabemos, además, que la Diputación de esta provincia telegrafió a la vez a las de las de las otras tres de Galicia, dándoles la voz de alarma y encareciéndoles no dejen salir del país documento alguno y reclamen los ciento y tantos legajos que se dice tiene ya acaparados el entusiasta gallego Sr. Villa-amil entregándolos en el Archivo General de nuestra región.

[El Anunciador, 26 de junio de 1887].

El Danzante, también correspondiente al 26/06/1887, le dedica este suelto:

¿Qué ave de rapiña se encuentra en la Coruña, recorriendo nuestros archivos para arrebatarnos los documentos más preciosos de nuestra historia? ¿Qué gallego es ese que tenía en las oficinas de propiedades separados documentos de gran valía para transportarlos a Madrid? ¿Es posible que consientan las autoridades y sobre todo las corporaciones provincial y municipal una rapiña semejante? El individuo en cuestión parece que trae de la Corte una especie de catálogo de los mejores documentos y parece que ya en Pontevedra recogió los que tuvo por conveniente. ¡Alerta diputados provinciales! ¡Alerta Ayuntamiento! A ciertas aves de rapiña hay que cortarles las alas. Por la raíz.

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