martes, 8 de junio de 2010

Crónica de la manifa


En medio de una pertinaz lluvia se desarrollaron sendas manifas esta mañana en Umbilicus mundi. La Policía Local da cifras de 1.200 y 4.500 personas respectivamente. Ambiente un tanto apático, en el que no se escuchó un solo grito a lo largo del desfile, y sólo unos petardos de siete u ocho estallos, con los que alguno debía recordar con agrado los tiempos de la cochambrosa, introducían una cierta tensión y daban algún que otro susto a los convocados. El seguimiento escaso. En un centro de unos 30 trabajadores sólo siete se adhirieron, y para eso dos no cuentan que están de vacaciones.


2 comentarios:

Ramiro dijo...

¡Qué pena! Có ocupado que ando, non puiden disfrutar do blog máis sabroso da Rede.
É certo o das folgas, aínda que tamén é certa a creación dos sindicatos amarelos e o pago de pistoleiros profesionais, por exemplo, na Cataluña dos anos vinte. E digo eu, unha ametralladora nunha execución, para vixiar ós que empuñan as armas, non é a metáfora perfecta da loita de clases?
Eu non fixen folga. Non ía facela, pero aínda me quedan por axustar unhas contas cun cuasiliberado sindical da CIG que onte protagonizou un espectáculo de xuzgado de guardia. Oito compañeiros comen xuntos; coma sempre, divídese entre oito e sae a 9 €. Este impresentable empérrase en que cada un pague o seu, multiplicando o traballo da pobre camareira, porque lle parecía que pagaba de máis. Ao final sábese que el debía 9,90 €. O pobre está buscando unha casa con horta que lle permita acudir á sede do sindicato a pé ou en bicicleta.
Dito ocal, reafirmo o meu compromiso político e sindical. Son socialista sen ningún xénero de dúbidas. Pero creo que o socialismo consiste en dar, non en pedir.
Tamén tiven un motivo de ledicia: pareceume que un coñecido me facía un guiño desde as páxinas dun periódico. Mágoa que escriba nese xornal! Eu escribo nun máis claramente de dereitas, pero máis serio e máis comprometido: La Voz de Ortigueira.

Ramiro dijo...

Y ya más calmado, explico por qué no fui a la huelga. Los propios sindicatos reconocen que la plantean como "prueba" ante una huelga general. Pues bien, a mí no me sobra el dinero para renunciar a un día de trabajo. Creo que con imaginación se podrían practicar otras medidas de protesta más eficaces; porque la única eficacia que le veo a una huelga de un día es el posible éxito que de ella puede derivar para la confirmación en sus puestos de los dirigentes sindicales. Por otra parte, el desprestigio profesional en que está sumido mi colectivo es enorme. No puede permitirse el lujo de salir a la calle en este contexto de cuatro millones de parados, después de quince años tragando Logses y congelaciones salariales, sin hacer nada para recuperar su prestigio profesional. Nada.
Con respecto a los sindicatos en general, desde que empezó la crisis, se han limitado a presionar presuntamente al gobierno para que no recortase derechos sociales. Pero no han dicho nada nunca positivo: cómo afrontar la crisis con medidas concretas, cómo reducir costes en una administración desproporcionada ya desde los más pequeños ayuntamientos, con una clase político-sindical que son los privilegiados de esta democracia; con una riada de pseudoinfraestructuras (Casas da Incultura, Paseos marítimos, Pazos da Ópera...) en las que se malgastaron los fondos europeos... Un despropósito insostenible. Y por supuesto, con miles de autónomos que declaran lo que quieren y archimillonarios que tienen sus cartos a buen recaudo en el SICAV.
¿Qué hacer? Pues de entrada denunciarlo. No dejarse arrastrar por esta marea de mierda. Señalar a los vividores. Exigir otra cosa.
Pero me temo que las clases medias cualificadas sólo están comenzando su particular "via crucis".