jueves, 26 de agosto de 2010

¡Fascista, fascista!


Hace no mucho tiempo, cuando alguien quería insultar a otro, solía acordarse de su parentela empleando un lenguaje subidísimo de tono. Ya llevamos unos cuantos años en los que está muy extendido, a falta de mejores argumentos, esto de llamar revisionista o fascista a cualquiera que discrepa de la línea que sigue la supuesta historia oficial. Como yo creo que en un país democrático tal engendro no existe, sigo opinando y procurando argumentar mis opiniones. Al hilo de lo anterior, seguramente conoceréis las anécdotas que cuenta Unamuno al diario madrileño Ahora, y que dan idea de como estaba el ambiente social, las calles del país, allá por julio de 1936:

«Pasa por la plaza una muchachita acompañada de su familia, cuando un zángano mocetón se divierte en hacerle una mamola. El familiar se vuelve a reprenderle; el mocetón se insolenta y el otro arrecia en la reprensión. Entonces, ante el grupo de curiosos que se arremolinan, ¿qué se le ocurre al zángano? Pues ponerse a gritar: "¡Fascista, fascista!" Y esto basta para que el represor tenga que escabullirse, no fuera que le aporrearan los bárbaros.»

«Otro día, en un rincón de una calle, sorprende un guardia municipal a otro mozallón haciendo necesidades; se le acerca, no a multarle según piden las Ordenanzas, no, sino a llamarle la atención, y el necesitado, al verle venir se yergue y le espeta un "¡que soy del Frente Popular!"

Para que veáis lo integrados que estábamos en Umbilicus mundi en ese ambiente revolucionario, que al parecer es guay, genial, estupendo... para que veáis que el bueno de don Miguel no exagera, también puedo contar yo otro hecho similar ocurrido con el (funesto) Frente Popular en el poder. Se lee en La Vanguardia correspondiente al 25 de abril de 1936:

LA CORUÑA
, 24

Anoche, un agente de la Tabacalera pretendió detener a un individuo que llevaba tabaco de contrabando. Para evitar su detención, el contrabandista empezó a dar gritos llamando fascista al agente. El público se abalanzó sobre éste, quien se refugió en un establecimiento. Gracias a la intervención de unos soldados se evitó ocurriera algo grave.

Pues eso...



No hay comentarios: