viernes, 3 de mayo de 2013

Puñaladas en Santa Catalina

Aunque me encuentro con asesinatos, agresiones --peleas de mujeres, para dar con un zueco-- y otras miserias varias de aquella sociedad, sólo recojo las que tienen o podrían tener un matiz político o social. Vamos con una de puñaladas, término que en cierta ocasión oí pronunciar como apuñaladas :-) El 10 de julio de 1936, Manuel Pardo Rodríguez (según La Voz de Galicia, José Pardo Fernández) chófer de una agencia, entiendo que de transporte, --tal vez Rey Soler, dedicada al transporte de mercancías, junto al Molino, en un solar que hoy hace esquina a Duran Loriga-- tuvo una fuerte discusión con un compañero, Lucas Rivero Liñero (según La Voz de Galicia, Luis Loñero) en la estación del Norte, cuyo solar ocupa hoy la estación de autobuses. Cuando el chófer estaba en la agencia establecida en la calle de Santa Cataliña, hablando con el contable, el compañero con el que había discutido le asestó tres puñaladas, una en la espalda y dos en un codo. Como en aquella sociedad la política y el sindicalismo lo trufaba todo; como la discusión que se produjo en la estación parece ser que se originó por cuestiones de trabajo, me parece que entra dentro de lo posible y hasta de lo probable, que el conflicto tuviese su origen en diferencias de tipo político o social, pero a saber.

Mis notas, telegráficas, que las actas de los juicios verbales de faltas se expurgaron como se van a expurgar ahora, y nos quedamos como estábamos, lamentablemente.

Versión de La Voz de Galicia correspondiente al 11 de julio de 1936:
Las puñaladas de ayer
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Ayer tarde, en el local de una Agencia establecida en la calle de Santa Catalina ocurrió un suceso sangriento.
Cuando el chófer de dicha empresa José Pardo Fernández, de 36 años, casado, estaba conversando con el contable de la casa, otro obrero al servicio de la misma, llamado Luis Loñero, le asestó tres puñaladas.
Se hallaban ambos enemistados.
En un automóvil se trasladó al herido a la Casa de Socorro del Hospital, donde fué curado de primera intención por el médico y practicante de guardia señores Ponte Ferreiro (Don Francisco) y Naya Badía.
Presentaba una herida incisa en la región dorsal izquierda, entre la quinta y sexta costilla, y otras dos, en el codo del mismo lado.
Su estado fue calificado de pronóstico reservado.
Por prescripción facultativa se dejó a José ocupando una cama en el Hospital municipal.

Pocas horas antes José y Luis habían tenido una fuerte discusión, por cuestiones de trabajo, en la estación del ferrocarril.

El agresor fue detenido.

El Juzgado de instrucción de guardia se personó en el Hospital, con objeto de tomar declaración al herido.


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