miércoles, 22 de septiembre de 2010

La División Azul, que lucharon con Hitler, y tal


Aprovecho la ocasión para dar el ¡Hola! a los chicos de la neocasa del pueblo aconsejándoles que lean. Porque veo que cada día piensan menos. Ellos siguen la doctrina, las tres consignas que les dan, muy sencillas y breves, y las repiten como papagayos, sobre todo para trollear. Una de estas consignas viene a decir que los miembros de la División Azul eran malísimos, peores que Cruela de Vil, porque fi-ja-te tú, lucharon en la II Guerra Mundial codo con codo con Hitler. Vamos por partes otra vez.

Los señores que se apuntaron a la División Azul lo hicieron por varios motivos: para alejarse del país y evitar una posible represión (que es a lo que más bombo dan ahora) pero sobre todo, iban a luchar contra el comunismo, no contra los rusos, contra el comunismo soviético, que les había montado las chekas o Paracuellos, en donde habían perdido amigos y parientes.

Recordaba algún divisionario que antes de la guerra civil, les proyectaban en el cine de su barrio, el Salón Victoria (más conocido por el Hueso), un cine de bancos de madera corridos, les proyectaban, digo, documentales sobre la URSS y muchos de ellos flipaban: niños gorditos, gente bien vestida, felices, grandes barriadas de edificios modernos de hormigón, autopistas anchísimas... Recordaba este mismo divisionario el contraste que le había producido llegar a Rusia y comprobar que los primeros kilómetros tras la frontera sí contaban con edificaciones modernas, pero la autopista y los edificios modernos se acababan a los pocos kilómetros, y a partir de ahí, pobreza y más pobreza. Vamos, que tenían esos pocos kilómetros como lugar propagandístico, al que invitaban a los que venían del extranjero con su séquito de periodistas, que mostraban al mundo como era la URSS. Pura propaganda.

Este miembro de la División Azul fue de los que se marchó a Rusia para luchar contra el comunismo, y no sé, sospecho que también porque en casa había dos hermanas estudiando, la familia no era de las pudientes, y un destino en Rusia tal vez estuviese mejor remunerado que en la plaza de origen, y se echaba una mano en casa. Es sólo una sospecha.

Creo que cualquier obra que se ocupe de la División Azul destaca el buen trato que tenían con los rusos. Lo confirmo, y casi me atrevo a decir que se llevaban mejor con la población civil que con los alemanes. A estos los admiraban por su progreso, por su tecnología, por su mente cuadriculada. Por ejemplo, les llamaba la atención y les daba un ejemplo de planificación, que se les hiciese beber medio limón a la semana para prevenir el escorbuto, y se registraba documentalmente que habían tomado el zumo de limón. Los admiraban por su mentalidad cuadriculada, pero a la vez... también los miraban por el rabillo del ojo, como si estuviesen algo piraos o pasados de rosca.

Por lo que se refiere a la relación con la población, este divisionario contaba que la casa en la que estaba alojado, lejos de las que les mostraban en los documentales, era una simple isba hecha con troncos, que se cruzaban en un tejado a dos aguas, sin divisiones interiores que se hacían con telas. El interior estaba empapelado con papel de periódico. En esa isba vivía un matrimonio mayor con su hija. Tenían otro hijo pero este luchaba al otro lado de las trincheras. Así como los alemanes despreciaban en cierto modo a la población rusa, o los trataban con brusquedad, los divisionarios no. Este contaba que tenía acceso al economato y allí sacaba no sólo comida para él, sino toda la que podía para "su" familia rusa. La relación era muy buena con los padres, no así con la hija que era comunista, guardaban las distancias, y además ella trataba de forma inaceptable a los padres, sobre todo al padre, que estaba impedido, sentado en una silla y al que este miembro de la División Azul solía acostar y levantar cuando las necesidades del servicio no se lo impedían. La única vez que este voluntario de la División Azul puso la mano encima a una mujer -decía- fue precisamente con esa chica. Llegó a la isba y se encontró con que la hija estaba zarandeando al padre; el divisionario le dio un grito, y al ver que la chica no paraba y además le daba un bofetón al pobre viejo, levantó la mano y le dio una bonita bofetada, suficiente para que la muchacha se calmase, saliese llorando, y se formase un dramón con los pobres padres, con el divisionario que les pedía perdón, estos que le agradecían el gesto, que le decían que estaba loca, pero todos se disgustaban y lloraban.

En cualquier caso la relación con esta familia no pudo ser más afectuosa por ambas partes. Por ejemplo, cuando el viejo sabía que el divisionario tenía que hacer alguna guardia y salir de noche en medio de la nieve, cogía una hoja de periódico, la enrollaba como una cuerda, le prendía fuego en una punta e inmediatamente metía este periódico por la caña de la bota para calentársela. Un día este militar, que se comunicaba con ellos con el poco ruso que había aprendido y por señas, le preguntó a la madre por qué lo trataban tan bien, si formaba parte de un ejército enemigo. Ella le dijo que tenía un hijo al otro lado de las trincheras, y esperaba que allí hubiese otra madre que cuidase a su hijo como ella lo cuidaba a él.

En cuanto a los nazis, la División Azul no participó en operaciones de exterminio. Hablo por lo que decía este miembro de la División Azul. Ellos de los gaseos y exterminio de la población, no sabían nada. Se enteraron al concluir la II Guerra Mundial. Al conocerse la existencia de campos de exterminio, este divisionario recordó que en cierta ocasión se encontraba en una estación de tren. Dentro de un cercado había un grupo de disminuidos psíquicos. Le llamó la atención porque le pareció un ejemplo de la perfección alemana. Estaban allí custodiados y creyó que los alemanes, cuadriculados como eran, los llevarían en tren y los distribuirían con toda perfección en hospitales superespecializados en el cuidado y tratamiento de estas personas. Al saber de la existencia de campos de exterminio, inmediatamente recordó aquella escena y estaba convencido de que se los llevaron a algún campo para gasearlos.

En resumen, de participación en el exterminio de judíos o de la población civil, nada de nada. Luchaban contra el comunismo de aquella época, que no era precisamente el eurocomunismo de hoy. Pero claro, si mola el comunismo de aquella época, ¿cómo no van a demonizar y repetir tres consignas sobre la División Azul? Al final les darán la zanahoria en forma de carguito como premio a su fidelidad (y tapadera para su falta de...).

Por último, ¿y estos muertos? ¿De los que quedaron allí no nos ocupamos? Pillines, pillines...

PD: la foto, dice por su reverso "Avión soviético destruido en el Frente del Este. Rusia (Invierno 1941)". La original es muy pequeña, 28 x 35 mm



2 comentarios:

Ramiro dijo...

Creo haber visto en la tele, hace unos diez años, que, gobernando el PSOE, se hizo en Rusia un cementerio de españoles, con restos de compatriotas de la División Azul y del Ejército Rojo (o sea, el de la URSS, que el que aquí fue "cautivo y desarmado" no era rojo, sino español ;)). Lo que no sé es si esta iniciativa se limitó a una zona de Rusia, a unos cuantos muertos, o si fue sólo un acto de cara a la galería, aislado y sin continuidad.
Por cierto, no creo que haga falta recurrir a checas ni checos para explicar por qué un españolito se fue cantando coplas caminito de Moscú. Si lo hizo, como lo hicieron muchos, porque le dio la real gana, porque era anticomunista y porque tenía unos determinados principios (que menda no comparte), pues basta. No creo que pueda criminalizarse el hecho de tener ideales, salvo que el fiscal (o diabolo) del idealista sea el consabido mastuerzo que defiende a machamartillo que los únicos ideales aceptables son los suyos ( y que probablemente jamás arriesgaría su vida por ellos, claro está).

LA NIÑA DEL EXORCISTA dijo...

Hay un cementerio que la Hermandad levantó con ayuda de una organización alemana que se dedica a la recuperación de cadáveres de guerra. Pero juraría que hace tiempo leí que allí hay, en números redondos, 1500 cadáveres. Si murieron unos 5000, falta la mayoría.

Intereconomía o afines, se fueron a recuperar unos cadáveres que eran echados a una mina, cubiertos con cal viva, etc. Al parecer pidieron una ayuda para exhumar e identificar los restos. Como los muertos eran del bando "nacional", al parecer también, se la denegaron, que las subvenciones no eran para cadáveres de ese bando... Si lo anterior es cierto, me parece inaceptable.

Traigo a colación lo anterior, porque si no hay subvenciones para recuperar los cadáveres de aquí si pertenecen al bando nacional, no me extrañaría nada que faltasen por localizar unos 3.500 de miembros de la División Azul.