viernes, 18 de marzo de 2011

Los de la Lejía, víctimas en vida


Lo dicho, os dejo sendos sueltos publicados en Joven Socialista. Órgano de la Juventud Socialista de La Coruña, en su nº 5 de 24 de noviembre de 1935. Por ellos se comprueba que los de la Lejía ya iban de víctimas, incluso antes de ser fusilados:

Hace días en la calle de San Roque, delante de la casa del contratista de las obras de los fuertes, le dieron una soberana paliza a un esquirol. Nos extraña sobremanera no hubiera la policía buscado "a los de la lejía".

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Ardió la casa de la Manolita. Se cree ha sido alguna mano criminal. Se busca "a los de la lejía".

Por supuesto, la mala fama no se la habían ganado a pulso, y la policía era un cuerpo represor y genocida, etcétera, que no tenía confidentes y los buscaba hasta en el supuesto incendio de la casa de la Manolita, que supongo será Manolita la del Relleno, uno de tantos personajes de la época, como Cirilo, que había ido dos veces a Roma, llevaba los pies vedados, el cuerpo cubierto de medallas, y decía: ¿Veís en mis ojos al Papa? Otro era Marcelino el del Cantón, que iba de lord, hablaba en inglés con los turistas que desembarcaban, y no daba corte a cualquiera. En cierta ocasión pasó por su lado el banquero Pedro Barrié de la Maza y le ofreció trabajo: ¡Que traballe Barrié! Por citar otro más, Pepiño o tonto, que también era conocido por decir: Pedra que tiro, pedra que da, e senón da, pasa rozando. Los de la Lejía eran unos auténticos personajes, parangonables en fama a los anteriores. Con la diferencia de que de los anteriores, a lo sumo se podía recibir una pedrada de Pepiño. A ver si otro día os cuento el caso de una reunión clandestina, en la que tuvieron el cuajo de afirmar que tan sólo estaban comiendo berberechos XD Lo peor es que coló, y ya se sabe que cuando no se hace justicia, se abre camino a la venganza.



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