jueves, 10 de enero de 2013

Asalto a la capilla de Feáns

Aunque ya me ocupé de este tema, vuelvo sobre él al haber localizado copiosa información tanto sobre el asalto como sobre sus derivaciones, que dejaré para otra anotación. De acuerdo con el Resumen de los desmanes, el 7 de junio de 1936 "profanan la capilla de Nuestra Señora del Carmen de Feáns y escarnecen una imagen de la Santísima Virgen". La capilla me dicen que se encontraba en lo que es hoy ese aparcamiento del centro cívico de Nuevo Mesoiro.

Si la fecha es la ajustada parece que sobre las nueve de la noche de ese día se reunieron en la taberna de Rogelia lo que el P. Blanco Rey denomina el grupo de Feáns, vinculado u organizado según este autor por el maestro de Sésamo (Culleredo), Ramón Figueroa Vilachá, de la FETE-UGT aunque no violento; del que formaban parte como elementos destacados Gerardo Paseiro Carril, según el mismo autor, de Izquierda Republicana. En mi opinión el asalto fue una de tantas cafradas cotidianas que ocurrían en aquella república, llevada a cabo por los mozos del pueblo a los que la izquierda había inculcado ideas en virtud de las cuales la libertad religiosa y de culto estaban de más, y que se podía hacer cualquier cosa en la seguridad de que nada les pasaría y además se correrían una buena juerga haciendo el bestia.

El 7 de junio se reunieron en la taberna de Rogelia, Santiago Souto Vázquez, de 41 años; Manuel Candamio Villares, de 18; Juian Boedo Fernández, de 17; Gerardo Paseiro Carril, de 25 años; Antonio Pan Pereiro, de 25; Francisco Cambón Fernández, de 29; Aurelio Méndez Loureiro, de 20 años; Carlos Candame No, de 18; Jesús Deza Capelán, de 25 años; José Fernández Iglesias de 22 años; y Manuel Bello Capelán también de 22 años. Todos ellos acordaron asaltar la capilla de Feáns, entraron aprovechando que se había cambiado la cerradura hacía poco y Antonio Pan tenía llave, sacaron la imagen y ornamentos de culto dejando los bancos revueltos y el altar desposeído de cualquier objeto, como si estuviese recién construido. Los ornamentos fueron esparcidos por el campo, los recogieron unas niñas y se los entregaron a José Otero Salgado, @ Mallo, al que derribaron el 14 de junio 21 m de muro que protegía una plantación y que en causa que se les siguió fueron condenados a reconstruir. Por su parte la imagen de la Virgen del Carmen fue extraída de la capilla, estuvieron jugando con ella a la llave, y acabaron por romperla a patadas o a palos. Al día siguiente parece que también rasgaron un cuadro de la Virgen que se encontraba en la capilla. Ésta se había construido en torno a 1934, y me dicen que tras el asalto nunca más volvió a funcionar.

No parece que antes de comenzar el GMN la justicia hubiese actuado para perseguir el asalto a la capilla de Feáns. Todo apunta a que las investigaciones comenzaron en virtud de una denuncia que presentó el 31 de agosto de 1936 Antonio Pérez Bello, de 48 años, un labrador vecino de Mesoiro que puso a la Guardia Civil sobre la pista de los asaltantes. Antonio Pérez Bello fue presidente de una de aquellas asociaciones agrarias que funcionaban en la Galicia rural y que indemnizaba a los miembros cuando les moría una vaca por ejemplo, o los socorría con un subsidio, en este caso de 2,50 pesetas cuando estaban enfermos. En una de las reuniones acordaron contratar a un maestro (¿Figueroa Vilachá?). Desde las elecciones de febrero del 36 Antonio fue uno de tantos españoitos humildes, perseguidos por las izquierdas por el solo hecho de ser de derechas. El agricultor, amenazado de muerte, tuvo que venir a La Coruña y refugiarse en la casa de Manuel Ponte en calle del Mariscal Pardo de Cela, a donde fueron a buscarlo tres individuos que habían estado en su misma mesa electoral. De los disgustos se puso enfermo y la sociedad le negó el subsidio, lo que le llevó a darse de baja.

Cuando Antonio Pérez Bello cesó en la presidencia, parece que comenzó la orientación laicista de las enseñanzas en la escuela. Acudían a las reuniones de la sociedad los extremistas de la Silva, la Moura, la Grela, el Birloque y otros lugares, siendo el organizador de estas doctrinas José Prego Veira, de Vioño, vinculado al Partido Sindicalista según Lamela (p. 42), de cuyos miembros corre la especie de que eran anarquistas no violentos. No lo serían los dirigentes, pero sí sus dirigidos. También destaca como organizador José Pardo Balay, del Birloque.

La denuncia también nos aproxima a lo sucedido al comenzar la guerra en el entorno de Feáns. Parece que los extremistas que se opusieron al Ejército huyeron y se refugiaron por los montes de los Chans, dedicados entonces y ahora a canteras, entre Mesoiro y Pastoriza. Se destaca a Manuel López @ O Pataboco, natural de Feáns y vecino de Pastoriza, que llevaba en la mano un lote de bombas y un cordero que había robado a una mujer en las inmediaciones de la fábrica de Senra, entregando las bombas a José Rodríguez Seoane, que con Gerardo Seoane Teijido llevaban comida y noticias los huidos. También se dice que una mujer, vendedora de periódicos en La Coruña, al ir por las casas a pedir comida para los revolucionarios, amenazaba con tirarles una bomba que llevaba en la mano si no se la daban. Hace bien poco un vecino de Brexo en Cambre me comentó que en la posguerra, un día se presentaron a su padre --modesto agricultor como él-- cinco fulanos que lo coaccionaron a punta de pistola, y hubo que darles de cenar.

Por último, me gustaría también destacar el rigor de la Guardia Civil, tan en entredicho por la propaganda de izquierdas. No digo que en otros atestados no se relatasen puras fábulas --que en mi opinión saltan a la vista--, pero sería bueno que quienes descalifican en su conjunto los procesos penales de la justicia militar franquista demostrasen que todos eran fraudulentos, porque me temo que se generaliza de forma interesada para llevar el agua al molino demonizador que interesa. Al menos en este caso no se guiaron por el primer rumor o por la declaración de un acusado como se suele decir, sino que realizaron las oportunas gestiones e hicieron constar en el atestado que lo denunciado no se pudo comprobar. Lo denunciado fue que uno los vecinos acusados de asaltar la capilla de Feáns señaló a Benito Varela y Santiago Souto, @ O Touro, como dos de los revolucionarios que habían hecho frente al Ejército los días 20 y 21 de julio de 1936, armados con escopetas en La Coruña. La acusación era gravísima dado el estado de guerra en que se encontraban y si se comprobaba que las armas habían sido disparadas o que los acusados habían hecho fuego con ellas, conllevaba una condena a muerte, probablemente extrajudicial. Efectuado el oportuno careo con los acusados, el denunciante rectifica su declaración y la Guardia Civil añade que no pudo comprobar la participación de los acusados en los enfrentamientos con el Ejército. De la fuerza instructora formaba parte el guardia Vicente Peralta López, que luego sería promocionado a jefe de la brigadilla tras el tiroteo en el que falleció Arcadio Vilela, y Peralta resultó herido en una pierna con balas, me dicen que "rusas", que le provocaron una cojera permanente y que llevase los proyectiles hasta la sepultura porque al parecer no se le podían extraer.

La causa es tan rica y extensa que no dejo más que dos pinceladas. Quien esté interesado puede conocer pormenores tanto en la causa en si, como en unas diligencias sumariales que se tramitaron aparte al encontrarse dos de los acusados en el frente.

¿Sería esta la sede de aquella sociedad?


Los autores fueron condenados a unos meses de prisión y según el P. Blanco Rey, cuando la gente le reprochaba a uno de ellos el asalto a la capilla, respondía que sí, que lo habían hecho, pero lo habían pagado: Bueno, fixémola, pero pagámola ¿non?



2 comentarios:

Unknown dijo...

http://www.lavozdegalicia.es/hemeroteca/2002/05/17/1090145.shtml?idioma=galego
Imaxe da capela antes de tirala Caco Vazquez

LA NIÑA DEL EXORCISTA dijo...

Me temo que esa no es la capilla, quiero recordar que construida en 1934. Lo que se ve en la imagen y a lo que llama capilla es el pazo de Feáns, que aparece documentado en Torres, pazos y linajes de provincia de La Coruña de Carlos Martínez-Barbeito.