martes, 29 de enero de 2013

De tanguistas y petardos

Estuve dudando si usar este caso, pero qué caramba, puede tener algún interés. En La Coruña los carnavales no se civilizaron hasta el año 1916 en que el alcalde Manuel Casás los convirtió en una fiesta decorosa y elegante. Hasta entonces, el pueblo, se tiraba basura, o bacinillas, tiznaban a la gente con carbón, la manchaban con harina, o ponían tijeras de punta en el pavimento de los lugares de paseo. Pero la gente no cambia tan rápido cuando abunda lo primitivo y en la sociedad tanto de los años diez como de los treinta, eran legión.

Una tanguista era una chica que trabajaba en un bar de camareras, que al igual que ciertos bares de nuestros días están llenos porque las camareras usan ropa escotada, o de lycra que atraen a los clientes, en aquellos bares las tanguistas o camareras eran chicas que alternaban fuera del mostrador con los clientes para hacerlos consumir. Uno de esos bares era El Sol, del que me dicen que tal vez estuvo en la cuesta de la Palloza, hacia la casa de las cigarreras. Lo cierto es que en las primeras horas del 1 de junio de 1936 unos clientes estaban en El Sol y encendieron un petardo infantil, que colocaron bajo la mesa en la que se encontraba la tanguista Aurora Varela, de 24 años, a la que la broma le costó unas quemaduras en el pie izquierdo de las que tuvo que ser asistida en la Casa de Socorro del Hospital. El hecho se declaró falta, cuyo conocimiento debió corresponder al juzgado municipal correspondiente en el oportuno juicio verbal. Como las actas de estos juicios se expurgaron, no se conoce el resultado final. Queda como un caso más que permita caracterizar a aquel pueblo, mitificado hasta la nausea, en donde esta broma pesada es sólo un suceso menor.

Mis notas.

Lo cuenta El Ideal Gallego correspondiente al 2 de junio de 1936:

BROMAS PESADAS

Un cliente que se encontraba ayer de madrugada en el bar Sol, sito en la Palloza, encendió un pertardito debajo de una mesa, y al estallar lesionó en el pie izquierdo a la tanguista Aurora Varela Conde, de 24 años, domiciliada en la calle de Santa Catalina, núm. 15, segundo.

La tanguista tuvo precisión de pasar a la Casa de Socorro del Hospital, para que se le prestase asistencia médica. Su estado se calificó de carácter leve.

Da también una versión similar La Voz de Galicia del mismo 2 junio de 1936:

En el bar "El Sol" de la Palloza, se produjo una alarma, al estallar un petardo infantil que había sido colocado debajo de la mesa en que estaba la tanguista Aurora Varela Conde, de veinticuatro años, la que resultó con quemaduras en un pie, de las que tuvo precisión de ser curada en la Casa de Socorro del Hospital.



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