viernes, 15 de febrero de 2013

Homicidio en Celas de Peiro (Culleredo)

El sábado 13 de junio de 1936 se celebró una verbena en la parroquia de Celas de Peiro con motivo de la festividad de San Antonio. Parece que Manuel Sande Porto @ Merlo, de 38 año, estibador, fue con unos amigos a la taberna estando en ella hasta las siete de la mañana del domingo día 14. Salió y tuvo un encontronazo con José Reborido García, labrador, de 30 años, al que debió reprochar que se pelease con su hermano Alfredo el viernes anterior al haber entrado las cabras de este último en una finca de Reborido. Lo cierto --me refiero a la verdad judicial-- es que Manuel Sande y José Reborido se enzarzaron y la pistola que portaba el primero se disparó ocasionándose él mismo la muerte. La defensa del procesado corrió a cargo del prestigioso penalista --seguramente el más afamado del momento con Iglesias Corral-- y antiguo alcalde, Manuel Casás Fernández, hombre muy querido en la ciudad que obtuvo una sentencia absolutoria para su patrocinado.

Decía antes verdad judicial, porque me voy a atrever a tener otra convicción moral sobre lo sucedido. En mi opinión, tras haber leído la causa, es muy probable que José Reborido disparase contra Manuel Sande, hombre este de no muy buenos antecedentes, con fama de matón en la parroquia. Hacía como dos años que había entrado en una taberna de Celas Manuel Sande. Subió al piso alto en donde estaban jugando a las cartas varios mozos. Sin tronar ni llover les descolgó la lámpara de carburo con la que se alumbraban. Vino el tabernero y puso otra, a lo que Sande reaccionó retirando de nuevo la luz pero esta vez disparó sobre una puerta y se quedó un rato en la escalera impidiendo bajar a los mozos, pistola en mano. Más tarde bajó y los muchachos hicieron lo propio. Sande se fue a sentar en la piedra de la cocina junto al tabernero, al que dijo que iba a disparar sobre una pota. Como este le respondiese que podía hacerlo, le indicó que haría fuego sobre el hostelero. No llevó adelante su amenaza porque este no le dio mayor importancia. Más tarde se dirigió a Reborido, con cuya familia la suya tenía resentimientos añejos, y de forma despectiva lo invitó a beber vino. Como se negó a hacerlo, Sande le respondió: si no bebes vino vas a beber sangre. Salieron Manuel Sande y José Reborido desafiados a la calle, diciendo este último al primero: tírame si quieres, pero gracias a la intervención de los vecinos, nada sucedió.

Manuel Sande, pese a ser oriundo de Celas, vivía en La Coruña y como comentaba, era estibador. En mi infancia, cuando alguien blasfemaba, se ponía bravucón o no guardaba la compostura, personas más prudentes le solían decir: pero hombre, repórtate, que pareces de la colla. Los de la colla, los estibadores del muelle --colectivo en el que sin duda habría de todo-- tenían mala fama. A este último perfil parece que pertenecía Manuel Sande, entre cuyas ropas se encontró un carné de la asociación "Al 14 de Abril", de la U.G.T. Varios vecinos lo pintaron en sus declaraciones como hombre pendenciero, que promovía incidentes cada vez que iba a Celas de Peiro, con un perfil de matón en definitiva. Me llama la atención que uno de los testigos declare haber oído a Manuel Sande, al charlar sobre el incidente que había tenido el viernes anterior su hermano Alfredo con José Reborido, que "ese individuo nunca pudieron [sic] con nosotros y ahora menos". No creo ir más allá de lo prudente a la hora de interpretar esta frase si digo que Manuel Sande era consciente de que los suyos, los del Frente Popular, estaban en el poder, y si los Reborido nunca se habían impuesto a los Sande, teniendo uno de estos que emigrar al parecer para evitarse problemas, "ahora" que gobernaban los suyos difícilmente iban a poder con ellos, los de izquierdas. Se equivocaba, y parece que su equivocación le costó la vida. El desprecio al adversario político --en realidad enemigo político-- era absoluto. Las izquierdas hacían una política maximalista con la pretensión de acabar con las derechas... y en esto llegaron los militares les pararon los pies. No haber empezado y no los habrían calentado.

HEMORRAGIA INTERNA

Por último, cuando el juez municipal de Culleredo inscribe en los libros de fallecidos del registro civil de su cargo el fallecimiento de Manuel Sande Porto, un 15 de junio de 1936, antes de comenzar la guerra, no da como causa del fallecimiento "disparo de arma de fuego", sino "hemorragia interna". Tal y como comenté en otra anotación la "hemorragia interna" no es un eufemismo de  paseo como quieren los señores de la memoria histórica, sino que de acuerdo con las disposiciones por las que se regía el Registro Civil, cuando una muerte era violenta, ocurría en un establecimiento penitenciario, o era consecuencia de ejecución de pena capital, antes y después de la guerra estaba prohibido dar noticia de ello en las inscripciones que se practicaban en los libros de defunciones del Registro Civil; aunque a veces, en el caso de las ejecuciones capitales, por falta de costumbre, se hiciese constar que fulano o mengano había fallecido fusilado o ejecutado, de lo que más tarde se hacían en ocasiones las correspondientes enmiendas para que en las certificaciones que se expidiesen no constasen tales circunstancias, sino "hemorragia interna", o la causa última --descontada la parada cardiorrespiratoria común a todas-- que había ocasionado el fallecimiento.


Dan cuenta de estos hechos de forma concisa --como media columna-- tanto La Voz de Galicia como El Ideal Gallego. Dejo de transcribir estas noticias porque no añaden nada que no aparezca en las notas anteriores, como no sea que el oficial que acudió a Celas junto al juez y secretario era Manuel Pena Vila.


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