jueves, 14 de octubre de 2010

Lo de Arévalo: de traca, oye


Dentro de la serie de trabajos que publicó ABC en 1961 para dar a conocer Como era España hace 25 años, señalaba este medio que lo hacían no por un deseo que sería indigno de reavivar rencores y animosidades, que bien sosegadas están, sino por patriótico impulso a abominar a aquellas jornadas de ignominia, vergüenza y estigma para un pueblo civilizado y que únicamente son posibles cuando la autoridad se inhibe o, complaciente con los criminales, les estimula a perpetrar los desmanes. Pozí!

Es evidente que se refiere al período en que gobernó el (funesto) Frente Popular y que yo también tengo por algo así como la casa de tócame Roque. Nos recuerda el ABC de 12 de marzo de 1961 que en Arévalo se había celebrado por sus calles una manifestación de elementos del (funesto) Frente Popular. Entregaron las habituales conclusiones al alcalde, y en ellas pedían:

1ª. Colocación de un urinario público entre las dos puertas de la fachada principal de la iglesia de Santo Domingo, situada en la plaza de la Constitución.


2ª. Creación de un impuesto de una peseta por cada minuto que toquen las campanas.


3ª. Que delegados del Ayuntamiento asistan a las misas para denunciar a los sacerdotes que hablen de política.


4ª. Expulsión de las monjas del Hospital y de las Hijas de Jesús.


5ª. Que sean tapiadas las ventanas de los conventos de clausura para que las monjas no vean el mundo.


6ª. Prohibición rigurosa de viáticos y entierros católicos.


7ª. Supresión de los arbitrios municipales.


8ª. Expulsión de los empleados de la Granja Agrícola y del Ayuntamiento que votaron a las derechas.


Y ya me diréis si estos animalitos, porque eran así en toda España, a los que ahora se rinde homenaje porque fueron fusilados, se exiliaron, estuvieron en la cárcel, etcétera, forman parte de una generación admirable, digna de reconocimiento, cuyo pensamiento y forma de actuar supusieron un hito en la historia de la humanidad... ¿Pero qué les ven? ¿Tenía o no tenía razón Unamuno cuando los relacionaba con barbarie, zafiedad, soecidad, malos instintos, y lo que era peor, estupidez? En definitiva, que sigo sin comulgar con las ruedas del molino memorístico, y cada vez que leo estos textos, me reafirmo en lo que pensaba.



2 comentarios:

Ramiro dijo...
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David dijo...
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