miércoles, 3 de noviembre de 2010

Casaritos, que lo querían muchísimo


Yo sigo con mi campaña particular en pro de la conservación de sumarios y diligencias previas. Los sumarios, por su evidente riqueza informativa; y las diligencias previas, porque todo sirve para informar. Que el fiscal y el juez no tuviesen por delictivo un hecho sobre el que se abrieron diligencias, (¿en cuántos casos porque in dubio pro reo?) no significa que su testimonio sobre algo que realmente sucedió, carezca de interés para el que lo esta investigando muchos años después.

Si la documentación judicial ocupa espacio, que se cambie de soporte, ¿o no sería más normal? Al expurgar sumarios, diligencias previas, juicios verbales de faltas, se pierde información de calidad, información que no se encuentra duplicada. Os copio otra hoja clandestina, impresa a tres columnas, y que se conserva porque de casualidad se conservó el sumario. La mayor parte de los incendios en iglesias de Umbilicus mundi se sustanciaron en procedimientos sobreseídos. Esto significa que la Audiencia Provincial devolvió al juzgado de procedencia el sumario, que se expurgó en los años 40. Si contásemos con esos sumarios, y no con un mero auto de sobreseimiento de la causa (una birria), podríamos contar con amplia información sobre los hechos. Y se perdió ¿Si resulta evidente que los sumarios de los 30 tienen interés, por qué van a dejar de tenerlo los de los 40, 50 o 90? No, no me parece una buena solución esto de eliminar, máxime cuando al parecer se va a acabar el papel en los órganos judiciales (o eso dicen...) .

El mismo interés pueden tener las diligencias previas, o los juicios verbales de faltas ¿Cuántas riñas, cuánta violencia callejera durante la Segunda República no se sustanció en un juicio verbal de faltas, de existencia, no ya de resultado, de existencia desconocida porque se expurgaron y no quedó rastro de ellos?

Os dejo otra hoja clandestina, que procede de la misma causa sobre delitos garantizados en la Constitución, sobreseída, y en la que de casualidad la Audiencia Provincial olvidó devolver el sumario al que se cosieron hojas clandestinas como esta sobre Casaritos. Ya veis que en Umbilicus mundi, feudo del anarquismo, lo querían muchísimo, y sé yo por tradición oral que lo tenían por lo que también en Umbilucus mundi se conoce por un posturero, un yo, que le molaba que le dijesen lo bien que vestía, cuanto le brillaban los zapatos de diseño, lo chulo que era su coche rojo, que le gustaba que circulase el rumor de que era muy rico, cuando en realidad la fortuna la hizo su padre y él no la incrementó precisamente... El padre, como el hijo, fue socio del Casino Republicano, entidad esta que aglutinaba a las élites urbanas interesadas en estar presentes en el Ayuntamiento, sobre todo en la entonces comisión de obras, que al parecer esto de que la titularidad de las concejalías de obras se cotice, no es ni mucho menos nuevo :-)

DESPEDIDA FÚNEBRE

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CASARES Y SUS 223 MUERTOS

Por fin, el ministro deportador, el "héroe" de Jaca, el de de Casas Viejas, el "Atila" de la Puerta del Sol... ha sido licenciado a los veintitrés meses de fatídico "trabajo" en su Ministerio exterminador... Exterminador de lo más honrado y gallardo de la actual generación revolucionaria.

Y su marcha de la fúnebre factoría del ministerio de la muerte, va avalada por una negra lista, superior en cantidad y calidad a la de su antecesor Maura, el de los ciento ocho muertos.

El escuálido personajillo de entrañas tan negras como los crespones que envuelven los ataúdes de sus víctimas, ha aumentado a su favor el saldo numérico que le dejara el funesto hijo del asesino de Ferrer, al darle la "alternativa" en el Ministerio de la Muerte.

Ya dijimos, cuando aún llevaba "nada más" que medio centenar de muertos a sus costillas, que habría de ganarle la "partida" a su antecesor, pues que 108 víctimas sólo serían para él un "modesto desayuno".

El famélico déspota neroniano sentíase con más hambre de muertos, y no pararía un momento, ni repararía en medios, hasta verse harto, hinchado, satisfecho de carnaza humana, de sangre proletaria, de víctimas redentores.

Y a fe que lo ha conseguido. Dobles sepulturas que aquel miserable que le diera posesión como capataz-enterrador, ha abierto en todos los sitios de la España irredenta, el monstruo inquisidor de la dictadura azañosa, que pasará a la historia con el nombre de

CASARES, EL DE LOS 223 MUERTOS

223 cuerpos acribillados lleva consigo, en su alma negra, el fatídico ordenador de fusilamientos menendiztas en el inmortal Benalup, de la región andaluza, y en todas las regiones de la España hambrienta y martirizada.

223 procesiones macabras ha hecho desfilar por todas las calles de la fúnebre España el cuervo de la "Orga", el quirogueño Landrú galiciano (deshonra de Galicia), que en un ataque permanente de salvajismo brutal, de chacal sediento de piltrafas cadavéricas, convirtió en amplio cementerio de seres ametrallados todo el suelo sangriento de una nación oprimida, saqueada, escarnecida, vilipendiada...

223 espectros que se agitan, que hablan, que acusan... giran en torno del saliente inquisidor que, junto con el resto de sentenciadores con cartera (carteras ministeriales y carteras abilletadas, manchadas de sangre), formaron el tribunal de encapuchados que convirtió en reos a sus víctimas, condenándolas a muerte violenta, tras un cruento martirio de constantes vejaciones, que tenían como prólogo el encarcelamiento, las palizas y las deportaciones; y como epílogo feroz, el ametrallamiento y la hoguera.

223 cadáveres que se mueven y rodean sin cesar el esquelético cuerpo del difunto ministro humanicida, maldiciéndolo, acusándolo, zarandeándolo fuertemente, y que constantemente le acompañan a todas partes y en todos sus actos: a la hora de reír, a la hora de gozar, a la hora de dormir...; que son su sombra siniestra, que se sientan a su mesa, que son, todas a un tiempo, las 223 calaveras agujereadas por el plomo, las 223 miradas espectrales, las 223 voces de ultratumba...; que le gritan fúnebremente, amenazadoramente, sentenciosamente:

"¡Come, come de nuestras carnes acribilladas por los "trabajadores" de la muerte! ¡Bebe a borbotones de nuestra roja sangre, derramada a torrentes! ¡Aliméntate de nuestros achicharrados cuerpos, masacrados de antemano!"

"¡Cobarde! ¡Oh, gran devorador de seres vivos! ¡Oh, gran buitre de almas proletarias! ¡Oh, cuervo agorero! ¡Come, bebe, diviértete...! Que este será tu último festín macabro, tu último banquete carnívoro! A los postres, serás con nosotros; sumarás uno más entre nosotros...! ¡Tú también hueles a muerte! ¡Tú también estás putrefacto, hediondo, deshecho...!

"¿No ves que te acabas? ¿No te sientes morir? ¿No notas, despavorido, tu propia agonía?"

"¡Que somos tu pesadilla constante! Que no te dejamos ni a sol ni a sombra! ¡Que somos tus víctimas inseparables, tu eterna compañía, tu sombra sentenciadora!"

"¡Que quieres defenderte de nosotros, deshacerte de nosotros, y que no puedes! ¡Que corres para perdernos que te tapas los ojos para no vernos; pero que no puedes lograrlo! Escucha, cobarde:

¿Ves ese que te tira de los pies hacia atrás y que no te deja andar? ¿Es el joven Solé Falcón, que enterraste en la tumba lóbrega del maldito "Buenos Aires"? ¿Ves ese otro que se pone delante de tu vista y que te pulveriza con su mirada espectral? ¡es el anciano de ¡setenta y cinco años! Antonio Barberán, a quien arrancaste del lecho donde yacía enfermo, para asesinarlo traidoramente ante el espanto testimonial de su propio nietecito! ¿Ves aquella joven que te escupe al rostro de tu cadavérico espantajo? ¡Es Manolita Lago, la muchacha que al huir de la cabaña de Curro Cruz taladraron su cuerpo de virgen rebelde las bombas, y la hundieron para siempre en las llamas de la hoguera maldita!

Y, en fin, ¿ves ese hombre de manos callosas, de mirada dulce, de alma bondadosa, de sentimientos generosos, rebelde, justo y bueno por demás, que te detiene por las solapas, que zamarrea tu cuerpo culebrino de víbora de cementerio y que te estrangula y te pisotea como a un bicho venenoso para que no vuelvas a morder? ¡Pues ese es el viejo de ¡setenta y tres años! conocido por "Seisdedos", el Cristo campesino de Casas Viejas, a quien acribillaste a balazos y después lo achicharraste en su mísera choza, enclavándolo para siempre en la cruz de aquel Jerusalén libertario!

¿Y ves aquel niño que mataste en los propios brazos de su madre; y aquella madre que asesinaste, llevando en brazos al hijo de sus entrañas? ¿Y aquel otro viejecito; y aquel joven, y aquel de más allá; y este otro, y todos los que te rodeamos, que te maldecimos, que no te dejamos vivir...?

¡Pues somos tus 223 víctimas; tus 223 asesinados, tus 223 muertos...?

¡Oh, fatídico abridor de fosas humildes! ¡Oh, anidesco enterrador de cristos de la gleba! ¡Oh, masacrador sempiterno de venerables ancianos, de dolorosas mujeres, de inocentes niños...!

¡Oh, monstruo; oh, verdugo; oh, tísico bebedor de sangre proletaria...!"

"¡Cuéntanos, cuéntanos, cuéntanos: Somos 223..., 223..., 223..!"


ARG, AT (Causas), 2.821-33



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