miércoles, 13 de julio de 2011

El del Códice Calixtino no fue el primer expolio


En absoluto lo fue. Antes hubo despojos realizados de forma injusta, como los llevados a cabo por la Real Academia de la Historia o el Cuerpo facultativo de archiveros del Estado en un tiempo en el que se consideraba que si la capital de España estaba en Madrid, a esta ciudad le competía escribir la Historia de España, aunque en Galicia hubiese archivos servidos por archiveros que podían conservar perfectamente los documentos como se conservaron los demás. Pero hubo hurtos y sobre todo abandono, que aún sigue. La moda, al parecer, es ir a lo fácil echándole la culpa a los custodios y olvidarse de hacer inversiones en archivos que total sólo son papeles viejos; o en prometerlas mil veces y nunca realizarlas. Que en La Coruña, Orense y Pontevedra están con el agua al cuello sus archivos históricos provinciales con grave riesgo de que las oficinas públicas tiren como ya tiraron documentación (de Educación y de construcciones escolares en La Coruña o de las Cámaras Agrarias en Pontevedra), el MCU mira para otro lado, que para eso los gallegos no los votan.

Os dejo unas notas sobre otros expolios, que debió escribir entre 1924 y 1953, no para publicar, sino como meras notas de trabajo, Ángel del Castillo López, erudito, archivero, que no se cita mucho y lo tengo por uno de los pocos de su tiempo que fueron íntegros y no se dedicaban a expoliar archivos. Aún los hay hoy "ilustres", que siguen expoliando archivos de forma indirecta comprando, o llevándose o intentando llevarse documentos que algún día venderán ellos o sus sucesores a instituciones, sin que estas se pregunten por el origen claramente ilegítimo de lo que les venden.

¿Cuál es el origen de la Colección López Ferreiro del ACS? ¿Y los pergaminos que describe Eladio Leirós en su catálogo de los conservados en el Archivo de la Catedral de Orense? ¿Y las estampas de la Colección Martínez-Barbeito o los pergaminos de la Colección Martínez Salazar del Archivo Municipal de La Coruña? ¿Y los documentos de la Colección Vaamonde Lores del Archivo del Reino de Galicia? ¿Y los pergaminos de la "maleta de Murguía" de la Real Academia Galega? ¿Y, entre otros, el libro de actas de la Real Academia de Agricultura establecida en La Coruña en el siglo XVIII de la que fue secretario José Cornide, libro que aparece en una relación de entrega del fondo José Cornide al Archivo del Reino de Galicia, y que hoy forma parte de la Colección Martínez-Barbeito de la Fundación Pedro Barrié de la Maza? Como dice el bueno de D. Ángel del Castillo, mejor no seguir, pero mientras los archivos no den ejemplo, no empiecen por ¿moralizarse? y se devuelvan de buen grado lo que no les corresponde por ley o por ser de una procedencia que repugna, ilegítima, incluso de despojos autorizados por el Estado pero realizados con injusticia grande, difícilmente se podrá poner freno a la delincuencia y tráfico de documentos.

Archivo de Sobrado

Por R.O. de 18 de agosto de 1850, la Real Academia de la Historia envió a Galicia a su individuo de número e ilustre bibliógrafo D. Pascual de Gayangos, para que recogiese de las oficinas de Desamortización todos aquellos documentos procedentes de iglesias, monasterios, etc. "que no acreditasen propiedad ni rentas", a fin de acrecentar con ello el Archivo de dicha Academia y fomentar los estudios históricos. Practicada en las oficinas de la Administración de Hacienda la selección de lo que al Sr. Gayangos le pareció de mayor importancia, lo envió a dicha Academia, a Madrid, en donde estuvieron mucho tiempo los documentos, hasta que en 1896 fueron trasladados al Archivo Histórico Nacional, recién instalado en el Palacio de Bibliotecas y Museos, donde actualmente se guardan y custodian, habiéndose publicado en 1924, un interesante "Inventario de Procedencias", de dicho Archivo, "del clero secular y regular", al que precede una interesante
Introducción, de D. Joaquín González, en la que se califica a las colecciones de la provincia de la Coruña de no muy abundantes, aunque algunas contienen documentos "de considerable antigüedad", siendo el mas antiguo del año 862, de Santa Eulalia de Curtis. En él existen de Sobrado 622 pergaminos de los años 1078 al siglo XVI y 7 legajos de papeles, un Cartulario del siglo XIII en dos tomos, y "un ms. del siglo XVIII con noticias y documentos sobre la fundación de este convento" (¿qué será? ¡verlo!), todo ello interesantísimo para la historia del monasterio, pero no menos paras las de la Coruña, Betanzos y otras localidades (el Burgo, la Graña, etc.) donde el monasterio tuvo jurisdicción, prioratos, granjas, bienes y rentas; empezando los documentos en el siglo IX.

De ellos se valieron entre otros, Villalpando y Carbajo; el Sr. Godoy Alcántara para su interesante "Ensayo sobre el origen de los apellidos castellanos", y D. Eduardo de Hinojosa para sus valiosos estudios sobre "el modo de ser de las personas y de la propiedad en la Edad Media".


Fueron los de Sobrado estudiados, entre otros muchos, por los investigadores D. Antonio Ballesteros, Dihigo L. Barrau, Baumgarten, Mercedes Gaibrois de Ballesteros, Gómez Moreno, Eladio Oviedo y yo (nº 571).


Después de la "no muy detenida selección académica" quedaron aquí, en la Administración de Hacienda, muchos documentos y libros, no pocos de importancia, de "accidentada historia" (que conozco, pero que vale más no seguir), algunos como las Historias de Villalpando y Carbajo vinieron a parar a manos de D. Antonio Rey Escariz, otros a las de D. César Vaamonde y Martínez Salazar, que donó [sic] al Archivo Regional de Galicia, de que fue Jefe, 363 pergaminos, algunos de Sobrado (privilegios, donaciones, foros, rentas, etc. --en latín-- de los siglos X al XIV, y foros, rentas, etc., en gallego, de los siglos XIII al XVI) y buen número de libros de estos, profesiones, visitas, etc., y un
Tumbo de 912 folios marquilla, encuadernado en cuero sobre tabla, que contiene testimonios de escrituras que comienzan en el año 1499 (¿será este el famoso tumbo?), "de todos los lugares de Sobrado por sus feligresías".

Otros muchos documentos y libros impresos y manuscritos se pudrieron en dos habitaciones del piso bajo de la Casa-Intendencia, a donde "a brazadas" se condujeron, del patio inmediato. Habiendo necesitado el Gobierno Militar las dos habitaciones del piso principal que ocupaban, y una vez pedidas y no conseguidas por el Administrador de Hacienda, se mandó a unos soldados que arrojaran por la ventana al patio, libros y papeles, donde estuvieron durante meses "lloviendo sobre ellos y a merced de todo el mundo", hasta que, mojados y a granel, fueron trasladados a los locales contiguos y húmedos del bajo, hasta que habiéndose encomendado, 25 años después, a Martínez Salazar el arreglo del Archivo de Hacienda, después de varios días de "poco higiénica labor" -dice- se hizo colocación de lo más útil, trasladando lo más importante a la Delegación de Hacienda, y enviándose a las estercoleras municipales "dos carros de pasta de papel, cartón y pergamino".


ARG, Ángel del Castillo, 16.703.


1 comentario:

LA NIÑA DEL EXORCISTA dijo...

Con respecto al último párrafo, mucho me temo que Martínez Salazar, siempre dado a engrandecer su labor, no alude como puede parecer por el contexto a los fondos de monasterios, conventos, etcétera, incautados por el Estado durante los procesos de desamortización y sí a documentos administrativos de Hacienda, por ejemplo de Carabineros o de Tabacos, u otros que podían poseer libros encuadernados en pergamino. Al menos a la luz de alguna memoria enviada a la Junta Facultativa de Archivos, bibliotecas y museos que se conserva en el Archivo de la Biblioteca Nacional redactada por el propio Martínez Salazar (y cuyas fotocopias ahora no tengo a mano para hacer una cita como San Benito manda).

Tanto por el volumen de los fondos eclesiásticos hoy custodiados en el ARG, como por su general buen estado de conservación, resulta absolutamente inverosímil que sobre ellos estuviese lloviendo durante meses.