lunes, 26 de noviembre de 2012

Otros aspectos de la persecución religiosa en Cambre

Parece que los episodios de violencia antirreligiosa comenzaron en Cambre en mayo de 1933 con el incendio, se dice que total, de las iglesias de San Juan de Anceis y Santiago de Sigrás. Sufrieron ataques parciales la de San Juan de Pravio y San Julián de Cela. A esta última, en donde quemaron las imágenes, corresponde la fotocopia, plastificada, de un recordatorio que una abuela encantadora y amabilísima me permitió fotografiar (pinchar para ampliar).

El P. Filgueiras Herva, cura de Pravio y de Cela, según transcripción de Cardeso Liñares (Luces y sobras del arte en las Mariñas dos Frades, La Coruña, 1993,  p. 511) cita tres intentos de quema en la iglesia de Cela: el primero en octubre del 34 y los dos restantes en julio de 1936. Tal vez se equivoque y aluda a la quema de las imágenes, que se dio en mayo de 1933 y no en octubre de 1934. Me cuentan que en esta parroquia, cuando las niñas iban por la calle, les gustaba saludar a la gente que veían con un efusivo ¡adiós! El maestro, que tenía 28 años en 1936, les decía: no digáis adiós, cuando veáis a gente levantáis el puño y decís ¡salud camaradas! Me cuentan también que las niñas percibían esa sugerencia como una extravagancia con la que se reían y seguían diciendo adiós ¿Agentes de republicanización? De republicanización izquierdista y de laicismo estridente ¿o no? Al maestro, que era muy "comunista", lo escondió una familia de derechas y salvo la correspondiente depuración no le sucedió nada. En uno de los intentos de quema de San Julián de Cela producidos en julio de 1936, comentan que el alguacil-portero municipal, Ricardo Pernas Martínez, apodado Cuba, viendo que querían quemar la iglesia de Cela dijo a sus correligionarios que esperasen un poco, que iba a casa y traía paja para quemar la iglesia... y aún están esperando. Este hombre parece el Pernas del que habla el P. Silva Ferreiro como alguien a quien encontraron bombas en la huerta posterior a su casa de hasta 7 kg de peso; y también al que se acusó de haber servido para que el Ferranchín y su banda se abasteciesen de 20 litros de gasolina con la que se quemó la iglesia de Pravio el 22 de julio. Fue fusilado sin formación de causa, parece que en aplicación del bando declaratorio del estado de guerra que castigaba con esta pena al que poseyese o le encontrasen en su domicilio armas utilizables en la lucha.

Ya vimos que tras el acuerdo municipal de 29 de marzo de 1936 se produjo el mismo día un registro en las casas rectorales de Cambre y Sigrás; el 13 de mayo se produce la incautación de la rectoral de Cambre y el 16 la casa y huerta de la rectoral de Sigrás. El 17 de mayo, de acuerdo con los informes que publica Hernández Figueiredo, varios individuos conminaron al cura [de Bribes] para que antes de 24 horas abandonara la parroquia, con amenazas, de no hacerlo; por lo que el Sr. Cura tuvo que salir de ella. No he podido recoger tradición oral sobre este hecho pese a las cuatro entrevistas que intenté. No quedan personas de ochenta y muchos o noventa y pocos años, o yo no las localicé. El 20 de mayo conminan a que salga de la parroquia al titular de Santa María de Vigo, que debió ir hacia Santiago vestido de seglar. Al parecer lo amenazaron con quemarle la casa, como poco después le quemarían la iglesia el 12 de junio. Una vez comenzada la guerra se recuerda que vinieron a detener a varios vecinos, interponiéndose el cura para evitarlo, y lo evitó. Poco antes del 29 de mayo, varios vecinos encabezados por el alcalde Manuel Riveiro, cursaron una solicitud al gobernador civil interesando la incautación de la casa rectoral de Cambre y huerta aneja para dedicarla a escuelas. Creo que hay una sucesión de atropellos antirreligiosos muy clara, tanto legales como ilegales, que se retroalimentan.

Los atropellos que sufrió el cura de San Pelayo de Brexo merecen comentario aparte. Lo recuerdan en la parroquia y en su entorno como un cura falangista, del que hablaban bien los de izquierdas porque los ayudó al comenzar la guerra y lo tenían por buena persona. La iglesia de Santiago del Burgo está muy cerca de la vía del tren. Estaba por el atrio el párroco del Burgo cuando oyó pasar un tren que salía de la estación de esta parroquia en sentido ascendente, gritando que iban a Cecebre a matar al cura de Brexo. Al parecer se usaba por los vecinos de Brexo el apeadero de Cecebre, al que iban andando. El cura del Burgo con varios feligreses, se echó al monte, tal vez armados. Los entrevistados destacan en el cura de Brexo, D. Juan, una intensa afición hacia las señoras; les sale una sonrisa y cuentan anécdotas francamente divertidas, que no voy a cotillear :) Al parecer, fueron a buscarlo y se metió con una chica en una hucha, un arcón campesino en los que se guardaba el grano, ropa o ajuar doméstico. Uno de los entrevistados señala que a D. Juan no lo echaron, que cogió miedo y se marchó.

A partir del acuerdo de 29 de marzo, se producen unos atropellos que no se recordaban desde mayo de 1933, resultando inéditas por estos pagos las ocupaciones de casas rectorales, o las amenazas para que el sacerdote abandonase la parroquia. Todo ello mientras la corporación estaba interesada en echar a los párrocos con el pretexto de no pagar alquileres de locales para escuelas, e instalar las que se le pudieran conceder en inmuebles que no les supusiesen un desembolso ¿Que no hay conexión alguna entre los autores de los atropellos cometidos por los revolucionarios con la gestora de Izquierda Republicana? No me lo creo.

Otros episodios de persecución se dan con la prohibición del toque de campanas. En la sesión que celebró el ayuntamiento de Cambre el 7 de junio también se protesto contra el toque de campanas. Se interesó del alcalde que advirtiese al sacristán de Cela, Antonio Díaz Cortés, conocido por Antón según me dicen, que hiciese un uso moderado de las campanas empleándolas sólo en los actos de culto. Tal vez se proteste por los toques a difunto. Cuando se moría alguien en una parroquia similar como puede ser Oseiro en Arteixo, la familia contrataba al campanero, que estaba tocando de 9 a 13 horas cada cinco o diez minutos; y haciendo un toque distinto en caso de ser hombre o mujer la fallecida. A la una se iba a comer y volvía a las cuatro de la tarde y tocaba hasta las 7 u 8; o hasta que entraba el féretro en la iglesia. Que no se diga que por estos pagos no tuvimos de todo, hasta obsesión con el toque de campanas.

Por último, al principio de la guerra, en octubre de 1936, se atribuyó la expulsión del cura de Cambre a un tal José González Freire, huido por esas fechas y "dirigente exaltado que, al parecer, organizó entre otros actos punibles la expulsión del Sr. Cura Párroco de esta villa". Este González Freire parece que estaba asesorado por su hermano político, Antonio Pernas Gómez, oficial 1º del ayuntamiento de Cambre, que por lo anterior, por haber tomado parte activa en favor del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero y por estar muy compenetrado con el secretario destituido, fue también depurado por no ofrecer confianza a las nuevas autoridades (ARG, Gobierno Civil, 2.934).



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