viernes, 9 de noviembre de 2012

Escandalizar dando vivas al fascio

Voy con el último sucedido del mes en el que interviene un señor con una toña de aúpa, que se resiste a los agentes de la autoridad. Constantino Castro Pita tenía un establecimiento en el número 12 de la calle de los Olmos. Allí entró Arturo Figueira Rañó, que procedía de Barcelona y consumió mariscos con un litro de vino. Mientras los consumía daba vivas al fascio, por lo que el propietario le llamó la atención y consiguió que se reportase. Pero cuando llegó el momento de pagar, el cliente que debía estar completamente perjudicado, dijo que lo podían llevar a la cárcel pero que no le daba la gana de pagar. Llamó el hostelero a unos guardias de Asalto, a los que manifestó el Arturo que no pagaba porque era fascista, dando a la vez gritos de viva el fascio. Completamente perjudicado :)

No me resisto a copiar un fragmento del oficio que envió el mismo día de los hechos --9 de mayo de 1936-- el comisario jefe al juez de guardia, que tiene su parte cómica y serviría para hacer algo así como un florilegio de los insultos usados en los años 30, a los que habría que añadir desgraciado --que era gravísimo-- o hijo de la gran siete. También resulta útil para conocer la mentalidad que se tenía sobre la consideración a la mujer, que alguien creerá cosa propia del franquismo --que ya se sabe que es como el papel y todo lo soporta a la hora de demonizar--, o machista. Pues no.

Se detuvo al pretenso fascista por haber consumido:

cuatro pesetas con ochenta céntimos de mariscos y vinos, negándose a pagar la cuenta, llamando la atención y dando voces y vivas al Fascio, pronunciando frases malsonantes e indecorosas, sin hacer caso de los consejos que se le daban para que guardara compostura, pues había allí algunas señoras y no era prudente la forma en que se expresaba. Hacen constar los comparecientes que por el camino continuó llamando la atención insultándoles groseramente, llamándoles hijos de puta y otras lindezas.

También en esta Comisaría continuó dirigiendo insultos a los Guardias y funcionarios que se hallaban en esta Dependencia, dirigiendo frases de canallas, hijos de puta, criminales, parias, dando vivas al Fascio y vivas a la C.N.T. y a continuación dirigía insultos a esta y a los que forman parte de esta organización.

Ha llamado cabrón al Guardia Don Benigno Díaz Fernández, ofendiendo a la madre que le parió y le dio dos puñetazos en la cara al mismo funcionario y le lesionó levemente en el anular de la mano izquierda, al darle un puntapié.

Aunque se justifican las lesiones que padece el detenido relacionándolas con el momento de introducirlo en el calabozo o por golpes que se dio él dentro de la celda intentando salir, yo tengo la convicción moral de que en realidad le sacudieron el polvo que llevaba en la ropa... y añadiría que con la complicidad de un Juzgado que miraba para otro sitio o de la sociedad burguesa que también miraba para otro lugar. Aunque Arturo Figueira daba vivas al fascio, más parece un anarquista (fue expulsado de Nueva York en 1927), enemistado o que tuvo un encontronazo con anarquistas. Desde luego no lo localicé en las listas de falangistas al uso.

Por último, no estoy en absoluto seguro de que si diese vivas al marxismo, al comunismo libertario, o a los grupos violentos que apoyaban al Frente Popular, alguien considerase que escandalizaba o se atreviese a llamarle la atención. Más que nada porque tras el 18 de julio sin duda los perseguidos en zona nacional fueron los de izquierdas; pero es que antes éstos habían perseguido a derechistas, falangistas, católicos, esquiroles; a los que asaltaban sus sedes, les disparaban, quemaban sus templos o los maltrataban.

Mis notas.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

No protegían las iglesias pero sí el consulado de Italia

Efectivamente. Ante el extranjero, aunque fuese la Italia fascista de Mussolini, se guardaban las formitas y el gobernador civil tenía destacados a dos guardias de asalto en el consulado de Italia, instalado entonces en la calle Real. Si los animalitos de la época querían hacer el bestia, que lo hiciesen con las iglesias que todo quedaba en casa y no suponía un menoscabo en el extranjero para la consideración supuestamente democrática de aquella república con el Frente Popular en el poder. Ocurrió lo mismo al principio de la guerra en Barcelona en donde las industrias extranjeras fueron respetadas.

El 7 de mayo de 1936 un limpiabotas anarquista, afiliado al Sindicato de limpiadores de calzado, "El Resplandor", entró a pedir limosna en el café Marineda --en donde hoy se encuentra el café Vecchio. Estaba embriagado. Como no se la dieron sacó un cuchillo con el que se puso a amenazar a la parroquia. Se volvieron contra él camareros y clientes que lo persiguieron calle Real arriba hasta el cruce con el callejón del Perete (de nombre oficial, General Mola) en donde se encontraron con un guardia municipal al que solicitaron que lo detuviese. El guardia lo cacheó y le encontró un cuchillo en la cintura; el anarquista se tiró al suelo y comenzó a dar patadas, echando la boca con intención de morder a los que en ese momento eran ya dos guardias municipales. Llegaron también allí, avisados por un oficial, dos guardias de Asalto que prestaban servicio en el consulado de Italia y entre los cuatro lo redujeron y trasladaron a Comisaría. Se le achacó un delito de resistencia a los agentes de la autoridad por el que fue condenado a un mes y un día de arresto mayor y multa de 250 pesetas, que al no ser pagadas, se le sustituyeron por 25 días más de internamiento en prisión. Me llama la atención que no pague la multa y a la vez cuente con la defensa de Luis Seoane, del Partido Galleguista. Y ello pese a que se le designó abogado y procurador de oficio. Tengo la impresión de que los burgueses del Frente Popular se congraciaban con los obreros no ya sólo apoyándolos por acción u omisión en sus desmanes e ilegalidades; también los defendían --es de suponer que sin cobrar un duro-- cuando tenían algún problema con la Justicia. Recuerdo la persistencia con la que defendía a los anarquistas Antonio Rodríguez Zapata, masón y de Unión Republicana; o la participación como defensor en casos llamativos, en los que su actuación le podría acarrear simpatías por parte de los obreros izquierdistas, de Ramón Suárez Picallo, también del Partido Galleguista, al que ya vimos defendiendo a socialistas. El propio Luis Seoane defendió a varios socialistas involucrados en un intento de quema perpetrado en la iglesia de los Redentoristas.

Mis notas.



domingo, 4 de noviembre de 2012

Fanfarronería de aquellos socialistas

Relata Unamuno en su famoso artículo Justicia y bienestar en relación con los sucesos caricaturescos que ocurrían en cualquier calle con el Frente Popular en el poder:

Otro día, en un rincón de una calle, sorprende un guardia municipal a otro mozallón haciendo necesidades; se le acerca, no a multarlo, según piden las Ordenanzas, no, sino a llamarle la atención, y el necesitado, al verle venir se yergue y le espeta un "¡Que soy del Frente Popular!"

El 3 de mayo de 1936 fue conducido al Hospital Municipal u Hospital de Caridad, Pedro Miguel Álvarez Amor, carpintero de 16 años, con una toña que debía ser de aúpa. Dentro del Hospital se encontraba la Casa de Socorro del Distrito de la Audiencia, conocida por lo común como Casa de Socorro del Hospital. Tuvo que franquear esa puerta que desmontada fue reconstruida en una fachada lateral de la Casa de Cornide (hoy de la familia Franco) y da acceso a la cochera del inmueble. En la casa de socorro no administraron al ebrio alguna vitamina del grupo B como es común hoy, sino que se le ponía en la nariz un algodón empapado en una disolución de amoníaco en agua. Cuando el muchacho se despejó un poco de la borrachera, adoptó un comportamiento similar al que relata Unamuno. Además de llamar de todo a un guardia municipal y practicante que lo asistió, se lamentaba diciendo que era socialista y que parecía mentira que estuvieran en República.

Ante el cúmulo de ilegalidades y atropellos que cometían un día sí y otro también las buenas gentes de izquierdas con el apoyo por acción u omisión del Frente Popular y con toda impunidad, cualquiera alegaba su condición de socialista, de izquierdista o de votante del Frente Popular para hacer lo que le diese la gana. El muchacho pasó cuatro días en la cárcel; cumplía 17 años el 12 de mayo y en cuanto fue puesto en libertad provisional se alistó como educando de banda en el primer batallón del Regimiento de Infantería nº 8, de guarnición en el Cuartel de Atocha, tal vez para eludir la acción de la Justicia. Lo cierto es que estalla la guerra, avanza con las tropas hacia Asturias y fallece en el Hospital Militar de Grado como consecuencia de accidente de guerra el 21 de septiembre de 1936.

Mis notas



miércoles, 31 de octubre de 2012

Asalto a la rectoral de Vilaboa: cuidadores y fariseos

La parroquia de Santa María de Rutis se encuentra en el término municipal de Culleredo, sin salir del partido judicial de La Coruña. En el lugar de Vilaboa, en el solar que ocupa esa casa, aquí, se encontraba la casa rectoral de esta parroquia. Tenía su frente, como la actual, a la carretera nacional 550 de La Coruña a Tuy, y contaba con una buena huerta por su parte posterior. Aún hoy la parroquia de Santa María de Rutis cuenta con locales en los bajos del nuevo edificio. De acuerdo con los informes que exhumó J. Ramón Hernández Figueiredo del Archivo Secreto Vaticano:

6 de mayo [de 1936] – Vilaboa – Rutis: un grupo de unos trescientos obreros asaltó la casa rectoral, que ha sido convertida en Casa del Pueblo, y así continúa en la actualidad. Informe del Arzobispado de Santiago al nuncio, cardenal Tedeschini. Santiago, 8 de junio de 1936.

Por su parte, el Boletín Oficial del Arzobispado de Santiago indica que el 1 de mayo de 1936 se produjo la incautación de la casa parroquial de Santa María de Vilaboa. En el mismo Resumen de los desmanes y atropellos de carácter antirreligioso cometidos en esta Diócesis desde el 16 de febrero hasta el 28 de julio de 1936, consta que el 25 de mayo prohibieron al párroco de Santa María de Vilaboa celebrar la misa. Y finalmente el 30 de mayo, prohibieron la celebración de todo culto en la iglesia. Si la incautación de la casa se produjo el uno o el seis de mayo es algo que no he podido precisar. La prensa, como no podía ser menos, no dice ni mu. Me comentan que en el archivo parroquial no hay la menor mención a lo ocurrido, que todo lo que se sabe en el lugar es por tradición oral. Si tuviese que mojarme, apostaría por el primero de mayo, ya no sólo por su simbolismo, sino porque el Resumen de los desmanes... es un trabajo concienzudo y creo que preciso. Además, en el informe del Arzobispado de Santiago a Tedeschini hay un desorden cronológico llamativo: en primer lugar aparecen desmanes producidos el 5 de mayo, a continuación el 2, luego el 6 de mayo a los que siguen los del 4 del mismo mes. Si en el informe del Arzobispado a Tedeschini se indica al final que los titulares de varias parroquias tuvieron que salir de ellas debido a las coacciones de elementos extremistas, sin indicar cuándo se produjo la expulsión, el Resumen indica las fechas de forma precisa.

Sea como fuere, lo cierto es que el 1 o el 6 de mayo de 1936 se produjo el asalto. Tuve ocasión de entrevistar a un abuelo entrañable, de 91 años, que conserva una mente lúcida, humilde labrador que compaginó las tareas agrícolas con un trabajo como cobrador de recibos de una compañía de seguros. A lo largo de la charla, en la marquesina de una parada de autobús :) me dijo que no había nadie en la parroquia que pudiese contarme lo que me contaba él, y que además lo que él decía lo sabía seguro, que era cierto. No lo pongo en duda. Señalaba con toda naturalidad que a los cuatro años sus padres lo llevaron por primera vez a misa, y desde entonces le gusta ir cuando puede.

Según este hombre la iglesia parroquial de Santa María de Rutis --conocida hoy como la capilla de A Laxe y empleada como templo que da servicio al cementerio para funerales-- fue objeto de tres intentos de quema; que antes lo habían hecho con las iglesias de Elviña, Perillo (sic) y Almeiras ¿Quiénes fueron? Para él unos fariseos. Le pregunté si se trataba de socialistas, comunistas o anarquistas y me respondió que no lo sabía, que eran sólo unos fariseos. Los intentos de quema siempre se impidieron por los cuidadores, vecinos de la parroquia que hacían guardia en torno a su iglesia para que no se la quemasen. Ya vimos un caso en Santa María de Cambre en donde también consta que al menos un vecino hacía guardia para evitar que incendiasen la iglesia. Uno de los cuidadores de Santa María de Rutis era el padre de mi entrevistado. La última vez que lo intentaron, ya estaban los fariseos a punto de quemar la puerta pero les hicieron frente los cuidadores, llegaron a desafiarse, y hubo bastonazos fuertes.

Con respecto al asalto a la casa rectoral de Rutis en Vilaboa, cuenta que llegaron los fariseos ante el inmueble y dijeron que querían quemar la casa con el cura dentro, pero se presentaron los cuidadores que al ser menos tan sólo pudieron sacar al cura por la parte posterior del edificio y ponerlo a salvo. Entraron luego los fariseos que rompieron tabiques, que robaron todo lo que pudieron, hasta las gallinas de la huerta. Para dar a entender la clase de gente que asaltó la rectoral comenta que el cura tenía un banco de carpintero, que no robaron por lo que pesaba pero de las herramientas no quedó ni una; también le robaron la ropa al sacerdote y para este hombre lo más triste era recordar que ¡algunos de los fariseos eran vecinos!, que incluso uno de una casa cercana a donde estábamos iba calzado con los zapatos del cura, que se llamaba D. Faustino. Este estuvo viviendo un tiempo en casa de una familia en una parroquia inmediata pero luego se trasladó a la parroquia de San Nicolás de La Coruña y ya nunca más ejerció su ministerio en Rutis. Esto lo sabía porque su madre cuando iba a La Coruña solía visitarlo. Vino a sustituirle para el culto dominical, entierros y demás atenciones, el párroco de San Esteban de Culleredo, pero un día se presentaron de nuevo los fariseos y dijeron que no querían cura allí, ocasión en la que se les enfrentó la madre de mi informante diciéndoles que si en todo el mundo había curas, a ver porqué en Rutis no iban a tener cura.

No volvieron a tener cura hasta que comenzó la guerra en que vino destinado D. José Acuña Fandiño, que procedía de Betanzos y años después fue párroco de San Vicente de Elviña. El nuevo cura tuvo que hacer grandes reparaciones en la casa rectoral y en el tejado de la iglesia parroquial, dañado por las pedradas, porque también tiraban piedras contra las campanas.

A modo de conclusiones. El uno o seis de mayo de 1936 un grupo de unos 300 animalitos asaltan y se incautan de la casa rectoral de Santa María de Rutis. El párroco se aloja en la vivienda de unos vecinos en una parroquia inmediata aunque sigue acudiendo a su templo; el día 25 de mayo le impiden celebrar la misa y sale de Rutis de forma definitiva. Lo sustituye el párroco de San Esteban de Culleredo al que también expulsan el día 30 de mayo y quedan los 3.000 feligreses sin sacerdote.

¿Democracia? El gobernador civil podía haber enviado a la Guardia Civil para desalojar a los revolucionarios de la casa rectoral y devolver al cura a SU casa. Pudo evitar los incendios o que los vecinos tuviesen que hacer de cuidadores, con elementos de la Guardia Civil, de Asalto o en su caso del Ejército. Pudo hacer cumplir la Ley para no deslegitimarse en el ejercicio del poder al mirar para otro lado ante las ilegalidades y atropellos que cometían quienes se creían los amos de la calle; lo cual supondría enemistarse con los extremistas que habían votado al Frente Popular y no convenía desde un punto de vista electorero.

Me cuentan también, en este caso fuentes eclesiásticas, que al comenzar la guerra fueron detenidos muchos de los extremistas que habían expulsado al cura de su rectoral y la habían usado como casa del pueblo. El cura que echaron se enorgullecía de haberlos sacado de la cárcel; que a él lo habían echado de SU casa, pero él movió todas sus influencias y consiguió sacarlos de la cárcel: los saqué yo --decía.


lunes, 29 de octubre de 2012

Otra agresión a un 'esquirol'

Soy de los que creen que partidos y sindicatos debían autofinanciarse. Si quieren liberados y mantenidos, o subvencionar periódicos digitales de agitación que no declaran su vínculo y van de altermundistas, que se los paguen los militantes; o que les pongan una casilla en el IRPF, que además estaría bien para conocer cuántos pánfilos hay en este país que aún piensan que los sindicatos defienden a los trabajadores y no su estructura como grupo clientelar y de poder.

La llegada al Gobierno Civil de La Coruña de Francisco Pérez Carballo, de Izquierda Republicana, a mediados de abril de 1936, conllevó un patente incremento en el rigor de la censura de prensa. En ocasiones una noticia que no salía en los periódicos de La Coruña, colaba en otros de fuera, como la que vimos en el caso del atentado al general Bosch o la que veremos hoy. Los sindicatos anarquistas seguían haciendo el chulo con toda impunidad. Lo que sigue fue publicado por El Pueblo Gallego (Vigo) correspondiente al 3 de mayo de 1936, sin que haya localizado menciones en La Voz de Galicia o El Ideal Gallego. Es cierto que estos sindicatos tenían detrás a una parte del "pueblo", bien por convicción, ignorancia o por miedo, pero muchos otros se sentían tiranizados por ellos. No sólo por no poder encontrar trabajo si no estaban sindicados; si tampoco seguían sus consignas en lo que a huelgas o boicots se refiere se arriesgaban a una agresión porque como vemos pretendían controlar a la sociedad con violencia física, a través del miedo. 

Si los sindicatos de ahora son pseudodemocráticos, al menos si consideramos que aún conservan para días de huelga a maleantes informativos que ejercen brutales coacciones contra los que quieren trabajar; si ocasionan daños en las cerraduras a los comerciantes, si cortan el tráfico, queman neumáticos o cierran los accesos a polígonos industriales ¿qué no ocurriría con los sindicatos totalitarios de 1936? ¿Que luego pusieron de vuelta y media a sus dirigentes y hombres violentos? No haber empezado y no los habrían calentado, y punto.

UN GRUPO ACOMETE A UN HOMBRE

La Coruña.-- José Lorenzo Quelle, de 42 años, natural de El Ferrol, domiciliado en la plazuela del Vista, 8, primero, fué agredido ayer mañana en la calle de Panaderas por un grupo de individuos al grito de "a ese esquirol".




viernes, 26 de octubre de 2012

Arrancando patatas en San Roque de Afuera

Ya no queda nada del pueblecito de San Roque de Afuera, entre rural, urbano y marinero. Creo que comenté en alguna ocasión que la II República quedó fijada en la memoria del campesino gallego como una época de caos en la que, si no pasaban por el aro que marcase el correspondiente sindicato o grupo de izquierdas, les podían cortar los pinos jóvenes, les quemaban los pajares y alpendres, les derribaban los muros de mampostería que delimitaban las fincas, o bien, como en el caso de hoy, les ocasionaban daños en las cosechas.

El 1º de mayo de 1936 no sólo se festejó por aquellas buenas gentes de izquierdas quemando la iglesia de Iñás. Enrique Alvedro Maceiras contaba con varias fincas sitas en San Roque de Afuera que había plantado con patatas. En la tarde de ese día varios individuos le arrancaron la plantación ocasionándole daños tasados en 25 pts. Como me dicen que por esas fechas un saco de 50 kg de patatas costaba en torno a una peseta, el roto que le hicieron al agricultor pudo ascender a algo más de una tonelada de mercancía.

Se acusó en un primer momento a un tal José Rocha y otros, aunque no se pudo probar su participación y la Audiencia sobreseyó. No identifiqué los nombres del agricultor y acusado en las listas de represaliados, falangistas, etc. Podemos estar ante un conflicto relacionado con venganzas entre vecinos, pero tratándose del 1º de mayo y al haberse ocasionado los daños por la tarde, a plena luz del día, me parece más probable que se trate de un ataque por parte un grupo sindical o de izquierdas; que el agricultor no quisiese pasar por el aro que le marcaba algún sindicato o grupo de izquierdas y le levantasen la plantación. Por otra parte, el silencio de la prensa sobre este hecho tanto en La Voz de Galicia, El Ideal Gallego, o El Pueblo Gallego, que publican sucesos muy menudos, hace pensar en un ataque con motivación política o social, que no lo reflejó la prensa por censura o autocensura. El gobierno imponía a los medios una imagen de normalidad, no pasaba nada, pero pasaba.

Leía hace poco que el ejército nacional movilizó durante la guerra a 14 reemplazos, de 1939 a 1926; mientras los rojos tuvieron que hacerlo con 27, de 1941 a 1915, casi el doble. Los nacionales movilizaron a menos soldados forzosos porque tuvieron más voluntarios, que siempre salen del pueblo, como podría ser este agricultor, sus hijos o parientes.



martes, 23 de octubre de 2012

Incendio de la iglesia de Iñás

San Jorge de Iñás es un anejo de parroquia de su matriz, San Pedro de Nos, ambas en el término municipal de Oleiros, partido judicial de La Coruña. En la noche del 30 de abril al 1 de mayo de 1936 el templo de San Jorge de Iñás fue objeto de un incendio. Según los informes que exhumó del Archivo Secreto Vaticano, J. Ramón Hernández Figueiredo, quedó completamente destruida la sacristía, ornamentos, varios bancos e imágenes, y con desperfectos toda la iglesia. Del hecho debió tomar conocimiento en unas primeras diligencias sumariales el Juzgado Municipal de Oleiros, quien las remitiría posteriormente al Juzgado de instrucción del distrito de la Audiencia, que a su vez envió el sumario a la Audiencia quien finalmente sobreseyó al no haberse averiguado quienes fueron los animalitos autores del hecho. Los daños descritos serían compatibles con haber rociado con gasolina la sacristía, retablos, imágenes y bancos, prendiéndoles fuego a continuación. El incendio, al parecer completo en la sacristía e incompleto en el templo, pudo deberse a la baja altura de la techumbre en aquella, su reducido espacio en el que se suelen almacenar muebles donde se guardar ropas y ornamentos susceptibles de arder con facilidad. Como el sumario se expurgó --como se van a expurgar ahora los fondos judiciales gallegos desde 1940, conservando los de las audiencias y poco más ¿los de contemporánea no tienen nada que objetar?-- no voy a añadir mucho más. El archivo parroquial no fue fructífero, ya no lo había sido para Cardeso Liñares, y en mi caso la fortuna tampoco me acompañó.

En vista de lo anterior me interno en el proceloso mar de la tradición oral, en el que creo haber entrevistado a un incendiario, venerable anciano hoy, cuyo hecho repudia y hasta me pareció que se veía algo contrariado porque después de tantos años alguien le preguntase por lo que pudo ser un error de juventud, perfectamente prescrito de acuerdo con la legislación, y en mi opinión absuelto por la Iglesia que los católicos a diferencia de los comunistas no guardan rencor eterno sino que tienen a gala perdonar.

Mantuve tres entrevistas, no necesariamente todas en Iñás, pero sí todas en Oleiros. Uno de los entrevistados, que en mi opinión por su edad y otras circunstancias debía poseer información sobre lo ocurrido, me dijo que no sabía nada. Me temo que sabe lo suyo, pero no quiere rememorar unos hechos vergonzosos en los que pudieron participar amigos o personas cercanas, la mayor parte fallecidas. Otro de los entrevistados fue el más fructífero. En cuanto comencé a preguntar me llamó la atención la cara de sorpresa y hasta de susto que puso :) Las evasivas iniciales y actitud a la defensiva aún me sorprendieron más, así que sospeché que podía estar implicado en el incendio, cosa que más tarde me confirmaba entre risas mutuas una tercera persona. Cuando el segundo vio que mi interés era puramente histórico y en absoluto ajustar cuentas sobre hechos de un pasado que se debe conocer para no repetirlo, o para no dejarse colar milongas de los señores de la memoria histórica, comenzó a soltarse. Según este hombre, durante la II República había partidos, pero eran partidos que no iban a ningún sitio; para que entiendas como eran, eran como la ETA y desaparecieron al comenzar la guerra. Estaban contra las iglesias, dijeron que había que quemar la nuestra y se quemó.

Le pregunté también por los autores y recordó que habían sitiado e incendiado la casa del comandante Molina al comenzar la guerra. Lo más llamativo para mí fue que según él, eran los mismos que habían quemado el ayuntamiento de Abegondo a mediados de los 40, que se marcharon después a Buenos Aires. Si esto fuese cierto, que será algo a confirmar, los autores podrían ser comunistas; o tal vez en 1936 eran anarquistas que se hicieron comunistas con la guerra. No sería el primer caso y recuerdo a Luis Ardao, anarquista que devino en comunista. La hipótesis de alguna presencia comunista en Iñás o de su relación con los comunistas del Burgo no me parece descabellada porque en Culleredo el comunismo tenía una cierta actividad, y en este sentido ya vimos que el párroco de Almeiras relaciona la quema de su iglesia con comunistas del Burgo, que previamente le habían registrado su casa en busca de armas. Los menos de diez kilómetros que separan el Burgo de Iñás y la cercanía temporal con lo ocurrido en Almeiras podrían abonar esta hipótesis, pero a saber. La inmediatez con San Pedro de Nos, en donde se encontraba el núcleo anarquista tal vez más importante de la comarca, hace pensar en un ataque anarquista, pero la presencia comunista tampoco me parece improbable. A saber.



jueves, 6 de septiembre de 2012

Incendio de la iglesia de Almeiras

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. La que veis no fue publicada cuando se incendió este templo porque no pasaría el visado de la censura republicana. La publicó La Voz de Galicia el 4 de agosto de 1936. No tengo que advertir que cuando se produjo esta quema tanto El Ideal Gallego como La Voz de Galicia no pudieron decir ni mu.

La parroquia de San Julián de Almeiras data de la Edad Media. Del templo primitivo se conoce un dibujo y poco más que su ubicación, por aquí, al fondo de la calle. El inmueble actual data del XIX cuando arruinada la fábrica románica se transformó para templo parroquial la ermita de San Juan, aquí.

La persecución de que fue objeto el párroco de esta iglesia, Juan Santos Ageitos, merecería algún reconocimiento público que ni le tributó el franquismo y dudo que se le otorgue ahora ¿Que bendecía el 18 de julio? Ya me diréis si no es comprensible que lo viese como una liberación de la persecución que sufría.

Según este curilla la iglesia de San Julián de Almeiras fue objeto de tres atentados de robo y profanación antes de haberla quemado. Primero apareció la puerta barrenada, pero no consiguieron entrar en el templo. La segunda vez hicieron un gran bocarón por la pared de la sacristía, robaron unos pocos céntimos en las boetas y realizaron algún destrozo, dejando como señal algunas colillas de mataquintos junto con una novela que según el párroco era de carácter marcadamente comunista. Tal vez aluda a un robo que puedo documentar como producido en julio de 1933.

El tercer atentado sufrido por el templo consistió en la entrada de personas que, escalando por la sacristía se desplazaron por la techumbre hasta alcanzar la salida que comunicaba el coro con el campanario. Ya en la iglesia forzaron el sagrario y robaron las Formas; al misal tirado en el suelo le faltaban las hojas en las que aparecían las palabras de consagración; rasgaron el ara y cubrieron las reliquias con el velo pero dándole forma de triángulo, el baptisterio abierto y tirados los óleos. Como no se llevaron nada el párroco considera que fue una profanación resultado de un plan judeo-masónica. En mi opinión, tanto este episodio como los que siguen y otros que se dan por esas mismas fechas en otras iglesias cercanas, tendían a expulsar a los curas de sus casas para montar allí la casa del pueblo y utilizar la iglesia como sala de baile o lugar de reunión. Era una gota más en el mar del proceso revolucionario: deteriorar la convivencia, provocar a las derechas y a los católicos para que se levantasen, aplastarlos como en la sanjurjada, ocupar el poder, etc. Todo con el inestimable apoyo de las autoridades burguesas del Frente Popular que así mostraban sus simpatías hacia los revolucionarios, y así estos podía verlos como amigos y votarlos.

Poco más tarde el bueno de D. Juan Santos Ageitos recibió al atardecer del 14 de abril de 1936 la visita de unos pistoleros que le exigían armas, porque según le dijeron: "tenemos un plan, y hemos de imponerlo por la acción". Parecían comunistas según el párroco o tal vez, (dada la posible presencia de los hermanos de la Lejía), un conjunto de aquellas buenas gentes de izquierdas, socialistas, comunistas, etc. Ante la exigencia de que el cura entregase las armas respondió: "mis armas sólo son espirituales; no obstante procedan al registro de la casa, y comprobarán la verdad". Esta no era otra que el cura no poseía armas.

 Santos Ageitos, viendo el clima de persecución que sufría, de forma previsora entregó ocho días antes de la quema, ornamentos y objetos de culto a una casa que se encuentra a la entrada de la quinta de recreo de los Wais. Aunque en la documentación consultada no aparece, la tradición oral habla de una Elviriña (¿Suárez?), una mujer humilde que según quienes la conocieron decía haberlo pasado mal; ella había recogido en su casa la ropa de la iglesia creyendo que hacía un bien y se metió en un lío con el que se detuvo a su marido, que tuvo que declarar en el Juzgado, sufriendo disgustos y trastornos por este motivo.

El 26 de abril de 1936 apareció quemada la iglesia de Almeiras que como se ve sólo quedó con sus cuatro paredes. No satisfechos con el incendio, también grupos de jovenzuelos impedían al párroco que retirase en compañía de unos niños de catequesis, los restos que se podían salvar de la sacristía. Una solicitud de un vecino --que no una denuncia-- en la que describe con detalle lo ocurrido y solicita que quienes quemaron la iglesia, la reconstruyesen, aquí. De la colaboración que prestaban las autoridades del Frente Popular a los revolucionarios puede dar idea el hecho de que el cura indique que el gobernador civil --Francisco Pérez Carballo-- ordenó detenerlo, de lo que se libró por motivo que el denomina providencial.

Sobre esta persecución por parte del Frente Popular, el gobernador civil, el repetido Pérez Carballo, puso a disposición del alcalde de Culleredo a la Guardia de Asalto. José María Louzán Martínez --de Izquierda Republicana como el gobernador-- se hizo con una orden de registro genérica expedida por el juez municipal de Culleredo, que le permitía entrar en varias casas de la parroquia de Almeiras pudiendo hacer uso de la misma en otras parroquias si la fuerza lo creía oportuno. Ocurrió el 3 de mayo de 1936. Presente el alcalde, señaló a los guardias de Asalto las casas a registrar. Comenzaron por la que es hoy casa y finca de la familia Wais, y que en 1936 era propiedad de Carmen Gil Tejerizo, desde agosto de 1934, viuda del general Reinaldo Carrero Ventura. La propietaria se encontraba en Madrid pues sólo pasaba en esta finca la temporada de verano pero contaba con un hortelano que vivía en el lugar y se encargaba de cuidar el inmueble. Este los guió por las distintas dependencias, en algunas entraron porque tenía la llave, y en otras forzaron puertas y cerraduras. Buscaron hasta que acabaron encontrando unas cuantas espadas para panoplia, armas antiguas que se exponían mientras se encontraban los visitantes en la finca, y ¡por fin! un revólver moderno en el garaje, en el banco de trabajo que usaba el chófer. Esto sirvió para procesarlo y condenarlo a un mes y un día de arresto mayor, aunque no lo cumplió en prisión porque estuvo más tiempo arrestado en su casa, permitiéndosele salir de ella sólo para ejercer su trabajo.

Acto seguido el alcalde dio orden de registrar la casa de José Rodríguez Núñez, cuya esposa me dicen que era esa Elviriña a la que me referí antes. Allí encontraron sesenta y seis piezas de ropa de iglesia y otros objetos. Como no podía ser menos cuando lo que se busca es fastidiar (va con eufemismo por ser fino y educado) se incautaron de la ropa y detuvieron al propietario de la vivienda que pusieron a disposición del alcalde de Culleredo, quien a su vez lo puso en libertad. El alcalde justificó el registro de esta última casa al creer que el cura había incluido en la relación de ropas quemadas en el incendio de la iglesia, las que se encontraban a buen recaudo en casa de José Rodríguez Núñez. No se dedujo testimonio de esta sospecha del alcalde lo cual puede resultar elocuente sobre su falta de veracidad. Los guardias de Asalto no tenían ninguna sospecha en este sentido. Tan sólo se limitaron a ponerse a disposición del alcalde de Culleredo y cumplir sus órdenes.

El párroco siguió sufriendo episodios de persecución. Cuando declaró ante el juez para hacerse cargo de los objetos incautados, le suplicó que escribiese al gobernador civil para comunicarle que temía sufrir un asalto en su casa; que el mismo día que se produjeron los registros --domingo 3 de mayo de 1936-- la turba estuvo junto a su casa en actitud levantisca y hasta parece que se le detuvo y llevó ante el zapatero del Burgo; otras fuentes, la solicitud, indican que se le presentaban de noche ante su casa y decían con cinismo que era para evitar que la quemasen los fascistas...

Juan Santos Ageitos era profesor en el Colegio Dequidt --con fama de ser ejemplo de educación liberal-- me dicen que vivía en una casa de Alvedro que hizo él mismo, que recogía hierros viejos y hasta paraguas para armar el hormigón. Hablando con una persona que conoció a otro cura que fue expulsado de su casa me decía algo así como que me imaginase lo que eso suponía, que era SU casa, imagínate cómo te sentirías si te echan o intentan echarte de tu casa, ponte en su pellejo. 

Os dejo unas notas que documentan los registros; pero os encarezco la lectura de otras por lo que se refiere al incendio de la iglesia, registro en la vivienda del párroco e intento de detención, que me parecen del mayor interés. No sólo documentan los delitos cometidos sino que el párroco ofrece sus impresiones sobre la marcha de aquella república; y recibe alborozado el alzamiento como una liberación de aquellos atentados, asesinatos, crímenes, burlas, escarnios, persecuciones al catolicismo, al Ejército, etc. Consideraba al Frente Popular, trágico, sectario y perseguidor; al Movimiento, feliz, creyente y protector. Tenía motivos y razones hasta de tipo personal. Es cuestión de ponerse en su pellejo.



martes, 28 de agosto de 2012

Sigue la persecución a los niños del Instituto

De la Casa del Pueblo de las Juventudes Socialistas, instalada junto a la iglesia de los Jesuitas, conozco pocas anécdotas por tradición oral. En 1936 una niña de nueve años iba con una amiga al colegio. La amiga le dijo: ¿que te parece si no vamos a la escuela y entramos en la Casa del Pueblo? La primera aceptó y allí se metieron. Me contó esa niña que entraron en una sala que recordaba similar a la de un cine, pero con sillas de madera; que allí les hablaron sobre temas que no recuerda y entre otras cosas les dijeron que iba a haber una manifestación y que todos fuesen con una prenda roja en la parte superior. La niña, jugaba como cualquier otra a un juego más o menos nuevo. Me dijo también que le encantaba vestirse de enfermera con otras amigas y para ello había cortado un vestido blanco o le había hecho algún arreglo, luego se hacían las cofias con cartón, etc. Juegos. Tras asistir a la Casa del Pueblo de las Juventudes Socialistas no se le ocurrió mejor idea que a falta de blusa roja, cortar un vestido convirtiéndolo en una blusa de ese color. Tanto por esto como por no haber ido a clase recibió una reprimenda incluso de obra, de aúpa; y por supuesto no se le permitió en casa que con nueve años, nueve, fuese a una manifestación, ni con blusa roja, ni sin ella.

Ya vimos que la segunda quincena de marzo fue problemática en las inmediaciones del Instituto Eusebio da Guarda. Las juventudes de izquierdas, dedicadas a la gimnasia revolucionaria, clasificaban, acosaban y perseguían a los niños católicos y de derechas que estudiaban en el Instituto. A finales de abril parece que de nuevo los niñatos formados en el matonismo de la Casa del Pueblo de las Juventudes Socialistas continuaron en la misma línea amenazando a los niños de derechas con navajas o golpeándolos, tanto dentro como fuera del edificio. El 24 de abril de 1936 dos niños del Instituto fueron perseguidos por otros niños (ninguno seguramente superaba los 14-15 años) en la calle de Fernando González y en la de Damas. Ambos se libraron de la agresión por haberse refugiado en viviendas de la zona que atendieron su solicitud de asilo. La situación debió preocupar porque llevó a que El Ideal Gallego publicase un editorial, que salvo una palabra, pasó el visado de la censura y en donde denunciaba lo que estaba ocurriendo.

Al día siguiente, 25 de abril de 1936 Eduardo Palmeiro Piñón fue herido por una pistola detonadora en la parte posterior del mismo Instituto. Supongo que sería una quemadura consecuencia del fogonazo. Supongo también que habrá que enmarcar esta lesión en las agresiones de que eran objeto los niños católicos y de derechas que estudiaban en el Instituto, pero a saber porque el sumario se expurgo y no localicé referencias en la prensa.

Mis notas.

 Se lee en El Ideal Gallego correspondiente al 25 de abril de 1936:

Para el Sr. Director del Instituto

-------

Las coacciones y las amenazas a los alumnos del Instituto continúan todos los días y a todas las horas.

Nos referimos a las que se realizan dentro de los pasillos hasta donde llegan todos los días unas cuantas docenas de pioneers que con toda frescura --la que les otorga sus pocos años y el matonismo que han aprendido en los centros donde se les instruye-- afilan sus enormes facas, casi del tamaño de su estatura en presencia de los despavoridos niños-alumnos que son objeto de amenazas y golpes a ciencia y paciencia de todos.

Bien sabemos que el Director del Instituto no dispone de la fuerza pública. Pero como a su cargo y bajo su custodia se encuentran los alumnos que los padres le entregan el primero de octubre, en sus manos está el defenderlos sea como sea y valiéndose de los procedimientos y autoridad que su investidura tiene.

El señor Director puede y debe poner esto en conocimiento de las autoridades y cerrar las puertas del establecimiento docente para no permitir su entrada más que a los que enseñen el carnet escolar. Fuera, en la plaza, deben estar los guardias de Asalto para impedir a toda costa las coacciones, amenazas, agresiones y persecuciones que tanto se vienen prodigando.

Créanos el señor Director., con adoptar una actitud serena, justa [una palabra eliminada por la censura] no hace nada de más. De lo contrario puede suceder que los padres se conviertan en defensores de sus hijos, convirtiendo un lugar poco menos que sagrado en campo de operaciones para la defensa de la integridad personal de sus hijos y deudos.

Lo demás ya corre a cargo del gobernador. Sin ir más lejos, ayer dos niños que estudian en el Instituto se vieron perseguidos y acorralados por una nube de arrapiezos, uno en la calle de Damas y otro en la de Fernando González y gracias al derecho de asilo de dos familias no quedaron deshechos por las fierecillas del marxismo

Esperamos la resolución del señor Director y mucho celebraríamos poder felicitarle por su actuación en defensa de sus alumnos, sin que nuevas circunstancias nos fuercen a intervenir una vez más.



sábado, 25 de agosto de 2012

Multa para El Ideal Gallego

Este verano venía escuchando RNE. Se dio paso a una chica, tal vez una becaria que hizo lo que pudo con un relatorio de no recuerdo ya qué, señalando que en 1938 se había promulgado la ley de Prensa que preveía por primera vez la censura en la misma. Me quedé de piedra. Debe ser que antes no la había y esto era un paraíso de libertades... ¿Qué les enseñan? ¿Seguro que no se les da una versión manipulada sobre la historia de la prensa en España?

El 21 de abril de 1936 El Ideal Gallego dio cuenta de un robo en el Museo de Segovia. Publicaron un titular que debió pasar desapercibido al censor en el que se leía: Los ladrones, especializados en esta clase de azañas... La omisión de la hache dio origen a que el gobernador le impusiese una multa de mil pesetas, se supone que debido a la broma que se hace con el apellido del entonces presidente del gobierno ¿Libertad? ¿Que no había censura? ¡Por favor...! 

Los defensores del republicanismo se empeñan en decir que sí, que habría problemas, pero ¡era una democracia! ¡una democracia! y repiten lo de democracia hasta quedarse ahítos :) Hay democracias, y democracias (poco democráticas). Me recuerda el mantra aquel poema de Rosalía de Castro sobre algunas chicas, que buscaban un marido fuese como fuese e invocaban a San Antonio con aquello de San Antoniño dame un homiño, anque me mate, anque me esfole... (San Antoñito dame un maridito, aunque me mate, aunque me desolle...). A mí me parece comprensible que una chica no quiera buscarse un marido a toda costa ¿no? Pues eso. 

Lo publica El Pueblo Gallego (Vigo) correspondiente al 23 de abril de 1936, que se llevaba fatal con El Ideal Gallego (la inquina era mutua) y aprovecha para chinchar:

UNA MULTA A "EL IDEAL GALLEGO"

La Coruña.-- Ayer mañana le ha sido impuesta al periódico "El Ideal Gallego" una multa de mil pesetas por un titular publicado en el número del martes, en el cual daba cuenta del robo del Museo de Segovia y decía: "Los ladrones, especializados en esta clase de azañas..."

La omisión de la hache ha dado lugar a esta sanción.



jueves, 23 de agosto de 2012

Tiros en el Depósito franco

Sigo con más casos ¡y los que quedan! que ponen en evidencia lo poco veraz que fue esa versión que se trasladó de la II República como paraíso de libertades o de normalidad democrática a la que al parecer aspiran algunos, para mí (tengo clarísimo con ísimo) que es para su glo-gló particular. Quien quiera ver, que abra los ojos y vea.

Joaquín Ponte Naya era un conocido naviero y empresario. Usaba como otros el Depósito franco para almacenar carbones. En la noche del 24 al 25 de abril de 1936 dos individuos fueron sorprendidos por el guarda jurado que custodiaba las instalaciones en la parcela que usaba Ponte Naya, uno fuera y otro ya dentro. Les dio el alto ordenándoles que se retirasen. Lejos de cumplirlo, uno se fue acercando a él lo que le llevó a efectuar dos disparos al aire. Como continuaba acercándose disparó resultando herido Manuel Romero Prego.

Se instruyeron dos sumarios por el Juzgado de Instrucción del Distrito de la Audiencia, que se inhibió en favor del de Instrucción del Instituto en cuya demarcación se encontraba la zona de la Palloza en donde ocurrieron los hechos. El primero por las lesiones causadas a uno de los ladrones, Manuel Romero --el otro se dio a la fuga después de haber dejado al herido en la Casa de Socorro de Santa Lucía-- y, dado que el guarda jurado poseía licencia y no se había extralimitado al disparar de acuerdo con la legislación republicana, fue sobreseído. El otro sumario se incoó por hurto frustrado de 60 kg de carbón en virtud de un testimonio deducido del anterior, inhibiéndose como digo el mismo Juzgado de Instrucción del Distrito de la Audiencia en favor del de Instrucción del Instituto por los mismos motivos. Como el juez instructor dictó un auto en el que declaró falta este hecho y la Audiencia Provincial ratificó su resolución sobreseyendo en la causa, se enviaron las diligencias al juzgado municipal para que celebrase el oportuno juicio verbal de faltas cuyo resultado no se conoce por haberse eliminado esta serie de documentos en los juzgados municipales.

Si bien a La Voz de Galicia le censuraron la noticia o ella misma se autocensuró, se lee en El Ideal Gallego correspondiente al 26 de abril de 1936:

Inspección ocular en la carbonería del Muro donde fue herido un hombre

------------

La policía de esta plantilla hizo ayer mañana una inspección ocular en el depósito de carbón que en la Palloza posee don Joaquín Ponte Naya, con el fin de aclarar ciertos extremos relacionados con el suceso de la madrugada última en el que resultó Manuel Romero Prego herido por un disparo de arma de fuego, hecho por el guarda-jurado de dicha carbonera, José María Pardo.

De la diligencia se saca la conclusión de que intentó realizarse un robo en dichos depósitos, pues aparece rota una parte de la valla y se encontraron fuera del recinto, efectos que se guardaban en el interior del mismo.

El guarda-jurado, dice que sorprendió a un individuo dentro del depósito de carbones mientras que otro individuo le aguardaba fuera.

Con el fin de ahuyentarlos, el señor Pardo hizo dos disparos al suelo, alcanzando con uno de ellos al Romero Prego, quien fué llevado por su compañero, llamado Manuel, a la Casa de Socorro de Santa Lucía.

Mientras le practicaban la cura de urgencia a Romero, el otro individuo se dio a la fuga, realizándose gestiones por la policía para detenerlo.

El guarda-jurado pasó ayer mañana a la disposición del juez de instrucción de guardia.



lunes, 20 de agosto de 2012

Atentado en el fielato de San Cristóbal

El fielato de San Cristóbal creo que se encontraba en la plaza del Espino (hoy de Madrid) en esa casilla que veis en la parte inferior de la imagen, a la altura de la Fábrica de calzado de Ángel Senra que estaba por aquí. El 24 de abril de 1936 pasaba por allí el carrero Crisóstomo Goimil Varela, de 32 años, llevando en un carro de cuatro ruedas (tal vez una de las denominadas zorras) una lancha que venía de repararse en los talleres de Vilariño (que no tengo ni idea de dónde estaban). Un consumero le dio el alto haciéndole saber que debía pagar 25 cts. por pasar con la lancha la línea fiscal de la ciudad. El carrero repuso que no acostumbraban a pagar las lanchas que se reparaban en ese taller. Parece que uno de los aforadores también le dijo que debía pagar 40 cts. a mayores por no tener el carro matriculado. Discutieron de forma acalorada y los consumeros cogieron por las solapas y el cuello al Crisóstomo agrediéndolo de forma violenta, agresión de la que el carrero se defendió como pudo.

En un primer momento el carrero fue denunciado y encarcelado por atentado a los agentes de la autoridad porque se demostró que al menos uno de los aforadores portaba la gorra reglamentaria, prenda que lo investía de tal agente; pero como también se demostró que la agresión partió de los consumeros de forma inmotivada, perdieron estos su carácter de tales agentes de la autoridad y el carrero salió absuelto.

Mis notas.

Hace pocos días se detuvo a un fotoperiodista en el aeropuerto de Vigo y según los medios de comunicación --que sólo publicaron dos imágenes sensacionalistas, pero no otras-- el fiscal no llegó a un acuerdo con la defensa y sostiene una acusación por atentado a los agentes de la autoridad. La ocasión resultó magnífica para que los políticos hiciesen la pelotilla al gremio periodístico, a ver si les devuelven el favor ¿o no?; para que este gremio diese rienda suelta al corporativismo; y para volcar ese supuesto odio que los frikis de siempre tienen al Cuerpo Nacional de Policía, tanto por usar la palabra nacional, como porque lo hay en toda España y ellos buscan demonizar y erradicar de Galicia cualquier elemento que nos vincule al resto del país. Luego llegaría la soñada independencia que sería jauja para sus redes clientelares y de poder por el volumen de puestos de trabajo en los que enchufarse y dar trabajos a dedo a sus integrantes o parientes. Vamos, que en mi opinión la ideología en el supuesto odio al Cuerpo Nacional de Policía es lo de menos, y lo de más el glo-gló. Ya dirá la Justicia si hubo o no un atentado a los agentes de la autoridad, pero ese corporativismo y críticas se compadecen bien poco con la acusación de pederastas que se lanza por demasiados periodistas progres o medios, sobre la generalidad de los curas y sobre la Iglesia católica por protegerlos durante tantos años ¿Y qué hacen ahora los colegios y asociaciones de periodistas sino dar por supuesto que el atentado no ocurrió? ¿Y si la Justicia resuelve que sí ocurrió, no hacen ahora los grupos periodísticos lo mismo que hizo la Iglesia? No dudo que haya habido pederastas entre los curas, pero resulta que una y otra vez la Policía detiene a ciudadanos en todo el país por conservar vídeos pedófilos o por cometer delitos relacionados con la pedofilia, y falta la primera vez que se supiese que uno de los detenidos era cura, lo cual es bien extraño en un trabajo/ministerio sobre el que se deja caer una acusación de pederastia casi generalizada. Supongamos que en el caso del fotoperiosta la Justicia lo condena porque considera probado el atentado ¿quién va a poner a los pies de los caballos y generalizar la acusación al conjunto de los fotoperiodistas? Supongo que nadie en su sano juicio. Pues con los curillas sería esperable lo mismo, al menos si hablamos en serio y no se aprovecha la más mínima disculpa para menoscabar la libertad religiosa y de culto.

Por último, con motivo de la detención del fotoperiodista se disparató a gusto manifestando que la detención había sido fascista o que no se veía una detención así desde el franquismo, cuando al parecer si un policía resulta agredido --sea de forma fortuita o intencionada--, en cualquier Policía de nuestro entorno el protocolo de actuación incluye inmovilizar al agresor para que no continúe en su actitud  y denunciarlo para que el órgano judicial correspondiente resuelva lo procedente sobre el asunto. Traigo a colación este hecho para que se vea que las detenciones arbitrarias y las agresiones inmotivadas de los agentes de la autoridad no las inventó el franquismo según se traslada con cotidianeidad, sino que en la II República también se daban, como se sabe o se supone por cualquiera que no pretenda colar como historia lo que es pura propaganda.



viernes, 17 de agosto de 2012

De aquella tropa socialista

Escuchaba hace pocos días una tertulia radiofónica en la que se abordaba el caso Interligare cuando uno de los participantes se refirió al PSOE como la cosa más parecida a un partido criminal que se ha conocido en España: su fundador amenazaba de muerte a los adversarios; en el 34 se levantaron contra el poder público, llegando a asaltar el Banco de España de Oviedo; durante la guerra mantuvieron chekas; se hicieron con los depósitos empeñados en los montes de piedad y con ellos formaron el tesoro del Vita; el caso Roldan; el terrorismo de Estado; lo del BOE, etc. Bueno, más o menos. Se suele decir que la derecha ocupa el poder para hacer negocios y la izquierda para gobernar e imponer una pretendida superioridad moral. A día de hoy soy de los que creen que en lo de hacer negocios o formar tramas clientelares y de poder, los papeles se han invertido, o son equivalentes.

El ejemplo de hoy ayuda a caracterizar a la muchachada que podía acudir a la Casa del Pueblo de las Juventudes Socialistas, de la que ya vimos varios integrantes con antecedentes por delitos contra la propiedad (Pena Vila o Manuel Abelenda Catoira entre los que recuerdo ahora) pero me temo que estos delitos no eran exclusivos de los socialistas sino que individuos que serían capaces de robar también los podía haber en el Partido Radical, en la CEDA, no digamos ya entre anarquistas. De los de Izquierda Republicana, Unión Republicana o el Partido Galleguista yo diría que se caracterizaban más por sus tramas clientelares, por querer alcanzar el poder y resolverse la vida como político, o para llegar desde el Casino Republicano a la Comisión de Obras del Ayuntamiento y favorecer a los amigos, caciquear. No me imagino a ladrones ni ladronzuelos de Falange, al menos antes de comenzar la guerra, que una vez ocupado el poder probablemente algunos se olvidaron de esa sociedad pura y sin corrupción con la que soñaban, o se les unieron otros que de falangistas no tenían nada.

El 19 de abril de 1936 Eduardo García Carneiro acudió a la tienda de Raimundo Alence Maris --quiero recordar que aquí y que se llamaba El Pedal Gallego-- en donde se alquilaban bicicletas. Se hizo con una en nombre de Gonzalo Rodríguez Gantes, hospiciano, y se la entregó. Después de que este diese unas cuantas vueltas fue a la Casa del Pueblo de las Juventudes Socialistas --en la imagen-- y al salir se encontró conque le habían robado la bicicleta de la que no se volvió a saber. Ladrones y ladronzuelos los habría en otras organizaciones, pero en los socialistas creo que más. En principio a un católico humilde lo debe frenar el mandamiento que le insta a no robar (aunque hubo y hay demasiados pecadores); cuando se carece de este freno, o se mamaron unas convicciones en las que el robar se considera una indignidad, o las probabilidades para cometer delitos contra la propiedad en mi opinión se incrementan. En definitiva, que no veo a los cuatro hermanos de la Lejía robando --aunque tal vez mirasen para otro lado--, pero a otros muchos socialistas, sí.

Mis notas.


viernes, 10 de agosto de 2012

Ir de meretrices con armas

Lo de meretrices va con eufemismo, pero es por no usar palabros gruesos aunque no sé si quedará muy remilgado. Los fans del republicanismo, la II República y su clímax con el Frente Popular en el poder, suelen decir que en este último período la gente tenía la sensación de haber alcanzado libertades y derechos sociales antes desconocidos. En mi experiencia cuando se les pregunta cuáles, citan uno o dos, por ejemplo a nivel local haber echado a las monjas de los establecimientos municipales de beneficencia. Si se les replica que menuda clase de avance social, o que va en la misma línea de odio que quemar iglesias, derribar cruceros, etcétera, suelen salir por cerros diversos que confluyen en esas sensaciones. Al parecer, las buenas gentes anarquistas y de izquierdas tenían la sensación con el Frente Popular en el poder de haber alcanzado unos (ignotos) grandes logros en cosa de libertades y derechos sociales. Mucho me temo que esas libertades, por ilícitas, resultan inconfesables y por eso no les salen. En mi opinión, lo que se consiguió durante este período fue apretar hasta el límite de lo soportable los resortes del miedo en católicos, derechistas, militares o trabajadores a los que tenían por esquiroles, resortes que mantenidos un cierto tiempo, de forma inevitable generan odio y se acaba como acabaron en una guerra en la que unos estaban ansiosos de echarse sobre los otros.

Entro en el surco de hoy que da idea de cómo estaban las cosas en aquella república por la que suspiran las buenas gentes de izquierdas en lo que a generalización en el uso de armas. Hasta unas modestísimas prostitutas podían ser objeto de un atraco a mano armada saliéndose los autores del mismo, de rositas.

Una de las zonas tradicionales de prostitución en La Coruña era y es la calle del Orzán, paralelas y perpendiculares. Me temo que nada tenían que ver estas modestísimas mujeres con las también modestas, pero algo más acomodadas prostitutas de la calle del Papagayo, lugar al que podía acudir Manuel Murguía o el secretario del Ayuntamiento. Más pobres eran las de la calle de Tabares y aún más las relleneras, que ejercían su oficio en la oscuridad del Relleno, en los jardines de Méndez Núñez, sin tomar precauciones, siendo más o menos frecuente que la muchachada que empleaba sus servicios saliese perjudicada con alguna enfermedad de transmisión sexual. Las prostitutas de la calle del Orzán, salvo uno o dos locales más o menos dignos (me suena la Casa de la Tambora), eran mujeres pobres. Seguramente estaban al mismo nivel que quienes ejercían el oficio en la calle de la Galera (lugar que ocupó el Cine Coruña) o las de la calle del Arco (me suena la Casa de la Mamona, con perdón pero se llamaba así XD). Como ya digo que en mi opinión el país estaba en cuestión de uso de armas, como el salvaje Oeste, hasta unas prostitutas pobres como las del Orzán podían ser objeto de un atraco a mano armada, que no sé si los que tienen a este período por un modelo considerarán también que es algo a imitar y no un ejemplo más del caos, de falta de imperio de la Ley y desquiciamiento de aquella sociedad.

En la madrugada de 19 de abril de 1936 dos jóvenes alegres --o tal vez con una toña de aúpa-- visitaron sendas casas de citas (más bien domicilios) de la calle del Vista. Fueron acusados Fernando Regueiro García, de 22 años, y Manuel Bujía Rodríguez, de 21 años, peón. Acudieron en primer lugar a la plazuela del Vista, al domicilio de Mercedes Millor González, y parece que uno de ellos la amenazó con una pistola: o les servía unas cervezas o "la asesinaban". A continuación visitaron la casa de Carmen Arias Ríos, en la plazuela de Mariñas, y amenazándola también con una pistola le robaron 75 pesetas que guardaba en una alacena. La primera de las atracadas, en cuanto salieron los clientes, se fue al cercano cuartelillo de la Prevención de Seguridad (aquí) de donde se destacó fuerza que pudo detener a Fernando, y no al otro por haberse dado a la fuga antes de que llegase la pareja de Seguridad.

A posteriori, Carmen Arias denunció que fue amenazada por el padrastro de Bujía para que no declarase la verdad de lo ocurrido, ofreciéndole cierta cantidad si no acusaba al muchacho. No se ocupó el arma y tampoco se pudo probar el atraco a mano armada ni la coacción, lo que no significa necesariamente que no ocurriesen, que a unas prostitutas modestas como aquellas es de suponer que lo que menos les interesaba era tener líos con la policía inventándose denuncias.

Mis notas.

Se lee en La Voz de Galicia correspondiente al 21 de abril de 1936:

Dos jóvenes trasnochadores

------

¡LO QUE HACE LA BEBIDA!

El joven Fernando Regueiro García, de veintidós años, que vive en la calle de Orillamar, en unión de otro, que se dio a la fuga, entraron en la madrugada del domingo en la casa número 8 de la Plazuela del Vista, domicilio de Mercedes Millor González y amenazando a esta con una pistola, le exigieron les sirviese cerveza.

Después se dirigieron a la casa de otra individua llamada Carmen Arias Ríos, vecina de la Plazuela de Mariñas, 6, y amenazándola en igual forma, le robaron de una alacena 75 pesetas.

Mientras estaba con toda tranquilidad apoderándose del dinero en la casa de la Carmen Arias, la Mercedes Millor se dirigió corriendo al cuartelillo de Seguridad, y logró detener al Fernando Regueiro, ya que el otro se había dado a la fuga antes de que llegaran los agentes de la autoridad.

Pero al día siguiente también [sic]. Se llama Emilio Calvete Treviño, de veintiocho años de edad. Los detenidos, con el correspondiente atestado, pasaron a disposición del Juzgado de Instrucción de guardia. Parece que ambos habían bebido más de lo prudente.




miércoles, 8 de agosto de 2012

Qué subidón

No voy a cambiar de tema, pero qué subidón pasar por Simancas. El edificio de difusión sigue sin gustarme en su ubicación por el efecto pantalla que produce, pero lo que está detrás sigue siendo soberbio. El archivo por antonomasia de los archivos españoles --sin menoscabo de ningún otro-- sigue estando soberbio. Supongo que para quienes trabajan allí esto será una paletada; pero para quienes no, ver aquellas piedras y maderas produce una emoción que no sabría describir, algo así como un subidón.