miércoles, 25 de febrero de 2009

La guerra Gayangos-Murguía


Aprovechando el cuartelillo que me dan sus señorías, vamos con algo de más chicha. Los que conocen la guía de Simancas, recordarán que D. Ángel de la Plaza se ocupa de un "largo, curioso y apasionado" informe con el que responde Manuel Murguía a Pascual de Gayangos. No lo transcribiré aquí, sino en otro post. En este me limito a copiar el comienzo del conflicto que da idea del morro que le echaba el bueno de Gayangos a la hora de pedir copias, pues se quejaba de que tras la llegada de Murguía al archivo vallisoletano, hubiese suspendido su realización -gratis total. No deja de tener interés que en el sentir de Gayangos, el hecho de tener que desplazarse los investigadores a Simancas y que no le facilitasen las copias gratis total, suponía imposibilitar todo trabajo histórico, lo que explica en parte las labores de rapiña que protagonizó por todo el Estado para centralizar en Madrid la documentación eclesiástica que pasó a manos del Estado como consecuencia las medidas desamortizadoras del siglo XIX, y que, es de suponer que en "provincias", imposibilitaban todo trabajo histórico :-)

Tal vez Murguía respirase por la herida, bien porque fuese consciente del expolio llevado a cabo por Gayangos, bien porque si no me falla la memoria, la Real Academia de la Historia había informado de forma desfavorable uno de los volúmenes que constituían su Historia de Galicia, informe que salió de una comisión constituida pocos años antes y de la que formaba parte Gayangos. Vamos con el memorial que dirige este último al director general de Instrucción Pública el 10 de junio de 1869:

D. Pascual Gayangos, académico de la Historia y catedrático de la Universidad Central, a V.I. con el debido respeto expone: Que para una publicación relacionaba con las varias que la Academia le tiene encomendadas solicitó y obtuvo este año próximo pasado las órdenes competentes para que en el Archivo General de Simancas se copiase de oficio aquella parte de la correspondencia de D. Diego Sarmiento de Acuña, embajador a Inglaterra en 1619, que el mismo designara. Dichas órdenes fueron debidamente cumplimentadas por el que entonces hacía de archivero, pues habiendo el exponente pasado a Simancas, y señalado las cartas que habían de copiarse ha ido recibiendo en esta Corte remesas de ellas, habiendo ya utilizado una buena parte para la publicación que con el título de Cinco cartas político literarias hace en este momento la Sociedad de Bibliófilos Españoles. Pero, desde el nombramiento del señor Murguía al cargo antes vacante de archivero, no solamente se ha mandado suspender la copia de oficio de la expresada correspondencia, sino que en concepto de aquel funcionario se necesita nueva orden de esa Dirección del digno cargo de V.I. para examinar papeles históricos de los siglos XVI y XVII, y obtenida esta, será preciso, según las disposiciones tomadas por dicho archivero, que los mismos interesados vayan a Simancas a practicar por sí dichos trabajos, hacer las buscas y sacar las copias, lo cual, como V.I podrá conocer, es lo mismo que imposibilitar todo trabajo histórico en aquel depósito nacional. Además de la correspondencia de D. Diego Sarmiento, cuya copia, según queda arriba dicho, se ha mandado suspender con gran detrimento de la publicación a que se destinaba, el exponente se verá privado, si V.I. no pone remedio, de hacer público otro trabajo histórico de no escasa importancia, cual es la continuación del Calendar of state papers, comenzado por Bergenroth, y que su muerte, ocurrida en esta capital el 13 de febrero último, dejó incompleto. El exponente ha aceptado comisión para él tan honrosa, y mal podrá corresponder a la confianza que de él se ha hecho, si no se le dan las mismas facilidades que dicho literato disfrutó ya, para examinar papeles del reinado de Carlos V, y hacer sacar copias de los que convinieren para su objeto. En esta atención a V.I. suplica se sirva mandar que con arreglo a las disposiciones vigentes en el ramo de archivos, se continúen por los empleados de aquel establecimiento, no sólo las copias de la correspondencia de D. Diego Sarmiento, conde de Gondomar, sino también los documentos que para su historia tenían apartados y descifrados el difunto Bergenroth, o los que el exponente considere necesarios para ilustrar la historia de Enrique VIII de Inglaterra en la parte referente a España.


Estrada Nerida, Julio. Páginas de una biografía. Manuel Murguía. Director del Archivo de Simancas (1868-1870). DL Coruña : eds. O Castro, 1983, p. 15-16.

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