viernes, 13 de febrero de 2009

Villaamil y Castro: archivero, acaparador oficial y chorizo


En otro post decía que los herederos de José Villaamil y Castro sacaron unos pingües beneficios con la venta al Estado de los documentos que su pariente había sacado de Galicia en comisión oficial, pues no los entregó al mismo Estado, sino que se los guardó. A fin de justificar lo dicho, ahí van unos cuantos datos.

En 1887 José Villaamil y Castro fue comisionado por la Dirección General de Instrucción Pública para que "recogiese" los documentos eclesiásticos que no había acaparado su predecesor en estas tareas Pascual de Gayangos. La comunicación que envió el director general, Julián Calleja al subsecretario de Hacienda en 13 de junio de 1887 dice así:

Excmo. Sr.= En vista de la comunicación de ese Ministerio de 23 de abril último, esta Dirección General ha tenido a bien comisionar a D. José Villaamil y Castro, oficial de la Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas [y] Museos, para que en el término de seis meses se haga cargo de los libros impresos, manuscritos y documentos históricos existentes en los archivos de propiedades de las provincias de Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra, y cuya entrega se ha acordado ya por ese centro ministerial.

Villaamil vino por Galicia y en Lugo y Pontevedra se llevó cuanto documento eclesiástico encontró, incluyendo en el expolio piezas tan emblemáticas como puede ser el denominado Tumbo Viejo de Lugo; en Ourense parece que no le dieron demasiadas facilidades o que le escondieron los documentos, y hoy el AHP-Ourense junto con el Archivo Catedralicio (el caso de este merece otro post) son muy ricos en fondos eclesiásticos procedentes de desamortización. En Coruña no llegó a entrar porque teníamos por aquí a Andrés Martínez Salazar, o a Juan de la Osa Guerrero, miembros del mismo Cuerpo Facultativo de archiveros, que se olían la merienda centralista que se preparaba y movieron todas sus influencias (prensa, diputados provinciales, corporación municipal, etc.) y contra lo previsto desde Madrid, de la Administración de Propiedades coruñesa no salió un papel.

Lo curioso del caso es que Villaamil y Castro, una vez concluida su comisión, en lugar de entregar los documentos que había "recogido", se los guardó, y tras su muerte los herederos pudieron obtener unos ingresos con la venta de los mismos al Estado.

¿Que no? ¡Vaya si no! En el AGA [Educación, 31/6694-72] se conserva un expediente del año 1912 que lleva la siguiente rúbrica:

Expediente de adquisición de una colección de documentos antiguos a D. Florencio Álvarez Ossorio en 15.000 pts

A través de este expediente venimos en conocimiento de que Álvarez Ossorio poseía una colección de documentos antiguos "procedentes de su difunto padre político José Villaamil y Castro" y deseaba enajenarlos en las quince mil pesetas indicadas.

Sobre esta adquisición informa el director del AHN, que lo era por esas fechas Juan Menéndez Pidal, y lo hace de forma favorable del modo que copio al final. Pasa el expediente a la Junta Facultativa que conforme con el director del AHN, tasa la colección en 5.000 pts., cifra que acepta Álvarez Ossorio, y por fin los documentos ingresan en el Archivo Histórico Nacional.

Como el informe del director del AHN puede dar idea de aquello que expolió, robó y dejó en herencia Villaamil y Castro, lo copio para disipar cualquier duda:

Iltmo. Sr. Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.

Iltmo. Sr.

D. Florencio Álvarez Osorio ofrece al Estado en 15.000 pts la venta de varios tomos y legajos de documentos relativos al antiguo reino de Galicia, que pertenecieron a su difunto padre político D. José Villa-amil y Castro. En el inventario que acompaña a la instancia se reseñan sumariamente los fondos históricos cuya enagenación [sic] se propone.

Examinado este asunto, en cumplimiento de la orden de esa Subsecretaría de 13 de marzo último, resulta que constituyen la colección citada el tumbo de la Catedral de Lugo, los cartularios de los monasterios de Villanueva de Lorenzana y San Martín de Juvia, tres libros de aniversarios de aquella catedral, 23 tomos de documentos de diversas procedencias y varios papeles enlegajados en cinco carpetas numeradas.

El tumbo de Lugo y los cartularios de Lorenzana y Juvia, escritos en el siglo XIII, con algunas adiciones posteriores, se hallan encuadernados en fuertes tablas cubiertas de piel, con broches de hierro. Comprenden unas 600 escrituras en su mayor parte de los siglos X al XII, que son de notoria importancia para el estudio de la historia general de España y regional de Galicia. Tienen, además, gran interés para el conocimiento de la Geografía y del romance empleado durante la Edad Media en el territorio gallego.

Son interesantes y dignos de la mayor estima los libros de aniversarios de la catedral de Lugo, conocidos también con el nombre de Calendarios o Martirologios. Fueron escritos antes de finalizar el siglo XIII, y en ellos se consignan numerosas noticias sobre las fundaciones piadosas hechas por personas ilustres a favor de aquella iglesia.

Los tomos y carpetas de documentos contienen aproximadamente 1.500 escrituras, casi todas originales y de diferentes épocas. Son privilegios reales, bulas pontificias, testamentos de ilustres personajes, cartas de donación y venta, cuadernos de ordenanzas, alcavalas [sic], foros, procesos, concordias y otros papeles que son en su conjunto un poderoso auxiliar para el estudio de nuestras instituciones.

En atención a lo anteriormente expuesto, importa mucho que el Estado adquiera los documentos que ofrece en venta el Sr. Álvarez Osorio y sean destinados al Archivo Histórico Nacional, porque vienen a completar las colecciones diplomáticas procedentes de los monasterios suprimidos del antiguo reino de Galicia que hoy se encuentran en dicho Archivo, justipreciando dichos documentos en la cantidad de cinco mil pesetas.

V.I. no obstante, acordará con mejor criterio lo que estime más acertado.

Madrid, 25 de abril de 1912.

El director

J. Menéndez Pidal [rúbrica]

Dice el art. 1.4 de la ley 8/1995 de 30 octubre de Patrimonio Cultural de Galicia:

"La Administración autonómica procurará el retorno a Galicia de aquellos bienes especialmente representativos de nuestro patrimonio cultural que se encuentren fuera de ella".

Pues eso.

LA TIENDA EN CASA (DE VILLAAMIL Y CASTRO) [actualización 14/02/2008].

Por si lo anterior no fuese suficiente, el archivero de la Catedral de Lugo, Antonio García Conde (1869-1966), se despachaba como sigue en 1947 contra este acaparador (y chorizo) oficial:

"Solo diremos que este libro, el Tumbo Viejo [de Lugo], salió del Archivo Catedral en 1841; fue a la Delegación de Hacienda; no sabemos como, cualquiera lo puede conjeturar, fue a parar a las manos del muy erudito y aprovechado investigador D. José Villa-Amil y Castro, quien al fin lo vendió con otros documentos al Archivo Histórico Nacional, donde ahora está".

García Conde, Antonio: "El Archivo de la Catedral de Lugo. Notas históricas". En: Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos de Lugo, vol. III, nº 23-24 (1947), p. 19.

Hemos visto que no fue Villaamil quien vendió los documentos, sino que los dejó en herencia... y en lo demás, creo que sólo queda coincidir con lo manifestado por el archivero catedralicio.

Pozezo.

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