lunes, 23 de noviembre de 2009

Si mancas me las dais, mancas no las quiero


Creo que ya os conté esta historieta hace meses, pero la repito que es muy bonita. Dice una leyenda que en tiempos de Abderramán II este se hacía regalar un tributo de cien doncellas. En el repartimiento de rigor a Simancas le correspondieron siete, que para bular la deshonra se cortaron una mano (y al parecer sobrevivieron). El caso es que al presentárselas al malvado Abderramán y comprobar este que eran mancas exclamó:

"Si mancas me las dais, mancas no las quiero".

Todo lo cual dio ocasión a que el lugar se conociese como Simancas; etimología esta cierta, auténtica, verdadera, comprobada y demás que os podéis imaginar. Y a día de hoy, ahí tenéis esas siete manos alineadas ante la fuente del rey.

Y hablando de todo un poco, ayer estuve por allí, y nada, oye, que aún no vi el nuevo edificio por dentro. Cuando lo construían se armó un revuelo considerable porque tapa al archivo y porque avanza sobre la calle. Recuerdo que se dijo que la construcción del nuevo edificio de difusión haría que abriese el fin de semana, que se contaría con más personal, y que el foso sería visitable, todo lo cual redundaría en la dinamización de la economía local: tururú. Ni abre el nuevo edificio, ni el foso es visitable, y de la economía local, pues supongo que todo sigue igual. Va la tercera o cuarta vez que me paso por Simancas y aún no tuve ocasión de conocer el interior del nuevo edificio, que ya es mala suerte, así que me sigo ratificando en aquello de que lo mejor que se podía hacer con la artistada que nos ocupa -y estaría a la derecha de la imagen- sería demolerla ¿o no?


No hay comentarios: