domingo, 1 de enero de 2012

El bombazo del café Iberia: un muerto y tres heridos


Durante la II República hay que distinguir tres tipos de artefactos explosivos: bombas, que ocasionaban graves daños y podían producir muertos y heridos como en el caso del ejemplo que veremos; petardos, que generaban alarma social por el estruendo, pero escasos daños materiales y lesiones en las personas que por lo común eran compatibles con la vida; petardos infantiles, que eran lo que hoy conocemos por petardos.

Sobre las diez y media de la noche del 23 de mayo de 1936 estalló una bomba en el vestíbulo del café cantante, Iberia, instalado en los bajos de los números 15 y 17 de la avenida de Fernández Latorre, bajos que entonces se comunicaban. Además de los daños materiales valorados en 1.200 pesetas de la época, el bombazo produjo lesiones tan graves a Juan Abeledo Galán, de 22 años, camarero, que determinaron su muerte; Amaro Babío Baldomir, de 21 años, peón, presentaba lesiones que obligaron a amputarle la pierna izquierda por su tercio medio y una parte del pie derecho. Los otros dos heridos José Sexto Sánchez, de 18 años, empleado, y Manuel Varela Sande, de 24 años, peón, presentaban heridas leves y fueron curados en la Casa de Socorro de Santa Lucía pasando a sus respectivos domicilios, aunque parece que el juez dispuso su ingreso en el Hospital. Como no podía ser menos, el sumario no logró averiguar quienes fueron los autores del hecho y la causa se cerró con un auto de sobreseimiento; por otra parte, los estudiosos de este período tuvieron sumo cuidado en silenciar este y otros hechos, unos por compasión acrítica hacia los represaliados durante la guerra, y otros sin duda para construir esa imagen de Arcadia feliz, paraíso de libertades y democracia que durante años colaron de forma incontestada sobre aquella república.

Os dejo con varias noticias que publica El Ideal Gallego, y no transcribo las de La Voz de Galicia porque alguna mano torpe arrancó un fragmento de la noticia que publica este periódico en el ejemplar digitalizado correspondiente al 25 de mayo de 1936, que consulté en una biblioteca. De lo que quedó sin rasgar, se colige que el sindicato de camareros La Herculina, con toda probabilidad anarquista, se desmarca del hecho y manifiesta que no tenían ningún conflicto con los propietarios del café Iberia. Por su parte, Radio Comunista de La Coruña, cuyas notas de prensa y actividades eran prácticamente desconocidas, aprovecha la ocasión para agitar atribuyendo el hecho a una provocación fascista ¿Sería en realidad un atentado comunista? Si tuviese que atribuirlo a alguna organización yo apostaría por los comunistas, por lo inédito de su nota de prensa, o tal vez por la FAI, al menos a juzgar por otras bombas también potentes que en estas fechas se colocaron en una panadería de la calle de San Roque, artefacto que ocasionó lesiones graves a un guardia de Asalto y la muerte de un "perro lobo"; o la que se hizo explotar en una barbería de la calle de San Andrés que produjo grandes daños, incluso el desempotramiento de una viga. Ya nos ocuparemos de esto. Tal vez se les fue la mano. El silencio del semanario anarquista Solidaridad, tanto por lo que se refiere a la explosión y sus resultados, como sobre el traslado del fallecido al cementerio --al que acudieron representaciones del Ayuntamiento, organizaciones obreras y juveniles, según La Voz de Galicia de 30 de mayo de 1936-- el silencio del semanario anarquista, digo, me parece significativo.

Por último, se da el caso de no haberse tributado ningún homenaje o reconocimiento público, (placa, calle, monumento, etc.), al fallecido o a los heridos en este atentado, ni durante la República ni en el Franquismo; y ya sería extraño que habiendo sido pasados por las armas durante la guerra aquellos individuos más exaltados y peligrosos para el mantenimiento del orden público en la ciudad y su entorno, creo posible y casi me atrevo a decir que probable, que los asesinos aparezcan en el monumento que los señores de la memoria histórica dedicaron a los que dicen represaliados por el Franquismo. El mundo el revés. Sea todo por la pasta de las subvenciones, por ocupar los correspondientes carguitos (remunerados, of course) y por deslegitimar la democracia y el estado de Derecho bajo el que vivimos.

Se lee en El Ideal Gallego de 24 de mayo de 1936:

Estalla una bomba en un cafe
de esta capital

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Resultan cuatro heridos

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Poco después de las diez y media de la noche de ayer, estalló una bomba en el café cantante denominado "Iberia", establecido en la avenida de Fernández Latorre número 15, cuyo artefacto había sido colocado en la parte derecha del vestíbulo y a causa del atentado resultaron heridos cuatro jóvenes que se encontraban cerca de la puerta de entrada.

Se llaman estos, Amaro Babío Baldomir, de 21 años, peón, vecino de la calle de la Falperra letra B; Juan Abeledo Galán, de 22 años, camarero, de la Falperra letra M; José Sexto Sánchez, de 18 años, empleado, vecino de la calle de Juan Castro Mosquera, 35 bajo, y Manuel Varela Sande, de 24 años, peón, de la calle de Sinforiano López 19.

El café sufrió grandes desperfecto quedando rotos todos los cristales, y completamente destruida la puerta de entrada, así como el vestíbulo. También rompieron por efecto de la explosión, los cristales de las casas inmediatas y los de las casas de la acera de enfrente.

Los cuatro jóvenes heridos fueron trasladados a la Casa de Socorro de Santa Lucía, y en aquel centro fueron curados por el médico de guardia señor Lastres y practicante señor Quintanilla, auxiliados por los médicos señor Losada y don Javier Sánchez, y practicantes señores Dopico, Contreras, Cabanillas y Martínez Martínez, que al enterarse del suceso acudieron a la Casa de Socorro por si eran necesarios sus auxilios.

A Babío Baldomir se le apreciaron grandes desgarros por metralla en el pie derecho con pérdida de tejidos blandos y óseo: pérdida de parte del astrágalo del pie izquierdo y pérdida de los tendones del mismo, y heridas en la cara cabeza y cuello.

Abeledo Galán, presentaba erosiones en piernas y muslos; herida por fragmento de metralla en la región glútea izquierda con 15 centímetros de profundidad; herida con orificio de entrada y salida en el brazo izquierdo y schock traumático.

Estos dos heridos, cuyo estado se calificó de grave, pasaron al Hospital de Caridad, donde quedaron hospitalizados.

José Sexto Sánchez, presentaba erosiones en las piernas y una herida por metralla, que interesa piel y tejido en la parte posterior de la pierna izquierda, en su tercio inferior. Leve salvo complicaciones.

Varela Sande presentaba herida por proyección de fragmento de metralla en el tercio inferior, cara interna del muslo izquierdo. Leve salvo complicaciones.

Estos dos heridos pasaron a sus respectivos domicilios.


DILIGENCIAS JUDICIALES

Desde los primeros momentos de ocurrido el suceso se personó en el café "Iberia" el Juzgado de instrucción de guardia para llevar a la práctica las diligencias propias del caso.

También se personaron allí varios números de la Guardia civil, de asalto, de seguridad y de la policía con sus respectivos jefes.

Dichas autoridades, estuvieron también en la Casa de Socorro, donde tomaron declaración a los heridos, y a numerosos testigos. La labor judicial en dicho centro benéfico terminó entrada ya la madrugada.

El "Café Iberia" lo había comprado en los primeros días de este mes don Juan Castro en compañía de sus hermanos.

Por ahora se ignora la cuantía a que ascienden los desperfectos causados por el atentado, así como los autores del mismo.

El gobernador parece que demostró su interés en que el hecho no quede impune.

Uno de los heridos, Juan Abeledo Galán, camarero, había regresado hace tres días de África, donde cumplió sus deberes militares.

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En el Hospital de Caridad hubo necesidad de amputarle a Babío Baldomir la pierna izquierda por su tercio medio y el pie derecho por el muñón, operación que realizaron los doctores Rey Grimaldos, Cuñarro y Castillo y el practicante señor Fuentes Otero.

Sigue informando El Ideal Gallego, el 26 de mayo de 1936:

Los heridos por la bomba del café Iberia continúan en el Hospital

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[El titulín que ocupaba este espacio fue eliminado por la censura republicana]
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Dentro de su estado de gravedad, continúan en el Hospital, obteniendo cierta mejoría, Juan Abeledo Galán y Amaro Babío Baldomir, heridos por efecto de la explosión de la bomba que estalló el sábado por la noche en el "Café Iberia", de la avenida de Fernández Latorre, número 15.

También están en el Hospital los otros dos heridos en el suceso, José Sexto Sánchez y Manuel Varela Sande.

El estado de estos dos jóvenes había sido calificado de leve, salvo complicaciones, y ambos, después de ser curados de urgencia, habían pasado
[sigue línea y media recortada por la censura republicana] al Hospital a órdenes emanadas del juez de instrucción que entiende en las diligencias propias del suceso referido.

Con el fin de ampliar dichas diligencias, estuvieron ayer mañana en dicho Centro benéfico, tomando declaración a los cuatro heridos, el teniente fiscal de esta Audiencia señor González Villamil y el juez de instrucción del distrito del Instituto, señor Roberes García, con el secretario señor Otero Calviño y oficial don Manuel Pena Vila.

También prestaron declaración ante dichas autoridades, los tres hermanos señores Castro, propietarios del café objeto del atentado, así como algunos vecinos de la Avenida de Fernández Latorre, y otras personas.

De las diligencias judiciales se guarda gran reserva.

[Siguen tres líneas en blanco, recortadas por la censura republicana].

Última noticia de El Ideal Gallego sobre este hecho, que publican en su número de 30 de mayo de 1936:

Uno de los heridos por la bomba del Café Iberia, falleció ayer en el Hospital

A las cuatro de la madrugada de ayer falleció en el Hospital de Caridad Juan Abeledo Galán, de 22 años, soltero, camarero, vecino de la calle de la Falperra, letra M, que había resultado gravemente herido por efecto de la bomba que estalló días pasados en el café Iberia, de la avenida de Fernández Latorre, número 15.

El cadáver del infeliz joven estuvo en el Depósito del Hospital, velado por sus familiares y algunos amigos, hasta las seis de la tarde, hora en que se verificó el entierro.

Por orden judicial, el cadáver quedó en el anfiteatro de la Necrópolis, hasta hoy al mediodía, que se le practicará la autopsia.

Juan Abeledo, cuando resultó herido por la bomba, hacía dos días que había regresado de África de cumplir sus deberes militares.

Por efecto de la explosión de dicho artefacto, Abeledo había sufrido diversas heridas en piernas y muslos; una herida de quince centímetros de profundidad, producida por fragmentos de metralla, en la región glútea izquierda; una herida por metralla, con orificio de entrada y salida, en el brazo izquierdo, y shock traumático.

Su estado se había calificado en la Casa de Socorro, al practicarle la cura de urgencia, de carácter grave.

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Los otros tres heridos en el mismo suceso, Amaro Babío Baldomir, Manuel Varela Sande y José Sexto Sánchez, continúan en el Hospital de Caridad.

A Babío Baldomir como recordarán nuestros lectores, se le había amputado la pierna izquierda por su tercio medio superior, y el pie derecho, por el muñón, y también se calificara de grave su estado



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