lunes, 23 de enero de 2012

Una carta de Juan Canalejo


Un poco de dèjá vu para ampliar info. Recordaréis que el domingo 19 de enero de 1936, tras el mitin de Renovación Española una nutrida colección de socialistas y comunistas intenta asaltar el local de Falange. El conserje sale del local y avisa a Canalejo. Cuando este va camino de la sede para comprobar lo sucedido, en el cruce de Sol con Orzán se encuentra con los de Lejía, entre otros, grupo del que salen disparos hacia Juan y Antonio Canalejo que repelen la agresión disparando al aire, con lo cual los agresores huyen. Recordaréis igualmente que ese día el juez, en vista de lo evidente de la persecución de que era objeto Juan Canalejo y de lo proporcionado de su respuesta, le devuelve el arma. No debió satisfacer lo anterior al entonces gobernador civil, José Cobreros de la Barrera, que envía a una pareja de la Guardia Civil al domicilio del jefe falangista para notificarle que debía entregar armas, licencias y guías. No sabemos si el gobernador llegó a intervenir el armamento, o Juan Canalejo en la entrevista con el gobernador se negó a devolver una pistola que esa misma semana el juez de instrucción le había entregado para su defensa. La entregase al gobernador o no, lo cierto es que el 12 de febrero siguiente portaba la misma arma, que de nuevo otro juez le interviene en un primer momento y le devuelve.

Al ir Canalejo a quejarse o a pedir explicaciones por la actitud del gobernador, se ve tratado como un ser nocivo, sin que se sepa --más bien se sabe todo lo contrario-- que este gobernador tratase cuando menos con igual dureza la violencia sindicalista o de izquierdas que era notoriamente superior en volumen e intensidad. El bueno de Juan Canalejo, en vista de que se protegía a los que perturbaban el orden público y se perseguía a quienes estaban en contra de los anteriores, envía una carta a El Ideal Gallego. Otro ejemplar lo cursó a La Voz de Galicia, pero este diario no la publicó. La carta en cuestión sirvió para que el propio gobernador se sintiese injuriado, es de suponer que oficiaría al fiscal de la Audiencia, que a su vez se dirigiría al juez decano de los de La Coruña para que incoase sumario sobre el hecho. Por suerte para el jefe falangista, no es que le comprendiese el decreto de amnistía que promulgó el Frente Popular cuando llegó al poder, es que la acusación carecía de base y la causa se cerró con un auto de sobreseimiento porque el juez instructor, tras la investigación sumarial, no debió encontrar motivos suficientes para procesarlo.

La carta a la que aludo se publicó en El Ideal Gallego de 24 de enero de 1936:

Una queja contra el gobernador

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Recibimos la siguiente carta:

Sr. Director de EL IDEAL GALLEGO.

Presente.

Muy Sr. mío: Anteayer fui sorprendido por la notificación oficial que me hizo una pareja de la Guardia civil por orden del gobernador civil en la cual se me ordenaba hiciese entrega de las armas, licencias y guías que tuviese en mi poder. Todo esto era consecuencia de los sucesos habidos en esta ciudad el domingo pasado y en los cuales hube de ser víctima de las salvajadas de unos cuantos individuos; armas y guías que el domingo habían sido ya intervenidas por el juez.

Ayer me presenté ante la primera autoridad civil de la provincia a pedir aclaraciones de tal medida, encontrándome con que no sólo no se me dieron de modo que me satisficiesen sino que desabridamente se me echó del despacho como si fuese un ser nocivo, ya que con calificativos parecidos fui así acusado por el Señor Cobreros.

No me extrañan tales atropellos. Mi gestión clara y abierta a todas luces, despierta la enemiga de los perturbadores del orden, de los enemigos de España. Lo que sí me produce verdadera estupefacción es que el gobernador civil que es el llamado a velar por la tranquilidad y seguridad de los ciudadanos consienta en ser instrumento de media docena de indocumentados y perturbadores de garlito entregándome franca y absolutamente inerme ante mis enemigos que no son otros que los enemigos de mi patria para que éstos puedan despacharse a su gusto, quizás por que estorbemos a los que tratan de repartirse impúdicamente las vestiduras de una España crucificada.

Para que la opinión coruñesa se haga cargo de lo sucedido y juzgue a unos y otros, ruégole, señor Director, dé publicidad en el periódico de su digna dirección a estas líneas, que también con esta fecha dirijo al señor Director de "La Voz de Galicia".

Por ello le anticipa gracias y queda de usted affmo. y seguro servidor q. e. s. m.

JUAN CANALEJO (hijo).



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