miércoles, 16 de mayo de 2012

Primeras agresiones a carboneros

Ya hemos visto unas cuantas agresiones a obreros que no estaban afiliados a la CNT ni a la UGT, tanto de los que trabajaban en las posiciones militares de Punta Herminia, Monte San Pedro y Monticaño, como las que afectaron a los que se ocupaban de la carga y descarga del carbón en los muelles. Fueron consecuencia de la victoria (de hecho) del Frente Popular y sus promesas de readmisión de los trabajadores que habían sido despedidos por haber tomado parte en la revolución de octubre de 1934; a los anteriores se unió el grupo de los que fueron despedidos de las posiciones militares por no haber acudido al trabajo en el plazo perentorio que les otorgó la autoridad militar en agosto del 35. Como los readmitidos no estaban dispuestos a trabajar con quienes les habían sustituido, los primeros comenzaron a agredir a los segundos para que abandonasen el trabajo y la ciudad, cosa que consiguieron, cuando menos con Alcacio Rodríguez. Lo democrático del caso está en que por medio de la coacción y la violencia, los agresores consiguieron echar de su trabajo a los agredidos,  imponiendo su criterio al Gobierno. Las labores de contratación en el muelle fueron intervenidas por un inspector de policía que excluía de forma sistemática a unos 90 obreros porque no estaban afiliados a la CNT o UGT. Lo anterior se da de bofetadas con eso que se lee en el sentido de que el Frente Popular no apoyó a los revolucionarios en sus desmanes e ilegalidades, que en su caso se mantuvo pasivo y les dejó hacer. Les dejaron hacer cuando no les prestaron apoyo directo, como en este caso en el que el Gobierno hace papel mojado de la Constitución republicana en lo que se refiere al derecho que tenían (supuestamente) los ciudadanos a no ser perseguidos por sus ideologías.

Los trabajadores de las posiciones militares fueron despedidos tras la muerte de Luis Amboage, que perseguía a unos sustitutos, disparó, le dispararon y cayó muerto. En vista de lo anterior se declara la huelga general, se asalta la Patronal y el local del edificio contiguo que ocupaban las Juventudes Católicas; el gobernador civil "invita" a abandonar la ciudad al presidente de la Patronal, José Pérez Cepeda (que no vuelve hasta el comienzo de la guerra); se van a Eirís a las obras de la radio costera, y unos pistoleros obligan a parar los trabajos; pasa un coche de un panadero por San Andrés, y como había huelga obligan a bajarse a los ocupantes y lo llevan al Campo Volante en donde le prenden fuego; todo hasta que sale la Guardia Civil a caballo que impone el orden, sufriendo la baja de un guardia con una pierna rota. Accediendo a las presiones sindicales el mismo Gobierno frentepopulista despide a los obreros de las posiciones militares el 24 de marzo de 1936, persiguiendo de nuevo a unos trabajadores que habían sido contratados de acuerdo con la legalidad entonces vigente y para una obra del Estado. Y aún después, se les hizo la vida imposible con ayuda de los poderes públicos. Se abrió una suscripción para atender a los trabajadores de los fuertes en el Banco Pastor, entidad que se debió ver presionada y les comunicó que ya no podían seguir recibiendo en la entidad la suscripción. Se trasladó esta a casa de uno de los despedidos en la calle de Panaderas, y el gobernador civil ordenó que se le hiciese un registro en el que se encontró un arma, sin que se sepa que se hiciesen registros en casas de dirigentes de la C.N.T. o la U.G.T. De nuevo el gobernador civil hacía papel mojado de la Constitución en lo que a no persecución de los ciudadanos por su ideología. El parado sólo recibió como castigo una multa al probarse que era alguien perseguido.

Las primeras agresiones que puedo documentar afectaron a los carboneros que trabajaban en la colla de la Asociación General Patronal en el puerto. En la mañana del 22 de febrero de 1936 fue agredido en el muelle del Este el carbonero Enrique Suárez Rodríguez, vecino de Casanova de Eirís, que estaba sentado en un carretillo esperando que el capataz le asignase trabajo; a golpes y empujones lo lanzaron al mar. Se le produjo una contusión en la región occipital e hipotermia de las que fue asistido en la Casa de Socorro.

También, según La Voz de Galicia, en la mañana del 22 de febrero de 1936 se agredió en la zona del puerto al vecino de Sésamo (Culleredo) Julio García Vázquez, que sufrió contusiones en la cabeza, brazo y pierna izquierda. Una causa sobreseída alude a un Isolino García Vázquez, que fue agredido en el lugar de Montes y debió ser perseguido junto con otros compañeros por un grupo que los amenazaba con armas de fuego; la agresión  le impidió trabajar durante nueve días. El expurgo del sumario impide conocer si estamos ante la misma persona o son dos hechos distintos.

El 24 de febrero de 1936 fue asimismo agredido el obrero del carbón Manuel Martínez Cadaveira (o Cadaveiro), al que ya vimos perseguido por anarquistas en el homicidio de Luis Amboage. Al día siguiente parece que se producen las primeras agresiones a los obreros de los fuertes militares. Varios individuos también dan otra paliza a Modesto Lage Trasancos, al que vimos como peón que fue despedido junto con sus compañeros de las obras que se realizaban en las posiciones militares de Punta Herminia el 24 de marzo de 1936, para que su sitio fuese ocupado por obreros de la CNT que habían sido también despedidos de las mismas en agosto del 35 por no haber acudido al trabajo en el plazo que les dio la autoridad militar.


Se lee en La Voz de Galicia correspondiente al 23 de febrero de 1936:

Cuando ayer mañana se encontraba sentado sobre un carretillo en el muelle del Este el carbonero Enrique Suárez Rodríguez, vecino del lugar de Casanova (Eirís), esperando a que el capataz le asignase servicio, se vio agredido por un grupo de individuos que a empujones le lanzaron al mar.

Fué extraído del agua por un marinero conocido por "Chamorro", que tripulando una lancha estaba en aquellas inmediaciones.

Como resultase lesionado se le condujo a la Casa de Socorro del Hospital, donde fue asistido de una herida contusa en región occipital, y enfriamiento producido por inmersión.

Dijo el lesionado en la Comisaría de Policía que no conoce a ninguno de sus agresores; que huyeron, claro.

También se lee en La Voz de Galicia correspondiente al mismo 23 de febrero de 1936:

El vecino de Sésamo, en Culleredo, Julio García Vázquez, fué agredido por unos sujetos en la zona del puerto. Le produjeron lesiones de las que tuvo la necesidad de pasar a curarse en la Casa de Socorro de Santa Lucía.

Presentaba una herida fuertemente contusa en la región fronto parietal izquierda y contusiones en el brazo y pierna del mismo lado.

Su estado fue calificado de pronóstico reservado.

Después de serle practicada la primera cura, pasó el herido a su domicilio.

En La Voz de Galicia de 25 de febrero de 1936:

UNA AGRESIÓN

En un kiosco situado en el muelle de la Palloza, fué agredido ayer por unos sujetos cuyos nombres no se tienen, Manuel Martínez Cadaveira, vecino del lugar del Martinete. Los agresores huyeron.

Se le llevó a la Casa de Socorro del Hospital, donde fué asistido de una herida contusa en la cabeza, equimosis traumático en ambas regiones escapulares, contusión con hematoma en la región malar, y parperal en el ojo izquierdo, en la mano del mismo lado y contusiones y erosiones en distintas partes del cuerpo. Su estado fue calificado de pronóstico reservado.

Después de ser asistido de urgencia pasó el herido a su citado domicilio.

Al día siguiente, también La Voz de Galicia, de 26 de febrero de 1936 ofrece esta noticia:

En la carretera de San Amaro fué agredido por unos sujetos el vecino de la calle del Mercado, 7, Modesto Lage Trasancos, de 28 años.

Como resultase lesionado, pasó a la Casa de Socorro del Hospital, donde fue curado de heridas contusas de carácter leve, salvo complicaciones, en las regiones frontal, nasal y occipital, y erosiones en ambas manos.

Como presuntos autores fueron detenidos Manuel García Castro, de la calle de la Alameda, y Manuel Pontevedra Vidal, de 25 años, de la calle de San Carlos.




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