sábado, 15 de noviembre de 2008

Las siete mancas de...


Simancas por supuesto. Hace dos fines de semana me pasé por Simancas, lugar del que leí en algún lugar que lleva este nombre en honor a siete señoras, que para desgracia suya, eran mancas. Etimología que debe tener el mismo origen que el de Zamora como procedente de una vaca mora, a la que llamaban ZA MORA, etc.

Al grano, y aclaro que esto nada tiene que ver con el contenido ni la gente que maneja ese contenido. Me he llevado una nueva decepción con el peazo cagada-edificio que han plantificado delante del foso. Si ya no me gusta la ubicación de la nave, pues avanza sobre la calle y con su altura tiene una que subirse a la terraza para contemplar, emocionarse y disfrutar con la belleza del archivo más emblemático de España, resulta que tampoco anduvo fino el arquitecto con los materiales y acabados. Las calidades no se mantienen. Las vigas que forman un entramado de madera en la cubierta del nuevo edificio, están perdiendo el barniz a pasos agigantados; se ven grietas o fisuras en ellas, moho o suciedad negra; el ajardinamiento del foso, que es de lo que más me gusta junto con los lucernarios, no parece contar con un servicio de mantenimiento porque algunos de los caminos aparecían ya tapizados por hiedras; el vandalismo también debe hacer mella porque me fijé en que falta algún listón machihembrado del pasamanos que conduce a la terraza.

En definitiva, es de suponer que cuando los romanos se pongan rumbosos y decidan realizar alguna obra en esa edificación, vengan con la piqueta a demoler lo que no debió levantarse, al menos allí.

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