viernes, 9 de marzo de 2012

Luchas por la calle y pistolas detonadoras


Sigo sin salir de marzo del 36. Recuerdo que cuando estaba completo en el blog del nieto el Diario de un general (Ángel Ramos), decía este autor que tras las elecciones de febrero del 36 tenían luchas diarias y que contaban en la Farmacia Militar --instalada entonces en la plaza de Galicia, en la Casa Cortés, aquí-- con un soldado que era valiente como un legionario y que atravesaba de forma resuelta las zonas de lucha para conducir los oficios de la Farmacia al edificio de la División (Capitanía General) o de esta a aquella, y que el propio general, entonces capitán, lo había curado en dos ocasiones. En mi opinión estas colisiones entre jóvenes revolucionarios y jóvenes derechistas o falangistas hay que enmarcarlas en la lucha por la calle, en las coacciones y agresiones que realizaban los revolucionarios para copar aquella calle, para que nadie osase gritar ¡Viva España!, para evitar que se exhibiesen insignias de la Juventud Católica, no digamos ya banderas rojigualdas que estaban prohibidas, para evitar, en definitiva, que se hiciese ostentación de cualquier signo que identificase a una organización que no formaba parte del Frente Popular. Los falangistas y algunos católicos consideraban que tenían el mismo derecho a lucir insignias de sus organizaciones, que los socialistas a pasear con camisas rojas, y lejos de amedrentarse con las bravuconadas de los revolucionarios se defendían y surgían las colisiones. A veces empleaban pistolas detonadoras, de fogueo, que si les eran ocupadas conllevaban una sanción gubernativa.

El 17 de marzo de 1936 surgieron dos colisiones que salieron en los periódicos. Se saldaron con varios jóvenes contusos o con heridas leves. Las responsabilidades por esas agresiones se ventilarían ante un juzgado municipal, cuyos papeles se expurgaron (como lamentablemente se expurga en nuestros días, fatal en mi opinión, la documentación judicial, perdiéndose con toda alegría información irrecuperable a través de otras fuentes, todo ello después de que siendo ministro Ángel Acebes se publicase un decreto bajo la eufemística rúbrica de modernización de archivos judiciales, que solo ha servido para destruir, creo que de un modo anacrónico, la documentación judicial sin que se sepa que se hayan modernizado o dotado con personal cualificado el común de los archivos judiciales, pero no quiero seguir por aquí que es un tema que me duele, me enfada y me enciende).

Decía que el 17 de marzo de 1936 surgieron dos colisiones. Una en el paseo de Méndez Núñez. Salían varios jóvenes derechistas de una sesión de cine en el Kiosco Alfonso o La Terraza cuando se vieron acometidos por jóvenes revolucionarios que los agredieron. Uno de los derechistas sacó una pistola de fogueo e hizo un disparo que provocó confusión; cuando los jóvenes revolucionarios advirtieron que la pistola era de pega, volvieron a acometer a los derechistas y tuvieron que refugiarse estos en el Casino. La segunda colisión se produjo en la esquina de la calle Real con el callejón del Perete (General Mola) en donde de nuevo resultaron heridos, de carácter leve, dos muchachos derechistas. Aunque por estos hechos fueron denunciados cuatro agresores, el expurgo de la documentación generada en los juzgados municipales nos impide conocer los nombres, que sin duda aparecerían en el acta de celebración del juicio verbal de faltas correspondiente. De los agredidos, dos pasaron a Comisaría y fueron denunciados al habérseles ocupado sendas pistolas detonadoras.

LOS NOMBRES DE LOS AGREDIDOS

La Voz de Galicia proporciona dos de los nombres: Darío Sánchez y Clemente Zapater. Al día siguiente, al publicar la relación de personas atendidas en las casas de socorro aparecen tres nombres que en mi opinión son los que buscamos: Carlos Clemente Zapata, vecino de la plaza de Galicia; José Pérez Martínez, de Sánchez Bregua; y Darío Paz de Andino, de Teresa Herrera. Todos vivían en calles de un perfil burgués. Además, las lesiones que padecen según el parte de las casas de socorro, coinciden casi en su totalidad con las que señala El Ideal Gallego para tres heridos derechistas que no nombra.

Darío Paz de Andino no me suena --si me permitís-- pero sí el apellido Sanz de Andino ¿Sería en realidad Darío Sanz de Andino Meleiro, muerto en 1938 en la batalla del Ebro a los 20 años, según aparece en este blog que recoge una imagen de su lápida? Yo creo que sí. En la información procedente de las casas de socorro se dice que vivía en Teresa Herrera 7 y 9, lo mismo que, según vimos, Javier Sanz de Andino Meleiro, falangista. Ambos eran hijos del ingeniero agrónomo y director de la Granja Agrícola Experimental, Juan Sanz de Andino, que era también presidente del Comité Municipal de Partido Republicano Radical.

Por lo que se refiere José Pérez Martínez y Carlos Clemente Zapata o Zapater, no los localicé en las listas de falangistas que publican Carlos Fernández o Lamela y tampoco aparecen en mis notas al igual que Darío Sanz de Andino Meleiro.

Se lee en El Ideal Gallego correspondiente al 18 de marzo de 1936:

Tres jóvenes de derechas heridos en agresión por unos extremistas

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De uno de los palacetes del Relleno, y después de asistir a una sesión de cine, salían ayer noche varios jóvenes de filiación derechista, y cuando atravesaban los jardines para dirigirse a la calle Real, fueron objeto de provocación y agresión por un grupo de extremistas.

Uno de aquéllos sacó una pistola detonadora y al hacer un disparo sobrevino la confusión.

Hubo sustos y carreras, y se produjo gran alarma.

Mas, los extremistas, al saber que sus agredidos no habían utilizado más que pistolas detonadoras los persiguieron, hasta el extremo de que los jóvenes de derechas tuvieron que refugiarse en el Sporting.

Minutos más tarde, otros dos jóvenes derechistas fueron provocados y agredidos a traición en la calle Real.

Como el suceso ocurrió a la hora en que más animado estaba el paseo, la alarma fue grande.

En estos sucesos resultaron heridos tres de los jóvenes de derechas. Uno presentaba erosiones en los labios, otro una herida contusa con hematoma en la región occipital, y el otro con una herida contusa de tres centímetros en la frente.

Los tres heridos, todos ellos pertenecientes a prestigiosas familias de esta capital, fueron curados de urgencia en la Casa de Socorro del distrito de la Audiencia.

En la Comisaría de Vigilancia quedaron detenidos dos de los jóvenes agredidos, por habérseles ocupado sendas pistolas de alarma.

De los agresores fueron denunciados cuatro, y tras la instrucción de la oportuna denuncia, se les puso en libertad.

Versión de La Voz de Galicia de 18 de marzo de 1936:

DOS COLISIONES

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Hubo anoche dos colisiones entre jóvenes de opuestas ideologías, resultando algunos contusos. Uno de los choques ocurrió en el Relleno y el otro en la calle de Galán, esquina a la Fuente de San Andrés. La agresión, injustificada e intolerable cuando no media provocación, fué violenta y lamentable.

Hubo disparos --de arma de fuego o de pistolas detonadoras-- y una buena cosecha de golpes y contusiones.

Resultaron heridos, levemente, dos muchachos llamados Darío Sánchez y Clemente Zapater. Los otros dos fueron curados en la Casa de Socorro del Hospital. Acudieron guardias de Asalto y agentes de Policía que detuvieron a no pocos de los jóvenes, singularmente de uno de los bandos, llevándolos a la Comisaría. Se les ocuparon algunas porras y pistolas detonadoras. Los demás, entre los cuales hay sin duda otros contusos, desaparecieron.

El escándalo que se produjo fué superior a la importancia de los hechos, que hay que procurar que no se repitan. De ello deben cuidarse los propios padres de los rapaces, además de los agentes de la autoridad.

La relación de atendidos en las casas de socorro que publica La Voz de Galicia el 19 de marzo de 1936 es como sigue, aunque las negritas son mías:

En las Casas de Socorro del Hospital y de Santa Lucia, fueron curados de primera intención los siguientes heridos de carácter leve:

Josefa Varela, de Panaderas número 75, de herida en el pie derecho; Carlos Clemente Zapata, de la plaza de Galicia, de herida contusa con hematoma en región occipital; José Pérez Martínez, de Sánchez Bregua, 31, de erosiones en los labios; Darío Paz de Andino, de la calle de Teresa Herrera, 7 y 9, de herida contusa en la región occipital; Carmen Escudero, de Hércules, 4, de herida contusa en la región frontal; Chelo Jean, transeúnte, de mordedura de perro en la pierna izquierda.

Emilio Albertino Santiago, de la calle de San Andrés, de relajación muscular en la mano izquierda; Blanca Dopico, de la calle de la Falperra, 37, de herida contusa en la región parietal izquierda; y Josefina Seijas, de San Andrés, 160, de herida cortante en la cara palmar de la mano izquierda.


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