miércoles, 28 de marzo de 2012

Robos de armas: Sanjurjo y Porfirio Díez


Si el país estaba como el salvaje Oeste en lo que a pistolerismo se refiere, también había hurtos y robos de armas. El 12 de marzo de 1936 un grupo de seis individuos quisieron robarle la pistola que el propietario de la fábrica de pastas para sopa, Sanjurjo (creo que hijo de Manuel Sanjurjo Suárez), poseía con la licencia y guía correspondiente. Dos de los agresores acometieron al industrial frente a su fábrica (estaba aquí) y los cuatro restantes se quedaron en la esquina de la avenida de Finisterre con Ciudad de Lugo. Tras cachear al empresario y comprobar que no llevaba el arma que buscaban se dieron a la fuga. Si el delito no es común y tiene un origen político-social, no parece probable que unos señores de derechas pretendan sacarle el arma a otro señor que por algún boicot y petardo que se colocó en su fábrica en 1932, presumo que era de derechas.

Lo cuenta La Voz de Galicia correspondiente al 13 de marzo de 1936:

EL SUCESO DE ANOCHE

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¡El arma o la vida!

Anoche, cuando regresaba a su casa en Santa Margarita, nuestro apreciado convecino y amigo señor Sanjurjo, dueño de la fábrica de pastas de su nombre, le salieron al encuentro unos sujetos desconocidos, quienes rodeándole aunque sin usar medios de violencia, le exigieron les entregase la pistola automática que con la guía correspondiente, sabían que usaba.

Eran seis los desconocidos. Dos fueron los que se acercaron al referido fabricante, mientras los otros cuatro se apostaban en la esquina de la calle de Arturo Casares.

El señor Sanjurjo sorprendido y dándose cuenta de la situación, acaso hubiera optado por dar el arma que le pedían, ya que la lucha sería tan desigual como inútil; pero se daba el caso de que anoche, precisamente, no la llevaba.

Los desconocidos, después de cachearlo, desaparecieron rápidamente.

Una vez ocurrido el hecho, el señor Sanjurjo acudió a denunciarlo al cuartel de la Guardia civil. Se practican activas gestiones para lograr dar con el paradero de los aludidos sujetos.

También el 12 de marzo se produjo un hurto en el domicilio de Porfirio Díez Hernández, en la calle de la Falperra. Muy cerca, en la calle de Vizcaya, en ese bajo que hoy ocupa Correos se encontraba la panadería de la que era propietario. El hecho parece un delito común. Le robaron una cadena de plata, una pluma y la pistola que al igual que Sanjurjo poseería Porfirio para su defensa personal con la licencia y guía correspondiente. Sobre este suceso se incoo sumario, que una vez más resultó sobreseído al no llegar a saberse quien o quienes hubiesen sido los autores del delito.



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