viernes, 23 de marzo de 2012

¿A por esos que son fascistas?


En torno a las siete de la tarde del 10 de marzo de 1936 caminaban por la avenida de Fernández Latorre, José Díaz Fernández, de 24 años, herrero, junto con su cuñado Ángel Pérez Cabada, de 42 años, labrador. Ambos eran vecinos de la parroquia de Cambás, en Aranga, y habían venido a La Coruña para someterse a un reconocimiento médico. Camino de la Gaiteira, al pasar frente al edificio de las Cigarreras fueron agredidos por la espalda por varios individuos. Dos portaban revólveres, que no dispararon; otro más, armado de un palo la emprendió a estacazos con los paisanos. Al ver que José caía al suelo sin conocimiento, se dieron a la fuga. Estaba en las inmediaciones un guardia municipal que pudo detener a José Rodríguez Viñuelas, de 39 años --vecino de la travesía de San Roque-- en el muelle de la Palloza en medio de unos vagones de mercancías.

¿Una agresión común o político-social? En este último caso, por el que me inclino ¿qué ideología profesaban los agresores? No es sencillo contestar a estas preguntas, al menos en mi caso. En los índices onomásticos, tan útiles y en ocasiones olvidados (y de forma reiterada) ¿verdaaad? :), no aparecen los nombres que mencioné. Toda la información que poseo sobre este hecho procede de una noticia publicada en La Voz de Galicia, que en mi opinión no ocultaría los motivos de la agresión en caso de deberse a un delito común. En aquel tiempo, un ciudadano que por su aspecto o su forma de vestir aparentase ser de derechas, podía ser objeto de agresión con tal de que al primero que no tuviese otra cosa que hacer se le ocurriera gritar: ¡a ese que es fascista!

Al parecer actuó el juzgado de instrucción de guardia, formándose una causa que no localicé o identifiqué. Entra dentro de lo posible que al tratarse de lesiones leves el juez de instrucción declarase el asunto falta, inhibiéndose del conocimiento del mismo en favor del juez municipal correspondiente que celebraría el oportuno juicio verbal de faltas, cuya acta, como las demás de este tipo generadas en los juzgados municipales, se expurgó. Y como sigo reivindicativo, también sigo lamentando los expurgos en la documentación judicial actual con los que se pierde información i-rre-cu-pe-ra-ble mediante otras fuentes. Si le temo algo al PP es a que se metan con esto, como se metieron en Valencia, fatal, con un señor que era consejero de Interior, y al que como premio a tanta destrucción nombraron miembro del CGPJ, sin que se sepa que el común de los archivos judiciales valencianos cuente con personal cualificado, un auxiliar, no digo más. Y ya que estoy con una digresión ¿que va a hacer el PP con los fondos judiciales militares que reclamó --muy bien reclamado-- un diputado suyo de Valencia, tras centralización napoleónica en el Archivo General e Histórico de la Defensa? Sigo pensando que la documentación generada por los organismos periféricos de la Defensa debe quedarse en donde está el mayor número de sus potenciales consultantes, bien en archivos intermedios de Defensa que adquiriesen el carácter de históricos para los fondos de los organismos periféricos de la Defensa, bien transfiriendo esos fondos al archivo histórico provincial de su demarcación, tal y como hacen los demás entes de la administración central periférica o de la autonómica periférica.

Vuelvo a donde estaba. La travesía de San Roque en la que vivía uno de los agresores --hoy calle del Alcalde Folla Yordi--, no era de un perfil burgués, sino más bien proletario. A dos o tres casas vivían los de la Lejía. Por otra parte, en algún sitio leí que los falangistas siempre actuaban de frente, dando la cara. Vamos, que para mí los agresores no debían ser de derechas.

Os dejo con la noticia que publica La Voz de Galicia el 11 de marzo de 1936:

UNA AGRESIÓN

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DOS HOMBRES HERIDOS

Ayer, a las siete de la tarde fueron objeto de una agresión en la Avenida de Fernández Latorre, los vecinos de la parroquia de Cambás, en Aranga, José Díaz Fernández, de veintitrés años, soltero, herrero, y su cuñado Ángel Pérez Cabada, de cuarenta y dos años, casado y labrador.

Dicen estos que han venido a La Coruña con objeto de someterse a un reconocimiento médico, que cuando se dirigían a la Gaiteira, y a su paso por la citada avenida, frente al edificio de las cigarreras, fueron ambos agredidos por la espalda por un grupo de individuos desconocidos. Valiéndose uno de una estaca y dos de ellos empuñando revolvers, les asestaron unos golpes en la cabeza. No llegaron a hacer disparo alguno.

Los agresores, al ver que José caía en tierra, sin conocimiento, se dieron a la fuga.

Un guardia municipal allí de servicio al verlos, emprendió a correr tras uno de ellos, logrando detenerlo entre unos vagones de mercancías del ferrocarril, en el muelle de la Palloza. Resultó ser José Rodríguez Viñuelas, de treinta y nueve años, casado, vecino de la Travesía de San Roque, 4. En la Comisaría de Policía, adonde se le condujo, fué reconocido como uno de los agresores, por el Ángel Pérez Cabada, acusándole de que era el que empuñaba la estaca.

Al José Díaz Fernández, como a su cuñado Ángel Pérez Cabada, se les condujo a la Casa de Socorro de Santa Lucía, donde fueron asistidos por el médico y el practicante de guardia, señores Torrado y Dopico, respectivamente.

El primero presentaba heridas en la cabeza, región ciliar derecha, en la frente y región mastoidea, sufriendo intensa conmoción cerebral.

Su estado fue calificado de pronóstico reservado.

Por prescripción facultativa se le trasladó en una ambulancia sanitaria automóvil al Hospital municipal, donde quedó ocupando una cama.

El segundo sufre una herida en la cabeza, otra en la parte izquierda del ojo y otra en la cara, calificadas todas ellas de leves, salvo complicaciones.

El Juzgado de instrucción de guardia, al tener conocimiento del hecho, se personó en el Hospital municipal, con objeto de instruir las diligencias propias del caso.

El detenido quedó a disposición de dicha autoridad.



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