lunes, 23 de julio de 2012

De peajes e impuestos revolucionarios

Las tramas clientelares y de poder existen; de hecho y a mi juicio están en el fondo de los problemas que padece actualmente el país. Se habla mucho de corrupción pero no se concreta en estas tramas, en determinadas opciones en las que poco más hay que clientelismo pese al apasionamiento, a la agitación, o a la propaganda que tiende a dar una imagen altruista o de supuesto bien común...  Tururú. Recuerdo lo que decía Manuel Casás en sus memorias sobre aquellos galleguistas de la II República: querían el estatuto por las nutritivas sinecuras con las que soñaban y vendían los promotores del mayor fraude electoral que se dio en Galicia. En nuestros días y para determinados grupos, más de lo mismo. Por supuesto que ellos no van a reconocer que son unos corruptos que se venden como cracks. Pero digo yo que no es normal que se venda como cracks a señores que, por ejemplo, nunca consiguieron que el Ministerio les aprobase uno sólo de los proyectos que presentaron... ¿No será que son buenos porque ellos lo dicen y lo valen, o porque los apoyan los partidos de la trama a los que ellos a su vez apoyan para retroalimentarse? Hay que erradicar los concursos de méritos para el acceso a plazas de docentes e investigadores en diversos lugares, entre otros la universidad, para que efectivamente entren los mejores, y no los mejor relacionados.

Los miembros de esas tramas se me ponen como la niña del exorcista con lo que digo en este blog. Una tilita, majetes. Modestia aparte, cuando tanto se apasionan, no debo hacerlo pues tan mal a la hora de dar a conocer al público en general --que es lo que me interesa-- determinados documentos que ellos ocultan, o silencian parcialmente para no quedarse con salva sea la parte al aire o para manipular a su sabor. Se hacen esfuerzos para imponer de forma dogmática la idea de que la II República fue una democracia equiparable a la nuestra, con problemillas, bah, sin importancia, pero una democracia equiparable a la actual, incluso tras las elecciones que dieron el triunfo (de hecho) al Frente Popular: tururú, tururú, tururú. A colar milongas a casa de aquella señora, hombre. De nada sirve que Payne diga que tras las elecciones del 16 de febrero del 36 la democracia electoral había sufrido un eclipse total. A lo mejor hay quien cree que una democracia puede recibir tal nombre cuando no hay democracia electoral. Yo no lo creo, pero los miembros de estas tramas se empeñan en sostener que seguía habiendo democracia. Si es cuestión de darles la razón... yo se la doy, pero sigo estudiando y dando a conocer lo que pasaba en aquella sociedad, y luego que la gente decida, que es lo que en fondo me interesa.

Imaginemos que un grupo que hoy denominamos terrorista y antes se conocía más como revolucionario, tiene frito a un ciudadano durante dos años, con incendios en su tienda, boicots, y hasta bombas que se le ponen en su propia vivienda. El ciudadano cede, es de suponer que aburrido y aterrorizado después de dos años de violencia, al ver su vida y la de su familia en peligro, desprotegido por parte del Gobierno porque los violentos eran una parte de quienes habían votado a ese Gobierno y quienes además habían decidido su victoria (de hecho). Se pliega a las coacciones, teniendo que pagar una cantidad al grupo terrorista para indemnizarlo por los gastos de bombas, gasolina, etc. Imaginemos también que ese gobierno no ilegaliza al grupo que acude a la violencia porque como digo está formado por sus propios votantes, y que permite a uno de sus periódicos publicar las condiciones del chantaje como si fuese cosa normal ¿Democracia? ¿Pero a quien queréis engañar, majetes? Dos duros, vamos.

No sé si recordáis a Gerardo Blanco Villar, el panadero del Portazgo al que los anarquistas, el Sindicato de Panaderos, tenía frito con boicots, incendios y hasta bombas. Es de suponer que al ver en peligro su propia vida y la de su familia tras la bomba de marzo del 36, se vio obligado a ceder ante el chantaje de la violencia. Lo curioso del caso es que el anarquismo publica en su semanario Solidaridad correspondiente a abril de 1936 las condiciones que el sindicato impuso al patrono mediante esa violencia, entre otras, que el panadero tenía que indemnizarlos con mil quinientas pesetas por los gastos ocasionados... Serían los gastos de gasolina, dinamita o balas ¿Democracia? Dos duros, vamos. Frente al pensamiento único o a la manipulación para chupar del bote o para enchufarse, información, documentos a la vista y que la gente se forme su propia opinión.

Se lee en Solidaridad correspondiente al 11 de abril de 1936:

Sindicato de Panaderos

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BASES en que se fundamenta la solución del conflicto que tiene planteado este Sindicato, con el patrono Gerardo Blanco, de El Portazgo:

PRIMERA.-- Abono a este Sindicato de la cantidad de mil quinientas pesetas por el referido patrono, como indemnización por los transtornos [sic] y perjuicios ocasionados.

SEGUNDA.-- Se compromete también el mencionado patrono, a pagar 50 cts. de aumento de jornal diarios al personal que ahora entra a trabajar y que es el siguiente: un maestro de pala, un aprendiz adelantado y un repartidor, este último no interno, sobreentendiéndose que los 50 céntimos que ahora van a disfrutar, quedarán anulados en el momento que se firmen unas bases en las que se vaya a disfrutar un jornal igual o superior al estipulado para estos compañeros.

TERCERA.-- Se ofrece asimismo a ser el primero que firme la modificación de las bases actuales, o de unas nuevas.

Nota: también advertimos que en la última semana, quedó solucionado el conflicto que sosteníamos con la viuda de Baquero, al hacerse cargo del obrador un familiar de dicha viuda.

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Este Sindicato pone en conocimiento del público en general, y de los trabajadores en particular, que tiene un conflicto planteado a las panaderías siguientes: VIENA EN CORUÑA de la calle de San Roque de esta localidad, y MACEIRAS en San Pedro de Nos, lo que advertimos para los efectos consiguientes.

LA DIRECTIVA.

Recuerdo que Jesús Beriguiain Vicuña, propietario de Viena en Coruña, también sufrió dos atentado durante el mes de abril por parte del Sindicato de Panaderos, que seguía siendo legal... Tal vez es anormal que en una democracia como la actual los grupos que empleen medios o persigan fines tipificados como delito, sean ilegales. A lo mejor lo democrático era lo que ocurría con el Sindicato de Panaderos, que era legal pese a acudir una y otra vez a la violencia. Como decimos por aquí: canto mantén a fariña (de pescado, eh.)



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