domingo, 7 de diciembre de 2008

Sobre la centralización napoleónica (o romana)


"Una de las penosas consecuencias a que nos lleva el criterio de concentración a ultranza es el empobrecimiento cultural de las provincias o regiones. Algunas han tenido que llevar a sus Universidades copias xerográficas o micrográficas de lo que, originado en su ámbito, se ha acumulado en la capital de la nación. Es posible que cuando se hizo fuera lo más saludable para la conservación de los documentos, pero hoy tenemos que tratar de evitarlo dotando a esas regiones de medios humanos y económicos para mantener su documentación en condiciones aceptables de conservación y servicio. Tengámoslo en cuenta a la hora de organizar, rechazando la creación de grupúsculos satélites manejados por personas no bien capacitadas que obviamente no pueden recibir una dirección adecuada que les llega desde muchos kilómetros de distancia. No importa que su contenido sea concreto a su ámbito local o lo desborde: si allí los produjo el devenir de los hechos, allí deben quedarse. No temamos descentralizar siempre que hayamos conseguido una buena organización que relacione unos archivos con otros, articulando sus informaciones y servicios. Una buena información intercambiada y la facilidad que hoy existe de obtener copias por cualquier procedimiento reprográfico evitará las más de las veces desplazamientos innecesarios".

"Sin embargo, a pesar del tiempo transcurrido, seguimos viviendo todavía la centralización napoleónica, de donde nos abruman tantos problemas, hoy que ya no hay imperios".

Pescador del Hoyo, María del Carmen: "Nuestra memoria y los archivos". En: Boletín de la ANABAD, t. 31, nº 3 (1981), pp. 355-363.

Discrepando en cuestiones de matiz, me gusta (me encanta) como piensa esta autora: lógica, sentido común, tablas, empatía, sabe ponerse en el lugar del otro, valiente, sin pelos en la lengua, reivindicativa en lo que a defensa del patrimonio documental y los archivos se refiere, etc. En fin, que a día de hoy, dudo mucho que alguien en una situación profesional parangonable a la suya, tuviese la gallardía de decir lo que ella dijo y escribió. Aunque lo pensase, seguramente se autocensuraría, no fuese a ocurrir que l@ destituyesen o le cortasen las alas para enseñanza de cualquiera que no fuese sumiso con el poder establecido.

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