jueves, 24 de septiembre de 2009

Misiones pedagógicas




Como sé que un amigo me lee y me parafrasea por algún que otro forito en donde nos tomamos el pelo a gusto, aprovecho la ocasión para acordarme aquí de él, para que vea porqué no trago con determinados asuntos ni con todo lo (subvencionado) que se publica.

Este verano entré en un blog en el que se recomendaba un libro. Aunque la orientación y presentación ofrecía un tufillo algo sesgado, me lo compré, que los temas que tocaba eran de esos que gustan: las Misiones pedagógicas y la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros para Bibliotecas Públicas, entre otros. Adquiero esta obra, y tengo que decir que no gané para sustos... Comencé por ojear el repertorio de fuentes documentales empleadas, y sin que me sorprendiese, parecía correcto. Paso a las notas, en donde no vi que reflejasen la consulta de tanto archivo; más diría que el autor consultó uno o dos, y se tiró de la amoto en el repertorio, porque en realidad citaba continuamente bibliografía, lo cual me hizo coger la obra con la impresión de que iba a leer un refrito (bibliográfico), y lamentablemente, creo que no me equivoqué.

El caso es que al ocuparse de las Misiones pedagógicas, las despacha en menos de 20 páginas... Mal asunto; pero cuando me pongo a leer, me quedé de piedra porque ignora (o hace todo lo posible por ignorar) unas cuantas cositas que os voy a contar. No me ocupo de la continuación del punto en el que este autor pone fin a las Misiones porque la fotito que añado hoy y con la que inauguro mi flamante escáner, me parece elocuente... Procede de un libro que tengo en casa, del año 1943 (La mitología contada a los niños e historia de los grandes hombres de la Grecia / Fernán Caballero), que debió traer una parienta maestra en los 50, al menos a juzgar por un ex libris escrito en un pueblo de la provincia de Ourense, Quintela do Pando, en donde tenía la escuela. Vamos, que guste o no, las Misiones pedagógicas continuaron durante el franquismo y no hay porque mentir diciendo que acabaron con la Guerra Civil.

Para este autor, la llegada de las tropas sublevadas suponía siempre (y emplea dos citas, de bibliografía, of course), que se fusilase al maestro y que la biblioteca fuese quemada ¿Cómo se puede dar una visión tan sesgada y acrítica? Que no, hombre, que no. Y como este tipo de simplificaciones y visiones sesgadas me ponen del hígado porque me parecen un timo ofensivo para la mayor o menor inteligencia del lector, porque en el fondo te están manipulando y lo triste es que la gente se autocensura, no vaya a ser que lo etiqueten o le llamen esto o lo otro, yo no trago con el invento, se pongan como se pongan, que le vamos hacer.

Pensando en que la presentación del libro en ese blog iba a originar algún que otro encuentro o desencuentro, durante el mismo verano me puse a hacer los deberes, y como tengo la artillería preparada sin que se diese el caso de tener que emplearla en combate, te dejo, os dejo, una parte por si te interesa o a alguien le interesa; y para que este amigo al que me refería al principio entienda mi desconfianza hacia determinados asuntos que se abordan con llamativa reiteración de forma tan sesgada como acrítica, aporto un ejemplo como respuesta a ese sesgo que creo evidente ¿Por qué hay que callarse y no queda bien lo que voy a hacer? ¿Pero es que la gente tiene que autocensurarse y abordar sólo aquello que es políticamente correcto, callar lo que es contrario y amplificar lo favorable por miedo a que le puedan colocar etiquetas de esto o lo otro? Que no, hombre, que no, que no trago, que tururú.

LAS MISIONES PEDAGÓGICAS ANTES DE 1931

Es sabido que las misiones pedagógicas se encuentran íntimamente ligadas a la figura de Manuel Bartolomé Cossío, que en 1882, en el seno del I Congreso Nacional de Pedagogía formuló unas bases teóricas. Como el malvado (y sesgado) autor al que me refiero, desde 1882 no dice ni mu de ellas hasta la II República, voy a poner yo mi grano de arena para rellenar el período que falta, pero sin pérdida de tiempo .

Hasta donde llego, las misiones pedagógicas dan sus primeros pasos como consecuencia del R.D. de 25 de noviembre de 1907 por el que se crea una Junta Central de Primera Enseñanza, que las contempla en su art. 9:

"En lo referente a la organización de los trabajos complementarios de la escuela, aparte de las iniciativas que la Junta Central de Primera Enseñanza crea pertinentes, se pondrá en relación con las juntas centrales y locales de instrucción pública y con los patronatos protectores de la enseñanza que han de crearse en los pueblos, a fin de organizar misiones pedagógicas, excursiones de carácter científico, conferencias y todos los trabajos de propaganda convenientes para difundir la cultura y despertar sentimientos de amor hacia ella (...)".

De este modo, y sin salir de la Hemeroteca Digital de la BN, podemos constatar que este decreto tuvo efectividad con los actos celebrados por la Asociación de Misiones Pedagógicas de Motril en abril de 1910; vemos también como el gobernador civil de Toledo organiza misiones pedagógicas en esa provincia, que se inauguran en Torrijos en junio de 1911; un año más tarde, tenemos misiones pedagógicas en Murcia; o constantamos en el mismo año 1912 como la Dirección General de Primera Enseñanza subvenciona a las misiones pedagógicas de Toledo (más info, aquí ,aquí y aquí) o nos las encontramos en Tarragona.

En el año 1913 la Gaceta publica un R.D. de 2 de septiembre por el que crea un negociado técnico de información que habría de entender, entre otras cosas, en las relaciones entre la Dirección General de Primera Enseñanza y otros órganos del ministerio para la organización de misiones pedagógicas.

Y las misiones pedagógicas siguen ,con el apoyo de la Uni de Salamanca, inaugurándose en 1916 en Alba de Tormes. En 1919 nos las encontramos en Riaño; y en 1920 vemos anulado un crédito de 500.000 pesetas con destino a las mismas. Si continuamos con legislación, el R.D. de 5 de septiembre de 1922 crea en el Ministerio de Instrucción Pública, dependiendo de la Dirección general de Primera enseñanza, una Comisión Central encargada de proponer y aplicar los medios para combatir el analfabetismo, vigilar la asistencia de los niños analfabetos a las Escuelas nacionales, velar por la educación de los analfabetos en desuso y hacer cumplir la ley de Enseñanza obligatoria de 23 de Junio de 1909. Pues bien, esta disposición dedica su art. 6 a las misiones pedagógicas, para que en las capitales de provincia y pueblos que se estimase conveniente se organizasen conferencias públicas sobre la importancia e interés nacional de la obra que iba a desarrollarse para combatir el analfabetismo.

En conclusión, es un cuento chino esto que decía el autor pelín sesgado al que me refería, como también es otro cuento lo que dice la Wiki y se lee con cierta frecuencia acerca de que las Misiones pedagógicas fueron un proyecto creado en el seno de la Segunda República, que dieron comienzo en 1931 y desaparecieron con el comienzo de la Guerra Civil en 1936. Pues no, que aunque esta anotación me haya quedado algo larga, creo que no empleé tanto espacio para desmontar esa hablilla fuera de propósito.




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