domingo, 14 de diciembre de 2014

Asesinato de Manuel Doval Lemat en Cambre (y V)

ESCASA IMPUNIDAD

En estos tiempos en los que se tienen que formar asociaciones de víctimas del terrorismo que una y otra vez nos recuerdan que los verdugos se pitorrean de ellas, bien porque una etarra sale licenciada del presidio tras haber pasado 26 años en la cárcel por 24 asesinatos, bien porque se van a vivir a inmuebles situados junto a los de sus víctimas; en estos tiempos en los que hay tantos delitos de terrorismo por los que nadie fue castigado no resulta difícil adquirir la convicción moral de que Rajoy está siguiendo la hoja de ruta de Zapatero para la suelta de presos de la ETA, y llama la atención el contraste con lo que sucedía en los 40 en donde no había lugar para estos pitorreos, como veremos hoy.

Los castigos que se imponen a los delincuentes suelen cumplir varios fines: proteger a la sociedad de los malhechores; servir de ejemplo para que se vea lo que le sucede a los que delinquen; escarmentarlos para que no reincidan; dar satisfacción a las víctimas del delito, a sus deudos o a la sociedad; y a ser posible reinsertarlos, aunque esto último tiene a veces mucho de utópico. En el caso de los participantes en el atentado contra Doval, muy pronto se cumplió con lo que correspondía de  lo que acabo de comentar. Algunas de las fechas que siguen están tomadas de Lupe Martínez: Coa man armada. s.l. : A nosa terra, D.L. 2007.

Marrofer fue muerto por la Guardia Civil en un enfrentamiento armado con la misma en Milreo (Aranga) el 26 de junio de 1946, a los dos meses del asesinato de Doval ¿Alguien da más?

El 19 de mayo de 1946 la Guardia Civil detiene tras el asesinato de Arcadio Vilela a Manuel Luis Bello Parga, que será condenado a la última pena y agarrotado en la Prisión Provincial de La Coruña el 11 de julio de 1946.

El 21 de abril de 1947, un nuevo enfrentamiento armado con la Guardia Civil que se desarrolló en Frades ocasionó, entre otras, la muerte de Manuel Díaz Pan @ Rogelio.

Si el asesinato de Doval se realizó por orden del responsable político de la guerrilla, llamado Carlos y este es Adelino [sic] Rivas Pombo, fue igualmente abatido en enfrentamiento con la Guardia Civil en Buxán, hoy Val do Dubra, el 22 de mayo de 1947.

Amador Peregrino Domínguez o Amador Domínguez Pan @ Pimentel, es capturado por fuerzas de la Guardia Civil en Sofán (Carballo) el 18 de agosto de 1948, sometido a juicio en donde se le exigen las correspondientes responsabilidades por los crímenes en los que participó, condenado a muerte y agarrotado en la Prisión Provincial de La Coruña el 25 de enero de 1949.

El 21 de junio de 1949 será abatido en nuevo enfrentamiento con la Guardia Civil desarrollado en Silán (Muras), José Pedreira de la Iglesia @ Tomás Padilla.

En 1950 será asesinado en Vilarmaior por sus propios camaradas comunistas José María Díaz Pan @ Jaime o Jaimito. Parece ser que un informe del PCE lo acusa de traidor, pero por las fechas tardías en las que estamos un  asesinato como el que nos ocupa se podría encuadrar en la política desarrollada por el Partido Comunista para privar de la vida a aquellos de sus peones que no querían dejar las actividades violentas, se encontraban absolutamente bandolerizados habiéndose acostumbrado a vivir del robo, y se negaban a salir de España.

Como existen dudas acerca de la participación de otros individuos en el atentado contra Manuel Doval, prefiero no citarlos. Parece ser que el único de los que no existen dudas sobre su participación en el atentado y que no pudo ser puesto a disposición judicial ni capturado por la Guardia Civil fue Francisco Rey Balbís, vecino de Gandarío, autor material del asesinato de Doval. Murió en Cuba el pasado año 2010 quedando sus delitos impunes.

Como vemos, se protegió a la sociedad de quienes robaban, extorsionaban, asesinaban y torturaban; los delitos que habían cometido hicieron que los capturados pagasen con su vida los crímenes en los que habían participado, o la perdieron en enfrentamientos armados con la Guardia Civil; quiero suponer que algún consuelo tuvo que llevar a los deudos de las víctimas las acciones de la Guardia Civil o de la Justicia. Parafraseando a Obama, con los enfrentamientos o captura de estos delincuentes, que a diferencia de la guerrilla española durante nuestra guerra de la independencia o de la que en Francia luchó contra los nazis, no se enfrentaron a extranjeros, sino que por mal perder quisieron reactivar una guerra civil que habían perdido pese a partir con todas las ventajas, enfrentándose a otros españoles --diferencia sustancial sobre la que hago hincapié--, parafraseando a Obama, digo, con el fin que tuvieron estos personajes estalinistas, verdaderamente patibularios, España fue un poquito más segura.

Mis notas: 1946/1947. La Coruña. Causa nº 205 de 1946, del registro de la Secretaría de Justicia de la Capitanía General de Galicia, instruida con motivo del asesinato de que fue víctima el vecino de Cambre (La Coruña), D. Manuel Doval Lemat. Depositada en el Archivo Intermedio Militar Noroeste de Ferrol por el Tribunal Militar Territorial IV (La Coruña).



domingo, 7 de diciembre de 2014

Asesinato de Manuel Doval Lemat en Cambre (IV)

PORQUÉ

Responder a este porqué como quieren los comunistas equivale a justificar una violación porque la chica iba provocando; o lo que es lo mismo, equivale a equiparar a la víctima con sus verdugos haciéndola responsable de su propio asesinato. La respuesta comunista a este porqué es sólo una justificación infantil sobre su violencia, que no se sostiene. En realidad lo que hay es odio, que en su ideología se considera un importante motor revolucionario y ese odio era el que les hacía tener tan mal perder por lo que a la guerra civil se refiere, los impulsaba a cometer actos de crueldad incompatibles con cualquier conciencia honrada, o a ser más malos que la tiña si se quiere. De ninguno se sabe que se haya arrepentido o que haya pedido perdón por el sufrimiento y dolor originado a huérfanos y viudas de sus víctimas. Para la propaganda comunista de medios como El Guerrillero o Mundo Obrero, para Manuel Luis Bello Parga, incluso para la Guardia Civil de la época cuando trasladaba una explicación en la lógica de la propaganda comunista, el asesinato de Doval estaba relacionado con el hecho de que en Cambre y durante la guerra se produjeron algunas represiones. Absurdo. Un terrorista de ideología stalinista, bolchevique, pretende llegar al poder mediante el terror; con independencia de que el régimen sea democrático o no él intentará imponerse mediante la violencia para llegar a la construcción del socialismo, a implantar un régimen totalitario de tipo comunista. Por la experiencia que tenemos con el terrorismo de la ETA sabemos que mataban cuando podían y a quien podían, no porque la víctima fuese esto o lo otro o los hubiese agraviado especialmente. Y a la ETA aún se le podría decir que en algún caso fue a por peces gordos, caso de Carrero Blanco. La guerrilla comunista de los 40 asesinaba a gente del pueblo, de ideología opuesta a la suya pero sin ninguna relevancia en las estructuras del régimen.

Si se quiere decir que Doval en tanto que jefe local de Falange en Cambre mató o dio orden de matar a muchos izquierdistas durante la guerra, si hablamos de paseos, tan sólo afectaron a seis
a cuatro vecinos (véase el segundo comentario a esta anotación) en un municipio que en el Censo de 1940 contaba con 7.822 habitantes, lo que supone que esas muertes alcanzaron una cifra tan escandalosa como el 0.08% 0.05% de la población... Y ello pese al volumen no despreciable del violento núcleo anarquista que poseía Cambre. Es de suponer que la decisión de que apareciesen muertos por la violencia esos seis cuatro sujetos no siempre sería de la Falange de Cambre, que con algunos tal vez intervendría directamente la Guardia Civil de Sigrás o de La Coruña; que algún otro caso se podrá atribuir a milicianos de La Coruña cuando reprimieron a individuos que hicieron resistencia armada al Ejército desde el Gobierno Civil, que estuvieron en barricadas con las armas en la mano, que asaltaron la armería de Eirea, el Hotel Europa, el Palace, el trasatlántico Magallanes, comercios y viviendas particulares para robar armas, etc. En el caso de una acción desarrollada por falangistas de Cambre, es de suponer también que se contaría con el visto bueno del Puesto de la Guardia Civil de Sigrás, que avalaría la extrema peligrosidad para el mantenimiento del orden público de los paseados. Conocemos el caso de Ricardo Pernas Martínez, apodado Cuba, portero-alguacil municipal que apareció muerto por la violencia sin duda porque abasteció al Ferranchín junto a otros de su calaña con más de 20 litros de gasolina con la que quemaron la iglesia de San Juan de Pravio. Por si esto no fuese suficiente, le encontraron en la huerta de su casa varias bombas, alguna de hasta 7 kg de peso. De José Pérez Ferreño y Luciano Costa García sabemos de su extremismo al haber sido condenados por sedición en la Audiencia Provincial de La Coruña en sentencia de enero de 1934 [Luz, 5/01/1934, pág.5. Recuperable en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional]. Por lo tanto, debieron tomar parte en la sublevación revolucionaria anarquista de diciembre de 1933 contra la república. Pese a lo anterior, Luciano Costa fue concejal del Frente Popular en Cambre. Hombres como Doval estaban en guerra, también había una guerra de retaguardia y se trató a quienes se comportaron como sus enemigos como estos los habrían tratado de tener ocasión. En la guerra, como en la guerra.

Manuel Doval Lemat aparece en una encuesta sobre tendencias políticas del Ayuntamiento de Cambre, encargada desde Madrid al Gobierno Civil de La Coruña en 1935. En ella se le alude como una de las personas influyentes de Cambre, "presidente de la CEDA" (quiero suponer que más bien la Unión Regional de Derechas). De él se dice que seguía inspiraciones del concejal "cedista" de La Coruña, Jesús Molina. En el mismo documento consta que el núcleo obrero de Cambre contaba con unos 300 afiliados a sindicatos anarquistas de La Coruña (ARG, GC, 4.369). Quiero decir con lo anterior que Doval debía ser una persona normal, de un partido moderado y demócrata de derechas. Vimos que Cambre fue una de las zonas más azotadas por la violencia anarquista del cinturón de La Coruña, desde quemar iglesias como la de Santa María de Vigo, la de Sigrás, Anceis o Pravio, las imágenes en la de Cela, pasando por echar de su casa al párroco de Santa María de Vigo, al de Brexo, Cambre, Sigrás o Bribes; a orinar sobre el de Sigrás mientras estaba detenido de forma arbitraria; tener que hacer guardia nocturna por parte de feligreses de la iglesia de Cambre para evitar que la incendiasen, etc. En un ambiente así resultaría insólito que alguien como Doval no fuese amenazado, insultado, si es que no fue agredido, que no lo metiesen en las listas negras, que no le hiciesen vivir una situación de terror que como a tantos otros le hizo abandonar las posiciones democráticas previas por mero espíritu de supervivencia. Con el inicio de la guerra él como cualquier persona de derechas que no estaba dispuesta a dejarse matar por los revolucionarios sin antes defenderse se puso al lado de los que iban a impedir que lo asesinasen y entró en Falange siendo presidente local de FET y de las JONS hasta poco antes de su muerte. También ejerció el cargo de juez de paz en Cambre. Falta mucho para completar su biografía así que si me aparece algo sobre él lo incluiré como comentario a esta anotación.



miércoles, 26 de noviembre de 2014

Asesinato de Manuel Doval Lemat en Cambre (III)


ENLACES Y PREPARATIVOS DEL ATENTADO

Los violentos no estuvieron solos. Con la detención de Manuel Luis Bello Parga tras el asesinato de Arcadio Vilela --ya lo veremos-- el primero cantó, seguramente por el sistema de sacudirle el polvo de la ropa, cosa que a mi no me importa nada si se tiene en cuenta que integraba un comando de asesinos; que formaba parte de una tropa que torturaba empleando acciones denominadas por los comunistas apaleamientos. El caso es que con la detención de Bello se conocieron detalles muy interesantes del atentado.

Luis Pan Novo era un vecino de Pravio de 61 años, con el que ya nos encontramos cuando el Ferranchín y otros revolucionarios de su calaña se dedicaron a robar armas en Cambre y este hombre se vio obligado a entregarles su escopeta. En 1946 era hortelano o jardinero de ese chalé que veis en la imagen, entonces de la familia Pombo, situado muy cerca de la carretera de Cambre a La Telva. Lo ayudaba en los trabajos de jardinería y a veces lo sustituía su hijo José María Pan Pasandín, más conocido por Che de Luis, de 32 años, vecino de Pravio y que vivía con su mujer en la casa paterna. El 20 de marzo de 1946 al ir al chalé sobre las 14.30 horas se encontró que la puerta lateral del inmueble tenía la cerradura violentada y al abrirla se encontró con cinco individuos, que según el mismo Ché de Luis lo amenazaron con pistolas y lo hicieron pasar manos arriba, o eso cuenta él, aunque yo tras haber leído la causa tengo la convicción moral de que era un enlace de los violentos. Esta primera vez y según el mismo testimonio lo dejaron salir para dedicarse a sus labores agrícolas durante toda la tarde. Al día siguiente ya no estaban. A los 4 o 5 días parece que volvió a verlos en el chalé y como se encontraban sin víveres le encargaron que les comprase carne, patatas, aceite y pan, para lo que le dieron 200 pts. Hizo la compra y al entregarla declaró que lo volvieron a amenazar para que guardase silencio.

A los pocos días, sobre las once de la noche llamaron a la puerta de su casa en Pravio, parece que invocando el nombre de la Guardia Civil. Abrió su padre Luis Pan Novo, y padre e hijo declaran que amenazaron también al progenitor para que no delatase su presencia. Che de Luis pudo apreciar que al salir de su casa se unieron a los cinco de la cuadrilla tres más que se habían quedado fuera. A los ocho o diez días el hijo del hortelano volvió a ver a los integrantes del comando, que eran los mismos ocho que fueran por su casa. Le volvieron a encargar la compra de víveres y volvió adquirirlos. Pasados unos días se volvieron a presentar en su casa de Pravio una noche y lo obligaron a ir al chalé con el fin de que viera si había alguien en el interior, lo que le llevó a creer que debían desconfiar de caer en una emboscada.  Por muy amenazado que estuviese, no parece que los violentos confiarían una gestión así a alguien que no fuese de su absoluta confianza. Comprobó que no había nadie y lo dejaron irse, quedando el comando en la finca, que sería un día o dos antes del asesinato de Doval. Le dijeron que al día siguiente se presentase en la finca para hacerles más compras. Así lo hizo y alrededor de las once le hicieron un nuevo encargo. Después no volvió a verlos.

José María Pan Pasandín identificó a Manuel Luis Bello Parga como uno de los integrantes del comando que se encontraban en el chalé. Dio varios nombres de los demás: un tal Pepe, que hacía de jefe y seguramente era Francisco Rey Balbís, conocido también por Moncho, aunque también da este nombre como el de otro violento distinto de Pepe. Otro de los nombres que proporcionó fue el de Tomás Padilla, alias de José Pedreira de la Iglesia; un tal Rogelio, alias de Manuel Díaz Pan; un tal Marcelino, que parece Marcelino Rodríguez Fernández, más conocido por Marrofer; declaró que no sabía el nombre del octavo por haber llegado de los últimos con Marcelino y Rogelio.

Ni antes ni después del asesinato de Doval, los Pan pusieron en antecedentes a la Guardia Civil, lo que les hizo incurrir en una responsabilidad evidente porque con su silencio y su cooperación activa en el caso de Che de Luis, facilitaron un asesinato y que no se persiguiese a los autores de un hecho tan grave. Tras haber leído la causa y aunque padre e hijo declaran que todo lo hicieron por estar amenazados, yo adquiero la convicción moral de que el hijo era un enlace de los facinerosos, y el padre se vio envuelto en las actividades de José María. Para protegerlo guardó silencio. Sometidos a juicio, su causa se vio ante un consejo de guerra. El fiscal y futuro alcalde de La Coruña, Sergio Peñamaría de Llano, pidió para el padre ocho años de prisión más las accesorias correspondientes. Solicitó del tribunal que impusiese doce años al hijo. Este, llegó a pedir ante el consejo que si se condenaba a alguien, que le impusiesen a él la pena que correspondiese a su padre. Esto parece dar a entender que el propio hijo reconocía que había metido a su progenitor en un lío en el que este se había envuelto sin tener nada que ver. Al final, el tribunal condena a Luis Pan Novo a dos años de prisión; y a José María Pan Pasandín a ocho años. De todos modos, entre indultos parciales y redención de penas, por ejemplo por realizar estudios elementales, no llegan a cumplir la pena impuesta. Luis Pan Novo sale en libertad condicional el 18 de noviembre de 1947 y José María Pan Pasandín el 24 de julio de 1949.




lunes, 17 de noviembre de 2014

Asesinato de Manuel Doval Lemat en Cambre (II)


PRIMERAS PESQUISAS

Al producirse el atentado se dio aviso al puesto de Sigrás de la Guardia Civil, que se trasladó al lugar. Sobre las tres de la mañana efectivos del Instituto se desplazaron a la estación del ferrocarril de Cambre desde donde telegrafiaron a la Comandancia de La Coruña dando cuenta de lo ocurrido. Desde la Comandancia se dio orden para la inmediata salida de las fuerzas disponibles de Betanzos, Línea de Sada y Línea y destacamento de Órdenes y de La Coruña. Con ellas, empleando camiones, se estableció un cerco completo de Cambre a diferentes distancias, prosiguiendo la búsqueda con servicios de apostadero en la comarca. 

Estos trabajos no dieron el resultado apetecido y la Guardia Civil, pendiente de cualquier indicio, tuvo una confidencia en Oleiros que se quiso comprobar. Dos días antes del asesinato de Coché, Enrique Barbeito Illobre, conocido por el Hijo del Castaño, dijo en Oleiros en la taberna de Emilio Larrosa Freire, que atendía en ese momento su mujer Josefa Pardo Castro, que durante el Movimiento le habían matado a su hermano Santiago y que debido a las multas que le habían puesto a su padre y gastos a que hicieron frente por andar huidos, su padre tuvo que traspasar la tienda que tenían en El Burgo, pero que todo eso sería vengado... Parece ser que al comienzo de la guerra detuvieron al padre de Enrique, pero debió comprobarse que no era culpable y lo pusieron en libertad a las 24 horas. No debió suceder lo mismo con su hermano, que fue llamado a declarar a La Coruña y desde entonces no supieron más de él. Por esas fechas alguien comentó en El Burgo que habían aparecido en la Cuesta de la Sal varios individuos muertos por la violencia. Allí se desplazaron algunos vecinos del Burgo buscando a José García Rey, a uno apellidado Sabio Ucha y a Santiago Barbeito Illobre. Cuando llegaron ya habían retirado los cadáveres pero por la descripción que les dieron de los cuerpos, Enrique Barbeito adquirió la convicción de que uno era el de su hermano Santiago. Sobre estos muertos por la violencia se hizo mucha demagogia y corrieron abundantes leyendas urbanas, por ejemplo que los mataban "por ser republicanos" o por meras venganzas, o envidias, por ejemplo de un sastre al que hacía la competencia otro sastre, etc.. Me da la risa, vamos. Con las excepciones que se quieran --y cualquiera comprende que en una guerra no es posible el matiz y en ocasiones se cometen errores--, los que aparecían muertos por la violencia eran en general individuos sobre los que había pruebas incontestables de que se habían comportado como enemigos de los alzados, bien formando parte de partidas armadas en barricadas, dirigiendo actividades violentas desde el Gobierno Civil, asaltando armerías, viviendas, hoteles, etc. Como se habían aprovechado de su estatus de paisanos para enfrentarse a un ejército uniformado no se les consideraba con dignidad suficiente para comparecer ante un consejo de guerra así que se les castigaba por la misma puerta de atrás que ellos habían usado. Tenían más puntos para caer los dirigentes que los dirigidos. Estos últimos para aparecer muertos por la violencia debían poseer antecedentes penales, policiales, o de mala conducta hasta un grado en que se les considerase peligrosísimos para el mantenimiento del orden público, capaces de empuñar armas y matar, de colocar bombas o desarrollar otras actividades violentas.

Al tener conocimiento la Guardia Civil de esa amenaza de venganza, producida como digo dos días antes de realizarse el asesinato de Doval, se desplazó a Oleiros el jefe de las fuerzas antiterroristas de la época en La Coruña, cabo primero de la Guardia Civil, Vicente Peralta López, jefe de la Brigadilla, que tomó declaración a la tabernera y al inculpado. Sus pesquisas se orientaron a conocer qué había hecho Enrique Barbeito el día y los previos al asesinato. Como tuvo algunas dudas, lo puso a disposición de la autoridad judicial militar en la Prisión Provincial de La Coruña. En ella permaneció un mes porque con la detención de Manuel Luis Bello Parga y las importantes revelaciones que hizo este violento, quedó del todo claro que la amenaza de Barbeito no pasaba de una bravuconada, no tenía relación con el atentado de Cambre, el alcalde de Culleredo informó sobre él indicando que era de izquierdas pero de buena conducta, así que fue puesto en libertad.




lunes, 3 de noviembre de 2014

Asesinato de Manuel Doval Lemat en Cambre (I)

El 18 de abril de 1946 era día de Jueves Santo. Sobre las once y cuarto de la noche de ese día entraron en la tienda y taberna de Doval --más conocido en el pueblo como Coché-- cuatro pistoleros del Partido Comunista de España. El que accedió primero dio un grito de manos arriba y llegó a la cocina en la que la esposa de Doval estaba a punto de ponerle a este la cena en la mesa. Parece ser que era Marcelino Rodríguez Fernández, conocido como Marrofer, asturiano en el que encaja el tópico de loco, vano o mal cristiano. A continuación entraron tres más, Manuel Luis Bello Parga, un botarate veinteañero de La Coruña cuyas andanzas criminales acabarían costándole la vida, que se dedicó a apuntar al público pistola en mano para que permaneciesen manos arriba; también entró Francisco Rey Balbís, más conocido como Moncho, furibundo comunista que acabó falleciendo en su paraíso cubano después de empaparse las manos de sangre en España; y el cuarto que andaba por allí parece que era José Pedreira de la Iglesia, más conocido por Tomás Padilla, otro coruñés que se debía creer la mamá de Tarzán, por cierto, de origen anarquista.

Marrofer y Pedreira hicieron subir al piso alto a Doval exigiéndole armas, dinero y municiones. Como nuestra víctima era una persona discapacitada pues contaba con una minusvalía auditiva muy acusada y no los entendía --de hecho el bar era atendido por la esposa e hijos de Coché porque a este sólo lo entendía la familia y no el público-- se pusieron a maltratarlo. Se supone que ante los gritos de Doval subió su hijo mayor, un niño de 16 años al que en Cambre conocían como Manolo. Este entregó las armas que se conservaban en la casa y convenció a los pistoleros de que allí no había dinero ni tenían municiones.

Se dio a continuación un episodio, que como ha sido contado sin ningún rigor por Lamela (pág. 81-82) contra lo que dice el título de su libro, y cualquiera diría que como a él le gustaría que hubiese ocurrido (que si Doval salió "implorando perdón", etc.), lo cuento ahora con cierto detalle porque además el hecho es un ejemplo, uno más, de la refinada crueldad empleada por los comunistas. De acuerdo con la causa --que es lo único que consultó Lamela para el caso-- y lo que me contaron vecinos de Cambre, Doval bajo las escaleras y cuando lo llevaban, su esposa dijo a los delincuentes que perdonasen a su marido y que no le hiciesen nada. La gente de Cambre cuenta que gritaba "¡no me lo matéis!". En ese momento tan grave uno de los terroristas parece que quiso burlarse de la señora dando un aspecto de justificación a lo que estaban a punto de cometer. Dijo en voz alta que a él también lo habían fusilado, y lo mismo que habían hecho con él, lo haría él con los demás. Uno de los clientes repuso que difícilmente lo habían fusilado cuando se encontraba vivo. El violento se encaró con el cliente diciéndole que se callase pues ya lo entendían. Lo que coligieron aquellos parroquianos era que lo habían dado por muerto en una cuneta. Falso. De ninguno de los que participaron en el atentado se sabe que hubiese sido paseado y quedase vivo. Lo que pone de manifiesto, una vez más, que no se equivoca la sabiduría popular cuando asegura que un comunista nunca dice la verdad, que un comunista es un tío más falso que un duro de madera y siempre va por detrás.

Acto seguido Doval salió del bar seguido de los pistoleros. Con anterioridad, otros terroristas de la misma cuadrilla se habían colocado en el cruce de carreteras inmediato al bar de Coché. Otros hasta totalizar unos ocho o diez en las salidas a la plaza de las calles inmediatas. Cada vez que llegaba un vecino le daban el alto, lo registraban y lo llevaban a la acera de enfrente del bar en donde permaneció un grupo de pobres paisanos, aterrorizado y manos arriba mientras se desarrolló el suceso. Al salir del bar, los violentos pretendían que Doval se dirigiese a la zona ocupada por el público para asesinarlo allí a la vista de todos y de su mujer e hijos que lo verían todo desde el bar. La víctima, sospechando sin duda que su fin podía estar cerca, al llegar a los primeros árboles de la plaza echó a correr hacia la derecha y se internó en el callejón del Regueiro, situado entonces en donde ahora la farmacia. Al ver eso Rey Balbís, vació el cargador de su pistola contra Coché, pidió una linterna a sus compañeros, se internó también en el callejón del Regueiro y se oyó otro disparo. Acaban de dejar a una viuda con cinco hijos, el mayor de 16 años.

Por último, Marrrofer dio dos pitadas con un silbato y esto sirvió para que todos los integrantes del comando terrorista se reuniesen en la plaza e hiciesen el mamarracho: realizaron disparos al aire y salieron camino de Cela en un remedo de formación militar cantando himnos como La Internacional y Joven Guardia.

¿Así pretendían atacar al régimen? Les gustase o no, me dicen que esta familia era y es muy querida en Cambre y dejando a un lado la opinión popular de aquel tiempo, en el sentido de que ya se había matado bastante durante la guerra, este asesinato por la solidaridad natural y en este caso general con una familia de buenos vecinos no hizo sino hacer impopular y reforzar el estereotipo de personas crueles que caracterizaba a los integrantes de la guerrilla. Ya veremos que en este caso el delito no quedó impune y casi todos los terroristas pagaron con su vida por este y otros crímenes, y en muy poco tiempo.



domingo, 19 de octubre de 2014

De huidos a maquis

Al comenzar la guerra civil es sabido que una serie de individuos se echaron al monte temiendo que se les exigiesen las gravísimas responsabilidades que habían contraído. Algunos fueron hacia Portugal empleando las rutas de los contrabandistas y otros permanecieron en el monte; otros se ocultaron en casas de familiares o amigos. La publicación de las normas de examen de penas y otras disposiciones promulgadas al poco de concluir la guerra significaron en la práctica que la mayor parte de los individuos que se encontraban en el monte y no habían cometidos delitos de los que repugnan a las conciencias honradas (asesinatos, violaciones, latrocinios, incendios, etc.) y que no eran dirigentes sino dirigidos se pudieron presentar a las autoridades y quedaron libres, aunque en algunos casos en libertad vigilada. Los sucesivos indultos o reducciones de condena, también pusieron en la calle desde principios de los 40 incluso a delincuentes condenados a reclusión perpetua de 30 años. No es que en general se les indultase de la pena, o de la totalidad de la pena, sino que se les reducía esta de tal suerte que salían de prisión en libertad vigilada, con obligación de presentarse cada cierto tiempo ante el cuartel de la Guardia Civil o comisaría de Policía más próxima a su residencia mientras no cumpliesen la pena impuesta. Esta servidumbre no fue bien aceptada por todos aquellos reclusos así que algunos se echaron al monte.

Al principio los llamados guerrilleros no dejaban de ser meros huidos, escapados que no mostraban una actitud ofensiva como no fuese en atracos con los que hacerse con víveres o dinero para comprarlos. Es el período en el que Maiz dice que encontró algún documento en el que la policía se refiere a su actividad como "mendicidad a mano armada". Es el período del que la tradición oral refiere anécdotas relacionadas con huidos que en los montes veían en la distancia a la Guardia Civil y esta veía a los maquis. Unos y otros hacían como si no se hubiesen visto.

En octubre de 1944, y parece que planeada por el dirigente comunista Jesús Monzón, se produjo la gran invasión maquis del Valle de Arán. El régimen envió allí al general Moscardó y la pretendida invasión se saldó, una vez más, con un fracaso monumental del comunismo en suelo hispánico. Este hecho supuso el declive de Monzón y el ascenso de Santiago Carrillo, recién llegado a Tolouse desde su exilio americano junto con la Pasionaria, que venía de la URSS. El marqués de Paracuellos se había responsabilizado de la Escuela de Guerrilleros de Toluse (Santidrián Arias, p. 267) y su ascenso trajo consigo que se potenciase la guerrilla. Como señala Santidrián estamos ante un PCE cuyo modelo es el bolchevique, que asume las doctrinas del stalinismo o marxistas-leninistas, y que sigue definiéndose como sección española de la Internacional Comunista (p. 251). Recuerdo que los bolcheviques consideraban que la única vía de tomar el poder era la  armada revolucionaria.

Así las cosas y pese a que en 1942 se crea en Ferradillo, cerca de Ponferrada, la Federación de Guerrillas de Galicia y León, esto no tuvo mayor trascendencia y la llamada guerrilla en líneas generales siguió careciendo de una actividad ofensiva. El cambio se produjo en 1944. A finales de este año se produjo una reunión en Abegondo --que la literatura filocomunista amplifica como congreso-- presidida por Manuel Castro, delegado del PCE en la Unión Nacional Española, en la que se decide crear el Ejército Guerrillero de Galicia. A partir de ahí surge el control comunista de las guerrillas, surgen las denominadas agrupaciones, que se dividen en destacamentos, si bien desde 1945, la IV agrupación, la de la provincia de La Coruña, da nombre a todas las guerrillas gallegas en una suerte de confusión interesada. Y surge también la cara más descarnada del terror comunista como veremos en próximas anotaciones. Estas guerrillas eran denominadas oficialmente en su tiempo bandoleros o forajidos. Para los que hoy enaltecen a los fulanos que las integraban, son guerrilla. En mi opinión nada tienen que ver estos autodenominados guerrilleros con los de nuestra guerra de la independencia. Aquí no hay actos heroicos a campo abierto. Por lo que pude ver desarrollan actividades fáciles: tiros en la nuca y robos, nunca a jerarcas del régimen, o banqueros, o millonarios, y sí de comerciantes, sacerdotes de pueblo o derechistas del pueblo llano; o robos a estos últimos.

De lo poco que se arriesgaban en sus acciones puede dar idea el hecho de que Franco veranease todos los años en Meirás y durante un mes La Coruña se llenaba de ministros, subsecretarios y altos funcionarios, tanto civiles como militares. Nunca se metieron con estos jerarcas, ni con un capitán general o gobernador militar, o fiscal jurídico militar, o auditor, o juez militar, etc. De este modo, aunque incómoda, la llamada guerrilla no condicionó el devenir del franquismo y la Guardia Civil, en una labor eficacísima, empleando diversas estrategias, la diezmó, derrotando al comunismo en España, una vez más. En esta labor fue muy eficazmente secundada por el pueblo gallego al que producían verdadero pánico --salvo en los pueblos de donde eran originarios los guerrilleros, que allí contaban con parientes, amigos y en consecuencia los mayores apoyos. Recuerdo que hasta hace no muchos años, cuando los niños no querían dormirse en el medio rural gallego, se les amenazaba conque venía el Foucellas. De hecho, un dirigente comunista que informaba al Comité Central en 1949, pedía apoyo económico porque la imposición de "sanciones" --meras extorsiones o atracos-- para sostener los gastos de las agrupaciones no era bien visto por los campesinos (p. 368) ¡Y tanto que no lo eran! Veremos varios ejemplos de los delitos que cometían --siempre sin salir del partido judicial de La Coruña-- y con los documentos a la vista cada uno podrá formar opinión, pero ya digo que la mía es que de héroes y luchadores arriesgados, tururú, unos fulanos de cuidado, y punto.




jueves, 9 de octubre de 2014

De la guerrilla o de tener mal perder

Hay un librito de Manuel Astray Rivas que se titula Síndrome del 36. Su autor considera que los perdedores de la guerra se vieron afectados por un síndrome así. En mi opinión lo que afectó a los que padecieron ese síndrome fue el mal perder, esa mezcla entre envidia, resentimiento y frustración que les ocasionó haber perdido la guerra, como a los deportistas marrulleros. Algunos de los supuestos afectados se echaron al monte y se pusieron a servir al PCE, desarrollando acciones igualitas a las de la ETA: asesinando; secuestrando, aunque a diferencia de la ETA sólo por unas horas; extorsionando; poniendo bombas; y empleando un lenguaje pomposo, como la ETA, con el que pretendían dignificar acciones con las que caían al más bajo escalón moral. Si los etarras cobraban un impuesto revolucionario, los guerrilleros del PCE ponían multas o sanciones; si los de la ETA acababan con quien fuere, los guerrilleros decían que ajusticiaban, cualquiera puede suponer qué garantías procesales se otorgaban al acusado. Quiero decir con lo anterior que las acciones desarrolladas por el PCE en los años 40 --que llevaron a que fuese ilegalizado en Francia en 1950-- eran las mismas que desarrolló la ETA hasta hace dos días. La única diferencia se encuentra en los llamados apaleamientos, que no sé yo que desarrollase la ETA. Cuando los guerrilleros comunistas le pegaban un palizón a alguien o lo torturaban hasta la extenuación, decían que llevaban adelante un apaleamiento. En lo demás, la guerrilla de los años 40 y la ETA eran igualitas: ambas pretendían mediante acciones de terror, llegar al poder o llamar la atención para que los aliados les ganasen una guerra que ellos no habían sabido ganar pese a haberla comenzado con gran ventaja, como afirmaba con razón Prieto, toda vez que al comenzar la guerra el Frente Popular contaba con "todo el oro del Banco de España, todos los recursos válidos en el extranjero, todo el poder industrial de España, los recursos financieros" y además, la mayor parte del ejército, de la marina y de la aviación, de los generales, la agricultura más rica, la mayor extensión de costa, los principales depósitos de armas, la frontera con Europa, el reconocimiento internacional, las ciudades más pobladas...

En este contexto le voy a dedicar varias anotaciones a la guerrilla y sus fulanos para satisfacer una curiosidad personal que tras mis pesquisas sólo pude satisfacer en parte. A mí me contaron desde pequeño que el día que asesinaron a Arcadio Vilela, el Foucellas estuvo con otros en un tejadillo que había por la calle de la Cordelería, a la altura del primer piso de las casas de Comandante Fontanes, calle por la que también tenía su entrada el edificio en cuya fachada se leía en tipos de cemento: FRENTE DE JVVENTUDES . HOGAR JVVENIL JVAN CANALEJO. Desde ese tejadillo iluminaron con linternas la habitación de Julia y Carlos, que ya se habían acostado porque este último se levantaba muy pronto para acudir a su trabajo de exportador de pescado en el Muro. Carlos se quiso levantar al ver las luces pero Julia le suplicó que no lo hiciese y no se levantó. De ese tejado pasaron a la terraza de Carlos Puga Pequeño y desde esta a su casa --solar ocupado hoy por el hotel. Puga debió verlos y se fue hacia los sótanos con su esposa, escondiéndose de tal forma que los que se dicen del Foucellas no lo encontraron. Se toparon con Susana, ama de llaves de la casa, a la que zarandearon pese a que ya era una anciana preguntándole por el paradero de Puga, que se negó a revelar porque era una mujer fidelísima de aquella casa a la que había entrado a servir siendo aún niña. Aunque no pude documentar la presencia del Foucellas, la gente habla de este último de forma genérica para designar a cualquiera de aquellos terroristas, guerrilleros, bandoleros o más bien para mí, fulanos, y yo sospecho que fueron los mismos que a los pocos minutos debieron asesinar al periodista católico, Arcadio Vilela, mientras subía las escaleras que lo llevaban a la redacción de la Hoja Oficial del Lunes, en el edifico que ocupaba El Ideal Gallego en Rubine. Lo iremos viendo.



miércoles, 10 de septiembre de 2014

La explosión del polvorín del Orzán

Sobre las doce del mediodía del 21 de septiembre de 1942 ocurrió un hecho que quedó en la memoria colectiva de los coruñeses: la explosión del polvorín del Orzán. Este siniestro trajo consigo la muerte de una persona, las heridas de varias, y sobre todo lo que se recuerda es la rotura de multitud de cristales. No sé si decir que no quedó cristal sin romper en la ciudad, pero tal vez resulte significativo saber que rompieron cristales, de ventanas o de escaparates, desde las Atochas hasta por lo menos el entorno de la plaza de Pontevedra.

EMPLAZAMIENTO, DESCRIPCIÓN Y CONTENIDO

En la imagen aparece un boceto del recinto militar en el que se encontraba el polvorín del Orzán, hoy terrenos que ocupa en su mayor parte el Instituto de Monte Alto. En la vertical el punto en el que se cruzan los pabellones del centro estaba el polvorín propiamente dicho; sobre la pista de deportes, se encontraba el cuerpo de guardia.

El cuerpo de guardia estaba a unos 50 m ladera arriba del polvorín propiamente dicho. Constaba de dos habitaciones que se comunicaban entre si. En la más alta se encontraban los camastros de la tropa; la más baja era el despacho del comandante de la guardia. 

El polvorín aparecía rodeado por un muro perimetral de 7.4 x 11 m y 2.4 m de altura, al que se accedía a través del punto medio del lado Este. El edificio era de planta rectangular, de 3.4 x 7 m, dividido en dos piezas que no se comunicaban entre sí. Se accedía a ellas a través de dos puertas situados en los lados N y S. En la estancia situada al N se guardaba mecha. En la del S pólvora negra en distintas calidades y manufacturas. El piso era de cemento y las paredes de mampostería. El recinto formaba un polígono irregular en cuyos vértices se habían hincado estacas de madera.

Para dar una idea de la virulencia de la explosión, bastará decir que allí se guardaban 3.600 kgs de pólvora negra; más unos 111.000 elementos entre discos de pólvora, culotes, petardos y cebos; más unos 20.500 m de mecha rápida y lenta.

EXPLOSIÓN

La guardia del polvorín del Orzán estaba formada por un sargento que hacía de comandante de la misma, un cabo y cuatro artilleros del Regimiento de Artillería nº 48 de guarnición en el Cuartel de Zalaeta. De noche se reforzaba esta guardia con otros cuatro artilleros. En la mañana de ese día 21 de septiembre no ocurrió nada fuera de lo común. Vino un empleado de empresa que abastecía de electricidad las instalaciones para hacer la lectura del contador, pero como este se encontraba en el cuerpo de guardia, no pasó a otro lugar, siendo acompañado fuera del recinto en cuanto acabó su trabajo. También se introdujo una vaca a pacer en el interior del recinto, que fue alejada por el centinela.

El sargento comandante se llamaba José Manuel Paredes Ares, de 23 años, natural de La Coruña; y el cabo Enrique Rosich Torres, de 24 años y natural de Pierola (Barcelona). Los artilleros eran Camilo Opazo Carrasco, de 20 años, natural de Los Blancos y vecino de Rebordechao, ayuntamiento de Ginzo de Limia (Orense); Bernardo Nieto Rey, de 22 años, natural de La Bola (Orense); Alejandro Mosquera Estévez, de 21 años, natural de Beade (Orense); y Benjamín Montes Fernández, de 21 años, vecino de Barille en Carballino (Orense).

Parece ser que pocos minutos antes de las doce de la mañana se produjo la explosión. Esta hizo caer parte de la techumbre del cuerpo de guardia. De inmediato salieron los artilleros  y se encontraron con una extensión grande cubierta de humo, comprobando más tarde que había desaparecido el polvorín. Del medio del humo vieron salir al centinela, que lo era Camilo Opazo, quien se caía de las lesiones tan graves que sufrió y que no le costaron la vida porque estaba apoyado en la pared del pozo en el que moría el cable del pararrayos, y parece ser que este muro lo protegió de la onda expansiva.

LESIONADOS

El artillero Camilo Opazo fue el peor parado de la guardia al sufrir una rotura de bóveda craneana y conmoción cerebral. Pese a la gravedad de sus lesiones fue tratado en el Hospital Militar y se recuperó, siendo dado de alta el 11 de noviembre.

El cabo Enrique Rosich salió del cuerpo de guardia en cuanto se notó la explosión, socorriendo al centinela. Aunque en un principio no notó nada, a la media hora empezó a sentir molestias en la cabeza. Se le hospitalizó en el Militar en donde le diagnosticaron una conmoción cerebral. Fue dado de alta el 6 de octubre.

En la Prisión Provincial se produjo un gran boquete en su muralla y resultaron heridos con cortes en la cabeza como consecuencia de la rotura de cristales cuatro soldados del Regimiento de Infantería Zamora nº 29. Formaban parte de la guardia mandada por el alférez provisional de Infantería, Manuel Avrillón Barrenechea, coruñés con el que nos volveremos a encontrar cuando nos ocupemos de la detención y proceso contra los de la Lejía.

De la misma cárcel salía Ramona Pérez Agrelo, de 40 años, vecina de la zona de la Falperra. Venía según dijo de llevar la comida a un preso amigo, cuando al bajar las escaleras exteriores de la prisión le sorprendió el estruendo. Echó a correr horrorizada y cayó sin conocimiento, siendo arrollada por las piedras. De todo ello resultó con una fractura de pelvis. Fue alta en el Hospital Municipal el 8 de noviembre.

Además de estos, en la casa de la cetárea (aquí pintada en verde, demolida hace pocos años), cayó el techo y resultó lesionado un empleado. La Voz de Galicia al día siguiente cuantificó en 73 el número de heridos en toda la ciudad, la mayor parte leves, consecuencia de los cortes producidos por la rotura de cristales.

UN FALLECIDO

En la mañana de ese 21 de septiembre cuatro personas explotaban una cantera próxima al polvorín para Mármoles Escudero. Dos eran empleados de esa casa y otros dos, uno el contratista y el otro su hijo. A media mañana tres salieron hacia la población para almorzar. Cuando iban por la Carretera de Circunvalación les sorprendió el desastre. Cayeron derribados al suelo e incluso uno apareció distanciado de sus acompañantes. Con todo la peor parte se la llevó Francisco Souto Pita, de 38 años, bombero zapador del Ayuntamiento, contratista de Escudero en esa cantera y que resultó muerto. Las lesiones que reveló la autopsia (fractura múltiple de costillas, desgarro del corazón, etc.) parecen compatibles con el impacto de alguna piedra de buen tamaño.

CAUSAS

En un principio se apuntó a la posibilidad de una corrupción de la pólvora, pero pronto se supo que seis días antes se había hecho el reconocimiento mensual, visual y táctil, incluso se tomaron muestras para analizarlas en el laboratorio de la Maestranza y de las pruebas realizadas resultó que se hallaba en perfecto estado. Se reunió la Junta Facultativa de Artillería de la Plaza, quien dictaminó que no había datos suficientes para atribuir la explosión a una causa determinada. Como hipótesis apuntaron la posibilidad de una descarga eléctrica inadvertida, aunque no se encontraron señales en el pozo del pararrayos; también consideraron la hipótesis de un choque de hierro contra hierro en los refuerzos de los empaques como consecuencia de la vibración de puertas a causa del viento o el paso de carros o camiones por la carretera que hiciesen detonar la pólvora.

La historiografía local también especuló sin mayor fundamento con la posibilidad de un atentado de la guerrilla promovido por los servicios secretos aliados según algunos autores. Otros afirman que las radios extranjeras atribuyeron la explosión a la guerrilla. Yo no lo creo, ni con la ayuda de los servicios secretos ni sin ellos. A día de hoy se conocen con bastante detalle los atentados de la llamada guerrilla y no recuerdo autor que cite el relato de alguno de aquellos terroristas o cualquier otra fuente que relacione a la guerrilla con la explosión del polvorín del Orzán. A la altura de 1942 más que guerrilla había huidos, que mantenían una actitud pasiva. Podían atracar para subsistir, o enfrentarse con las fuerzas de orden público si se veían sorprendidos, pero en general no llevaban adelante acciones ofensivas hasta el año 1945 en que el PCE se hizo con el mando. Por otra parte, ¿iban a hacer explotar un polvorín en las inmediaciones de la cárcel, en donde estaban recluidos muchos de sus correligionarios? No parece razonable.




domingo, 1 de junio de 2014

El levantamiento del 19 de abril de 1936 en La Coruña (y V)

Según el P. Silva Ferreiro el complot en La Coruña fue descubierto por el entonces comandante jefe del detall del 6º Tercio de la Guardia Civil, Fernando Monasterio Bustos, que se desplazaría con rapidez a Madrid y pondría sobre aviso a Casares Quiroga. Parece posible porque por Orden de 18 (sic) de abril de 1936 quedó en situación de disponible forzoso el primer jefe de la Comandancia de La Coruña, teniente coronel Benito de Haro Lumbreras. El mismo P. Silva Ferreiro también señala a un guardia destinado en el Gobierno Civil que descubrió el complot, lo que permitió fortificar el edificio redoblando la guardia que empleó incluso ametralladoras. No parece que fuese exactamente así. En esta fase Albino aún no había dicho ni mu. Si se redobló el número de guardias de Asalto que prestaban servicio en el Gobierno Civil, parece más probable que fuese por lo que denunció el comandante Monasterio.

LA GOBERNADORA Y EL INICIO DE LAS REPRESALIAS

El domingo 19 cuando el gobernador civil pasó del despacho oficial a su domicilio, sobre las dos y media de la tarde, fue advertido por un conserje de la presencia de un guardia civil sustituyendo a Albino, que se encontraba enfermo. El lunes por la mañana fue su esposa, motejada en La Coruña de "gobernadora" --más conocida en este blog como la "malvada" Juana Capdevielle-- quien visitó a Albino en su domicilio, calle de Juan Castro Mosquera. A través de la mujer de Albino Torre --más que de este que se encontraba aún nervioso--, pudo saber parte de lo que se había tramado, poniendo en antecedentes al gobernador. Este se puso en contacto con el general Pozas, inspector general de la Guardia Civil, quien a su vez llamó al coronel del 6º Tercio, Juan Vara Terán, que se encontraba en Pontevedra. Se reincorporó a La Coruña y el mismo lunes 20 de abril comenzó a instruir una información escrita auxiliado por el comandante Fernando Monasterio en calidad de secretario, información que se prolongó durante el día 21. Como consecuencia de la misma el capitán José Rañal Lorenzo quedó constituido en arresto domiciliario. De forma sucesiva los complicados fueron destituidos. Comenzando por los capitanes, Rañal fue destinado a Pozoblanco (Córdoba); Gumersindo Varela Paz, pasó a Zamora; José Leseduarte González, a Mieres. Por lo que se refiere a tenientes, Rodrigo Santos Otero fue destinado a Jaén aunque no llegó a incorporarse y José Aranguren Ponte pasó a Ribadeo.

Es de suponer que la información recabada por la "gobernadora" dio pie a que su marido denunciase el caso al gobierno. De este modo el general jefe de la División, Enrique de Salcedo Molinuevo, recibió una orden del ministro de la guerra por la que ponía a su disposición como juez instructor al teniente coronel de Artillería, César Blasco Sasera. Este, según el P. Silva Ferreiro, era de la absoluta confianza de Azaña y Casares, y se le atribuía la siguiente frase: España se arreglará, cuando mi caballo coma pienso en el altar mayor de la catedral de Toledo.

SUMARIA

Si los complicados no debían estar muy tranquilos con semejante juez, tenían esperanzas muy fundadas en el secretario asignado, que fue el capitán de Infantería, Ignacio Olavide Torres, persona totalmente identificada con ellos. No me resisto a comentar que a algún opinador de nombre Ignacio y con apellido Olavide lo tengo por un beatón de la religión antifranquista; y para evitar equívocos o que se pueda pensar que todo es postureo por estar en la poma, ya que en ocasiones me parece tan exagerado que da la impresión de llegar al paroxismo, me gustaría leerle alguna vez antes de denostar el franquismo en general con tanto aspaviento, que lo hiciese en particular. Otros autores, sobre los que no cabe duda acerca de su antifranquismo sincero, emplean frases como "el fascista de mi padre", declaración que, en su caso, se puede adaptar y ampliar según convenga al parentesco que fuere.

Pese a que los acusados se defendieron como pudieron, el capitán Olavide no pudo evitar que el juez Blasco Sasera dictase sendos autos de procesamiento contra el capitán Rañal y primer jefe de la comandancia, teniente coronel Benito de Haro Lumbreras, que fueron constituidos en prisión provisional en el castillo de San Felipe de Ferrol. Eligieron en un primer momento como abogado defensor a un militar entonces retirado, Juan Barja de Quiroga, con estudio abierto en La Coruña, pero como las últimas disposiciones del ramo de Guerra obligaban a que el defensor fuese un militar en activo, Rañal acabó siendo defendido por el capitán de Artillería Miguel Ojeda Muñoz, y de Haro por el teniente coronel de Infantería, Óscar Nevado de Bouza.

De Haro quiso hacer pasar el complot por un acuartelamiento habitual. Recordó que con motivo del desfile del 14 de abril había recibido confidencias, que transmitió al gobernador, por las que se le decía que vendrían camionetas de los pueblos con campesinos y obreros que atropellarían a la fuerza mientras desfilaba, lanzarían bombas y harían disparos. Que algo así se temía se pone de manifiesto en una declaración de Tomás Rodríguez Sabio cuando reconoció que el 14 de abril, se quedó en el cuartel de la Guardia Civil custodiándolo mientras desfilaba la fuerza porque se temía que fuese asaltado. El teniente coronel de Haro, se basó también en la supuesta confidencia del capitán de Ingenieros Ezequiel Román Gutiérrez, que al parecer llevó al cuartel de la Guardia Civil un periódico portugués en el que se anunciaba un movimiento comunista para el 19 de abril, cosa que le confirmó un obrero de los que trabajaban en las obras de fortificación que dirigía. Aunque no se aporta al sumario este periódico ni aparece una declaración del obrero, no sería de extrañar que se hubiese publicado algo así. Otra cosa es que el levantamiento de los militares o su acuartelamiento y movimiento de tropas fuese por tal motivo.

Como las confidencias que recibió el gobernador no pasaban del mero chisme; como Albino fue el único testigo que relacionó al capitán Rañal con la orden de cargarse al gobernador; como Albino no parecía una persona muy equilibrada, en la Auditoría, en la que ya prestaba servicios Tomás Garicano Goñi, no tuvieron mayores dificultades para que el auditor, Eugenio Pereiro Courtier, sobreseyese el sumario el 30 de abril, resolución aprobada por el general jefe de la División que ordenó poner en libertad a los procesados, cosa que sucedió el día 2 siguiente.

ALBINO

Albino Torre Liste, debió ingresar en el Manicomio de Conjo al comenzar la guerra. No pudo prestar declaración en la causa 962/1936 contra el comandante de Estado Mayor Antonio Alonso García y otros (Archivo Intermedio Militar Noroeste) por encontrarse en observación en dicho establecimiento. Debió causar baja en la Guardia Civil. En la base de datos del CEMLA --que ofrece por cierto resultados inconsistentes-- para la búsqueda Torre Liste, parece que Albino llegó a la Argentina en 1950 como pintor; volvería a arribar en 1956 como empleado. En 1977 (Diario Oficial del Ministerio del Ejército, nº 28 de 4 de febrero de 1977) se le concede el pase a la situación de retirado en aplicación del R.D.L. 10/1976 sobre amnistía, a los solos efectos de que se le asignase el haber pasivo que le pudiera corresponder.

¿POR QUÉ QUERÍAN LEVANTARSE?

Podría decirse que porque no se podía vivir, porque vivían en una situación de terror, por lo que llevamos viendo en este blog desde hace tiempo en definitiva. De todos modos, en la información que instruyó el coronel del Tercio hay una manifestación del capitán Rañal que leída entre líneas explica el levantamiento del 19 de abril y el del 18 de julio: por temor a ser copados por la revolución:

Desde el triunfo de las izquierdas en España, vemos los españoles, mejor dicho, tememos la mayoría de ellos, una invasión de tipo marxista que destrozando la actual civilización nos arrastre a la esclavitud, con la consiguiente desaparición del Ejército, transformado en rojo e integrado por Oficialidad del antiguo, en parte. Estos elementos que se mueven por escalar en su futura situación altos puestos, son conocidos entre el elemento militar de la Guarnición: Comandante Monasterio, Comandante Aizpuru y Capitán Patiño, rodeados siempre de gente indeseable desde el punto de vista moral y no del político.

Tenían muy cerca lo que había sido la revolución rusa. Hacía dos años que habían sofocado la revolución de octubre de 1934, y en Asturias pudieron comprobar el salvajismo de los revolucionarios quemando iglesias y archivos --en donde se conservaban según ellos los títulos de explotación de la humanidad--, poniendo bombas en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, quemando conventos, y hasta bibliotecas como las de su universidad, asesinando militares, sacerdotes, derechistas o guardias civiles. Sabían lo que hacían los revolucionarios y no estaban dispuestos a ser copados por la revolución.

Mis notas.



sábado, 24 de mayo de 2014

El levantamiento del 19 de abril de 1936 en La Coruña (IV)

Nos vamos al cuartel de la Guardia Civil cuya puerta de entrada me dicen que estaba aquí. En la noche del 18 de abril, durante la lista de retreta, el comandante del puesto, sargento Manuel Santos Otero, ordenó que los casados debían dormir en el cuartel. Esa orden la recibió del jefe de la Línea, teniente Juan Aranguren Ponte --hijo del general José Aranguren Roldán, ejecutado en Barcelona en 1939 por delito de traición--, por mandato del capitán José Rañal Lorenzo.

CARGARSE AL GOBERNADOR

No asistió a la lista de retreta Albino Torre Liste, guardia que llevaba unos diez años con destino de ordenanza en el Gobierno Civil. Este, sobre las diez y media de la noche del día 18, recibió del secretario del gobernador un oficio urgente para que lo llevase a la Comandancia. Al llegar se encontró con el teniente Aranguren quien le preguntó si tenía ya la orden, que estaba relacionada con la conducción de unos falangistas en situación de detención gubernativa tras la ilegalización de Falange --posteriormente declarada ilegal por los tribunales. Llegó el capitán Rañal con quien pasaron a un despacho. Este preguntó a Albino cual era la situación en el Gobierno Civil, a qué hora se retiraban, o si había visto al capitán de Asalto Manuel Patiño Porto. A continuación le dio a conocer que esa misma noche se iba a dar un golpe de Estado y que la Guardia Civil era la encargada de tomar el Gobierno Civil, ordenándole que se fuese a cenar y volviese para el edificio de Riego de Agua. Allí debía vigilar los movimientos y si iba el capitán Patiño. Según Albino, también le añadió que en cuanto oyese ruido y que llegaba la fuerza, tenía que cargarse al gobernador --en la imagen. Como el teniente Aranguren le hizo un comentario, el capitán Rañal modificó esta orden en el sentido de que sólo debía encañonar a todos y esperar a que subiesen sus compañeros.

Es interesante destacar que el capitán Rañal no conocía a Albino ni nadie le había participado a este los planes del capitán. Aunque en la Guardia Civil destaca la disciplina, el que tiene que mandar manda, y el que obedecer obedece, comunicar algo de tanta trascendencia a un guardia que no se conoce, da idea más de una chapuza entusiasta o de vivir en una situación desesperada, que de profesionalidad, de un plan bien construido y meditado.

Albino se fue a su casa a cenar, pero pasó por la de su hermano Latino, brigada con destino en la misma Comandancia y balbuceando le comunicó la orden que había recibido, y también que fuese al cuartel por haberse encontrado con un guardia que iba a buscarlo. Latino dijo a su hermano que se fuese a casa y él se encaminó al cuartel de la Guardia Civil. Al llegar a casa, Albino tuvo una reacción que es muy humana, aunque también muy poco profesional para un guardia civil, como la de un médico no acostumbrado a operar que se marease con la sangre: Albino fue presa de un ataque de nervios, y tras ventilar emociones con su mujer y suegro, se metió en cama sin volver al Gobierno Civil, ni para avisar al gobernador del golpe, ni para seguir las órdenes del capitán Rañal.  Este envió al guardia Luis Expósito Castaño al Gobierno Civil quien de vuelta en el cuartel informó a Rañal que Albino no se encontraba allí. El capitán ordenó a Expósito que lo buscase. En compañía del guardia Andrés Núñez y en el coche de la Comandancia fueron a casa de Albino. La esposa les dijo que este se encontraba enfermo en cama. De vuelta en el cuartel, Expósito participó lo anterior al capitán Rañal, quien ordenó al sargento José Sánchez Rodríguez que fuesen a buscar a Albino y lo trajesen al cuartel: "Vaya usted a casa del guardia Albino y tráigalo al cuartel de la forma en que sea, incluso en calidad de preso; a este servicio le acompañará un cabo y la fuerza que considere necesaria". El cabo fue Eugenio Blanco Abuide y los guardias resultaron ser Andrés Núñez y Guillermo González. Llegaron a casa de Albino, lo encontraron en cama, con un pañuelo a la cabeza y al preguntarle qué le pasaba, se les echó a llorar diciendo que estaba enfermo y que él no había hecho nada.

Volvieron los anteriores con Albino en el coche de la Comandancia y lo presentaron al capitán Rañal, que con el enfado que cualquiera puede imaginar dijo a Albino: Eres un cobarde, eres un cobarde que nos has vendido [o abandonado]. Tú no eres guardia civil, eres un pingajo. Mételo por ahí en cualquier rincón. Intervino entonces el teniente Aranguren quien dispuso que se le pusiese una cama en el calabozo, para lo cual hubo que levantar al guardia Gumersindo Fernández que dormía allí de forma voluntaria.

Albino tenía dos hermanos en la Guardia Civil con destino en La Coruña: el brigada Latino ya mencionado y el guardia Ramiro Torre Liste. Como Latino tenía un fuerte flemón, se le autorizó para irse a su casa. A las seis del la madrugada del día 19 fue a buscarlo su hermano Ramiro para que volviese al cuartel, comunicándole que Albino estaba en el calabozo con una fuerte excitación nerviosa. Latino vio al capitán ayudante del Tercio, José Leseduarte González, y le preguntó si estaba enterado el coronel de lo que ocurría, porque si no lo estaba quería presentarse a él. Leseduarte le respondió que no dijese nada al coronel que él arreglaría la situación de su hermano. Latino y Ramiro quisieron que Albino fuese reconocido por un médico, y Rañal impuso al de la Guardia Civil, Manuel Martínez Arnaud. Como este no dispuso nada especial en cuanto a una baja y se limitó a recetarle un tranquilizante, exigieron que lo reconociese el médico de Plaza, quien dijo a los hermanos que firmaba la baja para donde quisiesen, fuese su casa o el hospital. A las once de la mañana Albino fue puesto en libertad pero permaneció en el cuartel descansando hasta las tres de la tarde en que se le llevó a su domicilio.




sábado, 17 de mayo de 2014

El levantamiento del 19 de abril de 1936 en La Coruña (III)

En el año 1982 Carlos Fernández publicó El Alzamiento de 1936 en Galicia. En esta obra incluyó el testimonio, hasta entonces inédito, de Ángel Pérez Carballo, hermano de Francisco, gobernador civil de La Coruña que hizo frente a los militares alzados, llegando al extremo de fortificar el edificio para ofender y hostilizar a quienes se reputaban como representantes legítimos de la soberanía nacional al considerar ilegítimo e indigno al gobierno del Frente Popular. Con su conducta (hostilizar el avance de las tropas o ponerles impedimentos, etc.) se comportó desde el punto de vista jurídico como un perfecto traidor, siendo fusilado sin formación de causa el 25 de julio de 1936 en aplicación del bando declaratorio del estado de guerra. En el testimonio aludido, Ángel viene a decir que el gobernador conoció un proyecto para asesinarlo; y lo conoció a través de un guardia civil llamado Albino. Algo así ocurrió durante el levantamiento que nos ocupa, como veremos. Según el testimonio, Albino también dio el nombre del inductor, que sería el teniente coronel del mismo Instituto, Florentino González Vallés; la esposa del gobernador, Juana Capdevielle, tras saber por Albino lo planeado se desplazó a Madrid entrevistándose con Casares Quiroga, a quien dio cuenta de lo anterior. Señala asimismo que a posteriori, Casaritos recibió la visita de González Vallés, desplazado rápidamente a Madrid al conocer el viaje de la esposa del gobernador, y al ser según dice, amigo del presidente del consejo de ministros, no tuvo dificultad en convencerlo de lo que el presidente quería creer. Algo o mucho de lo anterior no encaja.

EL EQUÍVOCO CON GONZÁLEZ VALLÉS

El testimonio resulta un poco extraño, en primer lugar porque en la información escrita y en la causa que se instruyó --y veremos--, no aparece por parte alguna el nombre de Florentino González Vallés. Este era jefe del Parque Móvil de la Guardia Civil en Madrid. Es sabido (véase este interesante trabajo) que con ocasión del desfile del 14 de abril de 1936, el alférez de la Guardia Civil destinado en el Parque Móvil, Anastasio de los Reyes, resultó muerto por disparos realizados por la turba. El gobierno quiso imponer un entierro discreto, al anochecer del mismo día 14, en la intimidad. Pese a que el hijo del finado peregrinó por despachos y ventanillas, no consiguió que se le entregase el cuerpo de su padre para velarlo como sucede con cualquier otra persona, tenga una muerte violenta o natural. Como Florentino González Vallés, jefe del fallecido, también había querido instalar la capilla ardiente en el Parque Móvil de la Guardia Civil y tampoco lo consiguió, al comprobar que el hijo no lograba hacerse con el féretro, se dirigió con otros militares al depósito judicial exigiendo que le entregasen el cuerpo del fallecido:

--En nombre del Ejército y de la Guardia Civil, venimos a hacernos cargo del cadáver del Alférez que ustedes tienen.

--R: Pues, como ustedes saben, el cadáver de este oficial está a disposición de la Dirección General de Seguridad y yo, sin orden expresa...

--Usted, doctor, no me ha entendido bien o no quiere entenderme, he dicho que venimos por el cadáver del señor Reyes...

El ataúd se montó en el correspondiente coche fúnebre que remontó el Paseo del Prado hasta el Parque Móvil en la Castellana. Durante el trayecto, la comitiva fue abordada por un vehículo en el que iba el general Pozas, inspector general de la Guardia Civil, que conminó a González Vallés para que devolviese el cadáver al depósito judicial. El teniente coronel lo escuchó, y no cumplimentó la orden manifestando que asumiría personalmente las consecuencias, como efectivamente ocurrió. Al llegar al Parque Móvil de la Guardia Civil, González Vallés tenía ya el día y hora del entierro: el 16 a las 11 horas, precisamente para evitar la presencia de público y de militares que a esa hora estarían de servicio. Cambiaron la hora y se celebró a las tres de la tarde, produciéndose una nueva ensalada de tiros en la que fallecen seis personas y resultan heridas otras 32 que formaban parte de la comitiva fúnebre, tiroteadas desde las inmediaciones. Por cierto que se publicó una esquela en ABC en la que, como se ve, el gobierno llegó al extremo de censurar la hora del entierro, sin duda para evitar un acto multitudinario.

La inobservancia de las órdenes del general Pozas le costó al teniente coronel Florentino González Vallés el ser depuesto de su cargo en el Parque Móvil y arrestado. El 17 de abril quedó en situación de disponible forzoso para cumplir dos meses de arresto en Guadalajara.

El caso es que sabemos a través de la declaración que prestó el comandante de Estado Mayor, Fermín Gutiérrez de Soto en la causa 413/1936 contra el general Enrique de Salcedo Molinuevo y otros por traición (Archivo Intermedio Militar Noroeste), que González Vallés presidió una reunión de militares en La Coruña que estudiaban una sublevación. Gutiérrez de Soto se refiere en esta declaración al "teniente coronel González Vallés, que por aquellos días iba a ir a Madrid destinado ya a aquella Plaza a cuya guarnición queríamos llevase una impresión precisa de todo lo que aquí estábamos dispuesto a realizar" (fol. 59). Como González Valles fue destinado a Madrid el 12 de marzo de 1936, por esas fechas debió estar en La Coruña; como debió comenzar a cumplir su arresto en Guadalajara en torno al 19 de abril, toda vez que el 19 de junio se le autoriza a fijar su residencia en La Coruña, no se entiende que fuese el inductor de la intentona de dar muerte al gobernador civil de La Coruña en la noche del 19 de abril, máxime cuando ni el guardia Albino ni nadie lo señala en sus declaraciones, ni aparece por parte alguna en la información escrita y causa que transcribí y de la que tomo los datos para esta anotación; máxime cuando parece que el papel de González Vallés en aquella reunión fue el de recoger las impresiones de la guarnición de La Coruña para que se las transmitiese a Madrid, sin que conste que el teniente coronel tuviese un papel activo. No dejaba de ser alguien que abandonaba su destino en León para ocupar otro en Madrid. Contamos con el testimonio del general Ozores que da como autor del plan para ocupar el Gobierno Civil al capitán de la Guardia Civil, José Rañal Lorenzo. Todo lleva a concluir que Ángel Pérez Carballo padeció un error --cosa nada extraña al haber echado mano de sus recuerdos 30 años después-- al relacionar al teniente coronel de la Guardia Civil Florentino González Vallés con el intento de cargarse al gobernador Francisco Pérez Carballo. Este intento se dio, pero nada indica que el inductor fuese el que señala Ángel Pérez Carballo.

En la imagen de Blanco, publicada por La Voz de Galicia el 1 de agosto de 1936, aparece Florentino González Vallés, ya como gobernador civil de la provincia, saliendo de un vehículo en la plaza de María Pita y saludando al público que lo aclamaba.



lunes, 12 de mayo de 2014

El levantamiento del 19 de abril de 1936 en La Coruña (II)

De esta intentona de alzamiento conocemos algo de lo ocurrido en el cuartel de la Guardia Civil y el papel, o uno de los papeles que tenía asignado este benemérito Instituto, pero muy poco de todo lo demás, cuáles eran las misiones asignadas a las fuerzas del Ejército o si había presencia civil.

EL PAPEL DEL EJÉRCITO

Los consejeros áulicos del gobernador ven movimientos de camiones militares en la plaza de Pontevedra, que recogen a paisanos y militares frente al café Unión (aquí), o en el almacén de cementos de Insua Vizoso (aquí); asimismo ven un camión militar por la parte trasera del café Moderno --que ni idea de dónde estaba-- o en la calle de la Fama frente a unas oficinas militares. Incluso le llamó la atención a France García haber visto como un militar se dirigía a paso apurado por San Andrés hacia el cuartel de Artillería (aquí); un electricista que vivía en el callejón de Marcos de Naya (estaba aquí), se sorprendió al ver cómo D. Óscar Nevado entraba en un portal de San Andrés.

Todo este movimiento de tropas se justificó por una orden, reservada y urgente, que dio a las 22 horas del día 18 el general de la División, Enrique de Salcedo. Como quiera que en los días 17 y 18 se habían visto por las calles más grupos de los habituales y por confidencias se temía un alteración del orden público, el general Salcedo dispuso que que se doblasen los retenes que diariamente se nombraban y mantenían en los cuarteles. Dispuso igualmente que pernoctase en ellos la tercera parte de la oficialidad y suboficiales, pero sólo aquellos con mando en tropas, sin comprender al personal de oficinas y plana mayor. El Regimiento de Artillería de Costa nº 2, que guarnecía las posiciones del monte de San Pedro y Monticaño, cumplimentó esta orden haciendo partir la camioneta de San Pedro de delante de la oficina, tal vez en la calle de la Fama; y la de Monticaño, de la plaza de Pontevedra. Estos vehículos, llevando la protección acostumbrada, regresaron a las 00,45 horas del día 19 al Cuartel de San Amaro en donde se encontraba el garaje del destacamento. Por lo que se refiere a Intendencia, también se cumplimentó la orden empleando dos camiones que recogieron a un capitán, tres tenientes, un brigada y dos sargentos. Los camiones regresaron a San Amaro a las 24 horas del día 18. O eso se dijo...

Es evidente que este levantamiento no fue una ocurrencia del capitán de la Guardia Civil, José Rañal Lorenzo, que no se pudo contener, como expresa el general Ozores, sino que hubo una planificación --en parte tan entusiasta como chapucera según veremos-- para secundar el alzamiento de los generales monárquicos en Madrid. De hecho, sabemos por una declaración del comandante de la Guardia Civil, José Álvarez Ríos, que en la noche anterior, del 17 al 18, permaneció en el Gobierno Civil hasta las tres de la madrugada porque se temía un golpe. Uno de los papeles conocidos de la Benemérita era ocupar el Gobierno Civil y en caso de resistencia también se sabe que la Artillería haría fuego contra el inmueble. Llama la atención que el 20 de julio también la Artillería cañoneó el Gobierno Civil para forzar la rendición de los ocupantes. Lo seguiremos viendo.


jueves, 1 de mayo de 2014

El levantamiento del 19 de abril de 1936 en La Coruña (I)

Algún día tenía que empezar con esta entrada, así que comencemos. El que fue general farmacéutico, Ángel Ramos, escribió unas interesantes memorias --creo que en los 50-- que publicó su nieto, Diario de un general. En el capítulo que dedica a su llegada a La Coruña y a aquella farmacia militar instalada en la plaza de Galicia (aquí), y cuya jefatura ocupaba el comandante Miguel Galilea Toribio, señala:

A finales de mayo [en realidad marzo] de aquel 1936, el Comandante Galilea me anunció un levantamiento militar, para lo cual, trajo unos carros de arena y sacos terreros, que los pusimos en el sótano de la farmacia. Trajeron también numerosos fusiles y municiones. Estuvimos esperando como unos quince días, la orden de sublevación, pero no llegó a producirse.

Ángel Ramos: Diario de un general. 2011, p. 97.

Por su parte, el que fue general honorífico de Artillería, Eduardo Ozores Arraiz, en testimonio a Carlos Fernández, relata que en 1936 estaba destinado en el Regimiento de Artillería Ligera nº 16, de guarnición en La Coruña. El ambiente que se respiraba tanto en el cuartel como en la calle era de intranquilidad por el progresivo deterioro de la convivencia pacífica y del orden público. Así estaba el panorama cuando se presentó en el cuartel "tras el triunfo del Frente Popular --o no sé si un poco antes-- el capitán de la Guardia Civil José Rañal con el objeto de conocer nuestras opiniones sobre un alzamiento". Y añade:

El capitán de la Guardia Civil no se pudo contener y preparó un golpe de fuerza contra el Gobierno Civil de La Coruña para mediados de abril. Antes de efectuarlo, fue delatado por un compañero, juzgado --con otros militares-- y trasladado a Pozoblanco.

Carlos Fernández Santander: Alzamiento y guerra civil en Galicia, La Coruña : Xerais, vol. II, p. 677.

SOSPECHAS DEL GOBERNADOR

Ocupaba el Gobierno Civil de la provincia, Francisco Pérez Carballo, que había llegado a La Coruña el 12 de abril. Recibió confidencias en las que se decía que elementos militares celebraban reuniones en lugares apartados de la ciudad. El viernes 17 de abril tuvo noticia de que se estaba celebrando una de estas reuniones en la Granja Agrícola Experimental, lo que le produjo un cierto recelo por lo apartado que estaba entonces la zona que hoy ocupa el polígono de Elviña. Se puso en contacto con la Guadia Civil y dio instrucciones al primer jefe de la Comandancia de La Coruña para que le informase, teniente coronel Benito de Haro Lumbreras, que estaba comprometido y lógicamente indicó que en la Granja no ocurría nada anormal. En la madrugada del viernes 17 al sábado 18, el gobernador tiene de consejero áulico a un chaíñas de la calidad de France García, uno de los de la Lejía, presidente entonces de las Juventudes Socialistas, quien según el gobernador le confirma (sic) que la reunión se había celebrado. En esa misma madrugada se produce el atentado contra el general Bosch que ya vimos, perpetrado por las las JJ SS, France García incluido.

En la mañana del sábado 18 según manifestación del gobernador, el sargento de la Guardia Civil, Manuel Santos Otero, estuvo en una de las secretarías de la Audiencia tratando de adquirir pistolas. Ya veremos que de acuerdo con la declaración de un oficial de estas secretarías, que se lo comentó a uno de los de la Lejía, allí se habrían presentado dos jóvenes que se identificaron como fascistas. En ningún caso se alude al sargento Santos, que por aquellas fechas ya debía ser comandante del puesto y teniendo la Guardia Civil asumidas las funciones en lo que a inspección de armas se refiere, resulta cuando menos extraño que tuviese que proveerse de pistolas en las secretarías de la Audiencia, que las conservaban como pruebas de convicción de sumarios sobre tenencia ilícita de armas, asesinatos, etc.

Ya en la noche del 18 al domingo 19, el gobernador recibe confidencias de calidad similar a la de France. De hecho el propio France y Juan Martínez Fontenla, observan sobre las once y media de la noche del sábado que dos camiones militares recogen paisanos en la plaza de Pontevedra. No debía fiarse mucho el gobernador cuando envió a dos policías quienes le indicaron que sobre la una y media de la madrugada vieron circular por Rubine hacia la plaza de Pontevedra, ruta obligada para bajar a la ciudad desde la posición militar del monte de San Pedro, a un camión militar en el que iban soldados provistos de armas largas. La noticia se la confirmó asimismo Manolito Vázquez, conserje de Izquierda Republicana. Sobre las tres de la madrugada, otra persona le indicó que al principio de la calle de la Barrera se había estacionado un coche ocupado por oficiales de la Guardia Civil. Se bajó uno advirtiéndole sus compañeros que lo esperaban. Otro testimonio le señaló que un capitán retirado de la Guardia Civil, vecino de la calle de Picavia, que no recibía, esos días recibió numerosas visitas de militares. Sobre las cuatro cesó el movimiento de tropas y el gobernador se retiró a descansar.

Las noticias, pese a parecer en parte ciertas, en general se aproximan al cotilleo, a haber hecho algún curso sindical de espía rusa o de portera, pero dan idea de cuales eran las relaciones del gobernador, entre otros los autores del atentado contra el general Bosch; lo cual también da idea de las manos y la cabeza en la que estaba la provincia. No es por ello de extrañar que al auditor no se le presentasen demasiadas dificultades ni tuviese que hacer ingeniería jurídica para dictar un auto de sobreseimiento de la causa que se instruyó por rebelión militar, como veremos dentro de unos días.



domingo, 16 de febrero de 2014

De enchufes, listas y corrupción republicana

Está claro que algún día me ocuparé del levantamiento frustrado del 19 de abril de 1936 en La Coruña, pero como el hecho de alimentar este blog es un mero entretenimiento y no quiero que se convierta en un trabajo, por ahora no me apetece volver a leerme las ciento y pico páginas que trascribí del documento que voy a utilizar. Quedará para otro día.

Mientras tanto vamos con un asunto de actualidad. Hace días leía a un propagandista de la memoria histórica, que ahora se rasga las vestiduras porque varios descerebrados le reventaron una conferencia a Garzón, cuando con ocasión de hacer lo mismo con María San Gil declaró que era una chiquillada; digo, que le leía a este autor algo parecido a lo siguiente: lo que nos escandaliza de las operaciones Pokemon y Pikachu no es nuevo. También lo había en el franquismo, aunque no en la república cuyos hombres eran incorruptibles. Con razón, según me cuentan, se dice de él en su facultad que sostiene tesis peregrinas. Lo digo porque recordé que el Casino Republicano de La Coruña era una asociación a la que se accedía con el propósito de llegar al Ayuntamiento y formar parte de la Comisión de Obras, que la corrupción en cuestiones de ladrillo no es de ahora, como cualquiera que no se dedique a tomar el pelo a la gente puede suponer; y por no extenderme mucho más, lo digo también porque en la II República, contra la supuesta incorruptibilidad sobre la que se pontifica, se daban y pedían puestos de trabajo junto con otros beneficios mediante enchufes, y nuestros incorruptibles republicanos lo veían como la cosa más natural del mundo. 

Vamos con un caso. El general de brigada Rogelio Caridad Pita --con barba a la derecha de la imagen-- era republicano, quiero recordar que masón, y fue condenado a sufrir la última pena junto con el general de división Enrique de Salcedo Molinuevo en la causa 413 de 1936 del registro de la Auditoría de Guerra de la Octava División Orgánica, causa que se conserva en el Archivo Intermedio Militar Noroeste (Ferrol). Se acusaba al general Caridad Pita de visitar al gobernador civil con el propósito hacer oposición al alzamiento. Para justificar que en sus visitas al gobernador civil no perseguía esos fines, manifestó al juez que lo hacía para recomendar, por ejemplo a una de sus hijas para que obtuviese plaza en un dispensario. A fin de reforzar esta justificación entrega al juez instructor una lista de recomendados que llevaba consigo y que explicarían su presencia y contactos con la primera autoridad civil de la provincia. El juez une la lista al folio 368 de la causa, lista que es como sigue:

+1ª.= Jesús López Castro, hijo de Julieta (viuda de carabinero). Lleva dos años y medio en la Comandancia de Pamplona, Puesto de Orbaizeta y desea lo destinen a La Coruña.+

+2ª.= Francisco Martínez Fernández, de Begonte (Lugo), desea ingresar como voluntario en el Regimiento de Infantería de Zamora nº+ 29.+

3ª.= Bienvenido Maciá Campos, vecino de Miguel Mateo, desea trabajo. Cuesta San Agustín 7, bajo.

4ª.= José Mella Deschamps, de Sigrás, desea trabajo.

5ª.= Francisco Méndez Álvarez, Rubine-55-1º, desea trabajo.

6ª.= Enrique Rivadulla Mayor, desea trabajo.

7ª.= Ramón Rodríguez Ferreño, -3ª Compañía, 2º Batallón Regimiento 29, desea ser destinado como escribiente a la Caja de Recluta y que se le dé pase para dormir fuera.

8ª.= Benito Ventureira, de Cela de Cambre, desea trabajo en las obras del Ferrocarril de Santiago.

9ª.= Francisco Albes Méndez, Tambor del Regimiento 29, desea ascender y [una palabra tachada].

+10ª.= Jaime Méndez Ponte, Guardia Civil de Burgos, desea venir a La Coruña.+

[El párrafo que sigue está tachado pero se lee] 11ª.= Averiguar que nº hace José María Vázquez Sanmartín para ingresar en Seguridad pues según el Capitán Balaca hacía el 987 y en una Revista de Asalto hacía el nº 1505 Preguntar al Alcalde que hay de ocho plazas para Guardias Municipales.

12ª.= Federico Vázquez Dans. Desea trabajo en las obras del ferrocarril.

13ª.= Jesús Núñez. Desea trabajo en las obras del ferrocarril.

14.= Francisco Canosa Parga. Desea trabajo obras ferrocarril. Recomendado por el [parece compartir la continuación con la línea que sigue y así sería: Recomendado por el primo de Boquete].

15.= Manuel Candal Rodríguez. Desea trabajo idem idem. Primo de Boquete [parece compartir texto con el párrafo anterior y entonces se leería: Recomendado por el primo de Boquete].

16.= Manuel Capelán Bello. Desea trabajo en las obras del ferrocarril.

17.= Manuel Longueira Suárez. Idem, idem, idem. De Brejo (Cambre).

18.= Luis Sánchez Carro. Desea trabajo en el Ayuntamiento.

+19.= Luis Naya Rodríguez (hijo del ciego del organillo). Desea plaza de enfermero en Ayuntamiento.= Moreno Barcia 44, bajo.+

+20.= Ramiro Lueiro Rey (cuñado de Castrelito). Desea una de las Secretarías de Ayuntamiento + de Dumbría, Mazaricos o Vilasantar.+

21.= José Torres Montes. Desea plaza en el Ayuntamiento de funcionario subalterno (véase nota) [No aparece la nota].

22.= Luis Loureiro Gómez. Cabo licenciado. Desea trabajo obras ferrocarril.

23.= Jesús Pena Leal. Desea trabajo obras ferrocarril como carpintero.

24.= Francisco Souto Pita. Desea trabajo en el Ayuntamiento.

25.= Santiago Álvarez Núñez. Desea trabajo en el ferrocarril. Ya trabajó allí.

Francisco Cotrufo Méndez -- Peón -- Desea trabajo obras ferrocarril. Moroto [?]

Vicente Temprano Riobóo. Desea trabajo obras ferrocarril. Cambre [?]

José Ropero Caramés [?]. Desea trabajo obras ferrocarril. Cou[el resto de la palabra aparece mordida como en las dos líneas anteriores por una tira de papel engomado con el que se unió la cuartilla a la causa].

¿Incorruptibilidad republicana? Por favor...