martes, 5 de mayo de 2009

Vacuna contra la centralización (napoleónica)


Para los que estéis convencidos de las bondades de la centralización [napoleónica :-) ], os pido, os encarezco incluso, que (re)leáis este artículo, aunque sólo sea las últimas páginas:

González de Amezúa, Agustín: "El Archivo General de Simancas y la historia de España". En: Revista nacional de Educación, 54(1945), 11-30.

En él, su autor se convierte en algo así como un paladín en lo que al traslado del Archivo de Simancas a Madrid se refiere, idea muy en boga cuando menos desde el mediados del s. XIX. De hecho, por sugerencia de Agustín González de Amezúa realizada en 1914 al entonces subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública, Jorge Silvela (al parecer asesinado en 1937 en Madrid por los leales a la República), se trasladaron al AHN unos 4.500 legajos del Consejo de la Suprema Inquisición.

El paralelismo entre los argumentos que ofrece González de Amezúa en su trabajo con los que parecen mostrar los actuales defensores de la centralización, por ejemplo de los fondos judiciales militares, me resulta sorprendente; y también me parece a mí que sostener la posición de González de Amezúa a día de hoy, es un poco rarito, tanto por el exacerbado nacionalismo español, propio de la época, como porque los tiempos cambian y no es lo mismo una dictadura que una democracia, máxime cuando hasta el mismísimo Innombrable o sus gobiernos tuvieron por cosa peregrina esto de centralizar el AGS en Madrid; y tampoco recuerdo políticas centralizadoras durante este perído. Así pues, tiene tela que en plena democracia se queira ser más papista que el Papa... ¿Seguro que no se alienta con las políticas centralizadoras un proceso de regresión constitucional? Para el autor, la historia de España constituye una causa magna y espiritual que nos compete a todos, así que "legítimamente debe ser dirigida desde Madrid". Si lo primero se me antoja excesivo, lo segundo da pie (con perdón) a soltar un tururú :-)

Ya adelanto que las razones de los centralizadores actuales no me convencen si se reducen a aquello de porque yo lo digo, porque yo lo valgo, o porque el embudo por un lado no es lo mismo que por el otro.


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