domingo, 29 de mayo de 2011

Cordón humano entre el Obelisco y María Pita


Os dejo una imagen del final. No sé cuanta gente había pero era mucha. Más de la que reúnen los señores de la memoria histórica cuando inauguran sus monumentitos; más que la que reunían los que estaban convencidísimos de que en el 11-M la responsable había sido ETA; o más de la que puede congregar en esta ciudad una manifestación sindical.

Recuerdo que cuando iba a los Jesuitas, contaban que los primeros misioneros llegados al Japón habían sido ellos. Fueron expulsados y durante no recuerdo cuantos años, tuvieron a protestantes que intentaban hacerse con los japoneses católicos. Al parecer no tuvieron éxito porque estos japoneses notaban que en los protestantes faltaba algo, que no era el mismo cristianismo porque no les hablaban de la Virgen y los esfuerzos de estos nuevos misioneros fueron en vano. Sea cierto o no, entre quienes participan en las movidas del 15-M se nota una frescura, un algo en lo que uno se reconoce, no se percibe el hedor que desprende el montaje de un partido político en la sombra que trabaja pro domo sua. Todos somos de nuestro padre y nuestra madre pero nos une el ser ciudadanos de a pie, en la mayor parte de los casos sin militancia política, que desea lo mejor para nuestra sociedad.

El ambiente festivo, la ilusión, el entusiasmo era patente. Se corearon gritos de aquí no hay pan para tanto chorizo; le llaman democracia y no lo es, le llaman democracia y no lo es, oé oé oé, oé oé oé, le llaman democracia y no lo es; incompetencia; el pueblo unido, jamás será vencido; arriba la gente, abajo el presidente XD

Entre las críticas que se hacen al Movimiento 15-M hay de todo: que si somos unos perrofláuticos; que si es todo muy hippie, una hippada; que si hay que pasar a la acción, que esto de la no violencia es una bobería, etc. Tururú. Sostengo que en este país, si la envidia fuese tiña, mucho tiñoso iba a haber. Las cosas se están haciendo muy bien. Nos hemos ganado la simpatía del país, precisamente por no emplear la violencia, por no ir por ahí quemando neumáticos, haciendo pintadas chorras en las paredes, asaltando tiendas para obligarlas a que cierren, ejerciendo brutales coacciones, y sobre todo por gritar ¡NO A LA VIOLENCIA!

En los siete primeros meses de la fundación de Falange Española no dejaron de recibir bofetadas, que se tradujeron en unos doce muertos sin que ellos matasen a nadie. Tan es así que un convecino, Wenceslao Fernández Flórez, habló del franciscanismo de Falange; tan es así que se pitorreaban de sus siglas como Funeraria Española y a José Antonio lo motejaban como Juan Simón el enterrador. Las derechas les aconsejaban que tomasen represalias y se hablaba del platónico fascismo español. José Antonio, ante la tumba de Matías Montero decía:

Otros, cómodamente, nos aconsejan desde sus casas ser más animosos, más combativos, más duros en las represalias. Es muy fácil aconsejar.

A nosotros también nos aconsejan, normalmente en las redes sociales y por lo común mediante nicks que seamos duros, violentos, que demos rienda suelta a nuestros instintos primarios, y tururú. Tengo también la sensación que estas otras palabras del mismo José Antonio gozan de plena actualidad:

En el tercer número de F. E. se dijo: "Falange Española aceptará y presentará siempre combate en el terreno en que le convenga,
no en el terreno que convenga a los adversarios. Entre los adversarios hay que incluir a los que, fingiendo acucioso afecto, la apremian para que tome las iniciativas que a ellos les parecen mejores.

Mucho me temo que lo que esperan los adversarios del Movimiento 15-M es que cometamos los mismos errores en que incurrió Falange: que acudamos a la violencia, porque en ese caso perderíamos la simpatía que hemos alcanzado ante la opinión pública y nos habrían derrotado. Quien quiera más animosidad o hasta violencia, que se vaya a un monte y dé gritos, o que lo plantee en las asambleas, no en fb. En las que yo asistí, cuando alguien se queja acerca de que Democracia real ya tiene un componente flower power que no conduce a nada, que hay que tomar otros caminos y determinaciones, la gente, sabiendo que se entraría en un círculo vicioso que a nadie interesa, que es precisamente lo que buscan nuestros adversarios de las oligarquías políticas y económicas junto con sus palmeros, dice que tururú. Pues muy bien.



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