miércoles, 4 de abril de 2012

Agresión en Juan Flórez


Agresiones a obreros que no pasaban por los aros que marcaba la CNT o la UGT debió haber unas cuantas, pero sólo conocemos aquellas cuyas responsabilidades se ventilaron ante las audiencias, porque las sustanciadas ante los juzgados municipales en juicios verbales de faltas, se perdieron. Como se perderá la documentación actual con ayuda de los que, para mí, hacen el papel de tontos útiles, porque no se sabe que el común de los archivos judiciales españoles esté dotado con personal mínimamente cualificado, ni tampoco que en lugar de expurgar, uy perdón, lo cool (por no decir el eufemismo al uso), es eliminar, digo, que no se sabe tampoco que se haya optado alguna vez por el cambio de soporte en previas o juicios verbales de faltas, por poner dos ejemplitos que se eliminan ¿por su escaso valor secundario? Pues no, y no me digáis que sí porque para mí el criterio que subyace a la hora de eliminar se reduce a que la documentación judicial ocupa mucho espacio. Si la anterior a 1945 tiene interés y es de conservación permanente, no sé porqué no va a tenerlo la posterior. En mi ciudad sé que en dos ocasiones se abrieron diligencias previas en un juzgado por realizar obras y aparecer esqueletos tras la cabecera de la estación de mercancías de San Diego. No se me alboroten los señores de la memoria histórica, que los huesos eran antiguos, del un cementerio judío, luego anglo-holandes, del que salieron tres lápidas que están hoy en el MAN. Y si nadie lo remedia, que dudo que tenga remedio, esas previas se eliminarán como las demás en el expurgo correspondiente, con el interés que podrían tener a nivel arqueológico para documentar las alteraciones del yacimiento. No iba a hacer esta digresión, pero qué caramba, la hago. P. López Gómez en su tesis (p. 872) al ocuparse del Archivo de la Audiencia Territorial de La Coruña, alude a "unas ciertas maneras un tanto despóticas, por lo que sabemos muy frecuentes en estos altos funcionarios, originaron un choque con el archivero del Reino". Los altos funcionarios aludidos son los regentes y presidentes de la Audiencia. Uno de los choques se originó debido a que en 1949 el presidente de la Audiencia Territorial decidió por si y ante si, trasladar el archivo de ubicación. Para ello se tiraron los legajos desde un piso alto del Palacio de Justicia a un patio de luces, lo que ocasionó un trastorno espantoso en la documentación y que el archivero abandonase el servicio de ese archivo judicial debido al estado en que había quedado. Al comunicarle todas estas miserias al director general de archivos y bibliotecas, Miguel Bordonau, contesta este refiriéndose a "la lucha constante contra la incomprensión de estos Sres. Que con demasiada frecuencia acuden a procedimientos que hacen poco honor a su calidad de universitarios y al Cuerpo al que pertenecen, ya que ignoran o desprecian el contenido y valor histórico y jurídico de sus propios Archivos". Pues eso, que desde mediados del s. XIX los miembros de la carrera judicial española no se caracterizan, en mi opinión, por conservar como debieran y poner en valor sus riquísimos archivos; más bien se caracterizan por haberlos expurgado, así que en cierto modo, colaborar con ellos en la destrucción del patrimonio documental que generan me parece propio del mundo al revés. Pero nada, habrá quien se siga enorgulleciendo de hacer lo que en mi modestísima opinión es un papel de tont@ útil. Creo que ya conté el caso de un chico al que en un buque de la Armada nombraron capitán de jardines, cuyo cometido era limpiar las letrinas. El chico como recibía el pseudonombramiento de capitán, estaba orgullosísimo de hacer su tarea. Aquí, lo mismo ¿Modernización de archivos judiciales? Dejémoslo en un :D

La anotación, antes de que me diese por divagar, se ocupaba de agresiones durante el gobierno del Frente Popular. El 6 de marzo de 1936 nuestro ya conocido Alcacio Rodríguez o Acracio Rodríguez parece que se vio acometido por dos individuos que lo apedrearon en plena calle de Juan Flórez. Alcacio fue hacia ellos y tal vez confundió a uno de sus perseguidores con un transeúnte que echó a correr pidiendo auxilio. Se presentó una pareja de Seguridad que detuvo a nuestro protagonista encontrándole en la cintura un machete viejo del Ejército, con el que Alcacio, según Ricardo Pérez Corral, lo amenazaba de muerte al correr con él desenvainado. La Audiencia no encontró debidamente justificada la perpetración de delito alguno, y sobreseyó.

Versión de El Ideal Gallego correspondiente al 7 de marzo de 1936:

INTENTO DE AGRESIÓN

Dos individuos intentaron agredir ayer tarde en la calle de Juan Flórez, a Alcacio Rodríguez, de 24 años, en ocasión en que, después de salir del trabajo, se encaminaba a su domicilio, sito en la Travesía de Vera.

Como le hubiesen arrojado desde lejos alguna piedra, Alcacio repelió la agresión e intentó pegarle a Ricardo Pérez Corral, de 38 años, vecino de la calle de San Juan 33, bajo.

Este pidió auxilio y acudió al lugar del suceso la pareja de Seguridad que prestaba servicio en la calle de Ramón de la Sagra.

Los guardias detuvieron a Ricardo y a Alcacio y los condujeron a la Comisaría de Vigilancia.

En aquel centro, Pérez Corral manifestó no haber tomado parte en el intento de agresión a Alcacio, como por error así creyó éste.

Versión publicada en La Voz de Galicia, también el 7 de marzo de 1936:

Los guardias de Seguridad que se hallaban prestando servicio por la calle de Ramón de la Sagra, oyeron voces pidiendo auxilio, que partían de la avenida de Juan Flórez. Se encaminaron hacia allí y vieron a dos sujetos que corrían persiguiendo con ánimo de agredirse. Procedieron a su detención.

Resultaron ser el súbdito portugués, Acracio Rodríguez, de veinticuatro años, soltero, de la calle de Vera, y Ricardo Pérez Corral, de treinta y ocho años, casado, de la calle de San Juan.

Al primero se le ocupó un machete militar, que llevaba en la cintura, y que dijo lo había hallado abandonado en la cuneta de la carretera.

Por su parte, el segundo dice que el Acracio le perseguía con ese machete desenvainado, con intención de clavárselo.

Ambos fueron conducidos a la Comisaría de Policía, de donde pasaron a disposición de la autoridad judicial.





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