sábado, 21 de abril de 2012

Un alabar a Dios


En aquella república casi cualquier cosa, por estrafalaria que nos parezca hoy, era posible. Por ejemplo ir a votar con armas, como vimos que ocurrió con lamentables consecuencias en la escuela de Freán.

El mismo 16 de febrero de 1936 los de Asalto cacheaban al parecer a quienes estaban en las inmediaciones del colegio electoral de Culleredo, de Tarrío. Lo hicieron con Luciano García Vázquez, vecino de San Martín de Sésamo, de 40 años, jornalero, y le encontraron una pistolita del 6,35 en un bolsillo posterior del pantalón. Para variar la llevaba sin licencia ni guía e indica que se la metieron en el bolsillo, que no parece muy creíble. Su caso fue sobreseído en virtud de la amnistía que promulga el Frente Popular en cuanto llega al poder. No tengo información sobre su filiación política y los datos que se ofrecen sobre él no permiten aventurarse más que en el terreno de la especulación.

También en la misma jornada se detuvo a dos individuos de los que tampoco cuento con información sobre su ideología, por realizar coacciones electorales en el colegio de San Agustín (por aquí), y parece que no se les denunció por tenencia ilícita de armas porque las poseían con las correspondientes licencia y guía. El sumario incoado por esas coacciones, fue sobreseído como consecuencia del mismo decreto de amnistía.

Versión de El Pueblo Gallego (Vigo) de 18 de febrero de 1936:

LOS COACCIONADORES

La Coruña.-- Por coacciones electorales han sido detenidos Daniel Vázquez Janeiro, de 21 años, que vive en la calle del Sol, número 10, y Antonio Muiño Barquera, de 21.

Versión de La Voz de Galicia de 17 de febrero de 1936:

Fueron ocupadas dos pistolas en un cacheo, siquiera los individuos que las llevaban tuviesen la correspondiente licencia.

Asimismo se sobreseyó como consecuencia de la amnistía el sumario instruido contra Francisco Hernández Suárez, y otros miembros de la mesa electoral de la calle del Matadero por no haber acudido el primero a su puesto y no poder constituirse la misma.

Y ya que estoy aquí, con amnistías, una que afecta a mis revolucionarios favoritos. El 4 de febrero de 1936 José del Río Amado resultó lesionado, acusándose a uno de los de la Lejía, Bébel García García y otros. De las diligencias se encargó en un primer momento el Juzgado Militar Permanente de la Octava División Orgánica --luego el herido era militar o la lesión se dio en un establecimiento militar-- que se inhibió del conocimiento del asunto en favor de la jurisdicción ordinaria, tal vez por no tratarse propiamente de un delito militar. El sumario incoado por este hecho fue igualmente sobreseído por la Audiencia Provincial como consecuencia del mismo decreto de amnistía para delitos políticos y sociales que promulga el Frente Popular en cuanto llega al poder. Un alabar a Dios.



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