lunes, 30 de abril de 2012

El primer incendio en la casa de Molina

Digo primer incendio porque ya vimos que hubo un segundo incendio al comenzar el Movimiento. Vimos también en la anotación anterior que durante el "recuento" (mejor sería decir falseamiento) electoral en las elecciones de febrero del 36, se dedicaron a quemar o intentaron quemar iglesias. En mi opinión los autores eran probablemente socialistas y juventud revolucionaria en general. Este asalto con incendio y robo del que me ocupo hoy, también se dio en esos días de recuento. Se produjo en la casa del comandante retirado por la ley Azaña, Arturo Molina Rodríguez; yo lo atribuiría más al elemento obrero y anarquista, que odiaba a este militar retirado, seguramente por no plegarse a las imposiciones de los sindicatos afectos a la CNT en la huelga de la construcción de 1933-34; y al igual que ahora los que se venden como defensores de los represaliados por el franquismo --nunca de sus chiringuitos, subvenciones y enchufes varios-- dicen tener una pena eterna, aquellos obreros, aunque hubiesen pasado ya dos años de la huelga en la construcción, también guardaban rencor cuasi-eterno a los que consideraban enemigos del proletariado. Por ahora, sólo he podido documentar este incendio en una casa particular. Vimos más casos con las iglesias porque, por emplear pocas palabras, en la persecución religiosa confluyen aquellos para los que la religión era el opio del pueblo, con los que aún hoy proclaman en pintadas que no quieren ni Dios, ni Patria, ni Ley.

De nuevo estamos ante individuos en los que se entremezclan los delitos sociales con los consabidos robos. En las primeras horas del 22 de febrero de 1936 fue asaltada la casa del comandante Molina en la parroquia de San Jorge de Iñás, en el término municipal de Oleiros. Los asaltantes robaron varios objetos, amontonaron al parecer unos colchones a los que prendieron fuego y provocaron un incendio en el inmueble que ocasionó daños por valor de más de mil pesetas. La casa no estaba ocupada ese día y acudieron pronto los vecinos de Iñás que lograron sofocar el fuego en poco tiempo.

Carlos Fernández recoge (2007, p. 969) en la relación de Caídos por Dios y por España al comandante de Artillería Arturo Molina Rodríguez, por lo tanto, murió durante la contienda. Hablé con algunos vecinos de Iñás para que me contasen el porqué de ese odio. Las generaciones jóvenes no tienen ni idea. Los mayores dicen que era buena persona, estimado entre el vecindario --parece cierto porque cuando se produjo el incendio acudieron los vecinos del pueblo a sofocarlo--, pariente del alcalde coruñés Alfonso Molina Brandao, comentan que daba trabajo a los vecinos de Iñás y los trataba bien; en cuanto a los motivos del incendio no los conocen, o se refieren con desprecio a que eran cosas de política, que si aquello era un asco, etc. ¿Alguien le podía pedir a este hombre que no se uniese al Alzamiento? Un poquito de porfavor...

Este asalto e incendio fue investigado en el correspondiente sumario sin que se lograse averiguar quienes fueron los autores, y la causa fue sobreseída en la Audiencia, una más.

Y ya que estoy con tradición oral, una de tipo familiar. Un pariente era militar y vivía en las Atochas, barrio obrero y por consiguiente anarquista, sin que faltase la presencia de elementos socialistas como Luis Tato (trav. Fuente Seoane). Cuando lo llamaban del cuartel para que acudiese fuera del horario habitual, y al objeto de prevenir atentados, me cuentan que iba un soldado a su casa y llevaba algo así como una carta partida por ABC, una cartulina con uno de sus lados recortado, formando unos dientes de sierra. Este pariente debía machihembrar su cartulina en la que le traía el soldado, y si encajaban, entonces sabía que el aviso era auténtico. No sé si con esto se puede comprender un poco el ambiente de opresión, de miedo, en el que vivía una parte de aquella sociedad, que acabó por reventar con las lamentables consecuencias que conocemos todos. Lo que casi nunca se tiene en cuenta, o se disculpa, o se comprende y hasta en algunos casos se justifica, es toda la violencia previa hacia la media España que no se resignaba a morir ni a vivir eternamente con temor a que les hiciesen cualquier salvajada.

Versión de El Ideal Gallego de 23 de febrero de 1936 sobre este asalto a la casa de Molina::

Se provoca un incendio en la casa que el Sr. Molina posee en Iñás

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El siniestro causó importantes desperfectos

Durante la noche del viernes al sábado, se declaró un incendio en la casa de quinta que en Iñás posee nuestro distinguido convecino el militar retirado don Arturo Molina.

El fuego, al parecer, ha sido provocado intencionadamente por unos individuos que penetraron violentamente en el inmueble.

Como éste se halla deshabitado, los asaltantes pudieron maniobrar libremente.

Según nuestros informes, el incendio fué provocado en varias habitaciones a la vez, lo que demuestra que el acto se ejecutó voluntariamente.

Los vecinos de Iñás, al darse cuenta del incendio, acudieron rápidamente al lugar del suceso y trabajaron con denuedo para sofocar el fuego, lo que consiguieron después de grandes esfuerzos.

Las llamas destruyeron varios colchones, ropas y muebles, causando, asimismo, desperfectos de consideración en el interior del inmueble.

Lamentamos el hecho, en cuyo esclarecimiento trabaja la Guardia civil de Oleiros a fin de detener a los autores y entregarlos a la Justicia.

Versión de La Voz de Galicia, también de 23 de febrero de 1936:

Incendio y robo

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En la madrugada de ayer, penetraron en la finca de recreo, que en Iñás, posee don Arturo Molina, unos sujetos aprovechando la circunstancia de hallarse deshabitado el inmueble.

Una vez dentro, prendieron fuego a unos colchones que previamente habían amontonado.

Se quemaron en parte, así como algunos muebles; sufriendo por ésto importantes desperfectos los tabiques de varias habitaciones.

Los vecinos, al darse cuenta del fuego, acudieron rápidamente, logrando sofocarlo a poco de iniciarse.

Los autores del punible hecho que lamentamos, se llevaron diversas ropas y efectos que hallaron a mano.

Las perdidas son de relativa importancia.

La Guardia civil de Oleiros, practica gestiones celosas para dar con los asaltantes.



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