jueves, 26 de abril de 2012

Incendios de iglesias en febrero del 36

Ya me ocupé en alguna ocasión del pucherazo dado en la provincia de La Coruña en las elecciones de febrero del 36: las derechas iban a sacar unos doce diputados y las izquierdas cinco. El Frente Popular dio la vuelta al resultado y sacó doce, dejando a la derecha con cinco. Hasta el superdemócrata Azaña habla de forma cínica de "¡veleidades del sufragio!" Además de hacerse cargo de las sacas electorales en Correos y dar el correspondiente cambiazo, que era lento porque había que copiar los nombres de los electores para cada mesa, el F.P. impuso su falsa victoria creando el ambiente de opresión y terror típico de la izquierda revolucionaria. Iba a citar al P. Silva Ferreiro, pero últimamente compruebo que para según que autores, no queda bien citarlo. Se usa la magnífica información que proporcionan sobre su obra otros autores, como Carlos Fernández, que lo cita y reconoce que lo consultó sin tanta tontería. Para lo que no tienen problemas esos autores es para citar obras propagandísticas publicadas en zona "republicana"... Claro que Silva Ferreiro en un contexto de guerra escribe de forma propagandística, ¡faltaría más! Será cosa de comprobar lo que refiere, contrastar la veracidad de la información con otras fuentes, y si una vez comprobado resulta  que la mayor parte de lo que señala se ajusta a la verdad, habrá que descontar adjetivos y considerar que lo demás tiene interés, vamos, creo yo. El canónigo Silva Ferreiro nos dice con respecto a los incendios con los que se animó el recuento y se aterrorizó en La Coruña a quienes quisiesen imponer la legalidad, evitando el pucherazo, que "¡Eran siniestros resplandores de hoguera crematoria, en amenaza satánica para imponerlo! ¡Se estaba aún verificando el escrutinio en la provincia, y había que animar con clamoreo salvaje y sacrílegas llamaradas a los actores de la farsa, para que no decayeran en su papel!"

Claro que es excesivo en la forma, pero responde a su tiempo y a un fondo de verdad, que es lo que importa. Recuerdo que a media mañana del 19 de febrero de 1936 una manifestación del F.P. termina en el Gobierno Civil... y un comité suyo se hace cargo del mando en la provincia. El recuento electoral comenzó el día 21 y entre el 19 y 21 se producen una serie de incendios propios de salvajes ¿Cómo se puede vender que los republicanos se preocupaban de la Educación y de la Cultura, cuando el F.P. impuso su victoria quemando o intentando quemar iglesias románicas? A los republicanotes lo que les interesaba era el poder, hacer sus negocios, enchufar a los suyos, etcétera, y como carecían de bases dejaban hacer lo que fuese a socialistas y demás gentuza revolucionaria con tal de tenerlos a bien y que los siguiesen votando.

Además del intento de incendio en la capilla y residencia de los Redentoristas, del que ya me ocupé, en la noche del 19 al 20 de febrero de 1936 se produce un intento de robo en la iglesia de Santiago de La Coruña. Se abre una causa que se cierra con el sobreseimiento al uso. Este hecho no lo recoge el P. Hernández Figueiredo (p.311), pero Silva Ferreiro no duda en manifestar que trataron de incendiar la parroquial de Santiago. Con lo que veremos, ya me diréis si no es probable que en realidad se tratase de un intento de incendio y robo.

Por la tarde del 19 de febrero un grupo de Socialistas ocupan los locales de Kostkas y Luises, junto a la iglesia de los Jesuitas. Cuando la Guardia Civil intentó echarlos el diputado José Miñones, como integrante del comité que se había hecho cargo del mando en la provincia, les ordena que se vayan. Y desde esa noche en que "custodiaron" las dependencias miembros de las JJ SS, estos hicieron del local su Casa del Pueblo. Hasta izaron la bandera roja socialista con el yunque y martillo, y colgaron un cartel --que en mi opinión no se improvisa-- en donde se leía Casa del Pueblo. Por la mañana, desde esas dependencias "custodiadas" por los socialistas entraron e intentaron quemar la iglesia, logrando afectar al altar de la Sagrada Familia, la imagen del Corazón de María, el pedestal de San José, etc. Lo que más dolió al parecer fue la profanación de un crucifijo, la desaparición del copón con las sagradas formas, un cáliz y una custodia. Ya conté que fue la gente del entorno de la plaza de Lugo y Juana de Vega la que paró los pies a los socialistas. Tocaron las campanas de los Jesuitas y la gente, el pueblo, el normal, el que no quemaba sedes de partidos de izquierdas, centros masónicos, el que podía ser pobre pero con dignidad suficiente para no robar, etcétera, se echó a la calle y paró los pies al que creo que con toda propiedad se puede denominar populacho. De nuevo en este incendio y robo no se pudo averiguar quienes habían sido los incendiarios y ladrones, y la causa fue sobreseída. El importe de los daños y de lo que se había robado ascendió a unas 16.400 pesetas. Quiero recordar que un coche valía unas 6.000

En la misma madrugada del 20 de febrero se llegó al extremo de provocar otro incendio frustrado en la Colegiata de Sta. María del Campo, otro templo románico como la parroquial de Santiago. Cuenta Carlos Fernández (2000, p. 152, n. 31) que cuando fueron sometidos a juicio sumarísimo los de la Lejía al iniciarse el Movimiento, unas mujeres de su barrio se dirigieron al abad de la Colegiata porque habían oído que la mayor insistencia en el fusilamiento provenía de él por cierto acto sacrílego en el que habían participado los socialistas. Cosas y cuentos de aquellas marujas y manolos, que no resisten la más leve crítica para quien se haya leído los autos del juicio y conozca un poco aquel contexto. El caso es que el abad contestó a aquellas mujeres que él sólo podía rezar por ellos. Es posible que el acto sacrílego existiese ¿sería este intento de incendio de la Colegiata? Ni que decir tiene que la causa abierta de nuevo se cerró con un sobreseimiento sin poder imputar el delito a nadie.

Por la noche del 20 al 21 de febrero también se intentó incendiar la capilla de San Roque de Afuera, abriendo un boquete en el tejado y lanzando al interior estopas encendidas. La causa, una vez más, se cerro con el consabido auto de sobreseimiento.

El último incendio de febrero del 36 en la ciudad ocurrió junto a la plaza de España. Se provocó un incendio en una puerta lateral de la capilla de San Roque y San Sebastián, en el que tampoco se pudo averiguar quien o quienes fueron los autores y la causa fue sobreseída.

De estos incendios la prensa local no ofrece información, sin duda por no permitirlo la censura republicana; y los autores que se ocuparon de ese período, bien por compasión acrítica hacia los represaliados, o por manipular, no dicen ni mu.



No hay comentarios: