lunes, 7 de mayo de 2012

De lo que entiendo por falta de rigor (ampliado)

 En la anotación anterior me refería a una más o menos habitual falta de rigor en el proyecto interuniversitario Nomes e voces. Y como no es cuestión de tirar la piedra y esconder la mano y tampoco voy de árbitro del rigor, sino que simplemente no trago con milongas, baso mi opinión en un nuevo ejemplo. Este proyecto es absolutamente fiable en los fusilados, aunque se engorda con los que murieron si se me apura en la Cochinchina durante y después de la guerra, pero en lo que a paseados se refiere, en mi opinión no es fiable. Y lo digo después de haber consultado una publicación reciente y haberme salido un ¡y dale!

Una de las personas que se da por paseada, ¡con 74 años!, es Teresa Varela Calviño, de la que se dice que era empacadora del muelle y que fue muy activa en una huelga que hubo en el puerto en 1935 convocada por el sindicato del gremio, afecto a la CNT. Se ha delirado dedicándole poemas, que si la balearon... Pues no.

Teresa Varela Calviño vivía en el número 8 de la calle de Damas, en donde había una tienda. El 13 de septiembre de 1936 iba con una nieta al lavadero del Parrote, bajo el jardín de San Carlos, cuando se acercó demasiado al borde y cayó a la playa homónima, falleciendo a las dos de la madrugada del día 14 en el Hospital Municipal como consecuencia del shock traumático que le produjo la caída. Se comenzó a instruir un sumario el mismo día 14. Tratándose de un hecho fortuito y desgraciado, la Audiencia Provincial dictó un auto de sobreseimiento.

Con mis mayores respetos para la difunta, no sé de donde se saca que era anarquista, porque perfil, no lo tiene, y tendría que ser suficiente para sospechar que ese shock traumático como otras hemorragias internas se deben a accidentes fortuitos y desgraciados. Sus deudos están en condiciones de pagarle sendas esquelas en La Voz de Galicia y El Ideal Gallego(en la imagen), en ambas se dice que recibió los auxilios espirituales; sus hijas son "doña Consuelo y doña Dolores"; sus hijos políticos también son "don" Juan y "don" Isidro, ambos "del comercio de esta plaza"; sus hermanos políticos son "doña" Josefa y "don Ramón Casete", que tiene toda la pinta de ser el propietario y fundador de Calzados Casete en la plaza de España esquina Mercado. No se diga que por esos días ya todas las esquelas eran católicas porque se distinguen las auténticamente católicas de las que no lo son en que en estas últimas no se hace misa al difunto, y a esta señora se le hizo en la iglesia de Santa María del Campo. Quiero decir, en definitiva, que el perfil es de un entorno burgués, de pequeños comerciantes en el que no me encaja el anarquismo.

Por si lo anterior no fuese suficiente, resulta que La Voz de Galicia da noticia del hecho --aunque no de la defunción que se conoce en esquela de la misma pagina en donde se aclara que falleció "a las dos de la madrugada"--, y sería la primera vez que un paseo es noticia en la prensa. En fin, que aquella guerra de retaguardia tenía como objetivo controlar el orden público y no cargarse señoras de 72 o 74 años, tirándolas a la arena de la playa del Parrote, a ver si las mataban o las dejaban malheridas trasladándolas luego al hospital para que pudiesen contar por el camino y en la institución que las habían "paseado", y además por la tarde. En el monumento que levantaron los señores de la memoria histórica aparece el nombre de esta pobre difunta también como represaliada, cuando ya vemos que no no hay tal.

Noticia que publica La Voz de Galicia correspondiente al 15 de septiembre de 1936:

En el paseo del Parrote la anciana de setenta y cuatro años Teresa Varela Calviño, viuda, vecina de la calle de Damas, 8, bajo, que iba en compañía de una nietecita suya, tuvo la desgracia, al acercarse demasiado a la orilla del muro del puerto, de resbalar, cayendo a un pequeño arenal que allí existe.

Quedó maltrecha  y pasó asimismo al Hospital.

AMPLIACIÓN (8/5/2012)

Hoy conseguí un artículo que nos puede aclarar o explicar el origen de este fake. En el trabajo se hace hagiografía de las libertarias supuestamente represaliadas. De hecho, indican al final que el Franquismo y los míseros (sic) pactos de la transición les negaron la memoria de su sacrificio (sic). Ya se ve que los mismos autores ponen de manifiesto que  el objetivo que persiguen es hagiográfico. El trabajo carece de notas suficientes que permitan el debate pero conociendo algo las fuentes se puede obviar este inconveniente con algo de suerte. En el artículo, se incluye un repertorio biográfico, reseñas, y con pocas notas para mi gusto. Cuando se ocupan de Teresa Varela Calviño (tres líneas más dos del título), indican que en julio de 1935 era una empacadora en huelga en La Coruña que recibía ayuda de la Federación Local Obrera (FLO). Como no aparecen notas te preguntas de dónde rayos habrían sacado la información ¿Sería en Solidaridad que citan de forma genérica en el repertorio de fuentes? De casualidad me voy al Soli, pensando en que sólo es el principio y va a tocar rastrear fuentes diversas, cuando aparece lo que buscamos. El dato lo obtuvieron del nº 4 de Solidaridad correspondiente al 20 de julio de 1935, aquí. En este número se publican las "listas de solidaridad pro-huelguistas empacadoras", apareciendo como beneficiaria una tal Teresa Varela, con la cantidad de 41 pesetas el 27 de abril, 26,85 el 4 de mayo, etc.

Si lo único que saben de esta Teresa Varela es que recibía ayuda de la FLO, me parece un poquito fuerte o falto de rigor considerar que es Teresa Varela Calviño, de la que sabemos que murió como consecuencia de una caída desde el paseo del Parrote a la playa homónima. Es decir, en julio del 35 les aparece una empacadora del muelle en el Soli que recibió ayuda; de esta señora no saben el segundo apellido, no saben los años ni nada más, y como en septiembre de 1936 se encuentran en los libros del Registro Civil a una señora de nombre Teresa Varela Calviño, de 74 años, que fallece como consecuencia de shock traumático, aprovechan para endosarle a la primera unos cuantos datos biográficos de la segunda... Ni que el apellido Varela en Galicia fuese infrecuente ¿Pero qué "chambonada" es esta?

Por cierto, que en la calle de Damas nº 8, donde vivía Teresa Varela Calviño había una tienda de comestibles (sería una tienda con vivienda de las habituales) y que era propiedad de Juan Gómez Chas, --nombre y apellidos que aparecen en las esquelas como hijo político de la difunta y "del comercio de esta plaza"--, se puede documentar en estas notas.





sábado, 5 de mayo de 2012

¿Chusma de mujeres?

En esta esquina de la calle de Juan Canalejo con pasadizo del Orzán, que hoy ocupa el Siete mandarinas, se encontraba la panadería de Juan Canalejo Cañete, padre del jefe falangista Juan Canalejo Castells, de Antonio, practicante e inspector de la Vieja Guardia tras el Alzamiento, y de un nutrido grupo de mujeres, gran parte de las cuales eran maestras, y no malas que tenían fama de todo lo contrario. Me cuentan que una de ellas, Maruja, era la maestra de parvulitos en las escuelas parroquiales de Santa Lucía, que estaban aquí, en donde se pagaban dos pesetas al mes. Cuando organizaban actividades que hoy denominaríamos extraescolares, como ir de excursión a merendar a la finca de la imprenta Roel (por aquí), o a la de la fábrica de gaseosas (aquí) en donde se daba a cada niña un botellín de Orange crush, Maruja iba con algunas escolares al horno de su padre y traía un cestón de pan del que daban buena cuenta aquellas niñas, que lo tendrían con mayor o más bien menor abundancia en su casa. Se trata de una familia entiendo que muy querida en la ciudad. Por ejemplo, una persona de esa familia, monja, enterada de que una familia amiga pasaba dificultades, les entregó su piso, que está en el centro de la ciudad. Cuando de la colección de cuneros, arribistas, buscadores de posiciones y otras hierbas que aprobaron la depuración del callejero se conozcan gestos de esta generosidad, entonces podrán ponerse a la altura de esta familia. A otras, como la del teniente coronel Teijeiro, un héroe militar que con su arrojo fue el primero que rompió el cerco de Oviedo, también quisieron hacerle el desprecio de retirarle el nombre de la calle, desprecio y feo que se acentúa porque al parecer sus descendientes residen en la calle dedicada al militar. Hasta se tragó con la eliminación a medias de la plaza de España y de milagro no se les aceptó que se depurase la avenida de la Marina o la del Ejército.

Voy con el tema de hoy en el que no sé si estará presente aquella "chusma de mujeres" de la que hablaba Silva Ferreiro. Una tal Sara Fernández y otras más denunciaron en Comisaría que el 18 de febrero de 1936, al pasar por la entonces calle del Socorro (hoy Juan Canalejo) fueron insultadas por el panadero Juan Canalejo Cañete, el que usando una pistola salió corriendo tras ellas. Instruido sumario, fue sobreseído sin que apareciese debidamente justificada la perpetración de delito alguno. Como carecemos de sumario y la prensa no dice ni mu, habrá que emplear la única fuente conocida, por ahora.

Con lo que llevamos visto, ¿alguien se cree que un señor que seguramente era de derechas, iba a salir de su panadería pistola en mano insultando y persiguiendo a unas mujeres, sin que estas lo hubiesen insultado o agredido previamente? Algo le harían. Por otra parte, Juan Canalejo Cañete sé que fue empleado de oficinas militares, y tanto por esto como por habérsele colocado una bomba en el kiosco de venta de pan que tenía junto a la capilla de San Andrés, según vimos, es probable que poseyese licencia de uso de armas cortas de fuego.

El bueno de Juan Canalejo Cañete fue concejal del Ayuntamiento de La Coruña a principios de los 40. Fue también nombrado "concejal honorario" y una de las guasas de los señores de la memoria histórica en la que no sé si estuvieron por medio los del proyecto (interuniversitario, of course) Nomes e Voces --lo digo por la más o menos habitual falta de rigor de éstos--, consistió en que le retiraron ese nombramiento pensando en que el concejal honorario era su hijo Juan Canalejo Castells. Me consta que un descendiente de los Canalejo escribió para aclararles que no le sacaban el título de concejal honorario a Juan Canalejo Castells, sino a su padre Juan Canelejo Cañete. Al parecer le respondieron que gracias por la info, pero que los apellidos del padre podían significar una exaltación del Alzamiento, y demás para sostenella y no enmendalla. Sea todo a mayor gloria de los chiringuitos, de las subvenciones, de los cargos y carguitos, así como de los que apoyaban estas políticas y hacían la pelota a la gentuza de socialistas et al. de nuestros días, a ver si les resolvían la vida con subvenciones, cargos y carguitos, o trabajos pagados por todos obtenidos por ser de este o aquel partido mediante los consabidos enchufes.

Hablando de la ley de la memoria histórica, o de un nuevo proyecto para el archivo de Salamanca que lo reconduzca adecuadamente para que no sea el centro de la memoria socialista, yo recuerdo que el Sr. Rajoy dijo antes de las elecciones:

"La Ley de Memoria Histórica no sirve absolutamente para nada. No tengo ningún interés en que esté en vigor".

También dijo Esperanza Aguirre hace poco que determinadas cuestiones, como la derogación de esta ley, debían haberse abordado en los tres primeros meses del mandato. No seré yo el que niegue que doña Esperanza está a veces algo aquejada madricentrismo, pero tiene la virtud de no ponerse de perfil, de responder a las bravuconadas de socialistas y demás, sin acogotarse, aportando argumentos que deben ser convincentes porque elección tras elección se incrementa el apoyo que le prestan los madrileños. Tengo la sensación de que en el resto de España también cada vez se admira más su arrojo y sobre todo que no se deje comer los mocos con las chulerías y bravuconadas de los socialistas y antiguos lectores de Público.


jueves, 3 de mayo de 2012

De un célebre incidente con don Óscar Nevado

Óscar Nevado de Bouza fue uno de los militares más característicos y conocidos de aquel tiempo. Todo un personaje. Aún se recuerdan algunas de sus anécdotas y hasta circulan chismes que con la escasez de criterio que proporcionaba el bajo nivel cultural, no me atrevo a decir si es que responden a algo cierto. Me inclino a creer por eso mismo que probablemente sean pura fantasía. Estos chismes tal vez se apoyasen en su voz aflautada, en ser comisario de los Exploradores de España, que devinieron en Boys scouts; en ser soltero y vivir con su ama de llaves, aquí (probablemente en el primer piso), o en ser un autor literario, a saber. Se le conocía como Sobaco ilustrado porque solía portar un libro bajo el brazo. Hay quien dice que ese libro era de pega y en realidad servía para contener un peine y un espejito. Habitual del Casino --en donde fue presidente-- solía sentarse en los sillones de mimbre que se ponían en la puerta de esta sociedad que da a la calle Real, como todos los que paseaban por esta vía en aquellos años, se supone que para ver y ser visto. También se colocaba en la terraza del café América, que hoy ocupa la entidad bancaria que recojo en la imagen, a leer el periódico. En aquella sociedad creo que no había Policía Militar,  a la que yo aún recuerdo identificando y en su caso arrestando a soldados que salían de paseo y no mantenían la compostura, que se embriagaban; que vestían de paisano; que iban de uniforme pero en pelo por la vía pública; que llevaban el uniforme de bonito sucio, falto de algún botón, con las botas sin lustrar, etc. Digo que en aquella sociedad republicana creo que no había Policía Militar, así que era la propia oficialidad la que se encargaba de que la guarnición cuando salía de paseo no se comportase de forma indecorosa de acuerdo con la mentalidad de la época.

Da testimonio Alberto Martí (Carlos Fernández, 2010, 651-652) de que a él el militar que más le llamaba la atención era "don Óscar Nevado", y añade que le gustaba "sentarse en el café América a leer el periódico. Si pasaba algún soldado cerca de él y no le saludaba, enseguida le llamaba al orden". Tal vez haya habido más incidentes como este, pero el que me da pie para hacer la anotación de hoy fue célebre.

El 25 de febrero de 1936 estaba don Óscar Nevado en la terraza del café América cuando pasó un soldado y no lo saludó; don Óscar lo llamó al orden y el soldado se insubordinó; fue entonces cuando teniente coronel jefe del Regimiento de Infantería de Zamora nº 29 (no había llegado aún Martín Alonso) mandó al soldado arrestado al cuartel. Enteradas las juventudes socialistas y demás revolucionarias, que estarían por la calle Real de paseo, se aglomeraron ante el América y comenzaron a insultar a don Óscar. Y esto, muchos años más tarde, aún se recordaba. Pero sobre todo, que estaban por allí los de Asalto y no hacían nada para contener aquellos insultos y deshacer la concentración que en cualquier momento podía desembocar en violencia física. Sólo pasado un buen rato, se decidieron a intervenir. Esta agresión, aunque sólo fuesen injurias y no se llegase a la violencia física, fue de las que asombró a buena parte de aquella sociedad porque se había llegado al extremo de insultar y meterse en cuestiones propias del trabajo de un militar, a los que se solían dispensar todo tipo de respetos y consideraciones, hoy algunas creo que las percibiríamos como afectadas. En aquel Ejército, si dos hermanos, uno capitán y otro sargento, querían pasear juntos, me consta personalmente que el sargento pidió permiso para pasear de paisano, para poder hacerlo con su hermano. En otras ocasiones, ascendía un teniente a capitán y pasaba a tratar de usted a los tenientes que antes tuteaba. Yo aún recuerdo cuando un anciano por la calle se encontraba con otro anciano que había sido su jefe en el Ejército, y el antiguo subordinado se descubría diciendo ¡usted siga bien! A lo que el antiguo superior respondía: adiós fulanito (apellido). O llegar un primo de otro sitio, soldado que trataba de tu a su primo, sargento, y pasar por allí el capitán de la compañía y llamar al orden al sargento por permitir que un soldado lo tutease. En fin, que la sociedad evoluciona, y para bien sin que la apertura sirva para que se pueda insultar a un militar ni a nadie como hicieron los socialistas y demás juventud revolucionaria con Óscar Nevado de Bouza; y también que con estos antecedentes no es de extrañar que fuese uno de los que luego denominaron "militares dignos", que no aceptó el mando del Regimiento tras la destitución de Martín Alonso por parte del jefe de la media brigada, general Rogelio Caridad Pita.

Os dejo con la noticia que da sobre este hecho El Ideal Gallego de 26 de febrero de 1936:

Un incidente en la calle Real

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A las seis de la tarde de ayer, pasaba por la calle Real un jefe del Ejército con el que se cruzó un soldado de su Regimiento que no le hizo el saludo reglamentario.

El soldado fué requerido por su jefe y recibió una orden que aquel se negó a cumplimentar, por cuyo motivo se le envió al cuartel arrestado.

Aprovechando esta circunstancia, elementos perturbadores trataron de crear una situación de hostilidad a dicho militar, y poco después de ocurrido el hecho que antecede, se aglomeraron algunas personas ante el Café donde el jefe del Ejército estaba haciendo una consumición.

Mientras unos hacían ademanes de protesta, otros trataban de hacer ver a los alborotadores, que no era cierto que hubiera ocurrido ningún atropello y que el citado jefe se había comportado con toda corrección.

Dicho jefe, goza entre sus subordinados de gran prestigio.



lunes, 30 de abril de 2012

El primer incendio en la casa de Molina

Digo primer incendio porque ya vimos que hubo un segundo incendio al comenzar el Movimiento. Vimos también en la anotación anterior que durante el "recuento" (mejor sería decir falseamiento) electoral en las elecciones de febrero del 36, se dedicaron a quemar o intentaron quemar iglesias. En mi opinión los autores eran probablemente socialistas y juventud revolucionaria en general. Este asalto con incendio y robo del que me ocupo hoy, también se dio en esos días de recuento. Se produjo en la casa del comandante retirado por la ley Azaña, Arturo Molina Rodríguez; yo lo atribuiría más al elemento obrero y anarquista, que odiaba a este militar retirado, seguramente por no plegarse a las imposiciones de los sindicatos afectos a la CNT en la huelga de la construcción de 1933-34; y al igual que ahora los que se venden como defensores de los represaliados por el franquismo --nunca de sus chiringuitos, subvenciones y enchufes varios-- dicen tener una pena eterna, aquellos obreros, aunque hubiesen pasado ya dos años de la huelga en la construcción, también guardaban rencor cuasi-eterno a los que consideraban enemigos del proletariado. Por ahora, sólo he podido documentar este incendio en una casa particular. Vimos más casos con las iglesias porque, por emplear pocas palabras, en la persecución religiosa confluyen aquellos para los que la religión era el opio del pueblo, con los que aún hoy proclaman en pintadas que no quieren ni Dios, ni Patria, ni Ley.

De nuevo estamos ante individuos en los que se entremezclan los delitos sociales con los consabidos robos. En las primeras horas del 22 de febrero de 1936 fue asaltada la casa del comandante Molina en la parroquia de San Jorge de Iñás, en el término municipal de Oleiros. Los asaltantes robaron varios objetos, amontonaron al parecer unos colchones a los que prendieron fuego y provocaron un incendio en el inmueble que ocasionó daños por valor de más de mil pesetas. La casa no estaba ocupada ese día y acudieron pronto los vecinos de Iñás que lograron sofocar el fuego en poco tiempo.

Carlos Fernández recoge (2007, p. 969) en la relación de Caídos por Dios y por España al comandante de Artillería Arturo Molina Rodríguez, por lo tanto, murió durante la contienda. Hablé con algunos vecinos de Iñás para que me contasen el porqué de ese odio. Las generaciones jóvenes no tienen ni idea. Los mayores dicen que era buena persona, estimado entre el vecindario --parece cierto porque cuando se produjo el incendio acudieron los vecinos del pueblo a sofocarlo--, pariente del alcalde coruñés Alfonso Molina Brandao, comentan que daba trabajo a los vecinos de Iñás y los trataba bien; en cuanto a los motivos del incendio no los conocen, o se refieren con desprecio a que eran cosas de política, que si aquello era un asco, etc. ¿Alguien le podía pedir a este hombre que no se uniese al Alzamiento? Un poquito de porfavor...

Este asalto e incendio fue investigado en el correspondiente sumario sin que se lograse averiguar quienes fueron los autores, y la causa fue sobreseída en la Audiencia, una más.

Y ya que estoy con tradición oral, una de tipo familiar. Un pariente era militar y vivía en las Atochas, barrio obrero y por consiguiente anarquista, sin que faltase la presencia de elementos socialistas como Luis Tato (trav. Fuente Seoane). Cuando lo llamaban del cuartel para que acudiese fuera del horario habitual, y al objeto de prevenir atentados, me cuentan que iba un soldado a su casa y llevaba algo así como una carta partida por ABC, una cartulina con uno de sus lados recortado, formando unos dientes de sierra. Este pariente debía machihembrar su cartulina en la que le traía el soldado, y si encajaban, entonces sabía que el aviso era auténtico. No sé si con esto se puede comprender un poco el ambiente de opresión, de miedo, en el que vivía una parte de aquella sociedad, que acabó por reventar con las lamentables consecuencias que conocemos todos. Lo que casi nunca se tiene en cuenta, o se disculpa, o se comprende y hasta en algunos casos se justifica, es toda la violencia previa hacia la media España que no se resignaba a morir ni a vivir eternamente con temor a que les hiciesen cualquier salvajada.

Versión de El Ideal Gallego de 23 de febrero de 1936 sobre este asalto a la casa de Molina::

Se provoca un incendio en la casa que el Sr. Molina posee en Iñás

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El siniestro causó importantes desperfectos

Durante la noche del viernes al sábado, se declaró un incendio en la casa de quinta que en Iñás posee nuestro distinguido convecino el militar retirado don Arturo Molina.

El fuego, al parecer, ha sido provocado intencionadamente por unos individuos que penetraron violentamente en el inmueble.

Como éste se halla deshabitado, los asaltantes pudieron maniobrar libremente.

Según nuestros informes, el incendio fué provocado en varias habitaciones a la vez, lo que demuestra que el acto se ejecutó voluntariamente.

Los vecinos de Iñás, al darse cuenta del incendio, acudieron rápidamente al lugar del suceso y trabajaron con denuedo para sofocar el fuego, lo que consiguieron después de grandes esfuerzos.

Las llamas destruyeron varios colchones, ropas y muebles, causando, asimismo, desperfectos de consideración en el interior del inmueble.

Lamentamos el hecho, en cuyo esclarecimiento trabaja la Guardia civil de Oleiros a fin de detener a los autores y entregarlos a la Justicia.

Versión de La Voz de Galicia, también de 23 de febrero de 1936:

Incendio y robo

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En la madrugada de ayer, penetraron en la finca de recreo, que en Iñás, posee don Arturo Molina, unos sujetos aprovechando la circunstancia de hallarse deshabitado el inmueble.

Una vez dentro, prendieron fuego a unos colchones que previamente habían amontonado.

Se quemaron en parte, así como algunos muebles; sufriendo por ésto importantes desperfectos los tabiques de varias habitaciones.

Los vecinos, al darse cuenta del fuego, acudieron rápidamente, logrando sofocarlo a poco de iniciarse.

Los autores del punible hecho que lamentamos, se llevaron diversas ropas y efectos que hallaron a mano.

Las perdidas son de relativa importancia.

La Guardia civil de Oleiros, practica gestiones celosas para dar con los asaltantes.



jueves, 26 de abril de 2012

Incendios de iglesias en febrero del 36

Ya me ocupé en alguna ocasión del pucherazo dado en la provincia de La Coruña en las elecciones de febrero del 36: las derechas iban a sacar unos doce diputados y las izquierdas cinco. El Frente Popular dio la vuelta al resultado y sacó doce, dejando a la derecha con cinco. Hasta el superdemócrata Azaña habla de forma cínica de "¡veleidades del sufragio!" Además de hacerse cargo de las sacas electorales en Correos y dar el correspondiente cambiazo, que era lento porque había que copiar los nombres de los electores para cada mesa, el F.P. impuso su falsa victoria creando el ambiente de opresión y terror típico de la izquierda revolucionaria. Iba a citar al P. Silva Ferreiro, pero últimamente compruebo que para según que autores, no queda bien citarlo. Se usa la magnífica información que proporcionan sobre su obra otros autores, como Carlos Fernández, que lo cita y reconoce que lo consultó sin tanta tontería. Para lo que no tienen problemas esos autores es para citar obras propagandísticas publicadas en zona "republicana"... Claro que Silva Ferreiro en un contexto de guerra escribe de forma propagandística, ¡faltaría más! Será cosa de comprobar lo que refiere, contrastar la veracidad de la información con otras fuentes, y si una vez comprobado resulta  que la mayor parte de lo que señala se ajusta a la verdad, habrá que descontar adjetivos y considerar que lo demás tiene interés, vamos, creo yo. El canónigo Silva Ferreiro nos dice con respecto a los incendios con los que se animó el recuento y se aterrorizó en La Coruña a quienes quisiesen imponer la legalidad, evitando el pucherazo, que "¡Eran siniestros resplandores de hoguera crematoria, en amenaza satánica para imponerlo! ¡Se estaba aún verificando el escrutinio en la provincia, y había que animar con clamoreo salvaje y sacrílegas llamaradas a los actores de la farsa, para que no decayeran en su papel!"

Claro que es excesivo en la forma, pero responde a su tiempo y a un fondo de verdad, que es lo que importa. Recuerdo que a media mañana del 19 de febrero de 1936 una manifestación del F.P. termina en el Gobierno Civil... y un comité suyo se hace cargo del mando en la provincia. El recuento electoral comenzó el día 21 y entre el 19 y 21 se producen una serie de incendios propios de salvajes ¿Cómo se puede vender que los republicanos se preocupaban de la Educación y de la Cultura, cuando el F.P. impuso su victoria quemando o intentando quemar iglesias románicas? A los republicanotes lo que les interesaba era el poder, hacer sus negocios, enchufar a los suyos, etcétera, y como carecían de bases dejaban hacer lo que fuese a socialistas y demás gentuza revolucionaria con tal de tenerlos a bien y que los siguiesen votando.

Además del intento de incendio en la capilla y residencia de los Redentoristas, del que ya me ocupé, en la noche del 19 al 20 de febrero de 1936 se produce un intento de robo en la iglesia de Santiago de La Coruña. Se abre una causa que se cierra con el sobreseimiento al uso. Este hecho no lo recoge el P. Hernández Figueiredo (p.311), pero Silva Ferreiro no duda en manifestar que trataron de incendiar la parroquial de Santiago. Con lo que veremos, ya me diréis si no es probable que en realidad se tratase de un intento de incendio y robo.

Por la tarde del 19 de febrero un grupo de Socialistas ocupan los locales de Kostkas y Luises, junto a la iglesia de los Jesuitas. Cuando la Guardia Civil intentó echarlos el diputado José Miñones, como integrante del comité que se había hecho cargo del mando en la provincia, les ordena que se vayan. Y desde esa noche en que "custodiaron" las dependencias miembros de las JJ SS, estos hicieron del local su Casa del Pueblo. Hasta izaron la bandera roja socialista con el yunque y martillo, y colgaron un cartel --que en mi opinión no se improvisa-- en donde se leía Casa del Pueblo. Por la mañana, desde esas dependencias "custodiadas" por los socialistas entraron e intentaron quemar la iglesia, logrando afectar al altar de la Sagrada Familia, la imagen del Corazón de María, el pedestal de San José, etc. Lo que más dolió al parecer fue la profanación de un crucifijo, la desaparición del copón con las sagradas formas, un cáliz y una custodia. Ya conté que fue la gente del entorno de la plaza de Lugo y Juana de Vega la que paró los pies a los socialistas. Tocaron las campanas de los Jesuitas y la gente, el pueblo, el normal, el que no quemaba sedes de partidos de izquierdas, centros masónicos, el que podía ser pobre pero con dignidad suficiente para no robar, etcétera, se echó a la calle y paró los pies al que creo que con toda propiedad se puede denominar populacho. De nuevo en este incendio y robo no se pudo averiguar quienes habían sido los incendiarios y ladrones, y la causa fue sobreseída. El importe de los daños y de lo que se había robado ascendió a unas 16.400 pesetas. Quiero recordar que un coche valía unas 6.000

En la misma madrugada del 20 de febrero se llegó al extremo de provocar otro incendio frustrado en la Colegiata de Sta. María del Campo, otro templo románico como la parroquial de Santiago. Cuenta Carlos Fernández (2000, p. 152, n. 31) que cuando fueron sometidos a juicio sumarísimo los de la Lejía al iniciarse el Movimiento, unas mujeres de su barrio se dirigieron al abad de la Colegiata porque habían oído que la mayor insistencia en el fusilamiento provenía de él por cierto acto sacrílego en el que habían participado los socialistas. Cosas y cuentos de aquellas marujas y manolos, que no resisten la más leve crítica para quien se haya leído los autos del juicio y conozca un poco aquel contexto. El caso es que el abad contestó a aquellas mujeres que él sólo podía rezar por ellos. Es posible que el acto sacrílego existiese ¿sería este intento de incendio de la Colegiata? Ni que decir tiene que la causa abierta de nuevo se cerró con un sobreseimiento sin poder imputar el delito a nadie.

Por la noche del 20 al 21 de febrero también se intentó incendiar la capilla de San Roque de Afuera, abriendo un boquete en el tejado y lanzando al interior estopas encendidas. La causa, una vez más, se cerro con el consabido auto de sobreseimiento.

El último incendio de febrero del 36 en la ciudad ocurrió junto a la plaza de España. Se provocó un incendio en una puerta lateral de la capilla de San Roque y San Sebastián, en el que tampoco se pudo averiguar quien o quienes fueron los autores y la causa fue sobreseída.

De estos incendios la prensa local no ofrece información, sin duda por no permitirlo la censura republicana; y los autores que se ocuparon de ese período, bien por compasión acrítica hacia los represaliados, o por manipular, no dicen ni mu.



sábado, 21 de abril de 2012

Un alabar a Dios


En aquella república casi cualquier cosa, por estrafalaria que nos parezca hoy, era posible. Por ejemplo ir a votar con armas, como vimos que ocurrió con lamentables consecuencias en la escuela de Freán.

El mismo 16 de febrero de 1936 los de Asalto cacheaban al parecer a quienes estaban en las inmediaciones del colegio electoral de Culleredo, de Tarrío. Lo hicieron con Luciano García Vázquez, vecino de San Martín de Sésamo, de 40 años, jornalero, y le encontraron una pistolita del 6,35 en un bolsillo posterior del pantalón. Para variar la llevaba sin licencia ni guía e indica que se la metieron en el bolsillo, que no parece muy creíble. Su caso fue sobreseído en virtud de la amnistía que promulga el Frente Popular en cuanto llega al poder. No tengo información sobre su filiación política y los datos que se ofrecen sobre él no permiten aventurarse más que en el terreno de la especulación.

También en la misma jornada se detuvo a dos individuos de los que tampoco cuento con información sobre su ideología, por realizar coacciones electorales en el colegio de San Agustín (por aquí), y parece que no se les denunció por tenencia ilícita de armas porque las poseían con las correspondientes licencia y guía. El sumario incoado por esas coacciones, fue sobreseído como consecuencia del mismo decreto de amnistía.

Versión de El Pueblo Gallego (Vigo) de 18 de febrero de 1936:

LOS COACCIONADORES

La Coruña.-- Por coacciones electorales han sido detenidos Daniel Vázquez Janeiro, de 21 años, que vive en la calle del Sol, número 10, y Antonio Muiño Barquera, de 21.

Versión de La Voz de Galicia de 17 de febrero de 1936:

Fueron ocupadas dos pistolas en un cacheo, siquiera los individuos que las llevaban tuviesen la correspondiente licencia.

Asimismo se sobreseyó como consecuencia de la amnistía el sumario instruido contra Francisco Hernández Suárez, y otros miembros de la mesa electoral de la calle del Matadero por no haber acudido el primero a su puesto y no poder constituirse la misma.

Y ya que estoy aquí, con amnistías, una que afecta a mis revolucionarios favoritos. El 4 de febrero de 1936 José del Río Amado resultó lesionado, acusándose a uno de los de la Lejía, Bébel García García y otros. De las diligencias se encargó en un primer momento el Juzgado Militar Permanente de la Octava División Orgánica --luego el herido era militar o la lesión se dio en un establecimiento militar-- que se inhibió del conocimiento del asunto en favor de la jurisdicción ordinaria, tal vez por no tratarse propiamente de un delito militar. El sumario incoado por este hecho fue igualmente sobreseído por la Audiencia Provincial como consecuencia del mismo decreto de amnistía para delitos políticos y sociales que promulga el Frente Popular en cuanto llega al poder. Un alabar a Dios.



jueves, 19 de abril de 2012

Secuestro en la Corveira


Sigo con episodios de pistolerismo. El mismo 16 de febrero de 1936, el vecino de la Corveira en Culleredo, José López Fernández, o José María López Fernández, al parecer interventor de la CEDA, se despertó muy temprano porque un grupo lo llamó y se ofreció a acompañarlo al colegio electoral. Le dijeron que debía madrugar para ocupar el puesto. Salió con ellos y amenazándolo con pistolas lo llevaron ahí, al Portazgo, en donde lo ataron y amordazaron. La víctima creyó reconocer a José López @ Careto o Careno, que junto con sus cinco o seis acompañantes fueron quienes lo condujeron a una finca del Portazgo en la que trabajaba el tal Careno. Consiguió desasirse a cosa de una hora y denunció el hecho en el local de Acción Popular de la Corveira.

La Voz de Galicia correspondiente al 17 de febrero de 1936 ofrece esta versión:

UN SECUESTRO

El vecino de la Corbeira José López Fernández, denunció que se le hizo objeto de un secuestro.

Cuenta que le fueron a buscar muy tempranito a su casa de la Corbeira unos individuos obligándole a levantarse y brindándose a acompañarle hasta el colegio en el que tenía puesto como interventor. Le decían que era preciso madrugar para ocupar su puesto.

Salió con ellos y... lo llevaron a una casa del Portazgo donde lo amarraron y amordazaron. Cree haber reconocido a José López (a) "Careno". Con él iban cinco más.

El logró desasirse y cuando pudo se apresuró a denunciar el hecho. La mesa a que pertenecía se constituyó y actuó sin él.



miércoles, 18 de abril de 2012

¿Un comunista muerto en Culleredo?


Me cuentan quienes vivieron los días de elecciones en aquella república durante su infancia, que en esas jornadas no se dejaba salir a los niños a la calle. Había mucho revuelo y se decía en las casas que los de Asalto patrullaban las calles con armas largas; que la Guardia Civil recorría la ciudad a caballo, con su corneta correspondiente que daba toques de atención, simulaban cargas al galope si se formaban grupos que perturbasen el orden, siendo además imponente la imagen de aquellos guardias civiles que estaban obligados a usar mostacho, con sus tricornios y capas largas, dando sablazos, etc.

No sé si recordáis un vídeo de hace poco que recogía un incidente, ya no recuerdo si en Valencia o Barcelona, en el que varios niñatos llamaban hijo de tal y de cual a unos antidisturbios mientras estos como corderitos sólo decían: circuleeeeeen, graciaaaaaaaas, circuleeeeen, graciaaaaaaaaas... Bueno, yo creo que esto es nuevo. Desde siempre se consideró algo muy grave insultar --no digamos ya agredir-- a una fuerza armada. Éstos no son otra cosa que los representantes del poder --cuya legitimidad en una sociedad democrática digo yo que no se cuestiona ¿o se cuestiona sólo con los hechos evidenciando un fondo totalitario?-- para que los ciudadanos se conduzcan dentro de los límites de la Ley y del respeto a los derechos de los demás. Digo que esto de insultar a una fuerza armada y que salga gratis, en mi opinión es nuevo. Durante la II República, por ejemplo, si la Guardia Civil llega a detener a esos niñatos, el jefe de la fuerza daría parte al auditor de la División, que ordenaría al juez militar permanente de la misma que instruyese una causa; si en el proceso de investigación llegan a aparecer indicios racionales suficientes para reputar a los maleducados un delito de insulto a fuerza armada, la causa sería elevada a plenario siendo vista y fallada por un consejo de guerra, que impondría a los reos una pena congruente con la dureza propia del Código de Justicia Militar de 1895.

Sigo en Culleredo y esta vez en la capital municipal, en Tarrío. En el ejemplo de hoy no hay papeles de archivo que documenten lo sucedido --o yo no los localicé-- porque estoy convencido que al ser insultada y agredida la fuerza, se dio parte de lo ocurrido al auditor de la División que conoció de las diligencias judiciales. Como una buena parte de las causas militares anteriores al comienzo de la guerra civil y algunas de las posteriores se conservaban en el cuartel de Artillería de La Coruña, debieron arder en el incendio que afectó a este establecimiento el 17 de septiembre de 1960. Me temo que no queda más remedio que seguir lo ocurrido a través de la prensa. En la mañana del 16 de febrero de 1936 un grupo de Guardias Civiles al mando del teniente Jaime Lorenzo Antelo, se dirigió a Ledoño para practicar averiguaciones con las que esclarecer lo ocurrido en la agresión a Eduardo Reboredo. Al pasar por Tarrío vieron que una camioneta transportaba gente dando vivas y cánticos. Le dieron el alto y al percatarse los ocupantes del vehículo que era la Guardia Civil, salieron campo a través e hicieron disparos contra el teniente, que ordenó continuar la batida. Se encontró un revólver con cuatro cartuchos cargados y dos disparados; también se encontró un hombre herido, que fue trasladado en la misma camioneta a La Coruña adonde llegó ya cadáver. Se trataba de José Otero García o Rumbo, de 18 años. La Voz (Madrid) o El Siglo Futuro, ofrecen varias noticias sobre este incidente y coinciden en señalar que los ocupantes de la camioneta eran comunistas. Aunque el comunismo antes de la guerra por estos pagos como por la mayor parte del país no era nada, en el Ayuntamiento de Culleredo tengo la impresión de que contaban con alguna presencia, tal vez sus juventudes.

Os dejo con la noticia que publica La Voz de Galicia correspondiente al 17 de febrero de 1936:

EN CULLEREDO

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UN HOMBRE MUERTO

A media mañana se tuvo noticia en La Coruña de que en Tarrío, lugar de Culleredo, había ocurrido un sangriento suceso.

La versión que se da del hecho es esta:

Cruzaban en una camioneta varios jóvenes que regresaban de asistir a la boda de uno de ellos apellidado Barbeito. Se dice que iban cantando y dando vivas.

Fuese por esto o por la necesidad de cachearlos y porque con arreglo al reglamento de carreteras el vehículo no estuviese habilitado para conducir viajeros, la Guardia Civil allí de servicio --un sargento y una pareja-- les dio el alto.

No se detuvo la camioneta y hasta se dice que los ocupantes no sólo desobedecieron la intimación sinó que se apearon y huyeron a campo traviesa, haciendo algún disparo.

La fuerza, que ya había repetido la voz de alto, hizo fuego entonces.

Uno de los proyectiles alcanzó en el antebrazo izquierdo a uno de aquellos jóvenes, penetrando la bala el pecho. Resultó llamarse José Otero Rumbo y ser vecino de Orro.

Le prestó rápidamente los primeros auxilios el médico del distrito señor Ladrón de Guevara, quien dispuso que se le trajese al Hospital de La Coruña.

Cuando llegó en un automóvil a este establecimiento, ya había fallecido. Quedó en el depósito de cadáveres para practicarle la autopsia.

Tenía el desgraciado 18 años y habitaba en Orro con sus familiares.

El trágico episodio que puso una nota sangrienta en la paz ciudadana de ayer, fué muy lamentable.

La Guardia civil detuvo al conductor del vehículo, Guillermo Martínez, a Rosendo García Vázquez y José Naya, que ocupaban con la víctima la camioneta.

LA VERSIÓN OFICIAL DEL SUCESO DE CULLEREDO

A las ocho y media de la mañana, cuando el teniente de la Benemérita don Jaime Lorenzo Antelo, con el sargento don José Sánchez Rodríguez y los guardias don Juan Gubiel y don Tomás Rodríguez Longo, que habían salido de esta capital, se dirigieron a Ledoño, de Culleredo, a practicar unas diligencias con motivo de haber sido agredido y herido un apoderado de un Colegio electoral y a la vez garantizar el orden. Al llegar al lugar de Tarrío, en el mismo municipio, se encontraron con una camioneta que llevaba dirección contraria a ellos llena de paisanos. Trataron de detener el vehículo para cachear a los ocupantes del mismo; pero al darles el alto y apercibirse aquéllos de que era la Guardia civil, salieron huyendo en distintas direcciones. Los guardias les persiguieron, mientras el oficial cuidaba de que la camioneta no se pusiese en marcha; pero sucedió que se hicieron varios disparos contra él y entonces acudió en su auxilio la fuerza que mandaba. Ante esta agresión, el oficial ordenó siguiese la batida por aquel lugar, hallándose un revólver con cuatro cartuchos cargados y dos descargados. En el talud de la carretera se encontró a un hombre herido, que resultó ser José Otero García de dieciocho años, soltero, vecino de Orro, en Culleredo. Estaba aún con vida, y en la misma camioneta ya citada, se le trasladó a la Casa de Socorro de La Coruña, adonde llegó ya cadáver.

Se detuvo a tres individuos en el lugar del suceso, pero se les puso en libertad por no resultar nada contra ellos.


lunes, 16 de abril de 2012

Decía un socialista: '¡xa quedas listo!'


Nos vamos a la parroquia de San Pedro de Ledoño, en el ayuntamiento de Culleredo y sin salir del partido judicial de La Coruña. En la mañana del 15 de febrero de 1936 Eduardo Reboredo, de 32 años, labrador, y Antonio Varela, de 29 años, también labrador, discutieron en el monte y llegaron a las manos. Eduardo era de derechas y Antonio socialista. Sea por resentimientos previos por cuestiones amorosas, sea porque el derechista había salido vencedor en la pelea, o por cuestiones políticas, esa misma noche cuando Eduardo Reboredo salió de su casa en Ledoño, al poco lo enfocaron con una linterna y le hicieron tres disparos por la espalda, impactando sólo uno y en un codo. El herido acusó como autor del hecho al socialista Antonio Varela, que llegó a ser procesado, aunque se benefició de la amnistía que promulga el Frente Popular en cuanto llega al poder para delitos de tipo político-social. Os dejo mis notas.

Versión de La Voz de Galicia correspondiente al 17 de febrero de 1936:

EN CULLEREDO

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UNA AGRESIÓN.-- HERIDO DE UN TIRO

También en el lugar de Pumariño (asimismo de Culleredo) recibió un tiro en el codo izquierdo Eduardo Reboredo Ventureira, de 32 años, labrador, avecindado en Orro.

Es hijo de Francisco Reboredo Rumbo, presidente de una de las secciones electorales. Se dice que este recibiera aviso del vicepresidente de la mesa, que es vecino suyo, rogándole que pasara a verlo en la noche del sábado para cambiar ambos impresiones acerca del mayor orden de la elección.

Eduardo, que algo temía, disuadió a su padre y fué él en su lugar a entrevistarse con el vicepresidente. Cuando salió de la entrevista y llegaba a Pumariño, muy cerrada la noche, se encontró con un grupo de sujetos, uno de los cuales en quien creyó reconocer a un tal Antonio Santos de Ledoño, enfocándolo con una linterna le hizo simultáneamente tres disparos de revólver.

Le oyó decir --¡Xa quedas listo!-- y apretó a correr con los individuos que al parecer le acompañaban y que no sabe quienes sean.

También el médico señor Ladrón de Guevara practicó al herido una cura de urgencia, mandándolo después a La Coruña. Curado en la Casa de Socorro del Hospital, ingresó en este establecimiento.




sábado, 14 de abril de 2012

Un muerto y varios heridos en la escuela de Freán


Decía en la anotación anterior que del crimen, del choque habido en esa escuela nacional de Freán, situada en la demarcación de la parroquia de San Esteban de Morás, dentro del término municipal de Arteixo, ya se ocupó por extenso el P. Blanco Rey que recoge además una interesante tradición oral.

Poco más hay que añadir al esquema de lo sucedido: el domingo 16 de febrero de 1936 un chico aporrea la mesa electoral porque no le dejan votar; entran los hermanos Mañana, y según declaran algunos testigos, Jesús portaba una pistola en una mano y una navaja en la otra; Ramón se subió a un banco enarbolando un palo. Comenzó la consabida ensalada de tiros en la que Ramón resultó muerto y Jesús con diversas heridas de arma de fuego. Tal y como observa el P. Blanco Rey, el problema surgió porque en el colegio electoral se hizo taberna y corría el aguardiente. Yo añadiría a tenor de los mismos abrumadores resultados de victoria para la derecha en esa mesa, yo añadiría, digo, que los Mañana se mostraron corajudos en un colegio electoral en donde si no todos, la inmensa mayoría de los espectadores eran de derechas, y los frieron a tiros, si se me permite.

Lo más impresentable del caso es que los procesados no fueron juzgados. Con la amnistía que promulga el Frente Popular en cuanto llega al poder, se les levanta el procesamiento y la Audiencia Provincial sobresee en esta causa. En mi opinión las amnistías (también las fiscales) sólo son justas cuando se sabe que el amnistiado no va a volver a delinquir porque está arrepentido de su comportamiento, que ha cambiado y para bien. Caso que no se dio con los amnistiados de la Sanjurjada, ni con los que el Frente Popular puso en la calle, de uno y otro bando. Ninguno de los dos había evolucionado hacia posiciones de tolerancia, de respeto mutuo, de lo que llamamos democracia, seguían odiándose y cada vez más. Caso que sí se dio con los amnistiados de 1977, que con excepción de una parte de ETA, Grapo y algún otro, los demás se comportaron de forma democrática y civilizada.

En fin, que os dejo mis notas sobre este suceso.



jueves, 12 de abril de 2012

Herido en Arteixo


El domingo 16 de febrero de 1936 se celebraron las famosas elecciones a diputados. En un colegio electoral de Freán, parroquia de San Esteban de Morás, término municipal de Arteixo, surgió un incidente del que se ha ocupado por extenso el P. Blanco Rey (p. 496 y ss.). Con motivo de la protesta de un chico que por su edad no podía figurar en el censo electoral, entraron en el colegio atestado de público, dos izquierdistas, uno de ellos, Jesús Mañana, al parecer esgrimiendo una pistola en una mano y una navaja en la otra. Parece también que su hermano Ramón se subió a un banco y enarboló un palo; todo ello ayudado de la ligereza que proporcionaba el consumo de aguardiente en el colegio electoral, dio pie a que se iniciase un tiroteo en el que fue herido con cinco proyectiles, Jesús Mañana, resultando muerto su hermano Ramón.

Cuando Jesús salió del hospital, el 29 de febrero de 1936, fue a la taberna de Manuel Pombo Capelán, en Uxes, lugar en el que como se ve sigue habiendo taberna con su estanco separado. Allí coincidió con el convecino José Rodríguez Lodeiro. Serían como las diez de la noche cuando entró Jesús acompañado de otra persona. Esta dijo que había que nombrar un concejal para arreglar la carretera, a lo que Jesús repuso que tenía que ser republicano y que "había que quemar a los fascistas" pues uno de estos había matado a su hermano. Intervino entonces José Rodríguez Lodeiro para decir que su tío --procesado pero no condenado-- no había sido, a lo que Jesús replicó que no le dijese eso porque le ponía mala sangre; y como siguieron, uno afirmando que era el tío, y el otro negándolo, se enzarzaron. Cuando se separaron José se encontró herido teniendo que ser trasladado a La Coruña por haber recibido una puñalada en la región hepática.

La causa no llegó a condenar a Jesús Mañana porque apareció muerto en el lugar de la Choupana, parroquia de Pastoriza, en el mismo término municipal de Arteixo, el 18 de septiembre de 1936, lo que motiva el archivo de las actuaciones. Estoy convencido de que fue considerado un elemento de acción, con antecedentes violentos; en definitiva, que de acuerdo con los criterios que empleaban lo consideraron peligrosísimo para el mantenimiento del orden público, y se lo cargaron. En mi opinión, en Arteixo, como en ¿todos? los municipios debió funcionar algo así como una junta de orden público, de la que formaban parte las fuerzas vivas de la población, sea por su posición económica, política o por ocupar cargos relevantes. Allí se decidía quienes eran las personas consideradas más peligrosas en la población, las que podrían tomar armas, o las que habían detenido tras la proclamación del estado de guerra con armas que presentasen señales de haber sido disparadas recientemente; los dirigentes que por su carácter podrían organizar huelgas, colocar bombas, producir boicots, etc. Los seleccionados ya se sabe que eran fusilados sin formación de causa. El método con nuestra mentalidad repugna, pero insisto en que aquella sociedad no es esta, que en algo habremos evolucionado, y que en el otro bando se aplicó un criterio similar, por ejemplo a la hora de seleccionar a los que integraban las famosas expediciones de las cárceles de Madrid que acababan en Paracuellos y otros lugares. Hace tiempo fui a la parroquia de San Félix de Suevos a preguntar en donde estaba el lugar da Rega. Me encontré con tres paisanos muy simpáticos sentados en el muro de mampostería de una finca, echando una parrafada. Como buenos gallegos se interesaron por los motivos de mis preguntas. Les conté. Me preguntaron si era descendiente de los que habían fusilado en A Rega. Contesté que no, y con una sonrisa, uno de ellos subió el tono de voz para decir que ¡ANTES ERA ASIIIIIIIÍ! y se echó a reír y con él todos. Era una forma de decir, mira que eran bestias, siendo conscientes a la vez que los otros no eran mejores.




domingo, 8 de abril de 2012

Asalto e incendio de un autobús en Meicende


El domingo 15 de marzo de 1936 un autobús del vecino de Vilaboa, Manuel García Debén, transportó a Meicende a un grupo de paisanos que iban a un baile. Sobre las nueve de la noche cuatro pistoleros asaltaron el ómnibus, procedieron a desalojarlo, lo rociaron con gasolina, y le prendieron fuego. El chófer, su ayudante y vecinos de Meicende se dedicaron a apagar el fuego que afectó al techo y parte de la carrocería, apreciándose en un primer momento que los daños ascenderían a unas 1.000 pts. Este atentado motivó la incoación del correspondiente sumario, que una vez más fue sobreseído sin que se pudiese averiguar quienes fueron los autores del hecho. Estos debían ser de izquierdas o anarquistas porque tal y como indica la prensa, Manuel García Debén estaba boicoteado por haber transportado obreros que no se sumaron a la huelga de la construcción en 1933-34. De hecho, se puede documentar que García Debén sufrió coacciones e injurias por este motivo a principios de 1935.

Se lee en El Ideal Gallego correspondiente al 17 de marzo de 1936:

Cuatro individuos, pistola en mano, hacen desalojar un autobús en Meicende y después lo incendian

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El domingo, fué a Meicende una excursión en el ómnibus propiedad del vecino de Rutis, en Vilaboa, José García Debén, cuyo vehículo iba conducido por el chófer Eduardo Bello García, quien llevaba como ayudante a Antonio Seijas Gómez.

A las nueve de la noche, cuatro individuos, pistola en mano, hicieron desalojar el vehículo y lo incendiaron con gasolina.

Mientras los autores del atentado huían defendidos por las armas de fuego que llevaban, el conductor del ómnibus con su ayudante y varios vecinos de Meicende, se dedicaron a apagar las llamas que amenazaban con destruir el vehículo. Este resultó con daños por valor de unas mil pesetas.

De las diligencias practicadas por la Guardia civil y según manifestaciones del chófer del ómnibus, los coches del Sr. Debén están boicoteados desde hace algún tiempo por haber transportado en ellos a individuos que trabajaron en diferentes obras, durante una huelga del ramo de la construcción que hubo en esta capital.

Dichos ómnibus ya fueron objeto de atentado en diferentes ocasiones, pero nunca se les causó grandes daños.

Parece ser que se tiene sospechas acerca de quienes fueron los autores de este atentado, y en descubrirlos trabaja la benemérita.

Versión de La Voz de Galicia también de 17 de marzo de 1936:

INCENDIAN UN AUTOBÚS

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En la noche del domingo último, en Meicende, un autobús de la propiedad de don Manuel Debén, que había transportado a dicho lugar a unos jóvenes, con objeto de asistir a un baile, fué incendiado, quizá en represalia --se dice-- de determinados servicios que el señor Debén presta.

Rápidamente se acudió en socorro del vehículo, logrando sofocar el incendio del coche. Sólo se quemó el techo del mismo y algo de la carrocería.





miércoles, 4 de abril de 2012

Agresión en Juan Flórez


Agresiones a obreros que no pasaban por los aros que marcaba la CNT o la UGT debió haber unas cuantas, pero sólo conocemos aquellas cuyas responsabilidades se ventilaron ante las audiencias, porque las sustanciadas ante los juzgados municipales en juicios verbales de faltas, se perdieron. Como se perderá la documentación actual con ayuda de los que, para mí, hacen el papel de tontos útiles, porque no se sabe que el común de los archivos judiciales españoles esté dotado con personal mínimamente cualificado, ni tampoco que en lugar de expurgar, uy perdón, lo cool (por no decir el eufemismo al uso), es eliminar, digo, que no se sabe tampoco que se haya optado alguna vez por el cambio de soporte en previas o juicios verbales de faltas, por poner dos ejemplitos que se eliminan ¿por su escaso valor secundario? Pues no, y no me digáis que sí porque para mí el criterio que subyace a la hora de eliminar se reduce a que la documentación judicial ocupa mucho espacio. Si la anterior a 1945 tiene interés y es de conservación permanente, no sé porqué no va a tenerlo la posterior. En mi ciudad sé que en dos ocasiones se abrieron diligencias previas en un juzgado por realizar obras y aparecer esqueletos tras la cabecera de la estación de mercancías de San Diego. No se me alboroten los señores de la memoria histórica, que los huesos eran antiguos, del un cementerio judío, luego anglo-holandes, del que salieron tres lápidas que están hoy en el MAN. Y si nadie lo remedia, que dudo que tenga remedio, esas previas se eliminarán como las demás en el expurgo correspondiente, con el interés que podrían tener a nivel arqueológico para documentar las alteraciones del yacimiento. No iba a hacer esta digresión, pero qué caramba, la hago. P. López Gómez en su tesis (p. 872) al ocuparse del Archivo de la Audiencia Territorial de La Coruña, alude a "unas ciertas maneras un tanto despóticas, por lo que sabemos muy frecuentes en estos altos funcionarios, originaron un choque con el archivero del Reino". Los altos funcionarios aludidos son los regentes y presidentes de la Audiencia. Uno de los choques se originó debido a que en 1949 el presidente de la Audiencia Territorial decidió por si y ante si, trasladar el archivo de ubicación. Para ello se tiraron los legajos desde un piso alto del Palacio de Justicia a un patio de luces, lo que ocasionó un trastorno espantoso en la documentación y que el archivero abandonase el servicio de ese archivo judicial debido al estado en que había quedado. Al comunicarle todas estas miserias al director general de archivos y bibliotecas, Miguel Bordonau, contesta este refiriéndose a "la lucha constante contra la incomprensión de estos Sres. Que con demasiada frecuencia acuden a procedimientos que hacen poco honor a su calidad de universitarios y al Cuerpo al que pertenecen, ya que ignoran o desprecian el contenido y valor histórico y jurídico de sus propios Archivos". Pues eso, que desde mediados del s. XIX los miembros de la carrera judicial española no se caracterizan, en mi opinión, por conservar como debieran y poner en valor sus riquísimos archivos; más bien se caracterizan por haberlos expurgado, así que en cierto modo, colaborar con ellos en la destrucción del patrimonio documental que generan me parece propio del mundo al revés. Pero nada, habrá quien se siga enorgulleciendo de hacer lo que en mi modestísima opinión es un papel de tont@ útil. Creo que ya conté el caso de un chico al que en un buque de la Armada nombraron capitán de jardines, cuyo cometido era limpiar las letrinas. El chico como recibía el pseudonombramiento de capitán, estaba orgullosísimo de hacer su tarea. Aquí, lo mismo ¿Modernización de archivos judiciales? Dejémoslo en un :D

La anotación, antes de que me diese por divagar, se ocupaba de agresiones durante el gobierno del Frente Popular. El 6 de marzo de 1936 nuestro ya conocido Alcacio Rodríguez o Acracio Rodríguez parece que se vio acometido por dos individuos que lo apedrearon en plena calle de Juan Flórez. Alcacio fue hacia ellos y tal vez confundió a uno de sus perseguidores con un transeúnte que echó a correr pidiendo auxilio. Se presentó una pareja de Seguridad que detuvo a nuestro protagonista encontrándole en la cintura un machete viejo del Ejército, con el que Alcacio, según Ricardo Pérez Corral, lo amenazaba de muerte al correr con él desenvainado. La Audiencia no encontró debidamente justificada la perpetración de delito alguno, y sobreseyó.

Versión de El Ideal Gallego correspondiente al 7 de marzo de 1936:

INTENTO DE AGRESIÓN

Dos individuos intentaron agredir ayer tarde en la calle de Juan Flórez, a Alcacio Rodríguez, de 24 años, en ocasión en que, después de salir del trabajo, se encaminaba a su domicilio, sito en la Travesía de Vera.

Como le hubiesen arrojado desde lejos alguna piedra, Alcacio repelió la agresión e intentó pegarle a Ricardo Pérez Corral, de 38 años, vecino de la calle de San Juan 33, bajo.

Este pidió auxilio y acudió al lugar del suceso la pareja de Seguridad que prestaba servicio en la calle de Ramón de la Sagra.

Los guardias detuvieron a Ricardo y a Alcacio y los condujeron a la Comisaría de Vigilancia.

En aquel centro, Pérez Corral manifestó no haber tomado parte en el intento de agresión a Alcacio, como por error así creyó éste.

Versión publicada en La Voz de Galicia, también el 7 de marzo de 1936:

Los guardias de Seguridad que se hallaban prestando servicio por la calle de Ramón de la Sagra, oyeron voces pidiendo auxilio, que partían de la avenida de Juan Flórez. Se encaminaron hacia allí y vieron a dos sujetos que corrían persiguiendo con ánimo de agredirse. Procedieron a su detención.

Resultaron ser el súbdito portugués, Acracio Rodríguez, de veinticuatro años, soltero, de la calle de Vera, y Ricardo Pérez Corral, de treinta y ocho años, casado, de la calle de San Juan.

Al primero se le ocupó un machete militar, que llevaba en la cintura, y que dijo lo había hallado abandonado en la cuneta de la carretera.

Por su parte, el segundo dice que el Acracio le perseguía con ese machete desenvainado, con intención de clavárselo.

Ambos fueron conducidos a la Comisaría de Policía, de donde pasaron a disposición de la autoridad judicial.





domingo, 1 de abril de 2012

Agresión a sustitutos en la calle del Matadero


Al hilo de lo que decía en una anotación que amplié y de lo que vimos, entre febrero y marzo de 1936 las agresiones por parte de los obreros anarquistas readmitidos en las obras de los fuertes militares debieron ser recurrentes. Incluso constatamos que Alcacio Rodríguez abandonó la ciudad.

En la mañana del 6 de marzo de 1936 cuando se dirigían tres obreros sustitutos a su tajo en Punta Herminia fueron agredidos por cuatro de los readmitidos, que no acudían al trabajo para que se dejase en la calle a los primeros, cuando estos habían accedido a su puesto de trabajo de acuerdo con la legalidad entonces vigente. La agresión se dio en la calle del Matadero y parece que llevó la peor parte Emilio Bao Collazo, de 38 años, que fue asistido en la Casa de Socorro, es de suponer que la del Hospital de Caridad por la cercanía al lugar del suceso. También fueron objeto de agresión Raúl Bolívar Rodrígo, de 14 años; y Perfecto Fariña Cousillas, de 17. Que estos tres eran sustitutos y fueron los agredidos, se puede comprobar en este documento en donde a Perfecto se le identifica como pinche.

Por lo que atañe a los agresores El Ideal Gallego los identifica como: Isidro Segur Gomar, de 32 años, de Curro (hoy calle de Mariñas) 32-1º ¿32 años y vive en el nº 32 de su calle? Más parece una errata y que se trate probablemente de Isidro Segura, que según este otro documento vivía en travesía del Curro (hoy travesía de Mariñas) 20-1º, aunque esta travesía no tenga ni de lejos veinte números. Isidro Segura se había quedado sin trabajo a finales de octubre de 1934 al acabarse las consignaciones presupuestarias para las obras de los fuertes. Sospecho que en julio o agosto siguiente recuperaron él y sus compañeros el trabajo porque este expediente queda inconcluso, supongo también que por haberlos llamado para trabajar en ese julio o agosto del 35; un trabajo que pierden de nuevo a finales de este último mes para recuperarlo una vez que el Frente Popular llega al poder. Parece que no se debieron incorporar al tajo hasta que el Gobierno se avino a despedir a los sustitutos el 24 de marzo de 1936.

Los otros agresores eran Agustín Calvete Pisos, de 42 años; Jesús Gómez, de 38 años; y José María Díaz.

La Voz de Galicia no ofrece esta noticia, cosa que sí hace El Ideal Gallego el 7 de marzo de 1936:

Agresión colectiva

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Cuando se dirigían ayer mañana al trabajo los obreros Emilio Bao Collazo, de 38 años; Raúl Bolívar Rodrígo, de 14, y Perfecto Fariña Cousillas, de 17, al pasar por la calle del Matadero fueron inopinadamente agredidos por otros obreros de filiación distinta.

En el suceso intervinieron los guardias de Asalto y detuvieron a los agresores Isidro Segur Gomar, de 32 años, de Curro, 32, primero; Agustín Calvete Pisos, de 42 años, del Campo de Artillería, 26; Jesús Gómez N., de 38 años, de Adelaida Muro, 11, bajo, y José María Díaz N., de la calle de San Pedro, número 9.

Todos estos pasaron a la Comisaría de Vigilancia para ser denunciados, y fueron puestos como autores del delito de coacción, a la disposición del juez de instrucción del distrito de la Audiencia.

Por efecto de la agresión resultó con lesiones en la espalda, de las que fue asistido en la Casa de Socorro del Hospital, el Emilio Bao Collazo. Su estado se calificó de leve, salvo complicaciones.

Versión de El Pueblo Gallego (Vigo), también de 7 de marzo de 1936:

DETENCIÓN DE CUATRO SUJETOS POR MALTRATAR A OTROS

La Coruña-- A requerimientos de Emilio Bao Collazo, Raúl Bolívar y Perfecto Fariñas, fueron detenidos en la calle de los Mártires de Jaca, ayer mañana, cuatro sujetos, que les maltrataron de obra y causaron a Emilio Bao Collazo una herida, de la que fué asistido en la Casa de Socorro de Santa Lucía, donde los facultativos calificaron su estado de pronóstico reservado.