lunes, 3 de diciembre de 2012

Tiros en Monteagudo

Nos vamos a la parroquia de Santo Tomás de Monteagudo, dentro del término municipal de Arteixo, sin salir del partido judicial de La Coruña. Serían como las tres de la madrugada del día 25 de mayo de 1936 cuando regresaban de estar con sus novias los jóvenes Jesús López Rodriguez y Rogelio Maneiro Freire, de 22 años, cuando al poco de despedirse y mientras Rogelio abría la puerta de su casa oyó un disparo. Se dio la vuelta para comprobar lo que sucedía y recibió un tiro de escopeta que le hizo caer al suelo debido a las lesiones que le ocasionó en el vientre, muslos, pierna izquierda y mano derecha. Su padre ya había visto sobre las diez y media a dos individuos que merodeaban por las proximidades de la vivienda familiar. Se trajo al herido a La Coruña ingresando en la Casa de Socorro del Hospital de donde pasó a ocupar una cama en este, obteniendo la curación a los 45 días. Instruido el correspondiente sumario, la Audiencia dictó un auto de sobreseimiento al no haberse averiguado quienes fueron los autores del hecho.

Lo cuenta así El Ideal Gallego correspondiente al 26 de mayo de 1936:

Dos desconocidos hacen un disparo de escopeta contra un joven en Arteijo

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Y le hieren de consideración en vientre y muslos

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En ocasión en que regresaba a su domicilio del lugar de Monteagudo, en Arteijo, a las tres de la madrugada de ayer, el joven de 22 años, Rogelio Maneiro Freire, jornalero, al estar abriendo la puerta de su casa, oyó un disparo, y para saber quien lo había realizado, se volvió, dando la espalda al edificio.

En aquel momento se hizo un nuevo disparo, y el joven Rogelio cayó al suelo, herido en el vientre, muslos, pierna izquierda y mano derecha, por una perdigonada.

Al ruido que produjeron los disparos, salió de la casa el padre de Rogelio, Manuel Maneiro Rodríguez, de 70 años, y acudieron varios vecinos, entre ellos Jesús López Rodríguez, que acababa de dejar a Rogelio a 25 metros de su casa, después de haber permanecido algún tiempo, en las primeras horas de la noche del domingo, con sus respectivas novias.

Acompañado de su padre, de su amigo Jesús López y de otros vecinos de Arteijo, Rogelio fue traído a La Coruña ayer mañana, ingresando, a las ocho, en la Casa de Socorro del Hospital, para que se le prestase la conveniente asistencia médica.

Una vez curado de urgencia, quedó ocupando una cama en el Hospital de Caridad, en cuyo centro se personó el Juzgado de instrucción de guardia para tomar declaración al herido y practicar las diligencias correspondientes.

Rogelio ignora quienes son sus agresores, así como las causas que les hayan movido a realizar el suceso. Dice que cuando regresaba a su domicilio encontró cerca del mismo a dos individuos, pero que no los conoció; individuos que ya habían sido vistos a las diez y media de la noche anterior por el padre del herido en las inmediaciones de su casa.

Para llegar al esclarecimiento del hecho, practica las oportunas diligencias la Guardia civil.

¿Quiénes fueron los autores? Para aproximarse a una respuesta hay que conocer un poco el ambiente social de esta parroquia. De acuerdo con el P. Blanco Rey, Monteagudo se convirtió en uno de los focos más revolucionarios y extremistas de Arteixo debido a la actividad que allí desplegó el maestro Severiano Campo Renedo, que regentó dicha escuela desde julio de 1926 a septiembre de 1933. Si en 1923, durante la Dictadura de Primo de Rivera, el maestro entonces de Soutullo se dirigía al gobernador civil para "saludarle y adherirse a la loable labor del Directorio Militar", al proclamarse la república desarrolla una actividad política exagerada, en detrimento de su labor escolar. Para ello adoctrinó a una serie de jóvenes, entre los que destaca Juan Fraga Bello. Esto llevará a que Monteagudo sea la parroquia más castigada de Arteixo al comenzar la guerra: dos fusilamientos, un muerto en la fortaleza de San Cristóbal, y otro que fue condenado a prisión saliendo en libertad a los ocho años. Juan Fraga Bello @ Xan o montañés, amigo personal del maestro, le suplió a éste un sus labores docentes en alguna ocasión cuando D. Severiano se ausentaba de la escuela, cosa que hacía al parecer con bastante frecuencia, si bien la sustituta habitual era su esposa que debía contar con el título de maestra. De las cartas que copio más abajo puede dar idea lo que podía enseñar Xan a los niños de aquella escuela. El maestro fundó en Monteagudo la asociación Alborada Campesina Republicana, de la que Juan Fraga Bello, militante de Izquierda Republicana, era vicepresidente. También era secretario del Sindicato agrario y oficios varios de Monteagudo, de estirpe anarquista y vinculado tanto al centro comarcal de Cabovilaño (Laracha), como al de La Coruña. De este sindicato se sabe que sus integrantes pusieron fuego a montes, como el de Picoto de Veiga, cortaban árboles frutales, maíz, etc. Como sabotaje quisieron incendiar la iglesia parroquial, pero acudieron los vecinos y echándole coraje, se lo impidieron (pp. 214-230). 

EL PÁRROCO

El párroco de Santo Tomás de Monteagudo se llamaba Eduardo Mato Toja, que fue nombrado por concurso en 1930. Era al parecer un excelente cantor organizando un coro que gustaba tanto al propio vecindario como a los de los alrededores. Muy amigo de la familia Puga, del pazo de Anzobre, así como de la maestra de esta localidad. Falangista convencido, gustaba usar camisa azul por debajo de la sotana. Fue regente de Nuestra Señora del Socorro de Caión (Laracha) cuando Franco la visita el 24 de junio de 1939, ocasión que dio pie al párroco para que interpretase durante la comida unas regueifas que decían:

Nunca tal cousa se viu
na nosa hermosa nación
que o noso Caudillo Franco
viñese a ver a Caión.

Es de suponer que no había entre la concurrencia ningún pijo de aquellos vallisoletanos que tenían siempre en la punta de la lengua aquel escupitajo que decía: ¡hábleme en cristiano! Y si lo había, no se debió atrever a decir nada, entre otras cosas porque Franco no tenía problemas con el gallego, lengua que hablaban la mayor parte de sus seguidores gallegos de ámbitos rurales y marineros; no diría lo mismo de algunos de sus subordinados, normalmente procedentes de tierras castellanas. En esa primera visita de Franco a Caión a comer sardinas con los dedos, que luego se repitió en cada veraneo, aún se recuerda que ordenó construir una carretera que comunicase este puerto con La Coruña, pues hasta entonces venían por mar o se servían de caminos de carro; regaló a los pescadores un camión en el que transportar el pescado e hizo que se dotase aquel puerto con una grúa. También recuerda el P. Blanco Rey que el anciano más venerable de Caión lo saludó con un estábamos perdidos si por vostede non fora ¡Viva España! (pp. 982-986), sin que ordenase fusilarlo como quieren dar a entender determinados perceptores de subvenciones que se dedican a la explotación infamante de los presupuestos públicos en base a un supuesto interés por la defensa del gallego.

Si hacemos caso a la tradición oral, cuando el maestro se marchó de Monteagudo tuvo un encontronazo con el párroco, al que llegó a disparar diciéndole: quédate ahora tú con todas... Si el cura no mantenía el celibato, parece por esta frase que el maestro no era monógamo.

COMIENZA LA GUERRA

El P. Blanco Rey califica, creo que con aciero, de torpeza la actitud de los exaltados de Monteagudo una vez comenzada la contienda. El 23 de julio, cuando ya estaba todo decidido en favor de los militares alzados, desarrollan varios actos violentos: colocan una bomba en la rectoral de Monteagudo que tira parte de una pared, ocasionan destrozos en la cosecha de los frutos del iglesario, cortan maíz, rompen el crucero de Monteagudo al igual que el de Anzobre. El 30 de julio se constituyeron en Monteagudo dos falangistas, que procedieron a la detención de Juan Fraga Bello de 27 años, ocupándole la pistola que usaba sin licencia ni guía. El 5 de agosto la Guardia Civil del puesto de Arteixo detiene a tres de los más significados compinches de Xan: José Ferreiro Mañana @ O Teixoeiro; José Borrazás Bello @ O Amaro; y Rogelio García Rodríguez @ Rogelio de Luis, todos como presuntos autores de la colocación de los explosivos en la vivienda del párroco.

Según declaración del vecino de Armentón, Severino Súarez Rodríguez, @ Severino de Chuca, de 46 años, en el juicio militar a que se sometió a los detenidos, había oído decir a Fraga Bello el día antes de su detención en una taberna de Anzobre, que él era el responsable de la colocación de la bomba en la vivienda del cura de Monteagudo, pero algunos se habían prestado voluntariamente, como José Ferreiro, que era el encargado de matar al cura, pero que cogió miedo por si este iba armado por lo que Fraga salió para asegurarle la retirada. Por suerte para Mato Toja, había madrugado más que ellos abandonando su domicilio antes de que lo fueran a matar.

Eliseo Sánchez Baldomir, de 18 años, relató ante el juez militar que el montañés había reunido al Sindicato el 22 de julio, en la "carrileira do monte da Coba", en donde propuso a quien había que hacer daño, diciendo "los que estén de acuerdo pasen a un lado, y los que no, al otro". Eliseo que era de los que no quería hacer daño a nadie, se puso junto al protagonista de esta anotación, Rogelio Maneiro Freire, y por ello recibió del montañés un disparo que le horadó el cuello de la camisa, lo que provocó la huida despavorida de varios de los asistentes.

Rogelio Maneiro Freire, herido de perdigonada en la noche del 25 de mayo, declaró al juez militar que Juan Fraga Bello captaba a sus adeptos engañándoles ya que apuntaba sus nombres en una libreta diciéndoles que era para ir a trabajar a Caión y que así "engañaba a sus convecinos a los que tenía asustados, al extremo de que muchos dormían fuera de sus casas por miedo a que el Fraga fuera a buscarlos". 

Llego a donde quería. Si Rogelio Maneiro se expresaba así sobre Xan o Montañés, me parece probable que mantuviese diferencias con él, diferencias que llevasen a que Fraga Bello encargase el atentado. En este sentido, como quiera que ni Rogelio ni su padre identificaron a los autores de los disparos, parece probable también que fuesen individuos reclutados de otros lugares, precisamente para no ser reconocidos. Lugares que bien podían ser los dominados por la comarcal anarquista de Cabovilaño en Laracha, o mejor, procedentes de La Coruña.

Como quiera que durante el juicio se probó que Fraga Bello fue el autor material de la colocación de los explosivos en la casa del cura; y Rogelio García Rodríguez declaró que el día 24 de julio vino a pie a La Coruña en compañía de Juan Fraga y José Ferreiro, ocasión en la que aprovechó para arrojar varios cartuchos de dinamita en los bordes de la carretera, encendiéndolos previamente, fueron condenados a sufrir la pena de muerte Rogelio y Xan, mientras José Borrazás Bello y José Ferreiro Mañana resultan castigados a reclusión perpetua. Juan Fraga y Rogelio García fueron pasados por las armas a las seis horas del día dos de octubre de 1936. Mientras Rogelio pidió un sacerdote, Juan Fraga murió dando vivas al comunismo y a la revolución. Por su parte José Borrazás Bello a los pocos días de encontrarse en la Prisión Provincial de La Coruña, preso de obcecación, intentó salir de su celda y agredió a dos funcionarios de prisiones, lo que le valió una condena por atentado, a añadir a la reclusión perpetua que sufría. Os dejo mis notas sobre este proceso. Lamentablemente falleció de tuberculosis en la enfermería de la fortaleza de San Cristóbal (Navarra), el 29 de diciembre de 1939. Respecto a José Ferreiro Mañana, @ O Teixoeiro la reclusión perpetua le fue conmutada en virtud de las disposiciones de amnistía, saliendo de prisión el 5 de agosto de 1944 (pp. 1156-1177).

TRES DOCUMENTOS

Por último, os dejo con la transcripción que hago de tres documentos cuya imagen publica el P. Blanco Rey como ilustración de su trabajo.

1) Declaración del párroco de Santo Tomás de Monteagudo, Eduardo Mato Toja realizada el 8 de agosto de 1936 en la causa 277/1936 de la Auditoría de Guerra de la Octava División Orgánica. La incluyo porque no se ajusta al perfil habitual de los curas de la zona que solían callarse o mentir para proteger a quienes los habían perseguido. Mato Toja ni se calla, ni miente. Me cuentan que la esposa de Rogelio de Luis, a la que al parecer no trataba con aquel respeto que se tiene hoy hacia las mujeres, sino que según era habitual en la clase obrera --y no sólo en la obrera-- la mujer se consideraba una posesión del marido, y si le levantaban la mano tenía que callar, digo que la mujer de Rogelio de Luis fue a hablar con D. Eduardo para que intercediese por su esposo. El cura, que lo exculpa en su declaración o le otorga un papel secundario, le respondió: tú sabes que no se puede hacer nada, pero no temas que si por mí es no os va a faltar de nada. Efectivamente, D. Eduardo contrató como sacristán a uno de los hijos del Rogelio de Luis y llamaba a la esposa y a otros hijos para encomendarles pequeños trabajos que les pagaba, o les adquiría los libros que necesitasen. De hecho, una de las hijas no consentía que se hablase mal de Mato Toja, que para ellos había sido como un padre. Eduardo Mato Toja dice tener 33 años en su declaración y ser natural de Ponteceso:

Que conoce a Juan Fraga Bello, el cual es un individuo de pésimos antecedentes, de ideas anarquistas y que a juicio del declarante tiene atemorizados a los mozos de aquella parroquia a los cuales inculca sus ideas.

Que tiene entendido el declarante que un día después de declarado el estado de guerra dicho individuo reunió a unos cuantos mozos del pueblo asignándoles a cada uno el cometido que habían de desempeñar para oponerse al movimiento que las fuerzas del Ejército habían iniciado, en cuya reunión se acordó el colocar en casa del declarante y en otras varias, diversos barrenos, así como practicar registros a fin de incautarse de las armas. Que a juicio del declarante los que le secundaron fueron forzados por el Fraga Bello, que era el único que disponían de armas y según informes recogidos por el dicente en la reunión que tuvieron, el Fraga Bello al oponerse el mozo Rogelio Maneiro a secundar esta actitud, el Fraga amenazó a este llegando a disparar contra el mozo Eliseo Sánchez por oponerse también a los deseos de él.

Que los desperfectos causados en la casa del declarante que es Rectoral, los calcula en unas dos mil quinientas pesetas.

Que el día dos del actual regresando el declarante de decir misa se encontró con los paisanos José Ferreiro Mañana, José Borrazás Bello y Rogelio García Rodríguez, que iban acompañados de Ramón Domato, los cuales acercándose al declarante le dijeron que iban a pedirle perdón los tres primeros, y al interrogarles el declarante en que le habían ofendido, dijeron que ellos obligados por Juan Fraga Bello le habían ocasionados los desperfectos en la Casa Rectoral, que estaban dispuestos a reparar inmediatamente a la vez que le rogaron respondiera por ellos, manifestándoles el declarante que como Sacerdote y ante Dios los perdonaba pero no podía oponerse a lo que la Justicia sobre el particular persiguiese, añadiendo dichos individuos que si supieran que antes de llevar a cabo el atentado a su casa podían matar a Bello sin que les pasara nada, lo hubieran hecho, dando a demostrar con ello a juicio del declarante, que habían obrado bajo la influencia del referido Juan Fraga Bello.

2) Carta de Juan Fraga Bello, fechada el 27 de julio de 1936, desde la Prisión Provincial --aunque él la fecha en Monteagudo-- a sus compañeros. No creo necesario advertir que si el cura no era célibe, como tal vez ocurría y se sabía, se me antoja increíble que hiciese las proposiciones, tal y como las relata Xan o Montañés, de forma muy poco elaborada para alguien con el nivel cultural de Mato Toja, además a quien que era un furibundo anticlerical:

una Carta es Crita  7=27==36
Fecha Monteagudo

por no áconsintir que me maten a martirios en la Carzel y que no hajan cincuenta mil diciperes de un Cuerpo umano como puede ser Cualesquiere des graciado eses de sotana y toda su pandilla poreso mismo pongo fin a mi Vida Con esta Arma de fuego Carta que los Vandidos me querian que la en tregara para ellos a cerme lo mismo pues asi no quisi que hajan aora lo que quieran Como se quieren gisarme nada me duele a ora Voy a la gloria aun que ellos me dijan queno Vien Se puede;  Recordar el Curita de, Monteagudo, D Eduardo Domato Cuando medijo la hija de Ebeleira de anzobre que daba Cien pesetas por dormir Con ella una noche en la Cama Y me dicé ami Cusquistala para Casar Yo, Vos Caso de gratis pero me tengo que Servir de ella que se sirva de la puta madre que lo parió Compañeros novos dejeis hir Con esas y deias no vos fieis néses traidores en eses Vandidos.

Sin mas pongo fin a mi Vida.

Viva el Comonismo libertario a delante Siempre.

Vuestro compañero

Juan Fraga Bello [rubricado]

3) Carta de Juan Fraga Bello, que fecha también en Monteagudo el 20 de julio de 1936, aunque se entiende que está escrita en la Prisión Provincial de La Coruña sobre las once horas del uno de octubre de 1936. Él y gran parte de la sociedad esperaba otro tipo de revolución, pero los militares les pararon los pies:

La Revulución Española el 20 de Julio de 1936

Revulución Facista

Re cordarbos compañeros ovreros y Campesinos --por los afusilamientos que hay en España de familias hónrradas nada más que por luchar por nuestra libertad y por nuestro Vien estar nos han de acer así eses Vandidos eses burgueses eses traidores que son de lo mas malo desgraciados a ber se luchades Cada Vez mas perder vuestros sentimientos nunca y perder vuestros y deales y Vuestros queaceres nó perder Vuerstra bergúenza por la lucha si nobos Ynteresa que bos llamen a tención eses fanáticós eses cáfres eses malbados que son los que a caban Vuestra sangre los que bos quitan la bida. Rendirbos nunca de ellos eso nó compañeros me parece que tengo Coraje Pero ya no puedo escribir mas que me quedan siete oras de bida bos pido perdón a todos y si quereis perdonarme todos a mi tener Vien en Cuenta esta, Rebulucion

Se me fuera posible haria unos libros pero ya beis lo que me pasa Monteagudo A 20 de Julio de 1936

Vuestro compañero y el Comonismo libertario

Juan Fraga Bello [rubricado].


Con razón decía un fiscal jurídico militar en una causa que ahora no recuerdo, que si se admitía la existencia de clases, no eran los obreros quienes debían ocupar los puestos de mando en aquella sociedad, se me ocurre que por ejemplo, por razones de forma y fondo que aparece en las cartas de Fraga Bello.





1 comentario:

LA NIÑA DEL EXORCISTA dijo...

Se me había pasado inadvertido este suelto que publica La Voz de Galicia correspondiente al 30 de mayo de 1936, en el que fue acusada una persona sin que se pudiese, según vimos por el auto de sobreseimiento, probar su participación en el hecho:

Ha sido detenido por la Guardia civil, el vecino de Armentón, Manuel Regueira Matos, presunto autor de dos disparos de escopeta hecho días atrás contra Rogelio Barreiro Freire, en Monteagudo, de Arteijo, que resultó herido y se le trajo a La Coruña para ser curado en la Casa de Socorro.