martes, 28 de agosto de 2012

Sigue la persecución a los niños del Instituto

De la Casa del Pueblo de las Juventudes Socialistas, instalada junto a la iglesia de los Jesuitas, conozco pocas anécdotas por tradición oral. En 1936 una niña de nueve años iba con una amiga al colegio. La amiga le dijo: ¿que te parece si no vamos a la escuela y entramos en la Casa del Pueblo? La primera aceptó y allí se metieron. Me contó esa niña que entraron en una sala que recordaba similar a la de un cine, pero con sillas de madera; que allí les hablaron sobre temas que no recuerda y entre otras cosas les dijeron que iba a haber una manifestación y que todos fuesen con una prenda roja en la parte superior. La niña, jugaba como cualquier otra a un juego más o menos nuevo. Me dijo también que le encantaba vestirse de enfermera con otras amigas y para ello había cortado un vestido blanco o le había hecho algún arreglo, luego se hacían las cofias con cartón, etc. Juegos. Tras asistir a la Casa del Pueblo de las Juventudes Socialistas no se le ocurrió mejor idea que a falta de blusa roja, cortar un vestido convirtiéndolo en una blusa de ese color. Tanto por esto como por no haber ido a clase recibió una reprimenda incluso de obra, de aúpa; y por supuesto no se le permitió en casa que con nueve años, nueve, fuese a una manifestación, ni con blusa roja, ni sin ella.

Ya vimos que la segunda quincena de marzo fue problemática en las inmediaciones del Instituto Eusebio da Guarda. Las juventudes de izquierdas, dedicadas a la gimnasia revolucionaria, clasificaban, acosaban y perseguían a los niños católicos y de derechas que estudiaban en el Instituto. A finales de abril parece que de nuevo los niñatos formados en el matonismo de la Casa del Pueblo de las Juventudes Socialistas continuaron en la misma línea amenazando a los niños de derechas con navajas o golpeándolos, tanto dentro como fuera del edificio. El 24 de abril de 1936 dos niños del Instituto fueron perseguidos por otros niños (ninguno seguramente superaba los 14-15 años) en la calle de Fernando González y en la de Damas. Ambos se libraron de la agresión por haberse refugiado en viviendas de la zona que atendieron su solicitud de asilo. La situación debió preocupar porque llevó a que El Ideal Gallego publicase un editorial, que salvo una palabra, pasó el visado de la censura y en donde denunciaba lo que estaba ocurriendo.

Al día siguiente, 25 de abril de 1936 Eduardo Palmeiro Piñón fue herido por una pistola detonadora en la parte posterior del mismo Instituto. Supongo que sería una quemadura consecuencia del fogonazo. Supongo también que habrá que enmarcar esta lesión en las agresiones de que eran objeto los niños católicos y de derechas que estudiaban en el Instituto, pero a saber porque el sumario se expurgo y no localicé referencias en la prensa.

Mis notas.

 Se lee en El Ideal Gallego correspondiente al 25 de abril de 1936:

Para el Sr. Director del Instituto

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Las coacciones y las amenazas a los alumnos del Instituto continúan todos los días y a todas las horas.

Nos referimos a las que se realizan dentro de los pasillos hasta donde llegan todos los días unas cuantas docenas de pioneers que con toda frescura --la que les otorga sus pocos años y el matonismo que han aprendido en los centros donde se les instruye-- afilan sus enormes facas, casi del tamaño de su estatura en presencia de los despavoridos niños-alumnos que son objeto de amenazas y golpes a ciencia y paciencia de todos.

Bien sabemos que el Director del Instituto no dispone de la fuerza pública. Pero como a su cargo y bajo su custodia se encuentran los alumnos que los padres le entregan el primero de octubre, en sus manos está el defenderlos sea como sea y valiéndose de los procedimientos y autoridad que su investidura tiene.

El señor Director puede y debe poner esto en conocimiento de las autoridades y cerrar las puertas del establecimiento docente para no permitir su entrada más que a los que enseñen el carnet escolar. Fuera, en la plaza, deben estar los guardias de Asalto para impedir a toda costa las coacciones, amenazas, agresiones y persecuciones que tanto se vienen prodigando.

Créanos el señor Director., con adoptar una actitud serena, justa [una palabra eliminada por la censura] no hace nada de más. De lo contrario puede suceder que los padres se conviertan en defensores de sus hijos, convirtiendo un lugar poco menos que sagrado en campo de operaciones para la defensa de la integridad personal de sus hijos y deudos.

Lo demás ya corre a cargo del gobernador. Sin ir más lejos, ayer dos niños que estudian en el Instituto se vieron perseguidos y acorralados por una nube de arrapiezos, uno en la calle de Damas y otro en la de Fernando González y gracias al derecho de asilo de dos familias no quedaron deshechos por las fierecillas del marxismo

Esperamos la resolución del señor Director y mucho celebraríamos poder felicitarle por su actuación en defensa de sus alumnos, sin que nuevas circunstancias nos fuercen a intervenir una vez más.



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