martes, 17 de marzo de 2009

Respuesta a Moralejo


Sigue el debate toponímico en la edición impresa de La Voz de Galicia. Debate de tanto interés pues según es sabido, existen varios archivos en los que la situación es particularmente escandalosa en lo que a no aceptar la legislación vigente, ya sea por incompetencia en geografía actual, ya por querer imponer una ideología particular, ya por ir de divos y hacer la puestita en escena para llamar la atención., yo qué sé... A estas alturas de la peli, me creo cualquier cosa. Se pongan como se pongan, Artasio no deviene en Arteijo, sino en Arteixo; que para traducir al español Niño da Aguia la solución no es transformar este topónimo en Niño de la Guía, sino en Nido del Águila; pero si en la actualidad no decimos Juan Moore o Jorge Washington sino John Moore y George Washington, creo que la situación más respetuosa se encuentra en cumplir con la ley, y luego cada uno a nivel particular que use los exónimos que tenga a bien -yo a veces los uso- y que cada cual diga o escriba La Coruña, Pucela, o El Ferrol del Innombrable, justo lo que propone Moralejo y comparto.

La respuesta de Pablo González de Amezúa al prof. Moralejo publicada hoy entre las cartas al director de La Voz de Galicia es como sigue:

Ámsterdam no es A Ámsterdam
Me agrada sobremanera la forma de escribir de don Juan José Moralejo, su cultura y su talante para el intercambio de opiniones. Lo digo con absoluta sinceridad y mantendría gustosísimo cartas cruzadas a través de La Voz, si no fuera porque sospecho que su saber es muy superior al mío y en la mayor parte de las contiendas gramaticales o literarias me vería privado de argumentos.

Pero no en esta sobre la cacofonía en castellano del famoso topónimo. Porque, mi estimado señor, Ámsterdam o Alemania tienen una sola palabra, no dos: no son "A Ámsterdam" ni "A Alemania". Y al no disponer el castellano, contrariamente al gallego, de mecanismo alguno para la pronunciación de varias vocales iguales en una sola frase (liaison, se llama en francés, no sé cómo en gallego, y en castellano no se dice porque no existe) hay que pronunciar todas las letras.


Y dígame quién se salta un "Se ha ido a A Alemania", todo bien separadito. Este ejemplo, si lo contemplásemos aislado y alejado de la contienda política, resultaría en castellano sencillamente un balbuceo cacofónico sin posibilidades de adopción. Pablo González de Amezúa. Madrid.


Con independencia de la respuesta de Moralejo, que deseo se produzca, el Sr. González de Amezúa cae en mi opinión en el error de pensar que cuando hablamos separamos completamente las palabras, y creo que no es así; también mete de matute una tercera a: voy a A Alemania, caso en el que no estamos pues el problema que planteó se producía por la existencia de dos aes en "voy a A Coruña" que ocasionaría una supuesta cacofonía. Cuando decimos "iré a Alemania", no separamos la preposición a de la primera a de Alemania, sino que hacemos una a más larga: iré aAlemania. Luego, nuestra forma de expresarnos será similar cuando digamos "iré a A Coruña". Si el oído no me falla, hacemos una pausa entre iré y a, pero pronunciamos de corrido lo que sigue, algo tal que así: iré_aACoruña.

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